En sus orígenes, sin embargo, la Nueva Derecha francesa (ND), fiel a su ideología “transversal”, trató de marcar ciertas influencias en los movimientos sociales de contestación radicales, especialmente entre las organizaciones de liberación y reivindicación homosexual. A pesar de todo, el acercamiento de la ND a los medios homosexuales estuvo presidida de una gran ambigüedad, aunque sí logró influir en el órgano de expresión por excelencia de la derecha gay francesa, la
Gaie France Magazine: frente a una sociedad occidental decadente,
frente a la moralidad judeo-cristiana, los “gaie france” oponían cierto tipo de elitismo y el paganismo, remontándose a las prácticas homosexuales de los pueblos indoeuropeos griego y romano, que incluían, cómo no, las relaciones pederásticas con efebos como formas iniciáticas de la juventud para su incorporación a la comunidad social. Según su director
Michel Caignet, el objetivo de la publicación era «construir una teoría de la homosexualidad desde la derecha» mediante
una organización «soldada por medio de las relaciones homosexuales» para «desempeñar un papel en la renovación cultural, política y artística en el seno de la civilización europea».
Guillaume Faye fue el teórico neoderechista más preocupado por las reivindicaciones homosexuales, como lo demuestra en su libro Sexe et ideólogie (1983). En un principio, Faye se convertiría en una referencia para la derecha radical homosexual, coincidiendo con las tesis de la revista Gaie France, pues ambas concepciones se inspiraban en las argumentaciones de
Hans Blüher. Según Diego Sanromán, Faye reconocía el carácter polimorfo de la sexualidad humana advirtiendo que «
el cristianismo está en el origen de la teorización y sistematización del terrorismo antisexual y antigay. Con la subversión cristiana asistimos progresivamente a la prohibición de todas las formas de sexualidad no conyugales y, sobre todo, de la homosexualidad, que más que el adulterio, supone el lazo simbólico con la sexualidad pagana». Faye señalaba la necesidad de alejarse del «tribalismo gay» que practicaban y pregonaban los movimientos homosexuales de izquierdas, proponiendo como alternativa una «tercera vía» fundamentada en la antigüedad pagana: «La Antigüedad y especialmente la Antigüedad indoeuropea es muy importante en el sentido de revelarnos una concepción de la homosexualidad que no es ni permisiva ni individualista, sino reglada a partir de un sabio equilibrio entre libertad y ascesis.
Esta concepción cristaliza en la institución pederástica, la cual permite la expresión de una dimensión esencial de la naturaleza humana sin poner en cuestión deberes comunitarios tan importantes como el asegurar la descendencia ni atentar contra la idea que nos hacemos del hombre. Sobre todo, la homosexualidad tenía entonces una función social ligada a la educación y a la iniciación. […]
Deben también admitirse los lazos homoeróticos en relación con la función guerrera, pues la ligazón intermasculina es etológicamente más fuerte y en una sociedad sexualmente libre como aquélla es difícil que tal ligazón no generase una homosexualidad de tipo militar». Y para concluir: «
Los modernos condenan la pederastia pero, a través de ella, lo que condenan es una concepción pagana y no igualitaria de la sexualidad y un sistema de valores que llevan a ello.» Sin comentarios.
FUENTE:
El sexo de los ángeles - El Manifiesto
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