Topónimos 'ilegales' o 'deturpados', imposiciones franquistas en el s.XIII...
@ElentirVigo Vie 25·7·2014 · 7:12 19
La Isla de la Toja “no existe” y ese topónimo es “ilegal”. Con estas chorradas se despachaba hace unos días un diario nacionalista gallego, por el mero hecho de que ese topónimo en español no es el oficial de dicha isla. Paradójicamente, el diario se llama “Sermos Galiza”, a pesar de que el nombre oficial de esta comunidad es “Galicia”.
Esto es una muestra de las tonterías nacionalistas sobre la toponimia gallega. Aquí las más habituales.
1ª Tontería; "Los topónimos no oficiales son “ilegales”.
Es la tontería más habitual. Según esa afirmación, todo el que utilice un topónimo distinto del oficial está haciendo algo ilegal. Esta tontería se suele usar en aplicación de la ley del embudo: ya he señalado el caso de “Galiza”, nombre no oficial de Galicia que usan los mismos que tachan de “ilegal” decir La Coruña o Bayona, por ejemplo. Cualquiera con un mínimo de sentido común debería saberlo, pero como ese sentido es cada vez más escaso, hay que recordarlo: que un topónimo sea oficial no convierte en “ilegales” las demás formas de denominar un lugar, ni tampoco su uso.
La Real Academia Española lo deja muy claro en su Diccionario panhispánico de dudas. Veamos, por ejemplo, lo que señala para La Coruña: “Nombre tradicional en lengua castellana de la provincia y ciudad de Galicia cuyo nombre en gallego es A Coruña. Salvo en textos oficiales, donde es preceptivo usar el topónimo gallego como único nombre oficial aprobado por las Cortes españolas, en textos escritos en castellano debe emplearse el topónimo castellano. El gentilicio es coruñés.” Lo mismo dice la RAE para el caso de Orense. Por eso me resulta gracioso ver a madrileños esforzándose en decir “A Coruña” cuando hablan en español. Por cierto: en gallego se dice “Xetafe” y no Getafe, a pesar de que el nombre oficial de esa localidad es con G y no con X. Los mismos que consideran “ilegal” decir La Coruña no se aplican el cuento cuando dicen Xetafe, Cartaxena o Castela e León en cualquier texto o conversación en gallego.
2ª Tontería: "La Toja, Bayona y La Coruña no existen. Existen A Toxa, Baiona y A Coruña".
Esta tontería es una variante de la anterior. Básicamente, consiste en confundir los deseos con la realidad, el vicio en el que caen la mayoría de los fanáticos. Según esta tontería, cuando hablamos en gallego y decimos Xetafe, Cartaxena o Castela e León nos estamos refiriendo a lugares inexistentes, por el mero hecho de que esos topónimos en gallego no coinciden con los topónimos oficiales. Siguiendo la misma tontería, sería absurdo que un hispanohablante o un gallegohablante viajasen a Munich, Londres, Colonia o Viena, ya que tales ciudades no existen: existen München, London, Köln y Wien. Hay territorios bilingües donde actúan con más sensatez que aquí, desde luego. La República de Irlanda, por ejemplo, tiene como denominaciones oficiales la de Republic of Ireland, en inglés, y Poblacht na hÉireann, en gaélico irlandés. Este idioma apenas se habla en la capital del país, pero ningún irlandés que no se haya pasado bebiendo pintas de Guinness te dirá que Baile Átha Cliath no existe, o que no existe Dublin, ya que son las dos formas que tienen de referirse a la misma ciudad.
3ª Tontería: "Los topónimos de Galicia han de estar en la “lengua propia de Galicia”.
Ésta es una tontería que tiene su origen, todo hay que decirlo, en una interpretación torticera del Artículo 5.1 del Estatuto de Galicia: “La lengua propia de Galicia es el gallego.” Una afirmación que resulta difícil de entender, pues las lenguas propias de una comunidad son, por lógica, las que han venido hablando sus habitantes durante generaciones. Otra cosa es que el Estatuto quisiera señalar la obviedad de que el gallego sólo se da en Galicia. No parece que la clase política gallega -incluido el PP- coincidiese con esa interpretación, a la vista de que ha dado por sentado que eso significa que el gallego es la única lengua que deberían hablar los gallegos, mientras que el español es una lengua extraña y que, por tanto, debe ser erradicada de la toponimia, a pesar de que sea la lengua materna y de uso habitual de la mitad de los gallegos.
