Revista FUERZA NUEVA, nº 468, 27-Dic-1975
DISCURSO DE BLAS PIÑAR EN PEDREGUER (ALICANTE) EN LA CLAUSURA DE LAS VII JORNADAS DE DELEGADOS DE FUERZA NUEVA
Sean mis palabras iniciales de agradecimiento a quienes en Pedreguer se han desvivido para que este acto pudiera celebrarse.
Con este acto se clausuran las VII Jornadas de Delegados de FUERZA NUEVA. Estas jornadas, de modo tradicional, se venían celebrando en la hospedería del Valle de los Caídos, de Madrid. Este año nos hemos visto forzados a cambiar el lugar de nuestras reuniones tradicionales. Los signos de los tiempos obligaron al abad mitrado del Valle de los Caídos [Luis María de Lojendio, abad entre 1968 y 1979], a prohibir nuestra Asamblea en un recinto que es para nosotros sagrado porque consideramos que aquella basílica, su monasterio y su hospedería, allí, en lo alto de la sierra de Guadarrama, vienen a ser como un altar de la patria, venerado por todos los buenos española.
1. SIN BENEFICIO DE INVENTARIO
Recibí una carta del abad en que justificaba su negativa a la reunión so pretexto de que nosotros éramos un grupo político y que la basílica, el monasterio y la hospedería debían quedar ausentes de la política, para dedicarse únicamente a lo espiritual, a lo que tuviese carácter religioso estricto. Yo le contesté, por escrito naturalmente, y la carta no ha tenido réplica, ni siquiera cortés, diciéndole lo que sigue: “Señor abad, si es cierto que nosotros somos un grupo político fiel, radicalmente fiel al 18 de Julio, fiel a la sangre vertida que hizo posible que se levantasen en la serranía del Guadarrama ese templo y esa cruz que quiere proteger a todos los hombres de España. (Aplausos incesantes). No olvide señor abad que nosotros nos consideramos en nuestro tiempo, a la altura de 1975, herederos y continuadores, si es preciso sin beneficio de inventario, de los ideales de la Cruzada; no se olvide que las dos agrupaciones políticas que se dieron cita para aquella contienda salvadora de la Patria fueron la Comunión Tradicionalista, que creo, señor, que fue fundamentalmente católica, con su lema de “Dios Patria, Fueros y Rey” (inmensa ovación del público puesto en pie), y la Falange Española, que en el pensamiento clásico, perfecto, de José Antonio, fue profundamente católica, profundamente cristiana, de manera que, por encima de cualquier otra consideración racista o totalitaria, estimó que el hombre es portador de valores eternos y que sobre el hombre, así considerado, descansa el esquema político nacional. (Ovación entusiasta).
Si esto es así, señor abad, usted tiene, con todos los respetos, dos soluciones: si usted hubiera admitido en el recinto del Valle de los Caídos a José Antonio y a sus amigos, para celebrar una reunión de un grupo político, pero de un grupo político sinceramente religioso, ¿por qué cierra las puertas a los que nos sentimos continuadores de ese pensamiento político nacional? Y si usted hubiera cerrado en 1975 las puertas a José Antonio y a sus amigos, por favor, sea usted sincero, arranque usted a la basílica el nombre del Valle de los Caídos (larga ovación) y devuélvanos los restos de José Antonio, que usted se ha comprometido a custodiar”. (Se repite la ovación, que dura largo rato).
2. EN TIERRAS ALICANTINAS
Sin embargo, este cierre hermético y peyorativamente discriminatorio para FUERZA NUEVA ha tenido como compensación el que hayamos venido a tierras de Alicante, a las que yo, personalmente, y por razones de convivencia y de afecto, estoy vinculado de un modo especial. Y ha sido en el término de Elche donde han podido celebrarse en paz, en silencio y en comunidad de ideas y actitudes, estas Jornadas Nacionales. Hemos venido a tierras alicantinas e ilicitanas, y hemos recibido el triple saludo del sol, del mar y las palmeras.
Y así como he iniciado mi capítulo de gracias con las que he tributado al pueblo de Pedreguer y a quienes se hallan al frente de su administración municipal, quiero también expresar mi agradecimiento, en nombre propio y en nombre de los jornadistas, a las delegaciones de FUERZA NUEVA en Elche y en Alicante, que se han esmerado en la organización e incluso en las atenciones personales con nosotros.
La prohibición del abad Valle de los Caídos hizo imposible tanto la reunión bajo la sombra amorosa de su Cruz como el acto sublime de depositar cinco rosas, como una ofrenda de sentimientos y de oraciones sobre la tumba del Fundador, rosas que en esta ocasión se hubieran multiplicado, para desde la lápida mortuoria de José Antonio, que está delante del altar y el coro, a depositar otras cinco rosas en la tumba del artífice del Estado nuevo, Francisco Franco, vencedor de la guerra y príncipe de la paz. (Ovación entusiasta).
3. CINCO ROSAS
Como compensación hemos acudido con religioso silencio al lugar mismo donde la sangre de José Antonio, el capitán y el poeta, fue sacrificada y salpicó la tierra de España, a la que amó entrañablemente porque no le gustaba. Y este amor ascético por la Patria, que le embanderó al servicio de un gran ideal, lo hemos recordado y rememorado nosotros ante la cruz de madera, bien austera y sencilla, por cierto. Y allí, después de escuchar la oración de los caídos de Sánchez Mazas, con lágrimas en los ojos y firme posición, después de rezar con el padre Venancio Marcos un padrenuestro, que es a un tiempo encomendarnos a José Antonio privadamente, y pedir por José Antonio, si le fuese preciso, al Dios Padre, nos hemos acercado con lentitud hasta la cruz austera y sencilla, para depositar a sus pies, emocionadamente, nuestras cinco rosas, rogando al Señor que el perfume de las rosas de España, de 1975, se mezcle con el perfume de las rosas de España de todos los años de la paz, para que la paz sea permanente entre nosotros, para que nuestras juventudes se sientan orgullosas de tener un héroe y un capitán, que ha muerto físicamente, pero que no muere porque su ideal continúa vivo y permanente entre nosotros. (Ovación entusiasta).
