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Tema: Hay “otro” bicentenario

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  1. #1
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    SE ACATA PERO NO SE CUMPLE,

    se suele utilizar como cita textual para afirmar que las Leyes de Indias no se cumplían. Eso lo podría afirmar un ignorante o hasta un bruto, pero un investigador histórico que alguna vez haya puesto un pie en un archivo histórico sólo podría decirlo por mal intencionado. Basta revisar los miles de legajos de procesos judiciales en los archivos nacionales americanos, en el General de Indias de Sevilla y en el de Simancas para constatar los millares de millares de causas que se siguieron y de sentencias que se dictaron y se cumplieron acatando esas Leyes. Claro, a menos que pensemos que algún hispanista fanático se dio el trabajo de falsificar más de tres siglos de documentación y en connivencia con la más de veintena de estados que le sucedieron a la Monarquía Hispánica, haya ido depositando esa documentación en sus archivos.

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    https://www.facebook.com/francisco.n...74456679471118

  2. #2
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Más del libro del ecuatoriano Francisco Núñez del Arco



    QUITO FUE ESPAÑA, LA HISTORIA DE LOS VENCIDOS



    Una polémica obra de un polémico autor que ya nos brindó “El Ecuador y la Alemania Nazi”, obra que movilizó a dos Estados (Ecuador y Alemania), siendo perseguida antes de su lanzamiento, como lo está siendo ahora “Quito fue España: Historia del realismo criollo”, segundo volumen de la serie Ecuador Políticamente Incorrecto, que hoy inquieta a todo el continente americano y aun a Europa.

    Sin duda alguna, un gran y sólido trabajo de investigación histórica, “con datos para dejar boquiabiertos a todos”, con “buenas citas y claras fuentes”, mediante el cual el autor desciende hasta los orígenes de la fundación de las repúblicas del continente hispanoamericano; destruyendo, con el rigor de una investigación metódica y documentada, los mitos y leyendas que sostienen los más de veinte Estados en Hispanoamérica. En un tiempo cuando los gobiernos del continente sostienen su discurso ideológico sobre acontecimientos alcanzados por personajes del pasado cuyos méritos son celebrados anual y religiosamente como fiestas cívicas en honor al nacimiento de las repúblicas nuevas y en repudio divisor de un pasado oscurecido en la ignorancia, el historiador Francisco Núñez del Arco Proaño nos entrega una obra de carácter revisionista sobre la historia de nuestros territorios hispanoamericanos antes de ocurrir uno de los mayores cataclismos geopolíticos de nuestra era: La Guerra de Secesión de las Españas Americanas, llamada comúnmente como “La Independencia”, un abismo hacia el atraso y el subdesarrollo.

    Gran sorpresa tendrá el lector al encontrarse con el libro que había prometido Núñez del Arco, el cual parece, más bien, una especie de biblia que un libro como tal. Y no es por lo complejo o lo abultado de las palabras, sino por lo voluminoso que ha resultado contar la otra historia del Ecuador y de la llamada América Latina, la visión de los vencidos, fundamental para comprender nuestra realidad actual. Conocer las miles de historias de una época traumática y complicada nos ha dejado llagas que, aunque cicatrizaron en su inicio, volvieron a ser abiertas tras la incursión de los apologetas de la llamada “leyenda negra” como la calificara Juderías, la cual ha sido el resultado de años y años de conspiración justificada y justificadora de anglo-sajones, franceses o germanos para la guerra contra todo lo que era católico y español. No en vano, la propaganda calvinista nos pintaba a unos conquistadores sanguinarios y codiciosos asesinando niños y mujeres cual bárbaros de oriente ejecutando a la razón grecorromana en el saqueo de la Ciudad Eterna de 475. Y asimismo, hoy en día, el latinoamericano promedio ve a la España y a los españoles históricos, como “ladrones, saqueadores y asesinos”. Es precisamente ahí donde Núñez del Arco entra, blandiendo la espada de la justicia histórica y basando su ofensiva en tres puntos específicos: que las Indias no eran colonias ni su organización política respondía a un imperialismo moderno, que los criollos no fueron apartados nunca del poder real: político, religioso, cultural y económico de las Indias Españolas; además de ser los indígenas respetados y sus autonomías mantenidas, y que la mal llamada “guerra de independencia” fue una guerra civil que enfrentó y dividió a pueblos americanos enteros, en su mayoría realistas, y que, en última instancia, acabó con las autonomías de esos mismos pueblos autóctonos y de los criollos, sumiendo a la América española en una inestabilidad política, económica y social, que hasta ahora no finaliza. Con esos ejes establecidos, Núñez del Arco va desentrañando una historia que parecía hasta el día de hoy una aventura a lo Indiana Jones, descubriendo y reconociendo tesoros que nos fueron ocultados para servicio de la propaganda republicana oficial.

    Podemos ver, entonces, como los al parecer los lejanos episodios de Agustín Agualongo o de las guerrillas realistas indígenas del Perú, considerados ajenos y peculiares, hasta que se lee sobre la epopeya de los indígenas guarandeños, o del Púñug Camacho, o de los indios riobambeños y cañarejos leales a Fernando VII. Pero también el lector se quedará de piedra al conocer a las mujeres del Rey. No, no a Marizápalos ni a ninguna de sus amantes, sino a Josefa Sáenz (sí, la hermana de Manuelita) o a María Antonia Bolívar, (sí, la hermana del “libertador”) quienes hubieron de asumir papeles masculinos y empuñar el fusil y la cruz de Borgoña para luchar por Dios, la Patria y el Rey.

    Un estudio que amenaza directamente los antiguos mitos sobre los cuales descansa la existencia y continuidad de las repúblicas de la América Hispánica, una obra que invita a aceptar nuestra vocación como Estado Continental. Este libro lanzará por los suelos los fundamentos de la historiografía oficialista que se ha enseñado en centros educativos y universidades por más de un siglo. Las mismas historias que han convencido a nuestros pueblos en ignorar y sentir vergüenza de nuestra unión Supraterritorial hispánica y preferir costumbres e identidades extranjeras antes que abrir los ojos frente a la realidad suprema que une y unirá de forma inevitable a los hombres y mujeres por encima de la soberanía de los Estados-naciones del continente, descubriendo así las venas abiertas de la hispanidad. Alzará por fin, la verdad ocultada sobre nuestra herencia y tradiciones llenas de gloria, que son a la vez prefiguras de los grandes acontecimientos que estamos llamados emprender, siempre y cuando, estemos a la altura de la historia para darle la resolución final al problema de la Hora Presente. Un libro de historia que hará historia.

    En fin, describir en pocas líneas un libro tan revelador sería imposible. Pero se puede afirmar que atrapará a la gran mayoría, asombrará a todos, maravillará a otros, y sobre todo, provocará el amor y el odio de muchos. Este libro está ya marcando un antes y un después en la historia e historiografía de nuestra patria, porque ha decidido tocar la llaga, aplicar yodo y sanar la herida demostrando con la verdad lo que otros, por conveniencia y contubernio, taparon con la mentira.


