¿Pero qué locura es esta? El humo de Satanás en la Iglesia adopta formas impensables, como ese... inefable disfraz de váyase usted a saber qué con jovencitas sinuosas gravitando alrededor.

¿Dónde se ha quedado la solemnidad, la gravedad y la majestad de los Ministros de Cristo? ¿Ubi sunt? Me aterra pensar que elementos de este tipo finalmente permitan que el próximo Papa sea de ese cariz, porque otro Juan XXIII ya dinamitaría plenamente la Iglesia.