Re: Madrid, villa castellana

Iniciado por
jasarhez
La idea 'genial' de 'sacrificar a Castilla' solo ha podido salir de la mente de los enemigos de España. De aquellos que, si pudieran, no dudarían ni un momento en sacrificar a España entera.
Disculpa, pero no acabas de darte cuenta de algo esencial: nadie ha sacrificado a Castilla, sino Castilla misma. Es Castilla a lo largo de 500 años la que ha sacrificado a sus propios hijos y a sí misma por el honor. Así que si fuese como dices, se daría la paradoja de que la enemiga de España es Castilla. Así que, por favor, piensa un poco lo que dices, porque Castilla se sacrificó por España dando lo mejor de si misma.
Y en cuanto a lo que tú, personalmente, admites o dejas de admitir, permíteme que te diga que no importa, como no importa lo que yo diga, o lo que afirme aquél o el de más allá. Hoy, guste o no, lo admitas o no, lo cierto, lo real es que Madrid geográficamente es castellana, pero demográficamente no.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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