En efecto, así es, pero lo pernicioso de su mensaje va a seguir siendo negocio para algunas editoriales y alimento para los tontos de turno que en el mundo son legión. Hace ya años en este mismo foro de Ciencia ya hablábamos de él y de los refritos que de sus primeras obras salían al mercado para alimento de las creencias y la fe de los materialistas que tan necesitados están de paladines del ateísmo. Nunca jamás demostró lo que tanto buscaba -que Dios no exista-, ni lo que tanto temía -que Dios si existe-, en un empeño banal y absurdo. A mi sus especulaciones teológicas pardas siempre me han importado un bledo, y es que su formación en Metafísica, Ontología y no digamos en Teología, no pasaban de patio de colegio. También demostró que como historiador era otro desastre envuelto en sus miedos al
gran moco verde alienígena que va a venir a comernos a todos, comparando tal esperpéntica situación con lo que les pasó a los pobres indios americanos con Colón, obviando que fueron sus paisanos, llegados inicialmente en el Myflower, los encargados del exterminio de los indígenas en toda América del Norte. Tampoco hay que dejar olvidados a sus colegas de departamento en la cátedra de Newton, los cuales al contrario que él, no sólo son físicos y matemáticos, sino que también creen en Dios casi como por necesidad para entender qué es el Universo, porqué y para qué estamos aquí, pongamos que hablo entre otros de Ellis, Barrow, etc., o por qué su paisano Flew de ser el máximo exponente mundial del ateísmo, acabó reconociendo la absoluta inevitabilidad de la existencia de Dios. Éstos y otros como Collins (director del proyecto del genoma humano), Janik, Artigas, Soler Gil, Heller, Polkingghorne, Stoeger, y nada menos que Penrose, sean creyentes en los cuentos de hadas (expresión de Hawking para definir la religión), dada su enorme irracionalidad (la religión es irracional para él y la ciencia racional) y es que en su opinión después de la muerte no hay nada (él ha vuelto para confirmarlo), aunque no le falta algo de razón, porque a las palabras de Cristo,
"Quién cree en mi vivirá eternamente", debe corresponder un pensamiento terrorífico ¿y quién no cree? En tal caso, y a no ser que la misericordia divina sea tan inmensa, me temo que hoy Hawking no sea ya más que humo.
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