Re: ¿Alguna vez pensáis en la muerte?
El momento de la muerte no duele, como no duele el sueño, y es parte de la vida. Lo horroroso es pensar en ella sin creer en Dios, sin tener la fe en su Mensaje de amor infinito hacia sus criaturas a través de Cristo y la esperanza de su promesa a través de la Palabra. Suscribo una a una las palabras de Hyeronimus, pero quiero añadir algo más. Cambiemos el término "muerte", que es bastante feo y siniestro, por la expresión "Paso a la otra vida" y ya nos suena mucho más dulce. Ahora, hagamos un ejercicio de reflexión: ¿a qué tememos realmente? En mi opinión a la ignorancia sobre lo que nos vamos a encontrar y, particularmente, al egoísmo de dejar este mundo. Preferimos el dolor, la miseria, los problemas por muy graves que puedan ser, que la esperanza de una vida infinita de beatitud en la contemplación de Dios. Claro que, tampoco es preciso estar deseando que llegue el momento más importante de nuestros días, pero sí estar preparados para ello.
Un abrazo a todos en Cristo Rey.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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