Sin duda muy interesantes las puntiaguadas reflexiones de Ullate, de quien aún guardo gratísimo recuerdo sobre su libro de la masonería. No obstante, en este " puntillismo " hay hechos escabrosos: Por ejemplo, que muchos realistas americanos se vieron huérfanos cuando desde las autoridades peninsulares, con el felón Riego a la cabeza y un rey inoperante, se intenta obligar por el Trienio Liberal....Esto provocó muchos desencantos y desencuentros. Inclusive cuando el tirano Bolívar insistía en que Nueva Granada debía ser entregada como protectorado a los británicos, muchos antiguos realistas acabaron vitoreando al general Santander. En Venezuela, tras la ignominia del trienio liberal, se perdió a todo un caudillo realista como fue el indio Juan de los Reyes. La misma obligatoria constitución de las Cortes de Cádiz a muchos americanos sentó como una patada en el estómago; así como el carlismo argentino, a través del periódico " Boina Roja ", en los años 30 del siglo XX seguía hablando de los " ayacuchos ", los muchos jefecillos realistas que traicionaron a España en América y luego en la Península serían bestias anticarlistas.
Estamos ante un conflicto tremendamente poliédrico, pero, curiosamente, hasta hoy nadie ha dado voz a los realistas, sólo, y más desde España, que es lo tragicómico, se han escuchado distintas versiones pero siempre desde el bando independentista. Es lo que siempre me he preguntado. ¿ Por qué nadie nos habló de Huachaca, Benavides, Agualongo, Boves, Castilla, etc. ? ¿ Si se habló algo, por qué fue tan poco y exclusivamente para el vilipendio ? ¿ Por qué sólo estatuas para los próceres separatistas y ni un triste recuerdo para los realistas indianos ? ¿ Por qué a éstos no se les ha querido ni escuchar, y se ha enterrado su voz a cal y canto, tras dos siglos, y con más hincapié si cabe desde España ?
No se explica ese silencio terrible pero tampoco se explica la actitud de muchas autoridades de aquí ante el incipiente movimiento " juntero ", cuando los americanos habían dado lecciones de sobra de la defensa de las Españas frente al enemigo exterior.
Por supuesto, ni yo justifico los desmanes peninsulares y creo que Ullate tampoco, aun siguiendo esperando esta obra; pero creo que la separación fue lo peor que pudo pasar. No fue una guerra entre invasores e invadidos tampoco. Acaso lo mejor para definir las Guerras Civiles Hispanoamericanas, cuyos efectos aún colean a entrambas orillas del Atlántico, sea el argentinismo " quilombo ". Nos jodieron, nos jodimos y nos dejamos joder, y es sorprendente que el maquiavelismo británico, duramente resentido tras las humillaciones de Cartagena de Indias, Luisiana y el Río de la Plata, actuara estirado cual serpiente; desde que el mismo felón Fernando VII manchara el Toisón de Oro imponiéndoselo al Velintón.
En fin...
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