UN CONTROVERTIDO TEXTO QUE YA ES UN BEST SELLER
Según una locutora alemana, "las mujeres deberían cerrar más la boca"
Eva Herman es muy conocida en su país. Afirma que el lugar de la mujer es el hogar. Y culpó al feminismo por los problemas graves de natalidad que tiene Alemania.
SIEMPRE EN PANTALLA. EVA HERMAN LEE LAS NOTICIAS POR LA TELEVISION ALEMANA TODOS LOS DIAS.
Araceli Viceconte BERLIN. CORRESPONSAL
aviceconte@clarin.com
La emancipación femenina fue un error porque hizo que las mujeres crean que solamente son alguien si ganan dinero. Para ser felices y que no se les caiga el pelo deberían ocuparse sólo del hogar, los hijos y el marido. Y también callarse la boca más seguido. Esto es, en resumen, lo que afirma una rubia con cara de muñeca que escribió el libro más polémico del año en Alemania.
El principio de Eva. Por una nueva femineidad" salió a la venta ayer y ya desató una discusión tan fuerte como la confesión del Nobel Günter Grass sobre su militancia en las Waffen SS. La autora, Eva Herman, conduce desde hace 18 años el programa más visto de la televisión pública alemana: el noticiero de las ocho de la noche "Tagesschau".
"Hace décadas que las mujeres están violando las leyes que aseguran la supervivencia de la especie", afirma entre otras cosas la atrevida Eva, que a los 47 años ya se divorció de tres Adanes. Hoy vive en Hamburgo con su cuarto marido, su único hijo de nueve años, sus dos perros y 27 peces, según confiesa en su página web (
Die offizielle Eva Herman Homepage), donde defiende virtudes como "la decencia y la moral". Su propuesta es el regreso "a la percepción tradicional de los géneros para salvar de la extinción a la familia y a toda la sociedad".
La ofensiva de Herman comenzó con un artículo en la revista Cicero, medio del neoconservadurismo intelectual, en el que pregonaba el fracaso del feminismo y aseguraba que las mujeres que siguieron sus preceptos hoy están "al borde de sus fuerzas y sus recursos, cansadas, sobreexigidas y a menudo con pensamientos suicidas".
La repercusión fue inmensa en un país gobernador por una mujer, Angela Merkel, y donde desde hace meses se discute el por qué de los pocos nacimientos (1,3 hijos por mujer) y la forma de otorgar más beneficios a las mujeres para que coordinen la vida familiar y laboral.
Tan actual es el tema que hasta un diputado liberal exhibió ayer la rosa edición de "El Principio de Eva" durante una sesión del Parlamento.
"Esta señora tiene la visión del mundo de una Barbie", comentó la ex ministra de Familia, Renate Schmidt. "Hoy sabemos que donde más trabajan las mujeres es donde más niños hay en Europa. Las opiniones de Herman no son del siglo pasado sino del XIX", agregó.
Es que la impactante presentadora de televisión cree que la corriente feminista es culpable no sólo de la baja natalidad de Alemania sino también de los supuestos problemas psicológicos de muchos chicos, que explica por la ausencia de la madre.
"¿Somos aún mujeres?", se pregunta Herman, y cuenta que un año después de separarse del padre de su hijo perdió el pelo, le bajó el nivel de estrógeno y le subió la testosterona. "Estaba en camino de masculinizarme".
Las enemigas de Herman son las "emancipadas" como Alice Schwarzer, feminista alemana por excelencia, que en 1975 causó una revolución con su libro "La pequeña diferencia" y es directora de la revista Emma, especie de Biblia del feminismo fundada en 1977.
La filosa Schwarzer situó las opiniones de Herman "entre el garrote medieval y la cruz de honor de la madre alemana", distinción que otorgaban los nazis a las "arias" prolíficas.
El éxito comercial de "El principio de Eva" ya es un hecho. La primera edición de 50 mil ejemplares se agotó ayer en el día y la segunda se publica la semana que viene.
En una sala repleta de la Casa de la Prensa de Berlín, Herman se defendió: "Es un error reducir mi tesis a que las mujeres tienen que volver a la cocina", declaró ayer, enfundada en un trajecito color lila claro, con el pelo brillante enmarcado por unos anteojos de sol y los labios carnosos pintados de rojo.
Autora de novelas rosas y libros de autoayuda sobre relaciones amorosas o sobre cómo hacer que un bebé duerma toda la noche, Herman cree que rompió un tabú en un país donde la igualdad de géneros se vive y donde a nadie se le ocurriría hacer chistes sexistas.
"Si volviera a nacer me casaría, dejaría que mi marido trabajase y me ocuparía de nuestros hijos", pregona. Sus compatriotas no parecen estar de acuerdo: según una encuesta "solo el 6% de las alemanas quiere depender económicamente de un hombre.
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