Aunque la siguiente carta no forma parte propiamente de la correspondencia del Rey Javier, sin embargo la pongo pues va dirigida al que entonces era, en teoría (y digo en teoría porque quien dominaba ya entonces completamente en la Comunión, una vez dimitido José María Valiente -al que le seguirían en su salida poco a poco en lo sucesivo todas las demás personalidades y cuadros oficiales tradicionalistas- era Carlos Hugo), su jefe delegado, Juan José Palomino.
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Carta a Juan José Palomino
[La carta lleva membrete de la Jefatura Principal de Telecomunicación]
Excmo. Sr. Don Juan Jose Palomino
Presidente de la Junta Suprema de la Comunión
Porvernir 7
JEREZ DE LA FRONTERA
Querido amigo y respetado Jefe:
Estuve últimamente en nuestras concentraciones Carlistas de Fátima, Quintillo y Montejurra, escuché casi todo lo dicho por los oradores, entre ellos a S.A. en Fátima, como orador de excepción por su categoría.
He hablado con multitud de antiguos amigos y correligionarios, he leído los periódicos de nuestra ideología y como consecuencia de todo ello, quiero acudir a Vd. con mis temores, mi susto, preocupaciones y dudas ante el porvenir.
Estamos presenciando cómo dentro de nuestra Santa Iglesia Católica Romana, se ha metido el enemigo y está tratando de llevarla, de momento a un cisma y después a su autodestrucción (ya sabemos que esto no puede ser pues: “las puertas del Infierno no prevalecerán…”) pero ellos, el enemigo de siempre de la Iglesia, el nunca suficientemente maldecido Liberalismo, está tratando como nunca de su destrucción. Hoy el Cisma está planteado, aunque no declarado.
Ese mismo enemigo, es el que veo claramente cómo también se ha metido dentro de nuestra Comunión Tradicionalista, con los mismos fines que lo ha hecho dentro de la Religión; nuestra desunión primero y nuestra destrucción, si puede, después.
De siempre sabemos que el mejor baluarte de la Iglesia en tiempos pasados fue el Carlismo, (y por esos fue tan combatido) pero en la actualidad es el único que puede defenderla aun contra la voluntad de una parte de su jerarquía.
La idea de la Patria está siendo, también, una fortaleza que quieren conquistar los apátridas y ya está en el ánimo de unas mayorías, el dar esta idea por caduca.
Nosotros los que gracias a Dios somos los únicos verdaderamente contrarrevolucionarios, sabemos que la única forma eficaz de oponerse a la Revolución es nuestra Monarquía Tradicional, sin concesiones al error, y por eso es ésta también blanco de sus ataques más furibundos desde dentro.
En tiempos de Valiente le puse dos cartas en las que me dolía: 1º de la actuación de la prensa que adjudicaba a S.A.R. el Príncipe Don Carlos, unas declaraciones favorables al Socialismo y a nuestras relaciones con la URSS y en la 2ª protestaba de que de la Secretaría de la Comunión hubiera salido la recomendación de que nosotros, los carlistas, votáramos para Procurador en Cortes a un socialista, despreciable como tal, el Sr. Cantarero.
A las dos cartas tuve contestación, muy satisfactoria por parte de Valiente, pero la línea de conducta que se insinuaba y era el origen de mis protestas, no solamente no se ha acallado, sino que cada vez veo cómo va siendo causa de más divergencias entre nosotros; de unas declaraciones enteramente opuestas a nuestra ideología en las frases, escritos, etc. autorizados o dimanantes de la Comunión.
No quiero mostrarme parte en la discusión entre personas que es de suponer que sean todas antiliberales, pero Vd. verá que muchas cosas de las que están pasando no encajan en nuestro lema.
Nos estamos jugando el cambio de Era, la Religión, el porvenir de España o la misma España como nación, la Paz, en una palabra, toda la Tradición de la Sociedad Católica que descansa sobre la base de los principios de la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
Claramente vemos que somos nosotros los únicos contrarrevolucionarios del mundo, los Tradicionalistas, los que podemos hacer fermentar la masa mundial para salvar la Sociedad y ante un porvenir tan transcendental, tan grandioso, de tal responsabilidad; es absolutamente preciso que por S.M. el Rey Don Javier se mande categóricamente el camino a seguir por todas estas fuerzas que unidas podremos salvar otra vez al mundo.
No es una osadía, ni una arrogancia, ni una insubordinación, sino una súplica a Vd. para que influya en que este estado de cosas actual, de descomposición, se acabe y volvamos a tener, como en el año 1936, un guía único, una unidad de criterio y de acción, una preparación para afrontar el próximo porvenir en el que otra vez nuestros enemigos, formando un frente único, darán la batalla a todo y a todos y si nosotros estamos unidos férreamente por la disciplina de nuestras ideas, lo mismo que en el año 1936, volveremos a triunfar como entonces y una vez más salvaremos a España.
Por otra parte, que cosa más denigrante que coincidir con el enemigo en algo y ser unos meros comparsas y cómplices del ataque final de la Revolución Comunista-Socialista-Liberal-Masónica-Materialista en todo el mundo, implantando el tan pronosticado Superestado Mundial Judío, por medio de la Sinarquía que, como verá, nos está ahogando.
¿No ve Vd.; y repito una vez más; la necesidad apremiante de que no permitamos al enemigo dentro de nuestras filas y que por nuestro Rey se dicte una orden tajante de declaración enteramente Carlista?
Queda a su diposición su afmo. buen amigo
[No aparece firma. Se trata de una copia. Posiblemente el autor sea Don Eduardo Moreno de Castro].
Madrid 30 Mayo 1968. Día de San Fernando III, Rey de España
s/c Princesa 14 - 4º Madrid 8
Fuente: ARCHIVO FAMILIA BORBÓN PARMA
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