Respuesta: El futuro del vascuence, idioma españolísimo
Iniciado por
Ordóñez
Solo estoy de acuerdo en una cosa, en la importancia de la transmisión familiar, ahora bien, no admitiré consejos de navarra en temas del euskera, al borde de la extinción nos tienen.
Al respecto de esto, y en la lejanía y el desconocimiento, y va sin segundas: ¿ Puede ser que muchos euskaldunes navarros estén hasta los mismísimos de las tonterías necionalistas y por ello estén abandonando el vascuence, cogiéndole como coraje ?
Por otra parte, no entiendo tanto cabreo cuando yo conozco a euskaldunes, probablemente mayores que tú e incluso amenazados por ETA, Escuela de Sara, y que en sus vivencias y conocimientos opinan diferente.
Hay demasiados euskaldunes viviendo fuera del País Vasco precisamente por estar amenazados. Respecto a lo que dice Litus, recuerdo de cuando era pequeño que en Donosti sólo hablaban euskera las caseras. Eso me decían en casa, pues por aquellos lejanos días yo le pedía a mi abuelo materno que me enseñara. Él era natural de Zaldibia, en pleno Goierri, hablaba en el dialecto de la zona y había sido su lengua materna. Pero sus hijos, entre ellos mi madre, no estudiaron ya forma alguna de euskera, y esto sucedió antes de la Guerra Civil.
Eso han sido hechos, eso lo dice cualquier persona vasca que tenga memoria de aquello y no se deje llevar por los sentimientos en vez de por la razón. Pero esto también sucedía desde mucho antes: ya en 1882 Vicente de Arana escribe sus "Leyendas de Euskaria" bajo en título Los últimos Íberos y lo hace en castellano. Y Don Hypolito de Ozaeta y Gallaiztegui hace la "vindicación" de La Cantabria, " desde Asturias a Alaba, Vizcaya y Guipúzcoa, más las montañas de Burgos" en castellano nada menos que en 1779 , editado por la Imprenta de Don Pedro Marin. Y no menores son las aportaciones de la "Biblioteca Selecta de los Autores Vascongados" allá por el XIX en San Sebastián: Valentín Olano, Pedro Egaña..., y otros.
Y siempre se ha tenido por cierto que si las guerras son malas, las peores de entre ellas son las civiles. Padres contra hijos, hermanos contra hermanos, hijos contra padres, vecinos contra vecinos, maridos y mujeres enfrentados y divididos de por vida... No quiero entrar en esa dinámica, pero hay demasiados nombres de asesinados sin más juicio que el tiro en la nuca. ¿Quiénes cayeron en los "barcos de la muerte" del Puerto de Bilbao? ¿Es que entre los miles de vascos que allí perdieron sus vidas no había gente que sentía el País Vasco en lo más hondo de sí, o es que todo se reduce a un problema lingüístico? De una de las celdas del Convento del Carmelo, cheka sacrílega en aquellos años puedo dar 6 nombres, 6, que no volvieron jamás a sus casas.
Última edición por Valmadian; 18/11/2009 a las 03:01
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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