Re: Madrid, villa castellana
Lo que me llama la atención no es que mantengas una posición, sino que la conviertas en un dogma, en tu dogma. En todo momento yo no he expresado cuál es mi parecer respecto a Madrid, sino mencionado cual es su actual situación. Personalmente Madrid me parece una ciudad absolutamente agobiante e inhabitable, y esto no es de ahora, sino que viene de muy lejos, también de esa política franquista que tanto alabas y que se expresaba en el famoso y esperpéntico "scalextric" que volaba por encima de la Glorieta de Carlos V, Atocha para la mayoría, a imitación de los esperpentos americanos de multiautopistas que se sobrevuelan unas a otras. Y este es un ejemplo sonado de las barbaridades urbanísticas que se han hecho en Madrid. Las de hoy son la M-30 -también franquista-, la M-40, la M-50 y ya me pierdo, más todas las rutas alternativas, que todas son autovías. Y es que mientras Castilla es Historia en sí misma, Madrid es modernidad.
Hace veintisiete años tomé la decisión de irme para no volver, y algo menos de dos años después cargaba muebles y maletas. Y aún y todo hoy sigo pensando que me quedé corto en mi marcha, por lo que entre mis proyectos está un nuevo traslado, pero esta vez a quinientos kilómetros, por si acaso. Y es que ese Madrid se traga todo lo que está al alcance de su "horizonte de sucesos" y acabará por engullir Castilla, con lo que en lugar de hablar de que Madrid es Castilla, habrá que decir que Castilla está dentro de Madrid. Así que yo no mantengo ninguna monserga, ni una ni quinientas, sino que pretendo constatar un hecho que no voy a estar repitiendo pues considero que es bastante claro. Pero tú te enrocas en una Castilla que se mantiene incólume en el tiempo, mientras que la "culpa" de su situación la tiene ella misma, que no es algo solamente de hoy en día, ¿te recuerdo la misma frase que citaste de Ortega?, y te lo digo porque fue pronunciada y escrita hace casi un siglo. Pero no se pueden poner velas a Dios y al diablo, porque Castilla o fue sacrificio y honor, que le valieron para construir España, o para haber sido ella mirándose al ombligo y hoy no existiría España. Y, en cualquier caso, tus palabras si han sido injustas, pues si Castilla fue "capitana", el resto de España también aportó lo suyo, aunque alguna parte fuese como "tropa", porque si Castilla fue "capitana", sus "generales" fueron extremeños, andaluces, vascos, valencianos, etc., y si esa exclusividad que mantienes no es nacionalismo que venga el colegio de notarios a constatarlo y dar fe de ello.
Y los problemas actuales de Castilla se resuelven en su propio interior, en ella y con sus vecinos más inmediatos. Y cuando se hayan resuelto, que venga entonces a reclamar lo que le falte.
Última edición por Valmadian; 08/07/2014 a las 12:56
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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