Al pie de la cruz, cara al recuerdo de esa sangre, que es como el aval y el testimonio de una ideología tan noble y tan elevada que por ella fueron y son capaces de morir los jóvenes, sentimos hasta lo más hondo de nuestro corazón lo que es España, la España múltiple y diversa, pero la España una, unida, la España que en su unidad labra su grandeza y su libertad. Yo no sé si José Antonio y sus jóvenes escuadristas de entonces pensaron en el simbolismo que encierran las cinco rosas, porque las rosas no son tan sólo perfume y oración de la Patria, de la tierra que se espuma y florece en el rojo-sangre encendido de los pétalos; yo creo también que esas cinco rosas son los cinco reinos de la Edad Media, aquellos cinco reinos que los Reyes Católicos fundieron para siempre con el nombre de España.
4. DESDE BADAJOZ
Hace unos días, después de la muerte de Franco –cuyo nombre con el grito ritual de ¡presente! figura al fondo de este escenario, nombre y ¡presente! que pasearemos por España mientras dure el luto nacional-, y después de la coronación del Estado, al jurar ante los Evangelios fidelidad a la Constitución [LEYES FUNDAMENTALES] y a los Principios que informan el Movimiento Nacional el que entonces era Príncipe y hoy es Jefe del Estado con el título de Rey, celebramos un acto en Badajoz, en la capital de la Baja Extremadura. En el teatro, lleno hasta rebosar, no sabíamos si llamaba más nuestra atención el número de personas allí congregadas al conjuro de unos ideales o el entusiasmo de la multitud. En esa ocasión expusimos el pensamiento de FUERZA NUEVA y nuestra postura ante la Monarquía instaurada y recobrada de todo veneno liberal. Allí afirmamos que nosotros apoyamos sin condiciones de ninguna clase a la Monarquía tradicional española, a la Monarquía que se enlazaba y se enhebraba con la Monarquía nacional de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Y hacíamos ver que lo que no es posible de ninguna manera es que, por la maniobra y el subterfugio de las presiones externas e internas de los enemigos larvados o declarados de España, la Monarquía tradicional que ha jurado el Rey pueda ser escamoteada para convertirse otra vez en una Monarquía liberal que con los vicios del liberalismo acabe no sólo con la propia Monarquía, sino también con la esencia histórica y con la unidad de nuestra Patria. (Inmensa ovación del público puesto en pie).
5. EN PROTESTA ENARDECIDA
Muchos españoles, millones de españoles, callados y silenciosos, que han estado dedicados a su trabajo, a su oficio, a su profesión, de bruces en la lucha por la vida, hoy pueden salir y dar un paso hacia adelante, porque al pueblo, al pueblo de España no se le puede convocar simplemente para unas elecciones a concejales de Ayuntamiento, porque es posible que estas elecciones le tengan sin cuidado, especialmente cuando tiene confianza en el hombre que rige, al servicio de España, los intereses comunes; pero cuando el pueblo de España, el que parece indiferente por el quehacer político, sabe que esté en juego el alma de la nación, la unidad de la Patria, la paz de los españoles, se manifiesta, sale a la calle, como salió aquel 17 de diciembre [1970] a la plaza de Oriente de Madrid y a las plazas de Oriente que son todos los pueblos de España, en protesta enardecida contra la injerencia extranjera que quería imponernos el liberalismo o el comunismo, y por medio del terror pretendía turbar nuestro presente y ennegrecer nuestro futuro. Ese pueblo salió el 1 de octubre para decir a un Caudillo anciano que seguíamos gritando ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! Ese pueblo se alineó en colas largas, silenciosas, respetuosas, interminables, aguardando catorce y dieciséis horas, no para pedir aumento de salarios, exigir reivindicaciones o formular quejas, sino para rendir su último homenaje, con oración y con amor, al que fue Jefe y prácticamente Rey natural de todos los españoles. (Interminable ovación del público puesto en pie, que impide continuar al orador).
Ese pueblo, amigos y camaradas, está ahí. El buen vasallo está en las casas, en los campos, en los talleres, en los barcos de pesca, en el Ejército, en las fuerzas de orden público, en la juventud, en las mujeres. Ese pueblo está ahí: que nadie trate de confundirlo, que nadie trate de desmoralizarlo, que nadie trate de agarrotarlo, para quitarle fuerza y empuje: porque si la clase dirigente del país se traiciona a sí misma –los mismos que gobernaron con Franco y quieren gobernar en el futuro con esa supuesta Monarquía liberal que rompa con el Movimiento y con la España del 18 de Julio-, habrá hombres y mujeres en España que saldremos a convocaros y a organizaros para que… (una inmensa ovación impide continuar al orador y recoger sus palabras).
6. LA PEOR DICTADURA
Por eso, permitidme que repita, porque es necesario repetirlo, ya que no tenemos posibilidades de multiplicar nuestra voz y nos están vedados los grandes medios de comunicación social, incluso del Estado, que cuando en estos días trascendentes para España la Televisión iba recogiendo los puntos de vista de los españoles que creyó autorizados u obligados a exponer su criterio, también se solicitó el del que os habla ahora, consejero nacional del Movimiento, designado por Francisco Franco –lo que constituye mi mayor timbre de honor y un compromiso de fidelidad mientras vivió, pero sobre todo después de su muerte-, (Aplausos). Pero da la casualidad de que mi punto de vista –ignoro los motivos- no se dio a conocer a los telespectadores, porque la peor censura es la de los liberales y la peor dictadura es la dictadura de la democracia liberal, que deja a los hombres afónicos. (Ovación).
