Querido Valmadian,
Sobre el tema gitano estaba de acuerdo contigo, es sobre la defensa de la primacía per se del derecho escrito fruto de la voluntad sobre la costumbre donde no estaba de acuerdo. En tu último texto de nuevo los puntos de concordancia superan a los de discrepancia. Solo discrepo en que el foralismo no constituyera parte de la esencia originaria del pueblo alzado por Don Carlos. Si empezamos por los autores casticistas anti ilustrados y seguimos por el primer reaccionario español, el filósofo rancio, los realistas de Cádiz, los manifiestos escritos de la Guerra Realista de 1820-1823 veremos una defensa de la pluralidad jurídica estamental basada en el reconocimiento de la costumbre mediante la sanción real: el fuero, frente a la uniformidad Estado nacional, de hecho es una de las principales defensas en los debates entre realistas y liberales en Cádiz. Y si de las plumas pasamos al sentir del pueblo veremos que defendía su existencia toda en la cual religión, familia, linaje, vida, moral eran casi uno. De hecho el carlismo no era una ideología sino un pueblo con una tradición heredada, hasta el punto de que no le hicieron falta verdaderos pensadores axiomatizadores del carlismo hasta que la Tradición empezó a decaer a finales del XIX. Como dice uno de los mejores historiadores del carlismo, y uno no sesgado ideológicamente, Jordi Canal, en el trilema "Dios, Patria, Rey" los fueros estaban dentro de la palabra Patria, se tuvieron que explicitar ante la deriva nacionalista que el significado de Patria fue adquiriendo en el sXIX. Sin foralismo no hay españolidad pura, ni carlismo, ni Cristiandad. O como se dice en "Las tradiciones ideológicas de la extrema derecha" ( Las tradiciones ideológicas de la extrema derecha española )
Por cierto esto que has dicho es de capital importancia:El carlismo careció de toda relevancia intelectual. En un principio, los par-
tidarios de Don Carlos, en cuyas bases sociales existía un claro predominio de
los sectores agrarios, campesinos y comunales, pudieron sostenerse a través de
tradiciones consuetudinarias, en cierto modo preconscientes; y en su seno, por
lo tanto, la reflexión ideológica y teórica tuvo una importancia muy secunda-
ria. En ese sentido, el carlismo puede ser encarnado en un estilo de pensa-
miento tradicionalista que se aproxima a lo que Mannheim llama «natural», es
decir, adherido a «normas vegetativas y a viejos modos de vida ligados a ele-
mentos mágicos de conciencia»^9. De 1833 a 1845, el carlismo, bajo la direc-
ción de Carlos V, se movió, por ello, dentro de unos principios sumamente
vagos, genéricos y abstractos, herederos, al menos en parte, de los plantea-
mientos «realistas» gaditanos y de los apostólicos y «agraviados» del reinado de
Fernando VII
Para restaurar la Cristiandad (quiéralo Dios) es necesario un proceso erudito profundo de formalización. La antigua Cristiandad se construyó mediante hechos, más que mediante la razón, es necesario delimitar previamente de manera precisa las regalías del rey y los derechos de la Iglesia si se quiere evitar los tiras y aflojas del pasado, y sobre todo se debe aprender de los errores y convencer al Altar y al Trono que uno depende del otro, así que más les vale cooperar. También es necesario entender que la causa subyacente más allá de conclictos de interés a la emergencia de las monarquías absolutas primero y luego del Estado-Nación es el aumento de la complejidad social. En Europa en 1500 había 500 "estados" (en el sentido de territorios independientes, no de soberanos) en 1900 había menos de una veintena creo. En este proceso de aglutinamiento (como pasó en los aglutinamientos de bandas de cazadores-recolectores para formar las primeras tribus, y de tribus a Jefaturas y de jefaturas a protoestados) suele ser necesario que una parte asuma el rol dirigente, en el caso de España, la Corona ENTERA de Castilla, osease con Vascongadas inclusive, no la actual región castellana. Es necesario entender como el aumento de la complejidad social y del conclicto bélico fomentó la formación de entidades más cohesionadas internamente (el Estado Soberano que rompe los órdenes sociales por debajo y por encima del Estado) cohesión monista que fue la causa de la destrucción de la Cristiandad.Respecto a las cuatro rupturas de la Cristiandad, yo considero que las ruptura se produce muchos siglos antes: "Dad a Dios lo que es de Dios y al césar lo que es del césar" que completado con esta sentencia para mi no da lugar a dudas: "Mi Reino no es de este mundo". Y resulta que la Cristiandad de la Iglesia de Cristo cuya misión era la de extender El Evangelio a todos los hombres y todas las naciones, se transformó a partir del Siglo IV en la religión OFICIAL del Imperio provocando la ruptura de la Iglesia de Cristo que se mundanizó. O sea, interpretación personal, no de la Biblia, no de Los Evangelios, sino de los actos humanos que acabaron mezclando las churras con las merinas (...) Que, por otra parte, siglos más tarde, la Cristiandad se rompe de la mano de las monarquías nacionales nacientes y sus correspondientes intereses políticos. Que la Iglesia adoptó posturas similares equiparándose a una monarquía nacional. Y que en otros hilos, yo he citado y recomendado la lectura del Infante Don Juan Manuel antes que de Maquiavelo, muy superior a éste en mi opinión, más interesante y, desde luego, católico apostólico, romano. Recordar, así mismo, que nuestros propios reyes no siempre fueron ejemplares precisamente y que nuestra Historia, como la de otras muchas naciones, es una historia no sólo de hazañas y gestas, sino también de traiciones y reniegos.
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