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  3. #3
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    El fin del Imperio Español y sus mitos (I)


    La independencia de los territorios españoles del continente americano es uno de los episodios más interesantes, pero a la vez, de los menos estudiados de nuestro pasado. Mientras vivimos preocupados por futilidades y en medio de absurdas polémicas, El 200 aniversario de estos trascendentales sucesos va transcurriendo sin pena ni gloria.En las repúblicas de Hispano América se están realizando los mayores homenajes en las efemérides patrias. En algunos casos, se han creado auténticas mitologías nacionalistas cuyo parecido con la realidad es mera coincidencia, y lejos de retractarse, estas visiones falseadas (y antiespañolas) cada día cobran más vigencia. Cierto es que los académicos de historia, por lo menos los más rigurosos, tratan de ofrecer una visión más equitativa. Pero estos esfuerzos no parecen permear demasiado en las instituciones y la sociedad.El ánimo de estas líneas que siguen es hacer descubrir al lector la historia verdadera de la emancipación americana; sin patrioterismo, pero sin vergüenza. Debemos derruir los mitos sobre los que se sustenta la visión oficial para comprender mejor el mundo en el que vivimos. Ofrecemos nuevas armas para el combate dialéctico contra los enemigos de lo hispano, y motivos para mantener bien alto nuestro orgullo. De lo que fuimos, lo que somos y –ojalá- lo que seremos.





    1 – LA CRISIS


    Durante siglos los territorios pertenecientes al imperio español fueron patrimonio de la monarquía, considerados a este respecto en pie de igualdad con el resto, teóricamente al menos. Con el ascenso de los borbones el sistema de gobierno cambió en pos de la mentalidad reformista de la nueva dinastía. Por primera vez se empezó a considerar a los territorios ultramarinos como colonias. Convino a los intereses económicos españoles, mejoró la recaudación de los impuestos, la administración de justicia y la organización de los ejércitos. De hecho, fue necesaria para organizar un cuerpo de funcionarios leales a la corona y difícilmente corruptibles; casi siempre de la península para evitar nepotismos. Pero fue un paso en falso que destruyó la esencia misma de lo que siempre había sido el Imperio español. El ideal inspirador desde los Reyes Católicos no se trataba de la dominación de una nación sobre unos territorios ajenos, sino de la integración de todos a una cultura y valores comunes, tal y como había hecho Roma en el mediterráneo.De esta manera, muchos americanos quedaron decepcionados con esta nueva política y comenzaron a sentir a España como algo ajeno , aun cuando ellos mismos fueran españoles tanto por sangre como por ley; al relacionarla con la distante metrópoli, y no sin cierta razón. Las disposiciones reales fueron muy restrictivas en ocasiones. Por ejemplo, en Nueva España, la ley prohibía el matrimonio entre un funcionario español peninsular en ejercicio y una criolla. El reformismo ilustrado, aún con innegables buenas intenciones, sembró la inevitable discordia que estallaría unas décadas después. Como veremos más adelante, muchos emancipadores hispanoamericanos del siglo XIX lo que deseaban en el fondo el regreso del antiguo régimen, que es decir, de la más pura tradición hispánica.Nadie era ajeno a este estado de cosas. El último arzobispo de Charcas (Perú) monseñor Moxó y Francolí, dijo hacia el 1800:


    “Que la América no era una colonia, sino una parte integrante de la monarquía y que los americanos eran iguales a todos los demás españoles.”

    El arzobispo tenía muy clara la conciencia de lo que eran sus fieles: españoles de América; que respondían a los mismos deberes, pero que a su vez, demandaban los mismos derechos tantas veces negados. El ilustre marino Jorge Juan redactó en un informe una visión muy ilustrativa de lo que ocurría en la sociedad del momento:


    “ No deja de parecer cosa impropia… que entre gentes de una nación, una misma religión, y aún de una misma sangre, haya tanta enemistad, encono y odio, como se observa en el Perú, donde las ciudades y poblaciones grandes son un teatro de discordias y continua oposición entre españoles y criollos(…)Basta ser europeo o chapetón, como le llaman en el Perú, para declararse contrario a los criollos; y es suficiente el haber nacido en las Indias para aborrecer a los europeos…”

    En otras zonas debía ser peor.

    A este tenso panorama social vino a añadirse un escenario internacional nuevo y que puso contra las cuerdas el sistema político del imperio. La independencia de los Estados Unidos en 1783 sentó un claro precedente de lo que pudiera ocurrir más tarde en la América Hispana. La revolución francesa al poco sentó otro, no menos peligroso. Las nuevas ideas se abrían paso inexorable, y sobre la burguesía comercial de los criollos más que nadie. La mecha estaba lista para ser prendida.


    EL PLAN DE ARANDA

    Estos sentimientos no fueron desconocidos en Madrid, capital del imperio. Sorprende comprobar hasta qué punto en las altas esferas se disponía de buena información a pesar de la enorme distancia y de la lentitud de las comunicaciones en la época, quizá tuviera algo que ver eficiente sistema de información que España tenía. Fue José Ábalos, intendente de la capitanía de Venezuela y por tanto conocedor de la situación de primera mano, el que propuso el primer plan de independencia pactada para Hispano América, una manera de prevenir antes que curar. La propuesta llegó a oídos del Conde de Aranda, el cual la modificó sustancialmente para elaborar una memoria que presentó al rey Carlos III en secreto. Aquí se puede leer la carta que el ministro le envió al monarca detallándole el proyecto.




    Semblanza de un visionario



    El gran estadista español no se engañaba respecto a la situación. Después de la independencia de las Trece Colonias el destino del imperio se presentaba muy negro. Tomando el plan de Ábalos, proponía desprenderse pacíficamente de todos los territorios ultramarinos en América excepto Cuba y La Española, sellando pactos de familia y alianzas permanentes. Hombres sabios e ilustrados como él sabía a lo que estábamos jugando; pero como le ocurrió -y le ocurre tanto a la gente brillante de España- no fue escuchado. Años más tarde, el valido Manuel Godoy, un tipo que no era tan tonto como se le retrata, hizo una propuesta parecida. Aún no había comenzado la invasión francesa y España estaba a tiempo de salvar los muebles, como vulgarmente se dice. Pero tampoco se hizo nada por aplicar el plan ni ningún otro semejante. Cuando hacia 1821, ya en la fase terminal de la dominación española en América, el gobierno del Trienio Liberal trató de ofrecer un acuerdo basado en el plan Aranda a los revolucionarios. Pero entonces la guerra ya estaba casi perdida para la causa y sólo quedaba el Perú como territorio realista, por lo que todo cayó en saco roto. Con la ventaja del tiempo que ha pasado, y estando tan de moda la “ficción-histórica”, se podría reflexionar de lo que hubiera ocurrido si se hubiera aplicado un proyecto así, muy similar a la Commonwealth británica. Hoy en día, Australia y Canadá; pese a ser estados independientes, están unidas profundamente a Gran Bretaña toda vez que comparten la misma monarquía, numerosas instituciones y alianzas indestructibles ¡incluso en la bandera nacional australiana conservan la Union Jack con orgullo, que sería como si la bandera de un país hispanoamericano contuviera la española! Desde luego, la historia del mundo hispano hubiera sido otro.