En Badajoz dejamos constancia (se nos podrán imputar muchos defectos y muchas imperfecciones, cosa que por otra parte es propia de humanos, pues si no, seríamos ángeles; pero no se nos podrá imputar nunca ni calificársenos de insinceros, de actuar con máscaras o veladuras, de tratar de que nuestras ideas discurran más fácilmente envueltas en la insinceridad untuosa de que tantos politicastros hacen gala en estos momentos difíciles de nuestro pueblo) de que mientras el Estado nacional continúe y trate de permanecer, no obstante las vicisitudes de los tiempos, fiel a la ideología vitalizante del 18 de Julio, mientras la vida política española quiera discurrir por el cauce, amplio sin duda, pero con sus fronteras y limitaciones, del Movimiento Nacional –fronteras y limitaciones para aquellas ideologías, como indicaba don Marcelo González, en su homilía de la plaza de Oriente, que tratan de disolver la integridad de la nación-, nosotros estaremos con el Estado nacional y con el Movimiento, y no estaremos en el juego equívoco , que divide a los españoles, del asociacionismo político. Pero si llegamos a entender claramente o se nos dice de forma definitoria que el Estado nacional está caducado, que el Movimiento está periclitado, que cuanto supuso la ideología del 18 de Julio queda arrinconado en la penumbra de la Historia, y que, por consiguiente, y so pretexto de aproximación a Europa y de reconciliación de los españoles, vamos a un Estado liberal, entonces, en nombre de ese liberalismo y de la democracia inorgánica, nosotros, que no queremos jugar a los partidos políticos disfrazados de asociaciones, compareceremos en la vida pública como partido político auténtico, que va a luchar. (Inmensa ovación que no permite recoger las palabras del orador).
7. LEALTAD NO ES ADULACIÓN
Se abre con la coronación del Rey y con su juramento una etapa nueva en la historia política de España y en la historia política del Régimen español. Una época que nace, claro es, cargada de esperanzas, y hoy, después de los últimos acontecimientos, más que de esperanza, de expectativas y de inquietudes.
Hablamos y hablaremos con la misma lealtad que nos ha caracterizado durante el periodo de gobierno de Franco, en el que la lealtad no la confundimos con la adulación.
Los que adularon a Franco son ahora sus primeros hipercríticos, y la conducta moral del adulador es idéntica al del que lo critica todo. La única conducta moral seria en la vida personal, familiar y política consiste, en nombre de la lealtad, en decir con lealtad al jefe cuándo creemos que se equivoca, y si no obstante decirle que se equivoca insiste en la equivocación, cuando llega el momento de cosechar las consecuencias desastrosas de su medida, no lanzarle pellones de basura, sino ponernos incondicionalmente a su lado para defenderle de las consecuencias de su error. (Ovación).
Esta es y será también ahora nuestra línea de conducta, a partir del momento inicial de esperanza o de inquieta expectativa, de la etapa que acaba de iniciarse.
No es ése el camino. No es el camino, señores del Gobierno, el camino del indulto que acabáis de conceder. No porque nosotros no seamos partidarios de la generosidad y de la benevolencia. En Zaragoza, a raíz del acto que organizó FUERZA NUEVA el pasado 9 de noviembre, decíamos, hablando del indulto, en una entrevista a un diario local: naturalmente que el Jefe del Estado debe comenzar su periodo de gobierno con un indulto o con una amnistía de la generosidad y, por consiguiente, para los delitos menores comunes y políticos, porque si excede de los límites de la benevolencia, el adversario no lo interpretará como benevolencia sino como debilidad. (Aplausos).
Pero el indulto ha tenido tal amplitud que, antes de que los Tribunales de Justicia se pronuncien sobre los hechos y dicten sentencia, se conmutan las posibles sanciones nada más y nada menos que a los asesinos de Carrero Blanco y a los autores del crimen brutal de la calle del Correo, de Madrid. (Ovación).
8. ¿SON HÉROES NACIONALES?
Interpretado el indulto no como signo de benevolencia, sino como signo de debilidad, se tiene la impresión de que se ha extendido una alfombra de laurel a los que salen de las prisiones. Basta para entenderlo así con asomarse a las páginas de la prensa de todo tipo, incluso la oficialista, que presenta a los indultados como héroes nacionales acreedores a fotografía de primera página, en las que aparecen sonriendo y aptos para ganar la simpatía de los lectores. No salieron con el ánimo contrito, arrepentido y agradecido del que sabe que el indulto y el perdón son fruto de la misericordia y hasta de la elegancia de quien acaba de constituirse en autoridad, sino con el coraje del triunfo y de la victoria.
Por eso, inmediatamente después de su liberación, como si les faltase tiempo, no para reconciliarse, sino para la revancha, los que salían de las cárceles tomaban las riendas de los cuadros de acción del Partido Comunista, del FRAP y de ETA. Empezó la cosa con el asesinato del jefe local del Movimiento de Oyarzun, en Guipúzcoa [Nov. 1975], y ha continuado con la comparecencia pública de uno de los jefes de la subversión en la Universidad de Valladolid, para arengar a los estudiantes, y la de Marcelino Camacho en una de las Facultades de la Autónoma de Madrid, en compañía de Ruiz-Giménez, y luego en la recepción a García Salve.
La propaganda subversiva se repartió sin demasiadas complicaciones, hubo grupos de manifestantes en sitios diversos, se levantó el puño, se ofendió gravemente a Franco y al Rey, se lesionó a un capitán de la Policía Armada. ¿Qué se podía esperar? Pero la pregunta adecuada no es ésta. La pregunta adecuada debe inquirir al responsable. (Gritos entre el público.) Y el responsable no es García Salve, ciertamente, ni el funcionario que cumpliendo órdenes abrió disciplinadamente la puerta de la cárcel, sino el que dio la orden, sabiendo por experiencia viva de lo que ocurrió en España, y por experiencia de lo que hoy sucede en los países subyugados por el comunismo, que todo puede terminar otra vez en el asesinato y en el martirio, en el desorden y el caos. Olvidar todo esto, cuando de oficio se tiene la custodia del bien común, de la paz y del futuro, es una blasfemia contra la Patria, un desprecio a la lección todavía reciente que nos ofreció la Providencia. (Inmensa ovación).
