Como las reclamaciones territoriales pueden ser muy entretenidas, pero, salvo el caso de Gibraltar, absolutamente fuera de la realidad, os diré que para mí las fronteras de mi España, de la España de mi corazón, son mucho más amplias y van incluso allende de aquella patria de la lengua, allá donde resuena su verbo soberano que decía Unamuno, y se sitúan donde el genio hispano llegó a posar su bandera. Y donde, a pesar de los abusos que pudiera haber, que los hubo como en toda obra humana, también y sobre todo dejó su huella de grandeza y generosidad.
Y por ello, mi España, además de a los territorios reconocidos hoy oficialmente dentro de nuestras fronteras, y de los que citáis, históricamente bajo la Corona española, también se extiende a otros puntos, como Flandes (ese ayuntamiento de Amberes con loas armas de Felipe II.., esos nombres españoles en su listado histórico de alcaldes, hasta esa chocolatería llamada Del Rey...) el Milanesado, con sus continuas referencias a los españoles en Milán y Pavía, por ejemplo, el Reino de Nápoles y las Dos Sicilias, la Grecia a la que arribaron los almogávares (ese castillo de Cetina-Atenas), las plazas y lugares del Norte de Africa que alguna vez fueron españoles y guardan el recuerdo, hasta la lengua en el antiguo Protectorado de Maruecos, Ifni, naturalmente, Río de Oro, después llamado Sahara Occidental, cuyos nobles habitantes, expoliados y exiliados por la tiranía alauita conservan celosamente el español como un preciado tesoro, la lujuriante y fascinante Guinea Ecuatorial (o Rio Muni y Fernando Poo) cuna de Santas Negritas que en Salamanca dejaron su testimonio de santidad y entrega a Dios.
¿Qué decir de las Indias Occidentales, espuriamente llamadas luego América, y cuyos verdaderos segundos nombres (los primeros naturalmente eran Tenochtitlán, Cuzco, Macchu Picchu, etc.) no eran otros que Nueva España, Nueva Granada, etc. Aquí no hay que reclamar nada, pues independientemente de su estatus político son España, tan España como Madrid, Burgos, Sevilla, Oviedo, Coruña, Badajoz, Barcelona o Bilbao. Ya ninguno de sus ciudadanos llamaré nunca extranjero. O sí, hay que reclamar su título hispano para los extensos territorios situados al norte del Río Grande, que hablaron español, que lo hablan todavía, y que fueron arrebatados a la Nueva España (México) no en una guerra en buena lid, sino por una continua invasión de facinerosos.
Y al otro extremo del mundo, las Islas Filipinas y, muy olvidadas, las innumerables islas del Pacífico, las Salomón, Guam, Carolinas, Marianas, etc. descubiertas por españoles y cuyos nombres son españoles, aunque ya hasta sus propios habitantes lo hayan olvidado.
Fijaos si es grande mi España que ni discuto las fronteras y pasaportes que ahora rijan sobre sus diferentes tierras. Mi patria no es un papel como erróneamente decía Serrat (hasta los artistas se equivocan, y más de una vez) sino que es tan cálida como la sangre, tan vital como la emoción, tan sólida como la Tierra en su conjunto.
Pero aún voy más lejos, y disculpad si lo consideráis una herejía. Mi España puede no tener ni territorio. Mi España también está en ese recuerdo de quienes fueron alejados de ella por el viento de la Historia. Mi España no estará nunca con los don Julianes de todas las épocas que abrían sus puertas al enemigo, llámese éste Muza, almorávides, piratas berberiscos o imperio otomano, pero sí con aquellos españoles, aunque ellos se llamaran andalusíes que finalmente fueron expulsados debido a la traición de quienes consideraban sus dirigentes. Mi España sí está con el morisco Ricote, aquel compadre de Sancho Panza que se vio arrebatado de su tierra y sus querencias por la traición de otros que profesaban su misma religión. Mi España no estará nunca con quienes acudían a almorávides o almohades (talibanes de la época) para instaurar reinos de terror, pero sí con quienes los sufrían en sus propias casas.
Como mi España nunca estará con los potentados y usureros que se aprovechaban de su posición privilegiada para esquilmar el reino, pero sí con la Sefarad de aquellos que pagaron con sus haciendas y sus vidas las traiciones de aquellos. Mi España sí es la Sefarad de quienes, sin patria muchos siglos, pronunciaban emocionados su nombre en hebreo y acariciaban la llave de su casa toledana. O de quienes aún mantienen como una brasa de amor viva, el legado impagable del ladino o djudeoespanyol como escriben por allí. Mi España está con Angel Briz expediendo pasaportes españoles a sefardíes para salvarlos de la barbarie.
Mi España está, por supuesto, con los voluntarios de la División Azul luchando gallardamente por su ideal en las gélidas planicies rusas, pero también, aunque discrepe abiertamente con la mayor parte de sus planteamientos, con los de la División Leclerc avanzando orgullosa y valientemente sobre París. O más aún con los recluidos en Mauthausen o Dachau, respetados y admirados por sus infortunados compañeros, y hasta por sus captores.
Mi España, en fin, está en las Moradas Místicas de la Santa Andariega, en la Noche Oscura del místico "medio fraile" (medio por la estatura, inmenso por alma), en la manchega llanura de Don Quijote, en los verdes collados de Zalacaín, en los pazos de don Juan Manuel de Montenegro, en las barracas de la Albufera, hechas de "Cañas y barro", en los cortijos llenos de gracia de los Alvarez Quintero, y también en los que celebraban "Bodas de sangre".
Mi España está en Celestino Mutis, en Antonio de Ulloa, en Diego Malaspina, en Ramón y Cajal, en Severo Ochoa, en Nicolás Cabrera, como lo está en el desconocido genio de Altamira, en Diego Velázquez, en Francisco de Goya y hasta (otra herejía, perdonadme) en Pablo Picasso (que nunca quiso cambiar de pasaprte).
Mi España, como veis está por encima y más allá de las lineas trazadas en un mapa, de leyes territoriales, de estructuras políticas (¿qué es todo eso, sino construcciones artificiales y efímeras?). Mi España está en el sentimiento, en el corazón, en el alma y en la sangre. Y eso nadie podrá quitármelo. Nunca.
Y como os digo, espero no haber ofendido a nadie con mis heterodoxos amores. Todos lo son por España.
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