CAPÍTULO 5. La circulación del crédito financiero
Si he entendido correctamente, ¿bajo un sistema financiero de Crédito Social, el sistema bancario podría continuar operando exactamente como lo hace hoy, prestando dinero con interés a los productores de los bienes de consumo y a los contratistas de obras públicas?
Exactamente como lo hace hoy, como mecanismo, pero no en espíritu. Es el crédito de la sociedad, un “crédito social”, lo que el banquero prestaría. Por tanto, ya no prestaría más crédito creado por él, sino crédito que obtendría del Banco Central, el custodio del crédito de la sociedad. En lugar de ser un creador de crédito financiero basado en una cosa que pertenece a la sociedad, el banco autorizado sólo serviría como canal para este crédito.
Esto puede parecer insignificante, de poca o ninguna consecuencia en la práctica, viendo que, en cualquier caso, el prestatario puede obtener los mismos préstamos, en los mismos términos. Mas, por el contrario, esto produce una enorme diferencia.
Tal como Douglas lo subrayó ante un Comité de la Asamblea Legislativa de Alberta en 1934, si el crédito fuese, en su nacimiento, propiedad de las instituciones financieras, estas instituciones obtendrían, por nada, una garantía hipotecaria sobre toda la riqueza producida y financiada por este crédito. Mientras que, si todo este crédito fuese, en su origen o fuente, propiedad de la sociedad, sería toda la población la que obtendría esta garantía hipotecaria por nada; así pues, es la población en su conjunto la que proporciona el préstamo, y esto confiere a todos los ciudadanos el derecho a un dividendo, a una parte de la riqueza producida y financiada por este crédito “social”.
¿Todavía seguiría siendo este crédito financiero, al igual que hoy, un dinero temporal, creado con el préstamo, y que desaparece (se cancela) con la devolución?
No. El préstamo no crearía el crédito: este crédito ya estaría ahí, mantenido por el Banco Central, esperando a ser usado. De manera similar, la devolución de un préstamo no cancelaría el crédito financiero, sino que lo pondría en el canal de vuelta hacia el Banco Central, del cual provino.
De nuevo, esto puede parecer que no produzca mucha diferencia, ya que los actuales bancos autorizados pueden siempre crear una nueva cantidad para hacer otros préstamos. Pero el método propuesto está más en conformidad con la realidad. El crédito financiero debe ser el reflejo, la expresión en cifras, de la capacidad de producción del país, que es únicamente la que le da valor. Y la capacidad de producción del país no desaparece cuando un prestatario, después de haberla usado, devuelve el crédito financiero que tomó prestado. ¿Por qué, entonces, este crédito financiero, que representa esta capacidad de producción, se cancelaría, aun temporalmente?
¿El crédito financiero emitido por el Banco Central, y puesto en circulación a través de los bancos comerciales, tendría que volver a su fuente en un tiempo predeterminado, tal cual se hace hoy día con los plazos de los préstamos?
No. El crédito que se usa para financiar la producción saldría de su fuente al ritmo de la producción (producción privada o pública), y volvería a su fuente únicamente al ritmo del consumo o depreciación (consumo privado o público).
No estaría en conformidad con los hechos exigir que este retorno tuviera lugar más rápido que como lo hace el consumo, tal y como hoy día se hace, especialmente para los bienes públicos. Se hace violencia a la realidad cuando el consumo, la depreciación, se paga a un ritmo más rápido que el consumo que realmente tiene lugar. Se contradice a la realidad cuando el doble del precio de una planta abastecedora de agua, de un puente, de un edificio escolar, se retira de la circulación a través de los impuestos, a fin de devolver los préstamos; cuando el doble del precio de un bien público se retira de la circulación aun antes de que este bien público se haya depreciado completamente, ¡antes de que se haya “consumido” una vez! (Y, realmente, ¿cómo podríamos consumirlo dos veces?).
¿Significa esto que no hay relación alguna hoy día entre la actividad del dinero y la actividad de la riqueza real?
Ése es precisamente uno de los grandes defectos del actual sistema, y ello por varias razones. No sólo porque se fuerce a la devolución del dinero para la producción a un ritmo más rápido que el consumo que tiene lugar, sino también porque no hay ratio de igualdad alguna entre los precios de los bienes ofertados y los medios de pago en manos del consumidor.