9. AFRENTA AL REY
No es ése el camino. Como no lo es el cambio de mentalización que se intenta, confundiendo y escandalizando al pueblo sencillo, al indicar que la presencia en España de ciertos jefes de Estado europeos con motivo de la proclamación y del juramento del Rey quiere decir que Europa nos mira con ojos de bendición y complacencia. Se ha llegado a escribir en uno de los principales rotativos nacionales que no debe preocuparnos excesivamente la injerencia del exterior, puesto que con ella, y con cuanto supone de evolución y de cambio político, están de acuerdo la inmensa mayoría de los españoles. Se nos dice, incluso, que son constantes las llamadas telefónicas del presidente de la República francesa al palacio de la Zarzuela y que Giscard lleva muchos años atento a los asuntos de España, como por ejemplo, digo yo, al de dar cobijo a los terroristas de ETA, a los que ha protegido con descaro. (Ovación).
Esto, a mi juicio, supone no sólo una afrenta para el pueblo español, que se ha manifestado contra la injerencia extranjera realizada tanto por medio del terrorismo como de los consejos, las recomendaciones, de las presiones y es posible que hasta de las órdenes, sino también para el Rey de España, porque se está dando la impresión, hacia fuera y hacia dentro, de que el Rey de España, lejos de ser soberano, no es otra cosa que una especie de virrey o de gobernador general que el presidente de la República francesa hubiera nombrado para el territorio español. (Inmensa ovación del público, puesto en pie.)
En esta línea de pensamiento, un periódico de la difusión y la responsabilidad del «New York Times», que excuso indicaros los intereses económicos a que responde, hablando del tema español y del momento actual de España, expone su tesis en un editorial que he traído ante vosotros. ¡Con qué sutileza se amenaza! Después de hablar del proceso discutible, según su mentalidad democrática, por el cual Juan Carlos llegó a ser Jefe del Estado dice así: “Desde cualquier punto de vista, pero en particular en aras de la unidad nacional, de la paz civil y la prosperidad económica, es imperativo (el subrayado es mío) que España empiece sin retraso la restauración de la libertad y la construcción de una sociedad democrática, a tono con la que hay al otro lado de los Pirineos. Si tiene audacia bastante para convertirse en el abanderado de esa tarea esencial, el Rey Juan Carlos I obtendrá el poderoso apoyo de la Comunidad Europea, que ha dejado bien claro que daría una entusiasta bienvenida como miembro a una España democrática. Una actuación de tal naturaleza tendría también el apoyo generoso de Estados Unidos, para los cuales una España libre sería un socio más confiable y útil.
¿Os dais cuenta de cómo se está aprovechando este momento de España para tratar de confundirnos, para presionar a la clase dirigente y para influir en la cabeza que rige los destinos del Estado? Se está jugando con el futuro, con la paz y con el bienestar de los españoles.
10. NO QUEREMOS LAS LIBERTADES DEL TERROR
No es ese el camino. Y como no es ese el camino tenemos que decir, con esta advertencia, que no es gratuita, que nos oponemos desde nuestra posición de lealtad al 18 de Julio, a que se nos otorguen las libertades de que se disfruta más allá de los Pirineos, porque esas libertades terminan con la sagrada libertad del hombre, porque en nombre de esas libertades hay pueblos esclavizados, porque el liberalismo, que no tiene mística, y corrompe con la droga, el erotismo y la pornografía, deja a los pueblos sin valor para enfrentarse con sus enemigos mortales (ovación), porque, en suma, no queremos las dos libertades de actualidad en Europa: la del aborto y la del terror.
Ya sabéis que el aborto ha sido legalizado en muchos países, y no hace mucho en Francia, durante la presidencia del católico Giscard, que hace unos días fue recibido por el Papa, para hablar entre otras cosas del tema español y no sabemos si también de los miles de niños franceses a los que se asesina con toda legalidad en nombre de las libertades democráticas. (Inmensa ovación).
Nosotros no queremos libertad para el asesinato, y menos para el que se perpetra sobre quien, como un niño en el vientre de su madre, no tiene ninguna posibilidad de defenderse. Por eso nos repugna la actitud de la democracia cristiana de Italia, que ha admitido el aborto con tal de que se declare delito no punible, desconociendo con esta lamentable contradicción la naturaleza misma del Derecho Penal y creyendo sin duda que de este modo salva su escrúpulo de conciencia.
Por otra parte, tampoco queremos la libertad para el terror. Habéis visto las escenas terribles del tren secuestrado en Holanda y los crímenes que con tal ocasión se han cometido. Yo no sé cómo va a resolverse la situación, ni sé tampoco cuáles serán las sentencias que se dicten; pero como los Tribunales de Justicia de Holanda declaren que los secuestradores son reos de pena de muerte o de la pena máxima según su ordenamiento jurídico, yo invitaré a los españoles a que salgan en manifestación protestando contra las sentencias. (Entusiasta y prolongada ovación.) [Ironía frente a la protesta de las democracias europeas contra las ejecuciones de terroristas en España dos meses atrás].
(…)
11. TRES FIDELIDADES
¿Cuál es nuestra postura ante una situación que exponemos con absoluta claridad, a la española, que es el único modo de captar la simpatía o el odio de nuestras gentes? Desde luego, nuestra postura no es turbia ni almibarada, no es una postura de centro, equilibrada y equilibrista, que no puede seducir ni entusiasmar a nadie.
Nuestra postura se ahínca y enardece en la proclamación de tres fidelidades:
I. Fidelidad a la carga ideológica del 18 de Julio de 1936
Para nosotros –lo hemos dicho muchas veces- el 18 de Julio no es una hoja del calendario que se arroja al cesto de los papeles. Es una fecha que envuelve y cobija un ancho contenido político. Cuando se habla de 1789 o de 1917 no se alude a un año concreto, se alude a dos revoluciones, a la revolución burguesa y a la revolución marxista. De igual modo, cuando nosotros hablamos del 18 de Julio, no nos referimos a una fecha, ni tampoco solamente a un alzamiento militar, sino que hablamos de una Revolución en marcha que se pone al servicio de la antigua Tradición española.
