Cita Iniciado por DOBLE AGUILA Ver mensaje
Valmadian, en esto no estoy del todo de acuerdo; está claro que las potencias del Eje no eran "santo de la devoción" de los carlistas (con excepciones, como la de don Carlos Pío que quiso ir con la División Azul); sin embargo, la Comunión Tradicionalista conspiró con los fascistas italianos ya en 1934 con vistas a un Alzamiento en España, y muchos instructores de este país entrenaron a los Requetés (por no hablar del material de guerra entregado).
No fue por razones de proximidad ideológica, sino por otras razones. Una de las viejas aspiraciones del Carlismo fue la de disponer de su propia Academia Militar de Requetés, que el propio Franco en su momento denegó (si pones en "búsqueda" en GOOGLE estos términos: "Academia Militar de Requetés" te saldrán diversas entradas, entre ellas un PDF de Ignacio del Burgo, que es el más completo y fundamentado desde los enfoques histórico, legal, de oportunidad, etc.) La formación militar de oficiales carlistas fue finalmente llevada a cabo en Italia, porque primero se pidió a Gran Bretaña y ésta lo denegó. Por supuesto, la participación de carlistas -individualmente hablando-, en la 250 División estuvo a abierta a unos pocos que se alistaron, mientras que "la carlistada" no quiso saber nada del asunto.


Por eso, ni mucho menos creo que se pueda afirmar que estaban más cerca de los Aliados. No, porque exceptuando las evidentes simpatías aliadófilas de don Javier (combatiente aliado en la Gran Guerra, pese a que SU HERMANA fue la Emperatriz Zita de Austria-Hungría nada menos) me atrevería a decir que los carlistas, en su mayoría, consideraban a esas potencias como lo que eran: EL VIEJO ENEMIGO, EL MUNDO LIBERAL.
Aparte de que D. Javier no simpatizó con el Eje, su hermana fue emperatriz de un Imperio siempre en conflicto con Italia, y la última representante de una monarquía que desapareció en 1918. La misma Emperatriz Zita vino a residir en España hasta que en 1982 se le permitió volver a Austria. Por tanto, se trata de contextos diferenciados (los nazis no restauraron la monarquía del Imperio Alemán), en el tiempo y en las ideas, aparte de la invasión y ocupación de Austria, "Anschluss" que aquéllos llevaron a cabo y que no supuso ningún acto para que la Emperatriz simpatizase precisamente.

Los que siempre fueron decididamente aliadófilos (anglófilos para más señas) eran los alfonsinos, como es natural, pero el carlismo era otra cosa; recordemos que gran parte de los tradicionalistas apoyaron a Vázquez de Mella (germanófilo) cuando se produjo la escisión por culpa del altercado con don Jaime, que había sido oficial del Zar durante la Gran Guerra.
Lo de los alfonsinos es lógico, al fin y al cabo, Dña María Victoria era inglesa. Pero la posición carlista no se debía a simpatías especialmente, sino a razones de oportunidad, aunque, y esto es bastante notorio, buena parte de los carlistas vascos si simpatizaban con Inglaterra, sentimiento que compartían con los nacionalistas del PNV, no lo olvidemos. Y también considero importante hacer una diferenciación entre la "germanofilía" tan extendida en España -por ejemplo, la de Vázquez de Mella-, de base histórica (la idea del Imperio Germánico, los Austrias, etc.) y las simpatías hacia la Alemania de Hitler. Además, Vázquez de Mella falleció en febrero de 1928 y aunque el NSDAP fue fundado en 1920, no dejaba de ser un partido extranjero dentro de la República de Weimar. Tampoco se ha de olvidar que el Carlismo o es monárquico, o es otra cosa que habría que re-definir.

Para Mella, el concepto de nación no es la raza, ni la lengua, ni la combinación de ambos factores, aunque si puede ser resultado de ellos. Una misma raza puede expandirse por muchas naciones y aún continentes enteros, y las subrazas no se conservan puras en ninguna parte. La lengua es, ciertamente, signo de nacionalidad y causa parcial, y, a veces, efecto. Este solo elemento, sin embargo, no es suficiente para constituir la nación.

(Obras Completas Vol. X (1952), pág. 309. Discurso en el Parlamento, el 30-junio de 1916 y en el Vol. XI (1953), pág., 80. Discurso en el Parlamento el 31 de mayo de 1893. )

Que contrasta con los contenidos de:

Mi Lucha, Tomo 1, capítulo XI, Pueblo y Raza y Tomo 2, capítulo IV, La personalidad y la concepción racista del Estado.

Vázquez de Mella representa el ideal político católico en el Estado a través de la soberanía social, con el principio de autoridad descansando en el rey, y en los cuerpos intermedios. Hitler el del totalitarismo estatal, sustituyendo a Dios y a través de la autocracia más absoluta con el líder indiscutible y su debido culto.

No puede haber paralelismo ni afinidad alguna entre ambas concepciones. Finalmente, el inicio de la IIGM llegó 12 años después de la muerte de Mella.