El precio se configura a medida que el bien se manufactura, y este precio se adjunta al bien final, el cual se vende en el mercado. Mientras tanto, el dinero distribuido en el proceso de producción toma 1.000 caminos distintos, es gastado en 1.000 puntos distintos en el tiempo, sin sincronizarse con la aparición del bien final y su precio final.
También hay dinero, incluido en el precio del minorista, pero que no se distribuye, porque se le reserva para el reemplazo de máquinas más tarde. Están, a su vez, los ahorros de los individuos privados, que no forman parte ya del verdadero poder adquisitivo, aunque son incluidos en los precios, etc.
Tan es así que, si no hubiese ajuste del precio (como propone el Crédito Social), la inevitable brecha entre el poder adquisitivo y los precios permanecería, y la producción no alcanzaría su objetivo.
Otro punto: la cantidad de poder adquisitivo existente olvida a muchos consumidores. Puesto que principalmente se distribuye como remuneración a los productores, aquéllos que no están contratados o empleados en la producción tienen poco o ningún poder adquisitivo.
Por todas estas razones, es, por tanto, necesario encargarse de la financiación, no sólo de la producción, sino también del consumo. Esta necesidad se incrementa, a medida que el progreso incrementa la producción sin contratar a más gente.
¿De qué fuente deben tomarse los medios de pago para financiar lo que le falta al consumo?
De la misma fuente que para la financiación de la producción. Del Banco Central, que, en este caso, también puede hacerse a través del canal de los bancos comerciales.
Por lo tanto, ¿esto sería otra vez dinero que los bancos comerciales prestarían con interés a los consumidores?
¡Oh, no! Se debe hacer una distinción entre el dinero que financia la producción, y el dinero que compra la producción, aun cuando ambos provienen de la misma fuente.
Douglas realiza esta distinción cuando él habla de “créditos” y “créditos contantes”. Los “créditos” son el dinero adelantado para la producción, y que deber ser devuelto al banco prestamista. Los “créditos contantes” son aquéllos a los que podemos llamar “dinero del consumidor”, que el consumidor usa como le place. La diferencia entre estos dos tipos de dinero subyace en su función, y no en su naturaleza. Ambos son realmente créditos financieros emitidos a partir de la misma fuente. Es más, el dinero para la producción se transforma en dinero del consumidor, una vez que es pagado por el productor en los sueldos, salarios y dividendos industriales.
Hoy día, prácticamente todo el dinero del consumidor ha sido primeramente dinero para la producción, ya que son las actividades de producción las que distribuyen casi todo el poder adquisitivo.
Bajo un sistema de Crédito Social, vendría dinero adicional del consumidor directamente de la fuente, sin pasar a través de la industria, de dos formas:
A) Como compensación para el vendedor, por el descuento general concedido a los compradores, de acuerdo con el ajuste del precio;
B) Como dividendos sociales para todos, de los cuales hablaremos.
Esta adición de poder adquisitivo permitiría a los consumidores pagar por ciertas cantidades que están incluidas en los precios, pero que todavía no están, o ya no están, en manos de los consumidores una vez que los bienes se ponen a la venta.
Esto sería mucho más satisfactorio que el tener que estar en deuda con algunas instituciones financieras. Este endeudamiento, que se vuelve más y más extenso bajo el actual sistema, es una manera extraña de permitir a la población obtener la abundante producción de su país. Es hacer que unos pocos financieros se beneficien, y que la población sufra, como consecuencia de un sistema incapaz de establecer un equilibrio entre los precios y el poder adquisitivo.
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LA CIRCULACIÓN DEL CRÉDITO FINANCIERO EN UN SISTEMA DE CRÉDITO SOCIAL
El dinero es prestado a los productores (industria) por la Oficina Nacional de Crédito, para la producción de nuevos bienes, lo cual trae un flujo de nuevos bienes con precios (flecha de la izquierda). Puesto que los sueldos no son suficientes para comprar todos los bienes y servicios disponibles a la venta, la Oficina Nacional de Crédito rellena la brecha entre el flujo de poder adquisitivo y el flujo de los precios totales emitiendo un dividendo mensual a cada ciudadano. Los consumidores y los bienes se encuentran en la plaza de mercado (minorista), y cuando un producto es adquirido (consumido), el dinero que había sido originalmente prestado para producir este bien retorna a su fuente, la Oficina Nacional de Crédito. En todo momento, siempre hay una igualdad entre el total de poder adquisitivo disponible en manos de la población, y el total de precios de los bienes de consumo a la venta en el mercado.
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