Nosotros somos fieles al 18 de Julio, pero sépase que cuando hablamos de lealtad al 18 de Julio nos estamos refiriendo a las fuerzas políticas que se dieron cita para la cruzada y que convocaron al pueblo español para que España continuara viviendo. Esas fuerzas políticas, junto a un sector importante de nuestros Ejércitos, fueron: el Tradicionalismo, que durante muchos años mantuvo la bandera de la españolía frente al afrancesamiento europeizante, como dijo Francisco Franco, y la Falange, que tuvo su expresión más autorizada en el pensamiento clásico y moderno a la vez, juvenil y poético, electrizante y sugestivo de José Antonio Primo de Rivera.
Estas son las únicas fuerzas políticas que hicieron la convocatoria para la Cruzada. Lo demás vino por añadidura. Vinieron porque peligraba la vida, porque peligraba la fortuna o el dinero; vinieron porque, incapaces por razón de su liberalismo, tuvieron que refugiarse en los místicos a los que habían llamado pistoleros. Este tipo de gentes –los que vinieron por añadidura- está de huida. De cuanto puedan ideológicamente representar no somos tributarios. Nuestra lealtad se afina, depura y concreta a la doctrina que con su vida y con su muerte defendieron los viejos requetés de la Tradición y los magníficos camaradas de la Falange Española de José Antonio. (Inmensa ovación.)
II. Fidelidad al recuerdo y a la obra de Franco
Nosotros proclamamos abiertamente nuestro franquismo, cuando públicamente, en España y fuera de España, se quiere enterrar el recuerdo y la obra de Francisco Franco.
Ya sabéis los procedimientos de que se vale el enemigo, el que acecha y el que está encubierto, para ir cambiando la mentalidad del pueblo español y convertir el agradecimiento en repulsa. Pero allá donde no existen cortapisas de ninguna clase, así se expresan los que están esperando el momento de la revancha. ¡Pobres de aquellos que en España, con supuesta buena fe, mientras el enemigo prepara amenazante su puño para destrozarnos, aflojan los estímulos morales diciendo que ha llegado la hora de la reconciliación y de la concordia nacionales, de la paz y del entendimiento de todos los españoles! ¡Como si fuera posible que la reconciliación y el entendimiento sean unilaterales! Si yo estoy dispuesto a hacer la paz, pero el enemigo se niega, y ello no obstante me desarmo física y espiritualmente, el adversario conseguirá sin esfuerzo la victoria, y, estando indefenso, acabará machacándome. A esto es a lo que, engañados y de buena fe, se nos invita en ocasiones por algunos. (Ovación.)
Os traigo una breve reseña, espigada, porque el tema es inagotable, de lo que han dicho quienes dirigen la conjura internacional contra el Estado del 18 de Julio.
- La Pasionaria ha dicho: “Levantaremos al pueblo de España contra el franquismo sin Franco”.
- El gran poeta Alberti –qué tremenda responsabilidad la de tener un dominio absoluto del idioma y la inspiración poética, para verter veneno contra España y contra Franco- ha dicho: “No hay fuegos bastantes en el infierno para recoger el alma de Francisco Franco”. (Risas.)
- «Izvestia» (contrariando el bulo de que la prensa soviética se comportó con el máximo respeto al dar y comentar la noticia de la muerte del Caudillo) dice: “Ha desaparecido el último dictador llegado en el momento culminante del fascismo, el hombre que llegó al palacio de El Pardo caminando sobre cadáveres”. (Risas.)
- Fernando Valera, titulado presidente de la República en el exilio, ha dicho, refiriéndose a la sucesión querida por Franco, que “Juan Carlos es un intruso y un usurpador”.
- Felipe González, en nombre del muy democrático Partido Socialista Obrero Español, que está deseoso de colaborar en la evolución del Sistema ha dicho que con la muerte de Franco acaba de cerrarse un negro capítulo de la historia de España. “La desaparición física de Franco –asegura- significa algo más que la muerte de un dictador. Implica la inexorable liquidación de la superestructura que nació con él”. Y añade: “El PSOE rechaza toda fórmula que continúe el Régimen y las instituciones que han hecho posible la continuidad en forma de Monarquía, con desprecio de otras formas de gobierno. El PSOE reafirma su voluntad de ruptura democrática y la necesidad de unir en torno a un programa de transición a todas las organizaciones políticas y sindicales implantadas en el conjunto del país y representadas hoy día en el seno de la Plataforma Democrática, de la Junta Democrática y de las plataformas unitarias catalana y vasca”.
- Calvo Serer, miembro con Santiago Carrillo de esa Junta Democrática –el mismo que obtuvo el premio nacional Francisco Franco- dice del Caudillo que fue “un dictador implacable y mediocre, intelectual y aun moralmente”, que su periodo de gobierno ha sido “un paréntesis… largo, pero sin gloria y lleno de humillaciones para todos los españoles” y que “es hoy tarea primordial el impedir que perdure el franquismo agrupado en torno del sucesor, el Príncipe Juan Carlos”. “Olvidemos a Franco –concluye Calvo Serer-, es lo mejor que se puede hacer con sus casi cuarenta años de ejercicio absoluto de poder”. ¡Me hubiera gustado ver a Calvo Serer leyendo este precioso artículo ante las colas de españoles “humillados” que se agolpaban junto a la puerta principal del Palacio de Oriente de Madrid! (Ovación.)
- ETA ha dicho en una de sus declaraciones oficiales, después de congratularse por la muerte del verdugo y de enviar un saludo a las víctimas de los cuarenta años de terror y de represión criminal, que “ninguna concesión de Juan Carlos podrá satisfacer la sed de libertad de las masas”.