    2 – LOS COMIENZOS DE LA INSURECCIÓN

    Existieron numerosos desórdenes y levantamientos que precedieron a la revolución hispanoamericana, mas ninguno fue de gran importancia excepto uno: la rebelión de Túpac Amaru II. Este hombre se nombró así en referencia al último caudillo inca depuesto por el conquistador Francisco Pizarro. Túpac se erigió como líder de una gran revolución de la región de Cuzco en el 1780, en el virreinato del Perú. Fracasó estrepitosamente, pero tuvo un fuerte apoyo popular entre sectores indígenas, indignados por los aumentos de impuestos desde la corona. Puede ser catalogada como la única verdadera revolución patriota americana por haber sido protagonizada, esta sí, por indios. Pero aunque Túpac Amaru sea reconocido como parte de la identidad nacional peruana, sin embargo no tiene nada que ver con lo acontecido posteriormente ni con ningún otro movimiento de juntas autónomas americanas, ni de los movimientos constituyentes americanos, ni tampoco con el establecimiento de los nuevos estados independientes americanos. Todas las demás fueron protagonizadas por criollos, que es decir, por españoles de América.En 1808, Napoleón invadió la península e impuso a su hermano José como nuevo rey de España; la patria se dividió entre los que apoyaban el gobierno de los ocupantes y las juntas que proclamaban la lealtad a Fernando VII. Cuando llegaron las noticias a América, se desató una terrible inestabilidad: nadie sabía cómo obrar. Las autoridades virreinales debían teóricamente acatar a José Bonaparte, pero no lo hicieron; decantándose en unos casos pro acatar a la junta central suprema, en otros, manteniéndose a la expectativa y obrando por su cuenta. Mientras tanto, se produjeron movimientos diversos por todas partes sin una finalidad evidente, de 1808 a 1810 trascurrieron acontecimientos que pudieron haber terminado de cualquier manera. En México y Argentina se celebró el bicentenario en el año 2010 (1810-2010) con fastos y celebraciones de un calibre espectacular; pero en realidad es incorrecta la fecha, puesto que en ningún caso se proclamó independencia alguna…más bien al contrario.





    Esta es la bandera de la Junta Autónoma de Quito: la cruz de San Andrés, la bandera del imperio español durante siglos; la enseña de la hispanidad.



    El cura Hidalgo, considerado padre de la independencia de México, proclamó la fidelidad absoluta al monarca Fernando VII. Lo mismo hizo la primera junta surgida de la revolución de mayo en Buenos Aires. Lo mismo proclamó el primer congreso de Nueva Granada. Si la independencia era el objetivo oculto de los revolucionarios (muy probable en los independentistas de Buenos Aires y de Bogotá, dudoso en otros) se guardaron muy bien de proclamarlo desde un principio. ¿Por qué no lo hicieron, si lo tenían todo a favor? España estaba bajo ocupación militar y las autoridades estaban inactivas, expectantes entre las órdenes que pudieran llegar de la Junta Central y los movimientos revolucionarios. Los ejércitos reales eran escasos en número y dudosos en su lealtad en gran parte. Les hubiera sido muy fácil proclamar la independencia en ese momento. Quizá el pueblo no hubiera aceptado de primeras una separación, sin más; habida cuenta de que todos se seguían considerando españoles. Después, con la guerra y la propaganda, poco a poco se irían modificando los términos para hablar abiertamente de independencia y república. Nunca se reconocerá en un libro de texto de historia oficial el apoyo del pueblo a la monarquía y a España pero ¿por qué no pensarlo? No es la única evidencia que lo demuestra y en las próximas líneas veremos más.Sobre la lealtad proclamada hacia la monarquía y España de los “padres de la independencia” no cabe duda alguna, no hace falta bucear en oscuros archivos secretos para encontrar evidencias. Están ahí mismo:


    Ésta es la proclama del 10 de mayo de 1810 en Buenos Aires:

    Juráis a Dios nuestro señor y a estos santos evangelios reconocer la Junta Provisional Gubernativa de las provincia del Río de La Plata a nombre del Sr Fernando Séptimo, para guarda de sus augustos derechos, obedecer sus ordenes y decretos, y no atentar directa ni indirectamente contra su autoridad, propendiendo publica y privadamente a sus seguridad y respeto.Todos juraron y todos morirán antes que quebrantes la sagrada obligación que se han impuesto.



    El cura Hidalgo proclamaba lo siguiente en su “Grito de Dolores”:

    “¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”



    Los próceres de la independencia de Nueva Granada no se quedaron atrás:

    ¿Jura usted defender la patria hasta derramar la última gota de sangre, para conservarla ilesa hasta depositarla en manos del señor don Fernando VII, nuestro soberano, o de su legítimo sucesor; conservar y guardar nuestra religión y leyes; hacer justicia y reconocer al supremo Consejero de Regencia como representante de la majestad Real?


    Lo mismo podría decirse del bando de la junta gubernativa de Santiago de Chile en 1810:


    ¿Jura usted defender la patria hasta derramar la última gota de sangre, para conservarla ilesa hasta depositarla en manos del señor don Fernando VII, nuestro soberano, o de su legítimo sucesor; conservar y guardar nuestra religión y leyes; hacer justicia y reconocer al supremo Consejero de Regencia como representante de la majestad Real?



    La junta gobernativa de Quito de 1811 estaba presidida por Juan Pío de Montúfar, hijo de español y criolla, que firmó tan patriótica proclama:

    El actual estado de incertidumbre en que está sumida la España, el total anonadamiento de todas las autoridades legalmente constituídas, y los peligros a que están expuestas la persona y posesiones de nuestro muy amado Fernando VII de caer bajo el poder del tirano de Europa, han determinado a nuestros hermanos de la presidencia a formar gobiernos provisionales para su seguridad personal, para librarse de las maquinaciones de algunos de sus pérfidos compatriotas indignos del nombre español, y para defenderse del enemigo común

    Un deseo eficaz, un celo activo, y una contraccion viva y asídua á proveer, por todos los medios posibles, la conservacion de nuestra Religion Santa, la observancia de las leyes que nos rigen, la comun prosperidad y el sostén de estas posesiones en la mas constante fidelidad y adhesion á nuestro muy amado Rey, el Sr. D. Fernando VII y sus legítimos sucesores en la corona de España; ¿no son estos vuestros sentimientos? – Esos mismos son los objetos de nuestros conatos.



    3 – ¿ESPAÑOLES CONTRA AMERICANOS?

    Aún existe en el imaginario colectivo de los pueblos americanos, y en parte de la propaganda oficialista – en Venezuela, por ejemplo- la idea de que la emancipación de las nuevas repúblicas fue una guerra de liberación de los habitantes de América contra unos supuestos ocupantes españoles. Se trata de un auténtico disparate que increíblemente aún tiene su público. Como dice el historiador Tomás Pérez Viejo en su ensayo Criollos contra peninsulares: la bella leyenda:

    Una afirmación que hoy muy pocos historiadores se atreverían a mantener de forma explícita pero que sigue siento el trasfondo último del relato hegemónico sobre las independencias americanas.




