En realidad se trata de un descreído y un cínico. A mí me hace gracia el vejete, pero NADA MÁS. Algunos católicos de hoy lo leen como el catecismo, porque el hecho de que un filósofo ateo medianamente conocido en España (aunque no mucho fuera) defienda a veces a la Iglesia, les despierta una rara fascinación rayando el papanatismo. Lo cierto es que para haber estudiado once años escolástica no aprendió demasiado, y tiene toda la soberbia estúpida de los de su ralea: "Los teóricos del big bang comienzan sus libros contándonos un mito azteca, que Dios vomitó el mundo, y de la vomitina salió el sol y no se qué". No hay que dejarse engañar, es de un ateísmo furibundo e irracional.
Lo que le pasa a este señor, es que no es tonto y sabe que la democracia española ha encumbrado a los pseudointelectuales y demagogos; naturalmente se considera dentro de la élite intelectual (lo que es discutible) y no lo soporta. Tengo un familiar, también filósofo conocido, que se lleva a matar con él (algo habitual dentro de esos ambientes); claro que mi familiar no es precisamente lo que se dice un "filósofo católico", sino más bien todo lo contrario.
Marcadores