Revista FUERZA NUEVA, nº 462, 15-Nov-1975
A mis amigos españoles
Yo creía haber agotado mi vergüenza hacia los gobernantes de mi país desde el “bradage” ignominioso de mi provincia natal, Argelia. En esa época pensaba que la opinión pública y el Régimen de la metrópoli habían llegado al colmo de la cobardía, de la traición, del deshonor y de la villanía; una imagen repugnante de mi país que De Gaulle impuso a nuestra Francia para el gran placer de cómplices y amigos de los marxistas. Pero mi Francia “ya había pasado momentos parecidos…” es por esto y en memoria de nuestros héroes: mariscal Pétain, Robert Brasillach, coronel Bastien Thiry, lugarteniente Degueldre y todos los demás que yo he continuado el combate nacional tratando de observar esa actitud tan joseantoniana que quiere que sea “inasequible al desaliento”.
El año pasado el señor Giscard d’Estaing fue elegido para presidente de la República, gracias al electorado de nuestro movimiento, pues en la era gaullista, que aún nos gobierna, el peligro comunista es activado en periodos electorales. Los candidatos presidenciales saben que la mayoría de los franceses no quieren aventuras con los comunistas. ¿Pero hasta cuándo vamos a abusar de estos franceses practicando una política radicalmente contraria a aquella por la cual fue elegido? Pero yo quiero aportar testimonio de la amistad sincera, leal y fraternal de millones de franceses por la “España eterna”, el último bastión, iba a decir “bunker”.
Hace falta que sepáis en España que la mayoría de mis compatriotas tiene el defecto de ser “una masa silenciosa”. Pero, aunque ella quisiera expresarse no podría hacerlo, a causa de la censura progresista de todos los medios de información. Es necesario que sepáis lo que ha sido hecho por nuestro movimiento de Fuerzas Nuevas, por el Frente Nacional, por los semanarios «Minute» y «Rivarol», por nuestro mensual «Initiative National», por «Monde et Vie» y la «Action Française», para expresar nuestra indignación y nuestra rebeldía ante las facilidades y la complicidad de la que se han beneficiado nuestros enemigos. Nuestro Gobierno se ha desacreditado cediendo al chantaje de los humanistas del “Gulag”, se ha ridiculizado –inmiscuyéndose- en un asunto interno de un país soberano.
Si esta campaña antiespañola ha sido intolerable, ha tenido sin embargo su mérito: “No hay mal que por bien no venga”. Este concierto grotesco y ridículo ha sido una revelación. Primero para estos “nuevos demócratas españoles” obsesionados por el mimetismo de la panacea democrática al estilo Comunidad Económica Europea. ¿Esos españoles habrán entendido el chantaje a su dignidad que sus “padrinos” europeos les quieren hacer? Durante esta última ofensiva del enemigo, España ha podido también encontrar sus partidarios y amigos, los de verdad, los de las grandes y graves ocasiones. Ha podido medir cuán justificada era la frase profética del camarada Blas Piñar cuando decía al igual que el Almirante Carrero Blanco “la guerra no ha terminado”. Pueden el gobierno y la nación españoles entresacar las conclusiones de este complot contra el honor y la fidelidad a los principios de nuestro Occidente cristiano.
Nuestra España Una, Grande y Libre, la España del Caudillo, con sus defectos, se opone a los países europeos donde la palabra maestra en política es capitulación.
Nosotros, nacionalistas europeos de Francia, somos conscientes de las motivaciones antiespañolas de la Europa cobarde, y es por lo que repetimos a nuestros hermanos españoles que vuestro combate es también el nuestro. El silencio que la conjuración “democrática” de medios de expresión hace pesar sobre nuestras acciones no impedirá nuestra resolución.
¡Arriba España! ¡Por nuestra Francia eterna!
Robert ROMO
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