    Aparte de otras importantes razones, hay un problema de números que hacen insostenible esta teoría: la proporción de españoles peninsulares (y digo “peninsulares” porque españoles eran todos) respecto al de americanos en Las Indias era insignificante. En ciudad de México, por ejemplo, el censo de 1811 cifra apenas un 2% de peninsulares. En Buenos Aires no pasaban del 4%. Similares proporciones o menores hallamos en Bogotá, Cartagena o Lima. Hablamos de las urbes más importantes y donde más peninsulares debían residir de toda América. No nos deben extrañar estas cifras, dado lo difícil del transporte y las comunicaciones de la época, además de que España era un país poco poblado. Y con estos datos en la mano ¿cabe pensar en una guerra entre europeos y americanos como dicen? Hubiera durado cuatro días.Más bien fue al contrario: la mayoría de estudios serios coinciden en señalar que el apoyo, explícito o pasivo, a la monarquía hispánica fue muy extendido entre todas las razas y clases sociales. El sentimiento independentista pudo ser mayoritario en el estuario de La Plata, y con más dudas, en Santiago de Chile. En Nueva Granada sólo fue mayoritario entre las élites criollas; mientras tanto, en Nueva España y el Perú –bastión realista de las américas- fue claramente minoritario.La inmensa mayoría de los que lucharon bajo las banderas del Imperio habían nacido en América. Una expedición de 1815 al mando de Pablo Morillo que arribó en las costas de Venezuela fue la única tropa europea de tamaño considerable que se llevó al Nuevo Mundo, con 10.000 soldados. Además, hemos de tener en cuenta que el carácter de la guerra quitó protagonismo a los ejércitos regulares. Pensemos que con los medios de principios del XIX era completamente imposible tejer estrategias en un escenario tan inmenso y diverso. América no era la Europa llana y bien comunicada de las guerras napoleónicas, sino un continente entero lleno de territorios inhóspitos, desérticos, abruptos y difíciles incluso para la vida. En consecuencia, en vez de grandes ejércitos imposibles de mover y abastecer, casi todo el peso de la lucha lo llevaron fuerzas irregulares de muy diversa procedencia; guerrillas de montoneros, indígenas, milicias locales, etc… éstas estaban siempre conformadas por americanos; indígenas y mestizos en la inmensa mayoría. Así por ejemplo, en el Virreinato del Perú, los oficiales y suboficales del Ejército Real del Perú hablaban en la lengua quechua para dirigir a las tropas amerindias ya que era la que éstas hablaban en su gran mayoría. Estas tropas “del país” se movilizaron para sus respectivos teatros de guerra locales, y con raras excepciones partieron fuera de sus lugares de origen. De esta forma, y también para los independentistas, las personas identificadas con las múltiples castas de amerindios mestizos (cholos), o de negros mestizos (mulatos o pardos), junto con negros esclavos liberados fueron el grueso de la tropa realista dependiendo del predominio étnico en la población en cada lugar. Las guerras de independencia no fueron sino guerras civiles entre americanos.Gran parte de los mandos militares realistas e incluso de los cargos políticos estuvieron ocupados por criollos, e incluso por mestizos en algunas ocasiones. Si bien es cierto que generalmente se prefería optar por peninsulares para asegurarse la lealtad, durante el conflicto las circunstancias obligaron a la promoción de españoles americanos; los cuales en ocasiones demostraron superar en lealtad y valor a los europeos (así lo declaró en una ocasión el virrey novohispano Calleja) Por mencionar algunos que alcanzaron altos grados: José Manuel de Goyeneche, natural de Arequipa, fue mariscal del ejército realista del Alto Perú. Agustín de Iturbide, oriundo de Nueva España, fue comandante realista durante una década hasta que las circunstancias lo convirtieron en independentista. Guillermo Marquiegui, oriundo de Jujuy, actual Argentina, fue de los mejores comandantes de caballería de Los Andes. Antonio Vigil, peruano que llegó al grado de general; y Francisco Picoaga, llegó también a ser mariscal de Campo, que fue capturado y asesinado por sus enemigos en 1815. Pío Tristán, Miguel Aráoz y Arce, Felipe Rivero y Lemoine… podríamos seguir con esta lista un largo rato, pero valga como muestra. En apartados posteriores mencionaremos más.Incluso existieron casos de españoles nacidos en España que tomaron parte del bando de Bolívar y San Martín. Y no fueron pocos. El más conocido es Vicente campo Elías, prócer de la independencia de Venezuela. Otros: Xabier Mina, un famoso guerrillero navarro que se enfrentó a las tropas de Napoleón, desembarcó en México para apoyar el movimiento independentista y después fue derrotado por el virrey Apodaca. El ceutí José María Fernández fue partidario de la independencia de Chile, y el vasco José María Fagoaga y Leyzaur, de México.Añadamos para finalizar este apartado con una afirmación quizá chocante, pero real: realmente los próceres de la independencia eran españoles y nunca dejaron de serlo. San Martín, hijo de españoles; peleó por España en la Batalla de Bailén y dos de sus hermanos se mantuvieron leales al rey. Su sangre, su religión y lengua eran españolas. Lo mismo que Bolívar, Itúrbide…y tantos otros. Incluso el sentimiento privado de muchos de estos personajes estuvo con España por más que públicamente manifestaran lo contrario. Esto no es una suposición, sino un hecho real, demostrado por el testimonio de un boletín secreto de la época de la independencia publicado en Buenos Aires en 1937.



    4 – LA OTRA CARA DE BOLÍVAR

    Bolívar, San Martín, O,Higgins, Sucre…apellidos que en América conforman auténticos mitos nacionales. Dado que ellos fueron los principales artífices de la independencia de sus países es justificable que así sea. Sin embargo, sus vidas encierran episodios poco gratificantes para sus defensores, siempre silenciados por la propaganda oficial.



    El “dios” del panteón independentista

    El caso más polémico es el del más renombrado de todos: el mismísimo Simón Bolívar. Bolívar fue racista, cosa que choca bastante con la idolatría que le profesa el que se ha erigido en actual paladín del llamado “neoindigenismo”. El “Libertador” volvió a gravar a los indios con un antiguo impuesto que ya había sido abolido y que pesaba sobre ellos por el solo hecho de serlo. Son conocidas también sus expresiones insultantes hacia y sobre ellos. Cuando la expedición por él comandada llegó al Perú, restableció la esclavitud de los negros, que habían sido declarados libres por San Martín. Y como colofón, decretó que las tierras comunales que pertenecían a los indígenas peruanos, concedidas por autorización real (que en ocasiones eran previas a la conquista) se enajenarían por el estado, para venderlas después a precio de saldo a sus amigos criollos acaudalados. Esta medida condenó a la hambruna a cientos de pueblos amerindios.Visto lo visto, no de extrañarnos que en numerosos territorios los últimos realistas fueran los indios. Por ejemplo, en Colombia: los pastusos fueron partidarios férreos de la corona y mantuvieron guerrillas hasta una fecha tan tardía como 1830, en la guerrilla del caudillo Huachaca. Lo mismo ocurrió en Chile: los araucanos habían llegado a proponer en 1813 “formar para la defensa del Rey una muralla de guerreros en cuyos fuertes pechos se embotarían las armas de los revolucionarios”. Como respuesta a su lealtad a la corona, fueron vilmente masacrados por los próceres chilenos. Uno de los últimos reductos realistas de Suramérica fue la islita chilena de Chiloé, donde los indígenas fueron prácticamente exterminados. Y por supuesto, en el Perú, donde las víctimas de las medidas boliviarianas estuvieron combatiendo en guerrillas hasta principios de 1830.



