No nos perdamos en circunloquios. No creo que nadie ponga en duda que porque se forme un matrimonio entre un tradicionalista español de la Península y una tradicionalista de otra raza se ponga en peligro la supervivencia de la identidad antropológica de los pueblos de las Españas ibéricas (quizás los canarios a este respecto merezcan una cierta distinción).
El problema de la más honda crisis de identidad de nuestra comunidad nacional trasciende del aspecto racial. Pero hoy día la generalización de un mestizaje entre desarraigados solo traería como consecuencia el agravamiento de la gran crisis de identidad de los pueblos hispánicos.
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