Una cosa no es excluyente de la otra. No se niega la exquisita riqueza de nuestro idioma por aprender uno segundo (¿Inglés? para el que quiera, me refiero a segunda lengua en general). Yo personalmente no llamo mezquindad a esa reticencia, tengo epítetos aún más fuertes que no vienen al caso, pero en líneas generales sí se le llamaría así a ese tipo de actitud. Contrario a lo que afirma, los naturales de los Andes son acaso el ejemplo perfecto de bilingüismo. Un indígena quechuahablante negándose a aprender el español sería lo más alejado del concepto de "noble reticente" que nos expone.
Y sobre nuestra mutua incomprensión, va más allá de la barrera idiomática...
Saludos,
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