    5 – EL PAPEL EXTRANJERO Y LA MASONERÍA

    Los mayores beneficiados de la independencia no fueron los pueblos de Hispano América, ni siquiera sus élites criollas, sino los británicos. Su papel fue determinante, hasta límites insospechados que los historiadores oficialistas no se atreven a reconocer –aunque no lo puedan negar-Hay que ver los antecedentes históricos del hecho. Carlos III le declaró la guerra a Gran Bretaña durante la guerra de independencia de EE.UU. La apertura de un segundo frente de batalla debilitó militarmente la posición británica en el continente americano, y resultó vital desde el punto de vista estratégico para el inicio de las victorias de los rebeldes. Esto unido a la ayuda económica y a la reconquista de Florida, hizo que los norteamericanos reconocieran la ayuda española; tanto que durante la parada militar del 4 de julio, Bernardo de Gálvez, el conquistador de Florida, desfiló a la derecha del mismísimo George Washington en reconocimiento a su labor y apoyo a la causa americana.




    Es abrumadora la presencia de símbolos masones en los santuarios de los próceres



    Como era de esperar, los británicos, de todo menos tontos, no se quedaron de brazos cruzados y empezaron a conspirar de todas las maneras posibles para devolvernos el golpe. Y lo hicieron muy bien.Su participación fue más velada, en forma de dinero e influencias, que directa. Aun así, no faltaron tropas británicas en momentos clave, pese a que la nación insular se encontraba teóricamente en paz con España (aliados de hecho durante la Guerra de Independencia) Una legión británica de 2000 hombres tuvo un papel decisivo en Carabobo, que fue la batalla más importante para la independencia venezolana. La flota de Thomas Cochrane intervino para ayudar a lograr la independencia de Chile, impidiendo el socorro de los realistas chilenos desde el Perú y contribuyendo al ataque sobre el Callao en 1826, último bastión realista. Pero tales intervenciones puntuales sólo fueron la punta del iceberg.La anglofilia prendió como un voraz incendio entre los principales políticos de las independencias. Resulta sumamente ilustrativo que el primer presidente argentino, en 1826, haya sido un anglófilo del calibre de Bernardino Rivadavia, que gustaba de escribir extensas cartas a sus amigos ingleses en los que tanto elogiaba a Inglaterra como insultaba a España. En sus tiempos, al parecer, hasta los reglamentos para los debates de la nueva Cámara de Diputados eran los del Parlamento inglés. No debe extraños que La primera nación en reconocer la independencia de las Provincias Unidas fuera Gran Bretaña, que lo hizo oficialmente en febrero de 1825, cuando la guerra aún no había cesado.Pero más importante aún que las maquinaciones de los gobiernos fue el papel de una organización: la masonería. En los próceres, unida a la anglofilia estaba la afiliación casi unánime como masones. Es difícil verter juicios objetivos sobre el papel de la masonería en Hispanoamérica, dada la opacidad de la información y las dificultades para separar el grano de la paja . Obviamente, tuvo gran importancia a la hora de las independencias; lo que no se sabe es cuánto. Algunos dicen que aún hoy las organizaciones masónicas siguen controlando al 100% los países de América, otros que su papel está magnificado por teorías conspiracionistas. Suponemos que la verdad estará en algún punto medio.Los símbolos comunes de la masonería se encuentran en las enseñas nacionales, monumentos y en general, en cada testimonio de las independencias. Todos los grandes próceres fueron parte de alguna logia. La más famosa era la Logia Lautaro fundada por el venezolano Francisco de Miranda…en Londres. El objetivo principal de esta logia era la independencia de Hispano América, con inspiración en las ideas liberales de la revolución francesa y un intenso odio a todo lo que representara el Antiguo Régimen. Todos estos líderes habían estado en Inglaterra en algún momento o tenido amigos ingleses, y todos eran profundos admiradores, ora del inglés, ora de la Francia napoleónica. El asturiano Rafael Del Riego, responsable de la revuelta en la expedición de Cabezas de San Juan (1820), episodio que dio un golpe mortal a la causa realista, fue también masón, lo que no es casual.Que conste que no hablamos aquí de una gran conspiración masónica orquestada desde la sombra. El ser masón no es una causa de ser revolucionario, sino más bien una consecuencia de ciertas ideas y principios que estaban en contra de la monarquía y a favor de un nuevo orden de las cosas. Además, hay muchas ramas diferentes dentro de la masonería que en ocasiones difieren mucho entre sí. También debe reconocerse que hubo muchos masones partidarios de la unidad del imperio (como los generales Rodil y Espartero) si bien fuera de España predominaron los primeros de manera aplastante.


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    El fin del Imperio Español y sus mitos (I) | Soul Guerrilla

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    Re: Hay “otro” bicentenario

    La segunda parte del último artículo de la página anterior puede leerse aquí:

    EL FIN DEL IMPERIO Y SUS MITOS (II)
    Última edición por Mexispano; 19/06/2016 a las 00:43

  5. #5
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    DESDE ARGENTINA LLEGA LA PRIMERA RESEÑA INTERNACIONAL DE MI LIBRO:


    Núñez del Arco Proaño, Francisco (2016). Quito fue España. Historia del realismo criollo. Ecuador, Quito. Editorial JG. Colección Ecuador Políticamente Incorrecto II. Primera Edición. ISBN: 978-9942-14-433-1.



    Quito fue España: cementerio de los mitos de la independencia sudamericana



    El estudio de la Historia como disciplina científica forma parte de la base que la modernidad ha constituido para conocer y comprender, tanto a si misma como a otras épocas que la precedieron. En las últimas décadas, con la revolución metodológica de la “Escuela de Cambridge”, los textos políticos-históricos de los pensadores clásicos comenzaran a ser leídos dentro de los contextos históricos en que fueron generados, teniéndose en cuenta el horizonte político y social, como la propia biografía del autor, para así hallar la intencionalidad que el mismo muchas veces ocultaba, quizás inconscientemente, con la creación de su propia obra. Si quisiéramos buscar la intencionalidad de los historiadores modernos sudamericanos, encontraremos que la misma tiene como fin la conformación de una ideología para la comprensión de los procesos históricos. Ideología donde se resguarda los valores que sirvieron para construir su propia época. Sin embargo, en este resguardo, la Verdad fue ocultada; y sigue siendo ocultada para no herir las susceptibilidades, no solo del mundo académico sino de la sociedad entera que fue educada sobre los mencionados valores, los cuales, se van desmoronando paulatinamente en nuestros días.

    Por ello, para hacer justicia a la Historia, debemos buscar trascender las aflicciones y desilusiones que genera el descubrimiento de verdades que contradigan nuestro pequeño reservorio de ideas a partir de las cuales nos constituimos. El historiador Francisco Núñez del Arco Proaño, ex presidente del Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica, conferencista y especialista sobre la Historia de España y del Ecuador, autor de El Ecuador y la Alemania Nazi. Los secretos de una relación ocultada, libro en el cual expone detalladamente la colaboración ecuatoriana-alemana a nivel político, académico, militar y social desde el ascenso al poder del Nacionalsocialismo hasta luego de su caída en 1945, con su nuevo trabajo Quito fue España. Historia del realismo criollo pondrá al descubierto esas verdades ocultas que preferiríamos jamás saber.

