Y es que si debiéramos admitir la falacia de que a los protestantes les iluminara el Espíritu Santo tras haber renunciado al Magisterio de la Santa Madre Iglesia, lo único que podríamos argumentar es que ese espíritu (al que ellos se obstinan en seguir denominando 'santo') por sus bocas, no hace más que decir demasiadas tonterías; tantas como seguidores tiene esa herejía. Luego entonces, ese espíritu que ellos dicen que les inspira y hasta 'les ilumina', no es santo. Y su luz no es más que la falsa luz que se esconde entre la tinieblas. Adivinen el nombre de ese espíritu...
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