- El FRAP, por último, declara: “Franco ha muerto: ha perecido uno de los mayores asesinos de la historia contemporánea (Risas). Pero el franquismo continúa. Por eso, no puede abandonarse la lucha contra él, sólo porque haya muerto el dictador”.
Franco ha muerto, pero, gracias a Dios –y el enemigo descarado o en la sombra lo sabe-, el franquismo, en lo que tiene de acierto en lo fundamental, continúa. Pero no continúa por la imposición dictatorial de un grupo dirigente sino por la lealtad del pueblo, del buen vasallo agradecido, que espera con inquietud que a Franco suceda un “buen señor” que le rija y acaudille.
III. Al Rey de la Monarquía tradicional
No se trata de lealtad a una persona, sino de lealtad a una institución. Una cosa es la amistad, la devoción personal, y otra muy distinta la lealtad a la institución que el Rey representa.
¡Qué bien, con su conducta, dibujó esta diferencia José Antonio! José Antonio, que hizo la crítica más sincera y perfecta de la Monarquía liberal, a la que declaró “gloriosamente fenecida”, mantuvo incólume hasta la hora difícil, en que tantas defecciones se registraron, su devoción personal hacia el Monarca. José Antonio, cuando el Rey fue víctima, no de sus defectos, sino de los vicios del Sistema, estuvo a su lado y acompañó hasta el último momento a la Reina Victoria. ¿Dónde estaban los que quebrantaron su juramento de fidelidad a la institución y a un tiempo el vínculo de amistad? (Ovación entusiasta).
Nosotros, y yo personalmente, nos consideramos amigos del Rey de España. Me considero amigo del hombre que se ha formado aquí, que ha sido educado por Franco, que conoce el pálpito, el latido, la inquietud, la zozobra, la esperanza y la ilusión del pueblo. Esta devoción personal, en cualquier caso, no se romperá nunca, suceda lo que suceda. Pero una cosa es, acabamos de decirlo, la devoción personal al hombre y otra la lealtad de nuestro grupo a la institución. Mientras la institución que representa Juan Carlos encarne en serio y de verdad el Estado monárquico del 18 de Julio, con unidad de mando y de poder, los hombres y las mujeres de FUERZA NUEVA estaremos con Juan Carlos a vida o muerte. Seremos sus soldados, sus adelantados, sus apóstoles, sus militantes. Pero si la institución deserta, y por presiones internas o externas Juan Carlos no fuese el Rey de la Monarquía tradicional, de la Monarquía de la Ley Orgánica, entonces, manteniendo nuestra amistad y nuestra devoción personales, en nombre del juramento que el Rey y nosotros hicimos, de velar por los Principios del Movimiento –que no pueden ser desconocidos ni arrumbados-, no podríamos mantener nuestra lealtad a la institución. (Gritos de “¡Muy bien!” Ovación.)
12. QUEREMOS LA CONTINUIDAD
Estas son nuestras tres lealtades, nuestras tres fidelidades. Las formulamos no sólo por sentimiento –y el sentimiento cuenta y no es despreciable-, sino por razones intelectuales e ideológicas; con toda la frialdad que ello pueda suponer en su base, pero con todo el corazón que necesitan para ser puestas en práctica.
Las tres lealtades no implican, como alguien asegura, que nosotros queramos el continuismo, sino que queremos la continuidad. Nosotros hemos dicho muchas veces que los fallos que se han producido en el Sistema no son fallos del Sistema, sino fallos que provienen de la infidelidad a cuanto representa.
Nosotros hemos dicho que el Régimen, en los últimos años, ha padecido una crisis de identidad, porque una parte del grupo director se había avergonzado de su acta de nacimiento político, porque no ha tenido aquella fuerza moral que contemplara José Antonio, que transforma a un grupo de hombres en una minoría inasequible al desaliento. De aquí que no queramos el continuismo del despegue y de la infidelidad, sino que al frente del Estado, de la cultura, de la economía, de las Fuerzas Armadas, de la política, haya hombres que crean en el Sistema.
¿Sería posible una empresa religiosa dirigida por hombres sin fe sobrenatural? ¿Tendría éxito una empresa mercantil si sus ejecutivos no creen en la bondad del producto fabricado o distribuido? ¿Lograría buenos resultados una empresa turística si quienes la fundan permanecen dubitativos ante la bondad del clima o la belleza del paisaje? Pues, si la respuesta es obvia en tales casos, ¿cómo puede seguir adelante y coronar nuevas etapas una empresa política si no creen en ella los que están al frente de la misma? (Larga ovación.)
13. DIEZ LECCIONES MAGISTRALES
“Del fondo del pasado nace mi revolución” dice un himno del Frente de Juventudes. Pues bien, del fondo de nuestra Tradición y nuestro ímpetu revolucionario, que de esa Tradición arranca, nacen diez lecciones magistrales, que hacemos nuestras y que juramos defender y propagar como si fueran, políticamente hablando, nuestros diez mandamientos:
I. Sentido espiritual y providencialista de la Historia universal.
Por eso nos consta que la carta que hoy se juega no está en litigio en este o en aquel país. Es una carta en torno a la cual gira la suerte del mundo entero. Hay trincheras a favor del liberalismo masónico y del comunismo, del materialismo, en suma, que de una manera u otra, aplastando o agarrotando los resortes morales y físicos de los pueblos, pretenden convertir a la Humanidad en un inmenso rebaño sometido al poder sin límites de una superestructura monolítica internacional.
De aquí que tratemos de mantener contacto con los hombres y las mujeres de cualquier país que se hallen en nuestra línea ideológica y táctica.
II. Catolicismo, frente a laicismo de que a veces hacen gala en la vida pública y para la vida pública agrupaciones de carácter político que se autodefinen y califican de cristianas.
