Respuesta: El futuro del vascuence, idioma españolísimo
Iniciado por
Gothico
Cierto.
Por contra, todas las intervenciones, está visto, se basan en la urgencia de quitar razones al separatismo y no ser "centralista".
Y es que no es eso. Nunca hubo nada de eso hasta hace pocas décadas .
Me temo, estimado Gothico, que eso no es así, y para sostener mi afirmación voy a ir desgranando algunas aportaciones cuyos contenidos son indubitables. Dichas aportaciones no son mías, sino que me voy a limitar a transcribir, aunque pueda realizar alguna matización o realizar algún aporte personal a efectos de dar coherencia a lo que no son sino citas.
"En él la Filología( el prologuista se refiere a los contenidos de cierto libro del cual transcribo) con la autoridad de los más viejos y modernos maestros, demuestra que lamás específica lengua española es el vascuence, y que, hasta los vocablos grecolatinos a él incorporados han conservado en España su más pura pronunciación aborigen que en la misma Toscana. Y en demostración de su hispanidad se cita el caso del historiador Roberto de la Linde (1742) que defiende el españolismo de sus paisanos de las Encartaciones, probando que, deben ser considerados 'de los verdaderos españoles'.
En este libro se demuestra como Castilla fue primordialmente Vasconia; cómo las grandes dinastías que culminaron en Fernando e Isabel fueron dinastías vascas, y que son de origen vasco gigantescos monarcas de Aragón y Castilla.
En todos los grandes acontecimientos patrios fue importantísima la influencia vasca: en los albores de la Reconquista, en torno de Pelayo y Alfonso I el Católico, en las Navas de Tolosa, en la conquista de Sevilla, en la victoria del salado, en Lepanto...
La expansión de España y sus rutas imperiales están lucientes con poderosos esplendores vascongados, desde la primera y sorprendente penetración colonial de España, que fué en Francia ---colonos vascos que de aquí fueron loas pobladores de la región vascofrancesa---; desde las primeras conquistas de ultramar en las Islas Afortunadas, con marinos y almirantes vascos; hasta la colosal epopeya que inicia Colón en su "Santa María", propiedad vasca, con piloto vascongado; hasta el primer periplo zodiacal con Elcano; hasta la creación de las grandes metrópolis suramericanas, Buenos Aires, Montevideo, cuyos fundadores adivinaron la gloria imperial de las capitales que tan solemnemente fundaban. Y en las rutas celestiales del espíritu, caudillos vascos son los atlantes Loyola, javier, Zumárraga, Urdaneta, que con España y por España dieron en ambos hemisferios, como Lope decía de Cortés:
al rey infinitas tierras,
a Dios infinitas almas.
Paradoja nos parecería, si no estuviera tan clara y terminantemente documentado, que los más grandes paladines de la unión de Vasconia con Castilla, los debeladores de un incipiente y rudimental separatismo, fueron en Vizcaya sus mismos indígenas, los cuales para permanecer indisolublemente unidos con Castilla, dieron al Rey su oro, y contra el mismo Rey escisionista, su sangre.
Y es una maravilla embriagadora de puro amor hispano el ver que precisamente la Madrina Imperial de la Patria, Isabel la Católica, es la que corrobora, con el más expresivo y ardiente documento, la indisolubilidad de la unión de Castilla y Vasconia, y sintiéndose por primera vez monarca en su trono, se afirma gallardamente ¡Reina de Bilbao!...
... Y para los que ya conocían la nobleza vascongada, su proyección en los solares y gestas de la más genuina España, y la gloria de ser la raíz de lo más calificado entre lo más entrañablemente español, será una centella de hispanismo que encienda afectos como los que estallaban en este apóstrofe que el Secretario vasco de Felipe III aprendió del nobilísimo prócer D. Diego de Carvajal:
¡Oh Vizcaya Cantabriana,
Academia de guerreros,
Origen de caballeros,
Donde toda España mana!
¡Vasconia, manantial de España!. Sorprendente axioma, plenamente iluminado por el mismo autor que, con miras unionistas y visión universal, creó la concepción orientadora, síntesis de nuestro más selecto espíritu imperial, encarnada en la palabra ¡HISPANIDAD!
José ARTERO, canónigo de Salamanca.
Prologuista de:
Vasconia Españolísima.(Datos para comprobar que Vasconia es reliquia preciosa de los más español de España .
por el Doctor:
Monseñor Zacarías de VIZCARRA y ARANA Prelado de su Santidad.
Prólogo del M.I. Sr. Dr. José Artero. Canónigo de Salamanca.
1ª Edición. Editorial ESPAÑOLA, S.A. Padre Larroca 9, San Sebastián, 1939
La obra tiene 254 páginas repartidas en 21 capítulos, apéndices e índice. En estos momentos no dispongo de más tiempo, pero haré más citas e iré aportando más datos obtenidos de este enjundioso trabajo.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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