"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
He encontrado una "versión larga" o al menos así parece y habrá que releer con más detenimiento este galimatías de densa letra y escaso orden. Pero ya de entrada me llama mucho la atención el título completo, al que encuentro muy pretencioso:
Fin de juego, el significado teológico de la segunda guerra mundial Y es que para mi la Teología es algo muy serio y ya me gustaría saber en qué grado de concreción y en qué medida de análisis en profundidad se encuentra tal pretensión.
Los nombres dan entidad a las cosas, y a las situaciones y a los hechos. Y, en esto, se puede pasar por encima con meras menciones, lo cual suele ser algo muy común cuando tratamos cualquier cuestión superficialmente, o se puede profundizar de verdad, lo que es mucho más enjundioso, conveniente y convincente. El autor, el cual antes de este hilo me resultaba totalmente desconocido, divaga, más que analiza, y es que en un artículo no se puede hacer tampoco mucho más, especialmente cuando el tema no se centra sobre uno o dos aspectos concretos y se pretende hacer todo un análisis omnicomprensivo de toda una época y las consecuencias derivadas de los actos que protagonizaron los hombres. Habláis de derrota en 1945, cuando esa derrota ya llevaba siglos en marcha, tal como dije. ¿Enterrar símbolos, valores, ideas...? ¿Acaso no venía pasando desde muy atrás, sino de qué las revoluciones --de todas, desde la Industrial hasta la soviética o la china--, de qué los nacionalismos, el imperialismo, y los totalitarismos, incluido el presente demo-liberal? Eso no fue más que un episodio histórico, pero lo bueno es seguir socavando a la Iglesia, por activa y por pasiva, esa si es la debacle histórica. Menos mal que nos quedan las promesas de Nuestro Señor.
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"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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