Nosotros, pese a la moda y sin ningún respeto humano, hacemos una confesión individual y colectiva de catolicismo, en fe y en práctica, en ideas y en ejercicio. Nosotros no creemos que la religión sea algo que solo incide e importa a la conciencia personal. Es la sociedad entera, en la que el hombre vive, la que está obligada a rendir tributo, homenajes y obediencia a la Ley de Dios. Por encima, pues, de los derechos de los hombres, proclamados, que no respetados por la Revolución Francesa, se hallan los derechos de Dios. (Ovación.)
No entendemos por ello que un príncipe de la Iglesia haya puesto en solfa, en unas declaraciones recientes sobre catolicismo y Patria, cuanto se dijo sobre esta cuestión allá por los años 30. Por lo visto, España no se ha construido en torno al hecho religioso, desde Covadonga hasta el Alzamiento Nacional. ¿Cómo puede negarse esta verdad histórica y entender y amar profundamente a España? (Inmensa ovación que dura largo rato y que impide continuar hablando al orador.)
III. Unidad de la Patria, concebida como unidad de historia, de convivencia y de destino en lo universal.
IV. Vocación europea de España, no porque vayamos a identificar esa vocación con intereses mercantiles supercapitalistas y contradictorios.
Somos europeos de la Europa cristiana, dotada de valores universales. De esa Europa cristiana, dotada de valores universales, España, eminentemente europea, tomó lo mejor, lo embarcó en los mares del descubrimiento y de la conquista y en América y en Filipinas, allí donde llegó España, no desaparecieron las culturas autóctonas, ni fueron aniquilados sus pobladores. La España europea y cristiana depuró, subsumió, cristianizó lo autóctono y dio paso a la obra imperecedera del mestizaje de la sangre y del espíritu.
España forjó en parte a Europa: en las peregrinaciones jacobeas, en Lepanto, en Trento y en las guerras divinales. España es la punta de Europa, con el continente africano a los pies y la antigua imagen de Santa María de Europa cabalgando sobre el Peñón de Gibraltar.
Vocación europea auténtica y por ello mismo vocación hispánica desbordante, que vuela y anhela la comunidad con los pueblos a los que dio su lengua, su genio y su talante.
V. El hombre es portador de valores eternos y eje del sistema político.
De aquí que todo lo que sea esclavizar al hombre, aherrojarlo, privarlo de su libertad cristiana, manipular su opinión, degradarlo con la pornografía, envilecerlo con las malas costumbres, tendrá en nosotros una postura de abierta, radical e incansable oposición.
Nosotros respetamos al prójimo no solo porque tiene nuestra misma naturaleza, sino sobre todo porque somos hermanos, y somos hermanos porque tenemos un Padre común.
¡Qué difícil entender la fraternidad y no convertirla en pura camaradería, en solidaridad de raza, de clase o de sexo, cuando no se cree en la paternidad de Dios!
VI. La economía al servicio del hombre, y nunca al contrario.
El hombre no puede jamás convertirse o ser convertido en puro instrumento, en esclavo, en animal biológicamente desarrollado. No es al hombre sino a la economía a la que conviene una tarea subordinada e instrumental. Por ello la economía no puede adueñarse de la política y ponerla a su servicio, subordinando el bienestar de los ciudadanos al espíritu de lucro, utilidad y ganancia de los grandes monopolios, nuevos señores feudales sin límite ni frontera, que acaban con la soberanía del Estado.
VII. Sindicalismo vertical.
En él se encuentran, se entienden y se armonizan los factores que se integran en el proceso económico: el trabajo, la técnica y el capital. Esa armonía que el Sindicato vertical postula y que se logra cuando el Sindicato vertical no se desfigura, impide que el capital se transforme en capitalismo, la técnica en tecnocracia, y el trabajo en marxismo.
Un Sindicato vertical fuerte podrá influir de forma directa en la construcción y desarrollo de la empresa: una empresa más justa al servicio de España. En este orden de cosas la empresa agrícola y ganadera requiere la máxima atención, sin descuido, claro es, de nuestro proceso industrial. Pero el campo no puede ni despoblarse ni descapitalizarse. España requiere una agricultura rica, sin la cual nuestros mercados pueden quedar desabastecidos, nuestra economía gravada estúpidamente con la importación de productos de primera necesidad y nuestro comercio exterior seriamente menguado.
Hay que evitar la emigración de nuestros campesinos, transformados en gentes de suburbio, que a la postre acaban perdiendo, en el anonimato y los vicios de la gran ciudad, su fe en Dios y su amor a la Patria. (Ovación entusiasta y prolongada).
VIII. Cultura para todos los españoles.
Que no es lo mismo que Universidad para todos. Estamos hartos de ver cómo se despilfarra y malbarata el enorme presupuesto de Educación y Ciencia en las Universidades mientras hay todavía pueblos sin escuela y sin maestro. (Aplausos.)
No queremos solo una cultura informativa, que en muchos casos se está volviendo corruptora. Queremos también una cultura formativa en lo físico y en lo moral, de manera que la tarea educadora adopte como lema el “mens sana in corpore sano” o, mejor aún, el de un hombre honesto en una sociedad honesta.
IX. Prestigio y dotación de las Fuerzas Armadas.
¡Ya está bien de desprecio y de ironía hacia las virtudes militares, hacia el uniforme de quienes se han consagrado de por vida al servicio de la Patria! ¡Ya está bien de olvido de las necesidades, incluso de las más imperiosas de las Fuerzas Armadas! La sobrevivencia de la sociedad civil requiere un Ejército que la ampare y la defienda. ¿Y cómo podrá defenderla y ampararla si carece de lo necesario, si no tiene la dotación que precisa, si no se rodea a las instituciones castrenses de una aureola de respeto y admiración?
La sociedad de nuestro tiempo, por otra parte, cuando las fuerzas que hostigan a la nación se agrupan y fortalecen, no puede mirar de soslayo al Ejército. El Ejército, las Fuerzas Armadas, por razón de su misión y de sus virtudes, no son solamente el brazo derecho de la Patria, son su columna y su corazón. Y en estos momentos, yo os diría que con mayor apremio y urgencia que en la época de José Antonio, los civiles, sin dejar de ser civiles, tenemos que asimilar, que hacer nuestras y vivir a fondo las virtudes castrenses, que son las virtudes del honor, de la entrega y del sacrificio. (Gritos de “¡Muy bien!” Ovación.)
