Yo personalmente no necesito ninguna prueba de la Resurrección. La creo, y cuando recito el Credo en la Misa, declaro con plena convicción mi fe en que el Señor resucitó de entre los muertos. Pero no todos tienen el don de la fe. Por eso, a veces son útiles con algunos las demostraciones científicas (la Sábana Santa) o los razonamientos lógicos, dependiendo la persona.