Este atropello no lo hicieron peligrosos nacionalistas: lo hizo Alianza Popular en 1983. Esta lectura excluyente ha llegado a dejar sin efecto, en muchos ámbitos, lo que afirma el Artículo 5.2 del Estatuto: “Los idiomas gallego y castellano son oficiales en Galicia y todos tienen el derecho de conocerlos y usarlos.” Y también lo que dice el Artículo 5.4: “Nadie podrá ser discriminado por razón de la lengua.“ Sin embargo, los propios poderes públicos son los que imponen esa discriminación al establecer que la única toponimia oficial es la que está en una de las dos lenguas oficiales de Galicia. El PP aceptó este absurdo en Galicia, y sin embargo lo rechazó en el País Vasco. ¿Por qué? ¿Es legítimo decir Vizcaya y no lo es decir La Coruña, acaso? ¿Por qué sólo ha de ser oficial el topónimo que usa una mitad de los gallegos, y no el que usa la otra mitad? ¿Es que los hispanohablantes no pagamos impuestos? ¿Es que no tenemos los mismos derechos?
4ª Tontería: "Los topónimos en español de Galicia fueron impuestos por el franquismo".
Ésta es una de las tonterías más cómicas que repiten como loros muchos nacionalistas. Como en tantas otras cosas, lo dicen con total ignorancia o desprecio de la historia. A modo de ejemplo, el nombre de Bayona se escribió por primera vez en la concesión de la carta-puebla a esa villa en 7 de mayo de 1201 por parte del rey Alfonso IX de León. Por si algún mal informado piensa otra cosa, Franco aún no había nacido en el siglo XIII y la citada carta-puebla no estaba en castellano, sino en latín: “Et impono eidem villae de novo nomen Bayona”, firmó el citado rey leonés. Así pues, tenemos un curioso caso: Bayona fue el nombre de dicha villa durante 782 años hasta que el partido de Fraga, exministro de Franco, decidió cargárselo. ¿Me puede repetir lo de las imposiciones franquistas, por favor?
Obvia decir que la población hispanohablante de Galicia no ha salido de la nada, ni surgió por causa del franquismo. En Galicia muchos gallegos hablamos en español porque es nuestra lengua materna y, para más señas, porque nos da la real gana. Lo más parecido a una dictadura son ciertos políticos que, precisamente, quieren erradicar de Galicia una determinada lengua porque no les agrada.
5ª Tontería: "Todos los topónimos gallegos estaban originalmente en gallego".
Es una memez que se dice muy a menudo e incluso se repite en muchas escuelas como si fuese un dogma. Un dogma que da por hecho que históricamente en Galicia sólo se hablaba en gallego. La realidad es muy distinta. La presencia del español en Galicia data de hace cientos de años. Ya hemos visto el caso de Bayona. En el caso de La Coruña, los más antiguos documentos con los topónimos A Crunia y La Crunia son de mediados del siglo XIII. Obviamente, cada una de las comunidades lingüísticas de Galicia tenía sus propia formas de denominar a ciertos lugares: en muchos casos ambas formas coincidían, y en otros no, por motivos fonéticos o de cualquier otra índole. Es lo normal en un territorio en el que conviven dos o más lenguas. En el caso de Galicia incluso pervivieron topónimos latinos anteriores a la existencia del gallego y el español: el caso más conocido es el de Finisterre, que el afán “normalizador” de nuestros políticos debió considerar mucho menos genuino que el gallego Fisterra a pesar de ser anterior a éste.
