Como veo que los primerizos enlaces no van, aquí que lo pongo:
FUNERAL JACOBITA

Desde hace tiempecillo el amigo Cruz y Fierro ( http://cruz-y-fierro.blogspot.com ) nos viene informando a través del Foro Santo Tomás Moro, y aquí que lo reproducimos:
(Gerald Warner para el Telegraph) Viajé a Edinburgo ayer para una ocasión melancólica pero magnífica y esperanzadora: el funeral de David Lumsden de Cushnie, heraldo de Mar (Garioch Pursuivant of Arms), restaurador de castillos y romántico jacobita. Tuvo lugar en la catedral católica donde, por primera vez desde el Vaticano II, se cantó una Misa tridentina, gracias a las reglas permisivas de Benedicto XVI en su motu proprio Summorum Pontificum.
El ataud estaba ataviado con el estandarte de la Orden de Malta y el blasón del muerto, con un escudo heráldico y las condecoraciones de las órdenes de caballería a las que pertencía. Los caballeros de Malta y los de la Orden Constantiniana marcharon en procesión tras sus estandartes en ropas medievales. La congregación estaba llena de pares, jefes de clanes, hidalgos (lairds) y exéntricos espléndidos, los bancos y reclinatorios cubiertos de tartán. Uno de los acomodadores de gala era el nieto de un marqués papal. Robin Angus, cuyo trabajo diario es ser capitalista de riesgo, vestido en el uniforme de caballero papal de San Silvestre, dio un panegírico movilizador.
Esta ocasión fue un potente recuerdo de una Escocia alternativa, un pulso diferente a los clones vulgares, de pensamiento único y políticamente correctos en el abismal parlamento escocés de Holyrood. Fue descaradamente feudal, aristocrática y colorida. Evelyn Waugh la habría amado; Harriet Harridan hubiera roto su corset. Era reminiscente de la escena de la novela de Waugh "Espada de honor" cuando, en el funeral del viejo Sr. Crouchback, los miembros de las antiguas familias recusantes católicas murmuraban sus sonóricos nombres mientras que el narrador, parodiando el afiche del tiempo de guerra, concluye: "Su travesía fue realmente necesaria".
En la recepción posterior, Lady Mar, de quien David fue heraldo personal y quien salió primera en la elección de los últimos 92 pares hereditarios sobrevivientes de la Cámara de los Lores, fue llamada repetidamente por los jacobitas presentes "Su Gracia". Esto es porque, aunque el estado británico la reconoce como 30ª condesa de Mar, su ancestro que dirigió el levantamiento jacobita de 1715 fue creado Duque de Mar por el rey Jaime VIII Estuardo exiliado.
Solo unos de estos pares jacobitas creados por los Estuardo en el exilio tienen hoy herederos. Ahora que tales títulos nobles hereditarios no otorgan automáticamente un lugar en el Parlamento, sería un gesto gracioso de la Corona reconocerlo y así curar viejas heridas históricas. Existe un precedente: España ha reconocido los títulos de nobleza creados por los pretendientes carlistas en el exilio -- siendo el carlismo el equivalente español al jacobitismo.
Las secas formas emitidas por las oficinas gubernamentales son normalmente muy aburridas; pero el documento más romántico disponible en Internet es emitido por el Ministerio de Justicia españo, con el título "Solicitud de Titulo Nobiliario por: Rehabilitacion/Reconocimiento de Titulo Carlista".Es la aplicación formal para el reconocimiento de un título de nobleza conferido por los reyes carlistas en el exilio entre 1833 a 1936. David Lumsden de Cushnie (RIP) lo hubiese apreciado.
Algunas fotos de David Lumsden tomadas del blog de Andrew Cusack:


Filmaciones aquí de distintas partes de la Misa de réquiem de David Lumsden. [Vía el blog personal de Andrew Cusack.]
En la muerte de un jacobita
La noticia de la muerte, el 30 de agosto último, de David Lumsden of Cushnie me llega por diversas fuentes. La última, el cuaderno de bitácora que Gerald Warner (otro antiguo legitimista y amigo del Carlismo) tiene en la edición electrónica del Daily Telegraph.
Conocí a David Cushnie hace ya dos décadas, con ocasión de una cena de gala —la Cena de la Rosa Blanca— de la Royal Stuart Society (a la misma, mucho más combativa bajo la dirección de su Secretario Principal, el también recordado David Vessey, q.s.g.h., pertenecíamos entonces varios carlistas). En Londres, aquella tarde, me había reunido previamente con S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón (también descendiente de los Estuardo, por su abuelo el Duque Roberto de Borbón Parma), a quien acompañé a la cena, celebrada en el Brown’s Hotel, donde en el siglo XIX se habían alojado varios miembros de la Dinastía legítima española. David Cushnie enseguida se acercó a saludar y a compartir sus recuerdos carlistas. Era un tipo simpático y lleno de energía, una especie de encarnación de la vieja Escocia.
En su querida Escocia falleció, en Fort William, adonde había acudido a la asamblea anual de la 1745 Association, de la que era presidente. Como correspondía a un noble escocés y al gran defensor que fue de la Santa Misa tradicional, el 10 de septiembre su funeral se ofició por el rito romano de siempre, primera celebración del mismo en la Catedral católica de Edimburgo desde la revolución litúrgica de Pablo VI.
David Cushnie había nacido en la India, de familia militar, en 1933. Su vida de deportista, de estudioso, de conspirador, de restaurador, da para llenar un libro. Su bondad le hizo aceptar algunas órdenes de fantasía (como la supuesta Constantiniana de San Jorge que otorga el autodenominado Duque de Calabria que reside en Madrid), que añadió a sus verdaderas órdenes (como la de Malta), títulos y distinciones. Además de las asociaciones ya citadas, fue cofundador del Castles of Scotland Preservation Trust —una especie de Hispania Nostra escocesa— y dirigía o participaba en varias otras. Su muerte repentina es un duro golpe para Escocia y para la causa de la Cristiandad y la Legitimidad. Requiescat in pace.
© 2008 Agencia FARO
Servicio de Prensa y Documentación de la Comunión Tradicionalista
Se permite la reproducción, citando la procedencia.
Marcadores