Bueno, el tema de los divorcios no me sorprende nada, pero el fenómeno no lo achaco ni en ese 20%, ni en otro porcentaje, a las redes sociales en sí mismas. Hoy cuando la gente se casa firma los papeles correspondientes por "matrimoniarse" y, yo pienso que también, "el borrador" del divorcio al que sólo hay que añadir la fecha y la firma de los "contrayentes-divorciantes".

No son sólo las redes sociales, ni "las putis", pues hoy las hay por todas partes: en la oficina, la vecinita de arriba o de abajo, en el "super" haciendo la compra, en la cola del banco o en la del paro, en el coche de la derecha, en los anuncios de la Prensa y hasta en la casa de algunos. Hay muchos otros elementos electrónicos, tales como los "mp3 ó mp48", la "pleiesteision", el "guasap", el "móvil", la "tablet", el "megasuperhoumcinema", la sempiterna "camarita de afotar" (¿os habéis fijado en las caras que pone la gente cuando hace fotos de todo y cualquier cosa?), la del "vídeo", el caminar "mirando el suelo"..., etc. Todo refleja muy bien el estado de alienación que sufre esta sociedad de "qué bien estoy y déjame en paz". Puedo añadir más realidades, como ver que hay mujeres que van al campo campero y serrano, con minifaldas y tacones de aguja mientras sus parejas van disfrazados de Rambo, o estar al quite para no atropellar al tipo de turno que a sus casi treinta tacos aún se dedica a deslizarse por las calzadas encima de una tablita con ruedas, o la nena que a los 13 le dice a uno de 40 que si se van a tomar unas copas. Así que las redes sociales, aparte de su papel de corrala, no sirven para nada. ¿El Gran Hermano? es un viejo, pero que muy, muy viejo. Y ahora tiene más herramientas y más esclavos, pero sigue siendo el mismo "h. de p."