Basándose en esta tontería número 4, los nacionalistas suelen usar la palabra “deturpado” (afeado) para calificar todo topónimo que no esté en gallego. Pero ¿qué es Vigo sino una forma deturpada del topónimo latino Vicus? ¿Y qué decir de Betanzos, deturpada versión de Flavium Brigantium, o Lugo, deturpada variante de Lucus Augusti? ¿Acaso Finisterre era una forma deturpada de Fisterra, o Bayona una forma deturpada de Baiona, cuando Finisterre y Bayona son anteriores a sus respectivos topónimos en gallego? Por otra parte, ¿qué derecho tienen ciertos políticos a cargarse de un plumazo, por razones puramente políticas, los topónimos en español que venían usando muchos gallegos durante siglos? ¿No tenemos tanto derecho como los demás a denominar en nuestra lengua los lugares en los que vivimos? ¿Por qué en una comunidad bilingüe se nos impone una toponimia monolingüe a golpe de ley?
6ª Tontería: "Si los topónimos españoles de Galicia fuesen legítimos, deberían traducir los topónimos gallegos: Puentearenas o El Puerrecito, por ejemplo, en vez de Puenteareas o Porriño.
Es una de las tonterías que más repiten los nacionalistas y otros que no lo son pero se han tragado sus patrañas sin rechistar. Según esa falacia, la formación de los topónimos se produce exclusivamente por traducción. No es cierto. Existen diversas formas por las que surge el nombre de un lugar. Muy frecuente es la adaptación fonética de un topónimo en otra lengua. Tomemos un ejemplo que acabamos de ver: el topónimo latino Finisterre -que es como se pronunciaba Finisterrae– en gallego no se dice Finterra, sino Fisterra. De igual forma, no he visto a ningún gallegohablante diciendo Terraxeo en vez de Islandia, Lagoanegra en vez de Dublín, Capital do Norte en vez de Pekín o Terraverde en vez de Groenlandia. Extrañamente, hasta ahora no he oído a ningún nacionalista diciendo Campoestrela en vez de Compostela, que no deja de ser una forma deturpada (je) del Campus Estrelae, o Campo de la Estrella, original.
7ª Tontería: "Usar los topónimos en español es una agresión a nuestro patrimonio toponímico"
Esta burrada se puede leer desde hace una semana en la web de A Mesa pola Normalización Lingüística, organización conocida por su fanático apoyo a las políticas de imposición lingüística. Esta séptima tontería es toda una expresión de intolerancia hacia las demás lenguas. Hasta ahora no he conocido a ningún español que se ofenda porque un inglés se refiera a su nación como Spain. Tampoco he visto a ningún británico ofenderse porque un francés llame Royaume-Uni o un español llame Reino Unido a lo que oficialmente se denomina United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland. De hecho, cabe preguntarse: ¿cometemos una agresión contra el patrimonio toponímico castellano cuando hablando en gallego decimos Castela en vez de Castilla?
Ciertamente, he hablado más arriba de intolerancia hacia las demás lenguas, pero más bien debería hablar de intolerancia al español. Hasta ahora no he visto a la Mesa montando un pollo por el hecho de que en francés se refieran a la capital de Galicia con el exónimo Saint-Jacques-de-Compostelle, y digan La Corogne y no A Coruña para referirse a la hermosa ciudad de la Torre de Hércules.
8ª Tontería: "Los topónimos deben usarse en gallego para proteger nuestro patrimonio lingüístico".
Lo he escuchado alguna vez. Obvia decir que me parece muy respetable que se conserven los topónimos en gallego, pero ¿acaso topónimos como Bayona, La Coruña o Finisterre no forman parte de nuestro patrimonio? Ya hemos visto como la denominación otorgada mediante carta-puebla a la antigua Erizana tiene ya 813 años de historia. En el caso de Finisterre hablamos de un topónimo que en su versión española, al menos, ha conservado casi intacta su forma latina. Y también hemos visto como en el caso de La Coruña, la forma española tiene tantos siglos como la gallega. ¿Lo que nos quieren decir es que el patrimonio lingüístico en gallego hay que protegerlo, y el patrimonio en español hay que cargárselo? ¿Por qué? ¿Simplemente porque no les gusta a los nacionalistas excluyentes y a sus imitadores de la derecha y la izquierda? Si es usted mandamás del PP, del PSOE o del BNG y no le gusta decir “La Coruña”, pues no lo diga, pero respete que muchos gallegos queramos llamarla así y no nos imponga, a nivel oficial, el uso de una versión en gallego que resulta incongruente con la pronunciación del español.
“La Toja no existe” y otras tonterías muy habituales sobre los topónimos de Galicia
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