En un reciente libro se ha lanzado una ponderada voz de alerta en defensa del vascuence (euskera), noble idioma milenario. En él se deshacen los muchos mitos y mentiras creados para justificar el retroceso de esta lengua, se denuncian los errores e ineficacia de la actual política de promoción lingüística en la CAV, se muestra lo injusto que es la imposición de dicha lengua a unos y otros, y se propone cómo salvar la lengua.
Para conocer la situación real del vascuence, y para buscar explicaciones de por qué este idioma milenario es conocido pero muy poco hablado en la familia y el entorno inmediato, el público lector de Pamplona ha podido acudir a la presentación del nuevo libro de Carlos Ibáñez Quintana, titulado La agonía del vascuence (Madrid, ed. Tradere, 2009, 97 pp., 8 euros), realizada en el Salón Roncesvalles del Hotel TRES REYES de Pamplona, el viernes 30 de octubre. Este libro, de título quizás chocante, defiende el vascuence, y denuncia su actual manipulación lingüística e ideológica.La presentación estuvo a cargo de la revista “Ahora – Información”, en su número 100. El autor, Carlos Ibáñez Quintana, expuso por qué ha escrito este libro, y prolongó sus contenidos con numerosos ejemplos e historias de la vida real. El coloquio se prolongó hasta las 22 horas, fue vivo e intenso, y tuvo interesantes aportaciones.
¿Por qué La agonía del vascuence? Digamos que hoy se ocultan datos objetivos sobre la utilización del idioma y su futuro, y faltan explicaciones tomadas de la vida real y cotidiana. Aunque el retroceso del vascuence venía de atrás, en el s. XIX y parte del XX familias acomodadas, que hablaban la noble y milenaria lengua vasca, dejaron de utilizarla para evitar que se les identificase con el pueblo y el caserío, y por esnobismo u otros motivos. Es increíble, pero también esto ocurre hoy. Es más, hoy, no pocos nacionalistas que saben el idioma (otros muchos no lo conocen), no lo hablan en familia. Pues bien, quienes tienen obligación-derecho al idioma por herencia familiar tenían que haber sido más responsables del gran bien cultural de su lengua, sin dejar de hablarlo en familia. Franco, que en general respetó el vascuence (euskera), no tiene la culpa de este retroceso: decirlo es la típica excusa boba de los nacionalistas. Añádase a esto el éxodo rural a las ciudades, las condiciones de la vida moderna, motivos prácticos de comunicación, y, sobre todo, las dificultades derivadas de la diferente estructura gramatical entre el vasco y el castellano. Todo ello es un hándicap para el vascuence si no se cultiva en la familia y en la vida cotidiana. Luego se ha creído que con una gramática y un diccionario (según Sabino Arana) todo se iba a solucionar, y se ha apostado por el igualitarismo y unificación lingüística (el artificial batúa) contraria a criterios nada sospechosos y, sobre todo, contraria a los dialectos o lengua hablada. ¿Y la actual tentación del dirigismo e imposición política, la artificiosidad y politización? Para entenderlo debe Vd. leer el libro de Carlos Ibáñez. De respetar los dialectos o lengua hablada por el pueblo, el vascuence hubiera pervivido en el seno de las familias, y, con los actuales medios de comunicación y la intensificación de las relaciones sociales, los dialectos hubieran convergido a beneficio del máximo entendimiento entre las personas. Pero los políticos o ideólogos han querido acelerar todo artificial y teatralmente en detrimento de esta lengua milenaria. El idioma unificado batúa se conoce en la escuela, pero ello no significa que se hable en las familias, entre los amigos y en los ambientes. En estas circunstancias, un idioma conocido pero poco hablado, ¿tiene posibilidades reales de futuro? La principal vi-conovencia del idioma no está en las escuelas del batúa, ni en los programas de fiestas y los textos de la administración que nadie lee, sino en la familia, entre los amigos el día a día. ¿Así estaremos en condiciones de “recuperar lo recuperable y de fortalecer y extender lo poseído”, con naturalidad, respeto y sin fórceps, objetivo tendencia éste señalado por el estudioso navarro V. M. Arbeloa (Navarra y el vascuence, 51 p., 2001?
A decir de Carlos Ibáñez, la política del Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca no es la más acertada y, en muchos aspectos, es incluso contraproducente. Las últimas medidas no servirán más que para que los estudiantes aprendan un idioma que luego de hecho no usan en la familia ni con los amigos. Así, “el vascuence seguirá en retroceso, los jóvenes sufrirán en su preparación para la vida y en la aventura se derrocharán grandes caudales que hacen falta para otras cosas más necesarias”. Cada vez son menos los “euskaldunzarras” (vascoparlantes de cuna). Ibáñez da soluciones. Responsables del retroceso del vascuence fueron, ayer, los propios vascos, y no sólo la ineptitud –no malevolencia– de la política educativa de los liberales. También hoy son los mismos vascos, pues han creado el batúa en contra del verdadero idioma o dialectos, y además no lo hablan en la familia y el entorno de pertenencia, con los amigos y en el habla cotidiano. Un idioma no se impone, y menos un idioma tan español como el vasco, porque España no es el mandato de Madrid, de Vitoria, ni del partido triunfante.
José Fermín de MUSQUILDA
Pedidos: Tradere, Gta. General Alvarez
de Castro, 1-bajo, 28010 Madrid;
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