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Tema: Entrevista a Javier Garisoain

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  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Para Jasarhez y Alacran.

    En primer lugar aclaremos qué entendemos por Estado.

    1. Si por Estado entendemos la persona que detenta el poder político, entonces es aburdo equiparar la doctrina foral española con las ideologías neoliberales pseudoanarquistas (Hayek, Von Mises, Milton Friedman, etc...) que abogan por la supresión del Estado y la proliferación de lo que podríamos llamar "comunitarismo" o individualismo comunitario. Una comunidad política, por ley natural, no puede vivir sin que haya alguien que, legítimamente, detente el poder político supremo, lo cual no es contradictorio con el principio de la foralidad.

    En la doctrina política tradicional multisecular española a la persona que detenta el poder político la llamamos Rey o Regente. Y esta persona gobierna con compatibilidad con la diversidad foral de los reinos, provincias, municipios, asociaciones, comunidades, etc... de que se compone toda la comunidad política gobernada por el Rey. Esto es así porque el principio de foralidad no es incompatible con el principio de unidad de gobierno que encarna el Rey en la comunidad política. Nadie en su sano juicio, por poner un ejemplo, consideraría en 1833 incompatible los fueros vascongados o navarros con la defensa del poder político en la persona de Carlos V (de hecho, los Reyes legítimos Carlos V y Carlos VII estuvieron gobernando efectivamente sobre una gran parte del territorio español en 1833-1839 y 1872-1876 respectivamente, y no por ello tenían ningún problema en respetar los fueros de las distintas organizaciones y comunidades que se autodesenvolvían autárquicamente al mismo tiempo que les gobernaban unitariamente los Reyes legítimos).

    El principio de foralidad es el término con el que conocemos la concreción política que en nuestra tradición española ha venido encarnándose lo que en la Doctrina Social de la Iglesia ha venido denominándose en este último siglo con el nombre de principio de subsidiariedad: "Como es ilícito quitar a los particulares lo que con su propia iniciativa y su propia actividad pueden realizar para encomendarlo a una comunidad, así también es injusto, y al mismo tiempo de grave perjuicio y perturbación para el recto orden social, confiar a una sociedad mayor y más elevada lo que comunidades menores e inferiores puede hacer y procurar" (Quadragessimo Anno). En otros países al margen de la Tradición hispánica los tradicionalistas utilizan otros nombres: principio de federación, cuerpos intermedios, etc...

    2. Si por Estado entendemos, en segundo lugar, una oligarquía partidista o una dictadura caudillista que se eleva por encima de las personas y sus asociaciones libremente organizadas al margen del poder político, y que se dedica a crear un aparato administrativo monstruo "que extiende sus brazos, sus ojos y sus oídos" (como decía Donoso Cortés en su Discurso sobre la Dictadura) sobre todos los miembros de la comunidad política para así tenerla controlada mejor o para así garantizarles su "seguridad"...; como digo, si por Estado entedemos esto, entonces yo lo rechazo (y no por ello me convierto de repente en un fanático neoliberal anarquista que está en contra de la existencia de un poder político que gobierne ni algo por el estilo, sino que rechazo ese tipo de Estado en nombre de los principios políticos forales que informan nuestra tradición política multisecular española, tal y como ha sido auténticamente formulada por los autores de la Escuela de Salamanca y últimamente recordada por la literatura política tradicionalista legitimista desde 1833 hasta hoy: Vicente Pou, Magín Ferrer, Vázquez de Mella, Elías de Tejada, Canals Vidal, Miguel Ayuso, etc...).

  2. #2
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Para Ordóñez.

    Estoy de acuerdo con usted en que la proliferación de purismos no hace más que poner trabas a la existencia de una acción política cohesionada que permita echar del poder a los actuales representantes de la Revolución (Juan Carlos y sus amigos del partido único PPSOE) y restaurar en el poder politico al actual poseedor de la Legitimidad política española.

    Pero lo que no entiendo es que usted no vea que esa acción política unitaria y cohesionada requiere al mismo tiempo la existencia de alguien que haga de elemento aglutinante y cohesionador de esa acción contrarrevolucionaria. Y aquí es donde entra la importancia capital de la Legitimidad y de la persona que lo encarna (no por virtud de un compromiso sino en consonancia con nuestras leyes de sucesión, nunca abrogadas), no sólo en tanto que dé unidad a la oposición política sino también en cuanto a la consecución del único fin contrarrevolucionario español, a saber, la restauración en el poder político del poseedor de la legitimidad política (para desde ahí hacer a continuación todas las reformas y restauraciones político-sociales que sean necesarias).

    Cuando se trata de la Legitimidad no hay purismos que valgan. No se es más purista o menos purista. No hay gradación ninguna en la cuestión legitimista. Simplemente se constata, por las leyes de sucesión (nunca abrogadas) si posee la Legitimidad o no la posee (pues sólo la puede poseer una persona). Así de simple y sencillo.

    Basta echarle un breve repaso a la historia del tradicionalismo legitimista español para darse cuenta de que realmente eran los no legitimistas los que pecaban de puristas. Eran ellos los que por cualquier argumento fútil sobre las "verdaderas" esencias del tradicionalismo se separaban de sus Reyes legítimos: ahí están los Ramón Nocedal y sus amigos, los Vázquez de Mella y sus amigos, los Mauricio de Sivatte y sus amigos. Todos ellos eran (según ellos) la encarnación del "auténtico" tradicionalismo y todos los demás habían caído en el error revolucionario.