    El objetivo de Núñez del Arco Proaño es simple y concreto: desnudar los mitos que conforman la historia de nuestra Independencia sudamericana. A través de la presente investigación podremos entrever como la Independencia vendría a expresar el choque de dos tipos de civilizaciones, la de España y la de Inglaterra, las cuales representarían paradigmas espirituales contrarios y antagónicos. Este choque a nivel del espíritu se trasladará materialmente a las sangrientas batallas independistas de América del Sur. El autor buscará demostrar, concentrándose principalmente en los sucesos de la provincia imperial de Quito, como la Independencia fue una mera elaboración ideológica de un pequeño grupo oligárquico sostenido e influenciado por Inglaterra para quebrar la unidad del Imperio Monárquico Hispánico, y como dicho grupo no tuvo ningún tipo de representación en el pueblo criollo, el cual, en su gran mayoría, se consideraban súbditos del Rey. Núñez del Arco Proaño elimina de plano no solo las “leyendas negras” construidas en torno al Imperio español desde su llegada a la América precolombina, sino también las “leyendas rosas” de los próceres de la Independencia, donde uno de sus mayores referentes, Simón Bolívar, es desenmascarado como un agente al servicio del Imperio Británico y su ideología capitalista. El quiebre de la unidad política de la Monarquía Hispánica en América significo, según el historiador ecuatoriano, no solo el desarraigo espiritual de los criollos americanos de su Patria —con sus consecuencias psicológicas pertinentes las cuales son padecidas por los sudamericanos contemporáneos—, sino también la caída del bienestar económico de las clases sociales de aquellos países que se independizaron de España. Con este trabajo, la versión de la historia oficial donde criollos, indígenas y negros americanos buscaron denodadamente la liberación del Imperio “opresor” español quedará totalmente desarticulada.

    La obra se puede dividir en cuatro segmentos. En la primera parte encontraremos las relaciones entre el Imperio español y el “Reino de Quito”. El autor señala que Quito ya no puede ser entendido como una colonia que era utilizada para la explotación de sus recursos naturales, sino como una verdadera provincia del Imperio español, donde los quítenses usufructuaban los mismos derechos que el europeo. Esta situación de paridad entre criollos y europeos, lleva a Núñez del Arco Proaño a reformular la relación entre los indígenas y los españoles (americanos y europeos) desde la época de la Conquista hasta la Independencia, donde con testimonios de la época se demuestra como los indígenas conservaron sus costumbres, ritos y leyes dentro del Imperio español, reflejando con ello la visión supranacional y multi-etnica de la Monarquía Hispánica. En la segunda sección del trabajo encontramos las relaciones entre la oligarquía de la sociedad quítense con Inglaterra, la cual había puesto sus ojos en Quito por la rentabilidad que le podría generar a su comercio marítimo, cuestión detallada por el autor a través de documentos redactados por los mismos actores británicos, en los cuales se explaya el plan de operaciones utilizado para la apropiación, ya sea de Quito, como también de otras provincias del Imperio español. Si bien los factores de la independencia sudamericana tendrán su atención central en las políticas-económicas buscadas por Inglaterra, sin embargo en el trabajo también se reflejará la expansión de las ideas liberales, no solo en todo el planeta sino dentro de la misma España europea de principios del siglo XIX, lo cual colaboraría para la generación de dicha Independencia. En la tercera sección encontraremos la reacción contrarrevolucionaria de Quito donde se aprecia la falta de respaldo popular hacia las Juntas Suprema de Quito promotora de la Independencia, debido al sentimiento monárquico que primaba en el pueblo quiteño. Se describe los enfrentamientos bélicos entre realistas e independistas como así los personajes históricos relevantes que estuvieron al frente de tales batallas. Las guerras de independencias son reflejadas como una guerra civil entre los mismos hispanoamericanos, fagocitada por agentes exteriores e interiores a la América española. Por último, encontraremos las consecuencias económicas que sufrió Quito debido a la guerra de independencia donde se produce una involución industrial para beneficio de la pequeña burguesía quítense y una dependencia ad infinitum de Ecuador para con el Imperio británico a través de la deuda adquirida por los independistas para cubrir los gastos de guerra.

    Buena parte de las fuentes que el historiador ecuatoriano Núñez del Arco Proaño nos brinda son inéditas para el público académico. Para el hallazgo de esta documentación, el autor se apersono en el Archivo Municipal de Quito como el Archivo Nacional del Ecuador, Argentina y Perú, entre tantos otros. También hay que destacar la utilización de documentos escritos por los mismos actores que tuvieron un lugar relevante en la guerra de independencia, ya sean memorias, autobiografías o cartas inéditas, tal como es el caso de la Correspondencia del General Simón Bolívar donde se describe detalladamente las relaciones que mantenía con Gran Bretaña. El autor pudo conformar de manera brillante un estilo de escritura que genera la lectura amena del texto, como así también la rigurosidad erudita, graficada en las múltiples y diversas bibliografías.

    Estamos convencidos que esta obra magistral marcará un antes y después en el estudio de la historia americana. La misma aporta una visión mucho más amplia sobre las verdaderas causas y verdaderos fines de la supuesta Independencia que muchos de los historiadores liberales y/o marxistas ocultan deliberadamente para poder fundamentar su ideología política en hechos históricos. En estos tiempos posmodernos, donde prima la sobrealimentación de información hacia un individuo que vive del consumo de su fugacidad, encontramos en esta obra un dique de contención a los mitos y leyendas con la cual se construye a dicho individuo. Por lo tanto, en décadas venideras, consideramos que el trabajo de investigación de Francisco Núñez del Arco Proaño deberá ser de lectura obligatoria, no solo para el académico que se especializa en el estudio de la historia americana, sino de todo individuo que busca conocer la historia de su Continente, de su verdadera Patria, y por ende, la historia de sí mismo.


    Marcos R. Mancini




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    https://www.facebook.com/francisco.n...14057858844333

  6. #6
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    Thumbs up Re: Hay “otro” bicentenario

    Me alegro por Francisco.

    Mexispano también hace un muy buen trabajo difundiendo estos temas en el foro y redes sociales.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Me alegro por Francisco.

    Mexispano también hace un muy buen trabajo difundiendo estos temas en el foro y redes sociales.

    Hago lo mejor que puedo, pero a veces son tantos los datos que aparecen que luego no se ni por donde empezar.


  8. #8
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Tampoco fue tan así, si la insurgencia hubiera sido aplastante en Nueva España, el orden virreinal hubiera sido depuesto fácilmente y sin embargo la mayoría de los historiadores aceptan que luego de la caída de Xavier Mina los rebeldes estaban prácticamente derrotados.



    Las independencias en Iberoamérica, entrevista con Alfredo Ávila





    https://www.youtube.com/watch?v=fSj6NAY2MrA

  9. #9
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    martes, 12 de julio de 2016

    MIS LECTURAS: "QUITO FUE ESPAÑA (HISTORIA DEL REALISMO CRIOLLO)", DE FRANCISCO NÚÑEZ DEL ARCO






    -Y bueno, he aquí uno de los libros más deseados y reconfortantes que he tenido entre mis manos. Calentito, traído desde Quito por el amigo Rolando Villanueva, editado por JG. De mi gran amigo y hermanazo realista Francisco Núñez del Arco.

