Por desgracia, esta es la realidad que nos obliga a exigir una inmigración mínima, ordenada y controlada, a la vez que limitada a personas de ciertos países cristianos (preferiblemente católicos) entre los que no deberían figurar el Ecuador ni muchos otros. Ni que decir tiene que musulmanes y asiáticos -no siendo católicos filipinos- quedarían automáticamente excluidos. Amigo Ordóñez: para que luego no digan de racistas y/o racialistas...
Marcadores