X. Estado nacional.
Es decir, un Estado que nada tiene que ver con el Estado liberal o el Estado marxista. El Estado nacional es el fruto de la ideología de los pensadores que hicieron posible el 18 de Julio.
Un Estado marxista es un Estado que subyuga a un pueblo y que para la discrepancia organiza los campos de concentración, convierte en “no personas” a los opositores e ingresa en los manicomios a los disidentes. Llevado de un antiteísmo rabioso, el Estado marxista pretende arrancar el sentimiento religioso y persigue sin descanso no sólo las manifestaciones de fe, sino a los propios fieles. La dictadura, o mejor la tiranía, no la ejercen los proletarios, sino grupos de burgueses ambiciosos y resentidos que cabalgan sobre pueblos privados de pan y de libertad.
Escuchemos el testimonio de los que, educados en la URSS, bajo la égida del Partido Comunista, pueden escapar de aquella cárcel. Ellos nos amonestan y nos avisan. Nos descubren la realidad y nos aleccionan sobre la propaganda. Nos advierten para que no nos dejemos seducir y nos ilustran con el duro ejemplo de su patria. ¡Ay de los pueblos que sucumben! ¡No hay uno sólo que después de la ocupación total por el comunismo se haya desembarazado de él! Y cuando lo han intentado, como Hungría, Checoslovaquia, Polonia o el Berlín Oriental, han sido las divisiones rusas y los tanques soviéticos los que han cumplido a la perfección su tarea de aniquilar en sangre su deseo de independencia. (Ovación.)
El Estado liberal es aséptico, no cree en nada, puro espectador de las contiendas y de las disputas sociales.
Nosotros queremos un Estado nacional que se sabe y se siente actor, protagonista y promotor de la justicia, del bien común. El Estado nacional, que no es totalitario, porque no subsume a la sociedad, sino que la estimula y la espolea, vigila el proceso económico, a fin de que la fuerza del dinero no acabe con la Patria, de que la lucha de clases propugnada por el marxismo se haga imposible, y de que la técnica absorbente y todopoderosa no nos convierta en robots fríos y sin alma.
14. EN EL DÍA DE LA INMACULADA
Todo esto lo afirmamos, definiéndonos, en un acto como el de hoy, que celebramos en Pedreguer, en el día de la Inmaculada Concepción, Patrona de España, clausurando nuestras VII Jornadas Nacionales.
Es curioso que sea la Señora, en su advocación Inmaculada, la que sea Patrona de España. Hay como un subconsciente nacional que busca y pide el patronato. ¿Por qué razón España ha buscado y obtenido el de María Inmaculada?
Quizá porque al español de veras le gusta lo limpio, lo incontaminado, lo puro. Ya sabemos que somos imperfectos y que no nos podemos escandalizar, porque somos humanos, de nuestras propias imperfecciones. Pero, mientras María Inmaculada sea nuestra Patrona y nuestro ejemplo de vida, procuraremos arrancar lo que haya de impuro y de menos noble en nuestra vida individual y en nuestra vida colectiva.
¿Sabéis lo que vamos a pedir a María Inmaculada, Patrona de España y de los españoles, en este 8 de diciembre de 1975?
Hay una escena del Evangelio que, como a todas ellas no nos será posible sacar el jugo y la enseñanza infinita que encierran, porque son escenas reveladoras de la inagotable Verdad eterna. Es la escena de las bodas de Caná. María, mujer en última instancia, se da cuenta de que se acabó el vino del convite, y amorosamente, maternalmente, obliga a su Hijo a que haga el primero de los milagros de su vida pública.
Pues bien, los hombres de España tenemos que pensar si a esta hora, después de la fiesta larga de las bodas con la paz, el trabajo, el bienestar, después de la dirección afortunada de Franco en las cosas fundamentales, después de tantos años de fidelidad al pensamiento de la Tradición y al pensamiento de José Antonio, nos hemos ido quedando sin vino.
Si es así, acudamos a la Señora –que sin duda lo advirtió antes que nosotros- para decirle: “María Inmaculada, Patrona de los españoles: nos hemos quedado sin vino. Pero vamos a traer lo que tenemos, el agua insípida, caliza o salobre de nuestro pozo. Un grupo de españoles vamos a sacarla con esfuerzo y vamos a llenar de ella las tinajas. Tú, María, dile al Señor que mire el agua insípida caliza o salobre de nuestro pozo interior y con su mirada poderosa haga el gran milagro de convertirla en vino”.
15. SE CONSEGUIRÁ EL MILAGRO
Y sucederá entonces que algún maestresala camuflado, al saborear el vino sabroso de la conversión, para él desconocida, se pregunte la razón de la reserva del caldo mejor para la hora última del banquete.
Pues bien, que sepan todos, que sepamos de un modo especial nosotros, que si somos fieles a nuestra profesión de fe religiosa y política, si amamos de verdad a María Inmaculada, Ella nos conseguirá el milagro de convertir nuestra agua insípida, caliza o salobre, en el vino nuevo y sabroso de la resurrección nacional. (Ovación).
Con nuestras tres lealtades, y nuestro programa nacional, y como prueba de que estamos dispuestos a luchar por Dios y por España, puestos en pie, en posición de firmes, como corresponde a quienes formulan un juramento por su honor, gritad conmigo, brazo en alto:
¡España! ¡Una!
¡España! ¡Grande!
¡España! ¡Libre!
¡José Antonio Primo de Rivera!¡Presente!
¡Caídos por Dios y por España !¡Presentes!
¡Francisco Franco!¡Presente!
¡Arriba España!¡Arriba!
Más tarde se cantó el «Cara al Sol»
Revista FUERZA NUEVA, nº 468, 27-Dic-1975
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