    Conocí a Francisco hace ya cerca de cinco años. En persona, porque por internet, por mediación de un par de quijotes argentinos, ya habíamos contactado antes. Una de nuestras obsesiones históricas, y ya por cuestión de justicia elemental, siempre ha sido el realismo hispanoamericano. El realismo de la tierra, criollo. Pues no en vano criollos eran más del 90% de los blancos/españoles americanos antes de la secesión. Criollos eran muchos que tenían poder político-económico y que hasta mandaban en la Península. Y durante todos estos años hemos estado intercambiando ideas y datos al respecto. Como bien dijo Francisco, era un libro que él no quería escribir. Pero había que hacerlo. Es nuestra memoria. Es nuestra justicia. Es nuestra libertad.

    Este libro es sonreír con entrañable melancolía ante las ansias universitarias de cuando veía de cerca el Archivo de Indias y procuraba especializarme como historiador americanista.

    Este libro es reencontrarse con uno mismo.

    Este libro es volver a nacer.

    Doscientos años de mentiras llegan a su fin.


    Basta ya de impunidades de nacionalismo mitológico. Nacionalismo siempre divisor, siempre tramposo, siempre contra natura.

    Con un estilo que denota el hastío frente a la hipocresía y la mentira, escribiendo a veces a espadazos, Francisco, sin embargo, combina perfectamente un acopio de datos en muchos casos inéditos o escondidos por oscuros intereses ideológicos. ¿A qué obedece, sino, que durante dos siglos no se haya querido decir que Ramón Núñez del Arco, como otros muchos realistas de principios del siglo XIX, eran nacidos en el continente americano y no en la Península Ibérica? Desbrozar muchos de estos datos a través de archivos e investigaciones no es tarea fácil. Y en muchos casos, es hasta "ingrato". Ya me cuenta mi amigo y maestro que está recibiendo críticas y no precisamente de la izquierda. ¡Ay esos derechoides de los demonios! Con su actitud hipócrita y canallesca envilecen lo que dicen representar. Pervierten la religión, pervierten los valores... Lo pervierten todo. Eso lo sabía el carlismo auténtico (y no la opereta que algunos se han inventado hace tres días), cuya razón de ser era precisamente esa: Luchar contra el liberalismo, por más que se llamase "conservador". Total, "conservador" de todo lo que hacen otros... Y al final, no creen en nada más que en sus cochinos bolsillos. Al menos la izquierda sabe uno lo que es y a lo que va. Sin embargo los otros son más destructores, porque amén de sus miserias, es que impiden que brote algo sano y renovador. Y al final, todos hablando entre ellos y tan amigos... Al igual que hicieron muchos oportunistas miedosos de principios del XIX, la época que nos ocupa, y la época que se prolonga hasta nuestros días: La época que nos explica.

    En fin Francisco, lo único que me consuela es que a todo cerdo le llega su San Martín. Je, nunca mejor dicho.

    Ha sido un grandísimo honor haberte prologado este libro y haber contribuido con algún que otro anexo. Hemos arrancado desde la auténtica historia de Hispanoamérica, aun centrándote en el Reino de Quito; pero haciendo un recorrido que da para globalizar desde la Conquista a la separación. Dando voz y voto a los que pretendían mudos. Dando existencia a lo que siempre ha existido, por más que hayan querido tapar el sol con un dedo.

    Sé que este libro ha costado mucho. Pero por algo dice nuestro hispánico refranero que el que algo quiere, algo le cuesta. Y no en vano así dice el Oriamendi: "Cueste lo que cueste, se ha de conseguir..." Y tú ya lo has conseguido. Y no deja de ser una victoria común, una victoria de nuestra gente. Lo que de verdad vale la pena, como me hablaste hace años en Lima: Nuestro imperio.

    El pasado no vuelve, pero si nos mienten descaradamente sobre él, nunca tendremos futuro. ¡Y nos negamos a eso! Y menos cuando quienes dominan son tan ramplones.

    Las críticas, pues... Decía García Márquez que había que aprender a convivir con ellas, de tal manera que ya al final te resbalen. Pensemos que esas críticas farsantes/destructivas en modo alguno presentan datos. Los datos los has presentado tú, como los han presentado los que nos han precedido y los que vendrán.

    Nuestros muertos velan por nosotros y nos empujan para seguir adelante. Tú ya has entrado en su camino verdadero. Yo soy más compatriota de ustedes que de muchos "ibéricos". Y no es una cuestión de "sentimiento": Es una realidad.

    Y bueno, no voy a escribir mucho más, porque, como se dice en mi pueblo,"el que quiera saber que se compre un libro" . Y concretamente, el libro de Francisco Núñez del Arco.

    Les dejó el vídeo de la presentación en Quito y les recomiendo vivamente que, si quieren saber la verdadera historia de la "independencia" hispanoamericana, tengan este libro entre sus imprescindibles; amén de los libros de Luis Corsi Otálora, José Manuel González y José Antonio Pancorvo que en paz descansen.

    Amén.

    Salud y realismo.






    _____________________

    Fuente:

    ANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: "QUITO FUE ESPAÑA (HISTORIA DEL REALISMO CRIOLLO)", DE FRANCISCO NÚÑEZ DEL ARCO

  10. #10
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    MI PRIMER PRÓLOGO


    Cuando mi amigo y maestro Francisco Núñez del Arco me propuso que le hiciera el prólogo de su obra "QUITO FUE ESPAÑA (HISTORIA DEL REALISMO CRIOLLO)", no sentí ilusión, sino lo siguiente. Ni que decir tiene que acepté sin reservas, pues no en vano, fui testigo más o menos casual del comienzo de esta epopeya, lo cual me confería una responsabilidad no exenta de nerviosismo. Porque si ha habido algo que me haya obsesionado hasta la extenuación dentro de mi carrera, ése ha sido el de la historia de nuestra América, y muy en especial el periodo de las "independencias".


    Desde que conozco a Francisco, podemos decir que nuestros muertos nos han asistido. Y me explico: En estos últimos cinco años, hemos perdido a un trío de grandísimos maestros e inspiradores de nuestras labores a contracorriente: José Manuel González, de Argentina; Luis Corsi Otálora, de Colombia; José Antonio Pancorvo, de Perú. Y eso sumado a otras pérdidas no menos sensibles de familiares en particular y seres queridos en general. El dolor nos ha acompañado aun en las alegrías. Y la vida ha seguido pasando y, si algo hemos percibido, es que nuestros muertos no nos han dejado solos. Los anhelos que al principio parecían poca cosa, a día de hoy forman parte de una realidad que trasciende los tiempos a través de los hechos. Hemos ahí la eternidad.


    Como dijo Gabriel García Moreno: Dios no muere.

    Luego de todas las vicisitudes vividas hasta ahora, compartimos el que si hay algo serio que nos queda en este mundo, es la defensa de lo hispánico desde un punto de vista integral, acompañándonos de trascendencia y complejidad, con hondas hechuras metapolíticas que han de bordear el duro, cruel y surrealista contexto que nos ha tocado vivir/padecer; pero con la alegría de llevar la verdad por delante y de formar parte de lo auténticamente nuestro. Lo bueno, lo justo, lo verdadero y lo necesario. Lo que vale la pena.


