¡ Je ! sí, y a mi me me toca de modo directo. Disculpadme que hable en primera persona y haga referencia directa a mi trabajo. Desempeño la docencia en educación de adultos y recibo lo más "granado" del fracaso escolar. Mucha gente cree que este "rincón" del sistema educativo se ocupa de enseñar a leer y escribir a respetables ancianitas voluntariosas, que por las circunstancias político-sociales por las que pasó "el Estado", no pudieron ir al cole.

Pues la verdad está más bien lejos de esa "bucólica" idea, tan "gratificante" como dicen muchos cursis. De tales ancianitas quedan ya pocas, particularmente desde que la educación de adultos ha cumplido la respetable edad de 32 años, es decir, desde que fue implantada por la reforma educativa de Villar Palasí allá en 1975. y que hoy se extiende a numerosos niveles y especialidades. Dentro de las "enseñanzas regladas", es decir, las conducentes a la obtención de una titulación oficial, está la del graduado en Secundaria.

Así, a educación secundaria para adultos, va a parar un tanto por ciento importante del fracaso escolar. Dicho de otro modo, llega lo peor de lo peor. Resulta difícil poder desempeñar una función pedagógica y verdaderamente formadora cuando, por ejemplo, y es lo común, en un grupo de 17 matriculados en el segundo ciclo de la secundaria, tienes una asistencia de 2 y para ello hay que tener 3 profesores ocupándose de intentar enseñar algo.

Es frecuente cargar las responsabilidades al profesorado, cuando lo cierto es que está privado de autoridad en el aula, tiene enfrente a una masa social de criticones e iracundos "papi-mamis", para quienes sus "hijos-as", son unos santos ( santos a lo Rambo con cuernos), que cuentan con el apoyo de un Ministerio que es incapaz de reencauzar soluciones --(en parte porque ha sido desposeido de responsabilidades las cuales han ido a parar a las "autonosuyas")-- porque los "papi-mamis" son votos, y una Prensa a la que le gusta "deseducar". Además, se dice a ese profesorado cómo debe ejercer su trabajo, y quienes lo hacen las más de las veces no tienen más titulación que la básica de la extinta EGB.

Así que, ¿qué tiene de extraño que haya desmotivación? ¿qué haya muchos docentes con depresión? Y ya que hay que aguantar lo que hay que aguantar, por lo menos que paguen.

Para formar un profesor hay que estudiar un bachillerato, una carrera de 3 años para los maestros, o de 5 ó 6 para los licenciados, (doctorados para los universitarios), aprobar el CAP (Curso de Aptitud Pedagógica), competir en oposiciones, o superar pruebas por concurso si el acceso es por contrato y los sueldos, van en función de situación y niveles. Hay muchos profesores ganando 500 y 600 euros al mes, y esto son datos que "arden" encima de muchas mesas de despachos oficiales. Es cierto que otros no padecen ese problema, pero los casos primeros no son excepciones, sino situaciones que se silencian por "pura vergüenza".

Si un tío por arreglar una tubería, por pintar una pared, por arreglar una avería en el coche, por tener un bar de copas, por vender trastos móviles, etc, etc., con una formación basura, cobran lo que cobran ¿cuánto deberían cobrar los profesores por enseñar y formar? pero, aún más importante ¿dónde está aquélla autoridad para poderlo hacer correctamente?

Y os digo todo esto "sin acritú", como decía uno que ya sabéis. Pero me gustaría que tuvieseis un pelín más de delicadeza, porque no es el profesorado como colectivo el responsable de lo que pasa, sino que también es víctima de un sistema que no sirve ni para papel.