No había leído antes este resumen sobre los efectos de la II GM, sin embargo y pese a coincidir con lo que se dice en el texto -habría que hacer precisiones-, me parece el pensamiento de un derrotista. Da la impresión de considerar que no hay nada que hacer, y ello se deduce de sus propios comentarios acerca de quienes en un pasado ya buscaron el modo de influir para intentar un cambio en el rumbo del mundo. Yo no comparto esa postura, no comparto la idea de que con el nazismo se enterraron muchos valores que no eran nazis por definición. El nazismo fue el epílogo de Lutero, pero en versión materialista y atea (el Estado y el culto al líder en lugar de Dios), el nazismo sólo fue el culmen de la soberbia, esa que es el fundamento del Pecado Original. Y digo que fue el epílogo de Lutero porque éste fue quien enterró a Alemania siglos atrás.

La Cristiandad empezó a ser derrotada mucho antes, aunque de forma transitoria, dígase sino por qué y para qué el Concilio de Trento. Y hemos sido los crisitianos los que nos hemos dejado ganar con nuestra desidia y nuestra cobardía. Primero se perdió la "virtus" romana de la sociedad, luego se perdió el sentido original de Los Evangelios entre tanta herejía y argumentos para combatir todas ellas, luego se hizo lo que nunca se debió hacer: mezclar el Evangelio con la política. Ésta mezcla que Nuestro Señor nunca admitió y bien claro dejó especificado con su "Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", ha sido causa o motivo de grandes errores que han salpicado a la santa Madre Iglesia cuya función ha sido siempre cuidar de la salvación del hombre, no meterse en guerras, conflictos y conquistas. Por tanto, toda la causalidad del peor de los siglos de la Humanidad, el XX "el siglo yermo" como lo definió Tolkien, --aunque el actual lleva el mismo camino--, está mucho más atrás, mucho más lejos en el tiempo.

Decir que el triunfo --transitorio nada más--, de la sociedad boba, de baba, blandita, de maricones, sólo es señalar una condición casi anecdótica (los maricones ya tuvieron sus oportunidades en las ciudades de la Pentápolis y durante los siglos de la Grecia clásica). Hoy la mentalidad de culito" demuestra el descerebramiento de la sociedad occidental. Es todo tan absurdo, tan sinsentido en si mismo, que resulta inconcebible que se haya montado toda una ideología planetaria alrededor de una práctica anal. A no ser, claro, que primero comprendamos que estamos ante la inversión de todos los valores, y esa "inversión" sólo puede tener un origen muy concreto, de alguien cuya existencia es parte del dogma. Y nosotros, católicos y conscientes de ello, tenemos que combatirlo y atacarlo, seguir combatiendolo y seguir atacándolo. Así hasta que llegue "El Rey" ("sólo el que persevere será salvo"), y con nuestro ejemplo hemos de atraer a más combatientes por La Verdad y La Palabra. No incurrir en discursos que puedan dar la sensación de que hemos tirado la toalla.

No olvidemos que todo forma parte de un plan providencial y por ello debemos estar tranquilos, primero tenía que llegar todo esto, más lo que aún falta, para a continuación, alcanzar la catarsis del triunfo final, de la victoria total.

Saludos en Xto.