Cita Iniciado por Josean Figueroa Ver mensaje

Yo hablo como hispanoamericano. Toda Hispanoamérica es mí país. Es lamentable que usted opere bajo la premisa de estados separados y no bajo la premisa de la unidad hispánica. Y no son inconsecuencias, es la realidad de un futuro que se concreta día a día. No veo como le aburre que la hispanidad americana resurja...
No, eso no es más que una declaración de intenciones y usted no puede hablar en nombre de toda la comunidad de pueblos de Hispanoamérica, como yo no puedo hacerlo en nombre de toda España. A usted no lo ha elegido nadie como portavoz de nada y a mi tampoco, así que vuelvo a recordarle lo de las falacias y las entelequias.

También vuelvo a repetirle que lo que me aburre no son los movimientos sociopolíticos o las tendencias hacia allá o acuyá ( ¡huy que majestuosa bufonada se me acaba de escurrir del caletre!), sino a la pertinaz insistencia suya en darle vueltas a lo mismo un mensaje tras otro. Y lo que usted llama realidades sabe perfectamente que no son sino "intenciones". Lo real es que vivimos en un mundo mucho más pragmático que todas esas utopías que cada cual elabora, muchas realmente infantiloides -y no lo digo por su utopía-, y que donde estamos perdiendo no ya terreno, sino el propio ritmo del futuro es en discusiones revolucionarias en pérdidas de tiempo desdeñando la realidad cotidiana que nos rodea. ¿De qué sirve despreciar la realidad española o la portuguesa ante lo que es el ritmo que marca la UE que cuenta, además, con el apoyo mayoritario de españoles y portugueses, en lugar de buscar nuestro puesto para defender esa misma idea pero desde otro enfoque? Y el nuestro se supone que debería ser el católico. Mi ámbito geográfico no está en América, está en Europa. Lo más coherente es que yo aspire a sembrar la idea de una Europa Católica, mientras que lo que suceda en Argentina, Brasil, Perú o Uruguay, me cae mucho más lejos, aunque hablemos el mismo idioma. Del mismo modo, si mi ámbito fuese el hispanoamericano, aunque sea español, lo coherente es que yo procurase extender la idea de esa unión de la que usted habla, aunque con otro enfoque, nuevamente católico. Luego no se sorprenda usted de que exponga las lógicas reticencias, los pies hay que tenerlos en el suelo y cabeza sobre los hombros, que el tiempo para jugar a nacioncitas ya se quedó atrás en los cuadernos del colegio.