Re: gitanos
Una característica de los romanos que desde el Siglo XIX siempre ha llamado la atención de los investigadores, es que nunca fueron racistas. Conociendo su modo de extenderse por el Mediterráneo, así como llegar a regiones como las Islas Británicas, Germania o a los territorios que actualmente ocupan países eslavos, recogieron por escrito referencias de todos los pueblos que conquistaron, romanizaron, se aliaron, o acabaron por ignorar (por ejemplo, los vascones). Y en ninguna parte hay la más mínima referencia al pueblo gitano, en ninguna parte. ¿Por qué? la respuesta es obvia por si misma: por que no estaba.
Para la Península Ibérica, o Hispania, las principales fuentes ya han sido mencionadas: Strábon o Estrábon, Pomponio Mela y Cayo Plinio. En parte alguna de sus escritos conservados y publicados en diversas ediciones por variadas editoriales, figura el pueblo gitano. ¿Por qué? por que no estaba presente.
Siglos más tarde, y habiendo desaparecido el Imperio Romano de Occidente, y habiéndose convertido la Hispania Romana en Reino Visigodo, y siendo éstos enormemente meticulosos con todo lo relativo a codificaciones, en parte alguna del Liber Iudiciorum, en los Cánones Conciliares, Fórmulas, los Documentos en Pizarra, existe la más mínima referencia a la minoría gitana, mientras que si sobre los judíos, porque de éstos si había comunidades.
A lo largo de toda la Edad Media, en texto alguno, cristiano, árabe o judío, aparece referencia alguna al pueblo gitano, o siquiera a pequeños grupos o comunidades. Y así hasta el Siglo XV, cuando surgen los primeros documentos en los que se mencionan como transeuntes.
Por ejemplo, en el Fuero Nuevo del Señorío de Bizcaya promulgado en 1526, en su TÍTULO I, Ley XII, establece quiénes son vizcaínos hijos-dalgo y que han de reunir las siguientes condiciones:
"Otrosí dixeron. Que porquanto todos los dichos Vizcaynos son Hombres Hijos-Dalgo, y de Noble Linaje, e Limpia Sangre, e tenían de sus Altezas Merced, y Provissión Real, sobre, y en razón, que los nuevamente convertidos, de Judíos e Moros, ni Descendientes, ni de su Linaje, no puedan vivir, ni morar en Vizcaya."
Destaca la expresa prohibición de establecimiento de Judíos y Moros, así como de descendencia de éstos, incluso proveniente de algún mestizaje. Y la Provission Real, del también Título I, Ley XIV, reafirma dicha prohibición para todos los conversos.
¿Se mencionan los gitanos? ¡no! ¿por qué no lo hace un documento tan restrictivo? Por que no había presencia gitana en el Siglo XVI en el Señorío de Bizcaya.
Última edición por Valmadian; 13/07/2016 a las 19:38
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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