
Iniciado por
Gothico
Vistas las dificultades de orden teológico, quedan por ver las de orden filosófico.
En primer lugar, referirse simplemente a “seres inteligentes” (o a “vida inteligente”) no es hablar con propiedad; metafísicamente (en sentido católico, se sobreentiende) la distinción correcta de los seres contempla la creación dividida exclusivamente entre seres espirituales de un lado y seres materiales del otro, y entre medias el hombre como un compuesto de espíritu y materia.
Y es que la inteligencia (junto con la voluntad) es única y exclusivamente un atributo de los seres espirituales; la inteligencia implica inmaterialidad, y la inmaterialidad pertenece exclusivamente a los espíritus.
Tal distinción se contemplaba ya en el Génesis al decirse que Dios creó los cielos (mundo espiritual) y la tierra (mundo material), y que al sexto día creó al hombre de barro (materia) insuflándole su espíritu, con lo que resultó el hombre: un compuesto de espíritu y materia.
Así pues, los seres espirituales (inteligentes) fueron ya creados en los Cielos, y tales son los que llamamos ángeles, englobados en sus respectivas jerarquías; fueron creados en el hábitat propio de las inteligencias que es el mundo espiritual; sólo el hombre (espiritual “a medias”) fue situado en la Tierra rodeado de la creación material, constituyendo un caso único en la creación: “un animal racional”.
Por tanto imaginar vida inteligente extraterrestre fuera del hombre y del Cielo, presupone ignorar filosóficamente que la inteligencia no es propia del mundo material, y que es ajena a la materia de todo punto; y que como afirma Santo Tomás se es más espiritual en tanto más alejado se está de lo material.
Que la excepción única y exclusiva a la inmaterialidad del espíritua, fue relativa al hombre, siendo creado por Dios ex-profeso como un caso particular y exclusivo.
Por tanto, jamás puede encontrarse ahora algo inteligente en el universo material aparte del hombre, ni tampoco puede ni podrá aparecer algo inteligente evolucionando a partir de la materia, por infinitos trillones de millones de cuatrillones de universos materiales que pudiera Dios haber creado.
Es un problema de calidad, no de cantidad ni de cálculo de probabilidades.
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