Decía José Vasconcelos, uno de los que contribuyó a que se expandiera la iniciativa del argentino Irigoyen de celebrar el 12 de octubre, que el padre de México era Hernán Cortés. Acá en Castilleja de la Cuesta, donde el Marqués de Oaxaca pasó sus últimos días, en el actual colegio de las irlandesas existe un busto que, por pequeño que sea, se ve desde la carretera y a veces hasta parece dar ánimos. Cortés es el padre de México, como lo fueron sus aliados tlaxcaltecas, zapotecas, otomíes y tarascos, o como los mayas del Yucatán que recibieron a los españoles como libertadores. Sin duda merece muchos monumentos.