    Nuestra conciencia sabe que somos un pueblo cautivo, engañado y alienado, pero dos siglos de mentiras acá y acullá ya llegan a su fin. Sobre las ruinas que nos infringieron otros y que nos infringimos nosotros mismos, habrá de rebrotar una luz radiante e imperiosa; acaso la misma que supo seguir la grandeza del sol y formar tierra a través de los caminos del mar, juntando las columnas de Hércules con los trópicos que unieron el Pacífico Norte con las Antillas y las profundidades de los Andes; diciéndole al mundo cómo era realmente y prolongando un animoso e inquebrantable espíritu hasta límites insospechados. Y para entendernos a nosotros mismos, y por ende, amarnos, este gran libro viene como anillo al dedo. Sin leyendas negras. Sin leyendas rosas. Sin tregua para traidores y endófobos. Sin dejar indiferentes. Dándole voz a los injustamente silenciados, cuando no vilipendiados. Haciendo historia. Nuestra historia.


    Gracias, Rolando Villanueva, por haber asistido a la presentación en Quito y por darme el libro que Francisco ha tenido el detallazo de regalarme. Siempre es bueno verte.


    Gracias, Francisco Núñez del Arco, por haberme permitido formar modesta parte de este libro de caballería histórica. Ante el cuadro de Escuela Cuzqueña que me regaló el amigo Pancorvo QEPD para mi boda, y con mi señora y mi hija dándome vida, te digo que gracias por mi primer prólogo. Eso sí: No te olvides que ahora el testigo pasa a tus manos, y ya nos iremos comunicando.


    Y por supuesto, nuestros muertos nos seguirán asistiendo. La que tendrán formada González, Corsi y Pancorvo con Agualongo, Huachaca, el Púñug Camacho, los Boves, los Pincheiras y compañía...


    Por el reencuentro iberocriollo que viene...


    ¡Santiago y cierra España!






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    https://www.facebook.com/permalink.p...bstory_index=0

  11. #11
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    El ethos hispánico y las independencias hispanoamericanas


    Publicado el 27 jul. 2016


    8910 N° 27 - El ethos hispánico y las independencias hispanoamericanas

    Juan Manuel Soaje Pinto entrevista al Dr. Miguel Ayuso, filósofo, jurista español, catedrático de Ciencias Políticas y Derecho Constitucional, Dr. "Honoris Causa" de la Univer. de UDINE, Italia; presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos, tradicionalista hispánico, y autor de más de 30 obras y más de 400 artículos especializados, y a Patricio Lons, periodista e investigador en Historia Hispánica.






    https://www.youtube.com/watch?v=q4wkz96Hr0c




  12. #12
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    viernes, 23 de octubre de 2015


    ¿ SABIAS POR QUÉ LOS INDÍGENAS FUERON REALISTAS Y CATÓLICOS EN LA GUERRA CIVIL HISPANOAMERICANA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX?


    ¿CUAL ES MI VERDADERA MONEDA?

    RECONOCIMIENTO GLOBAL? ¿ SABIAS QUE LOS INDÍGENAS FUERON REALISTAS Y CATÓLICOS EN LA GUERRA CIVIL HISPANOAMERICANA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX?

    por Patricio Lons




    Ahora podés entender a quienes benefició nuestra independencia y porqué nos hicieron la guerra los ingleses.

    Con esta moneda mundial, el real de a ocho, podías caminar desde el Río de la Plata hasta Filipinas y China, donde fue base del yuan chino y otras monedas asiáticas y donde circularon 515 millones de monedas de plata americana con reconocimiento legal hasta 1948, eso es 124 años después de la batalla de Ayacucho, momento en que comienza nuestro declive, batalla en la cual se enfrentaron no menos de ochenta familias en ambos bandos, cometiéndose el suicidio de nuestra patria. Martín de Álzaga, héroe de las invasiones inglesas, que manejaba el comercio asiático con Filipinas y Buenos Aires, no quiso entregar las rutas comerciales a los ingleses y por eso, lo fusilaron los revolucionarios de Mayo y así perdimos todo nuestro comercio con Asia. Esta fue la primera moneda global, el real de a ocho u onza castellana de plata reconocida en los cinco continentes y fue nuestra moneda. Y se perdió a partir del Tratado de amistad y comercio con gran Bretaña firmado por los nuevos estados americanos en 1825. Saquen sus conclusiones sobre lo que significó una seudo independencia. ¿Sabías que entre los siglos XVI al XIX las economías de China e Hispanoamérica eran complementarias gracias a la fortaleza de nuestra moneda y la pérfida Albión atacó a ambos imperios hasta destruirnos?

    Esa política se mantiene. Actualmente Londres le maneja la introducción del yuan al mercado mundial desde su banca y a nosotros nos dominan a través de grupos que manejan a todos los partidos de gobierno y oposición, que han entregado nuestras riquezas naturales a empresas y bancos ingleses y han destruido a la educación, a las FFAA y a la familia.

    Ese es el legado de los libertadores: haber colaborado con poca conciencia política a una estrategia global de dominación. Tal vez por eso Belgrano, Bolívar, San Martín y Aguinaldo expresaron pesares y arrepentimientos posteriores. La banca no puede perder a China y a Argentina en su proyecto global, hasta esta alianza argentino-china en la Patagonia desguarnecida y con secesionismo mapuche a ambos lados de la cordillera, manejado por Inglaterra, es en conveniencia de intereses ingleses, que (por las dudas) fortalecen su posición militar desde Malvinas. ¿Será nuestra Patagonia y el sur de Chile, monedas de cambio entre las potencias?

    Nos midieron el ataúd a todos los pueblos hispánicos en los siglos XVIII y XIX y lo vuelven a hacer en el XXI.

    En Asia se comercializaba con nuestra moneda hasta que desaparecimos como imperio y fuimos sustituidos por la libra inglesa que se quedó con el mercado asiático y nosotros con la pobreza disfrazada de libertad. ¿Ahora se ve más claro porqué llevamos dos siglos de retraso con escasos y honrosos períodos de lucha por nuestra dignidad? ¿Entendéis por qué no debemos olvidarnos de aquel dos de abril de 1982 pleno de dignidad nacional, donde las únicas naciones que nos apoyaron en la guerra de las Malvinas fueron de origen español como Perú, Guatemala, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Panamá, Venezuela y cientos de militares españoles que se ofrecieron de voluntarios? ¿Entendéis que si nos damos cuenta de que somos 550 millones de compatriotas hijos de la Madre Patria, podemos construir una potencia? Ahora se ve más claro porqué se trabaja tanto en destruir a nuestra identidad y cuál debe ser nuestro accionar. Malvinas debe ser una gesta conjunta de la hispanidad. Y a partir de ella reconstruir nuestro poder como estados hispánicos confederados.


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    Fuente:

    Patricio Lons: ¿ SABIAS POR QUÉ LOS INDÍGENAS FUERON REALISTAS Y CATÓLICOS EN LA GUERRA CIVIL HISPANOAMERICANA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX?


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