    Un Rey legítimo o un miembro de la Familia Real con derecho eventual al Trono español sólo puede caer en causa de exclusión, no porque a alguien le parezca así, sino por haber caido en alguno de los supuestos que señalan las leyes de suceción españolas (no abrogadas nunca). En el caso de un miembro de la Familia Real con derecho eventual, la exclusión es declarada por el Rey o Regente legítimo en ese momento. Si es el propio Rey el que cae, lo normal es que se ponga como detentador del poder político español otro miembro de la Familia Real a título de Regente mientras dilucida a quién corresponda ser el Rey legítimo de acuerdo a las leyes de sucesión (para así evitar caer en un vacío de poder en el ínterin que pudiera permitir la consolidación por prescripción del usurpador ilegítimo en el poder político), como ocurrió en el caso del Rey Juan III, que fue sustituido por la Regente Princesa de Beira, o como en el caso del Príncipe de Asturias Carlos Hugo, que no llegó a reinar a la muerte del Rey Javier I, y que fue sustituido por el Regente legítimo Don Enrique de Borbón desde 1977.

    Lo que no entienden los dirigentes de la CTC es que la Comunión, por esencia y definición, es legitimista. Y que por lo tanto, la Comunión por definición nunca puede estar dividida sino que siempre está unida. ¿Y cuál es ese elemento principal que permite esa unidad en el tiempo y en el espacio? Pues precisamente el mismo que nos señala la Monarquía hereditaria: el Rey legítimo (o el Regente legítimo, en su defecto).

    Fíjese, Ordóñez. Yo en este Foro he tenido numerosas diferencias en cuestiones de economía o de ciencia con otros enriquistas, ¿y quiere decir eso que no hay unidad? ¿Quiere decir eso que los otros son menos tradicionalistas que yo porque, por ejemplo, en las aplicaciones de soluciones prácticas en la cuestión económica diferimos? ¿Vé usted la importancia FUNDAMENTAL que tiene la Legitimidad y su encarnación actual en la persona de Don Enrique de Borbón para una acción política unitaria?

    Si los dirigentes de la CTC quieren seguir los mismos pasos que no llevan a ningún lado que hicieron Nocedal, Mella o Mauricio de Sivatte, como quieran. Pero yo le aseguro que la Comunión jamás ha estado dividida en ningún momento gracias a los Reyes y Regentes legítimos españoles que sucesivamente la han encabezado sin solución de continuidad.

    Por supuesto si los dirigentes del partido político CTC quieren volver a la Comunión, no habría ningún problema (igual que volvieron los nocedalistas y los mellistas en 1931).

    Para más información vea la famosa carta de Fal Conde a Rufino Menéndez.

  3. #3
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    ...Si por Estado entendemos, en segundo lugar, una oligarquía partidista o una dictadura caudillista que se eleva por encima de las personas y sus asociaciones libremente organizadas al margen del poder político, y que se dedica a crear un aparato administrativo monstruo "que extiende sus brazos, sus ojos y sus oídos" (como decía Donoso Cortés en su Discurso sobre la Dictadura) sobre todos los miembros de la comunidad política para así tenerla controlada mejor o para así garantizarles su "seguridad"... entonces yo lo rechazo
    Es que en este aserto se están haciendo consideraciones que implican una intención. Es como preguntarse si tenía razón Rousseau y por lo tanto "el hombre era bueno por naturaleza", o por el contrario la tenía Hobbes y habríamos de pensar que el hombre es y ha sido siempre un lobo para el hombre. Mientras que los dos sabemos que ambas hipótesis son erróneas, la primera por intentar "democratizar" el dogma de la inmaculada concepción y afirmar que ha sido la sociedad (es decir, ¿por qué no...?, también el Estado Leviatán) el que ha corrompido al hombre. Y la segunda porque presupone que no existe posibilidad alguna de bondad expontánea en el hombre, salvo aquella que emerge de un contrato de sumisión impuesto desde fuera para evitar así la guerra, la miseria y el desconcierto (es decir, que fuera del Leviatán no habría tampoco salvación..) cuando todos sabemos que es precisamente fuera de la Iglesia, y no del Leviatán, donde no hay salvación posible. Luego, la cuestión clave no es: "ESTADO SÍ, O ESTADO NO".

    Resultará evidente que cuando nos refiramos a un modelo de Estado regido por principios católicos, entonces la cosa cambiará y ya no hará falta hacerse esa pregunta.

    Y tampoco importaría que éste [el Estado] creara un aparato administrativo muy grande y poderoso para garantizar la seguridad de todos, porque la hipótesis de que éste no sería nada mas que un señuelo empleado de manera torticera, para lograr "extender sus brazos, sus ojos y sus oídos" para así mantener malévolamente a todos sus súbditos siempre controlados y sumisos, no sería mas que una idea, en cierto modo, paranoica.

    Sinceramente, yo creo que Vd. está añadiendo, y corríjame si me equivoco, algún grado de intencionalidad ideológica a la hora de juzgar la existencia del Estado. Ve Vd. detrás de él siempre a ese monstruo malévolo que ha sido creado tras la revolución. Un monstruo que no tiene por qué esconderse, neceariamente, bajo su existencia. Por eso creo que Vd. está mezclando un poco las cosas. Incluso le diría que, por muy grande y burocratizado que éste fuera, siempre y cuando su estructura de gobierno estuviera orientada a la consecución del bien común y estuviera siempre regida por sentimientos e ideas católicas, su existencia no supondría ningún problema, sino una bendición para todos.

    Bajo mi punto de vista, la existencia de un estado fuerte, autoritario y poderoso, pero firmemente católico en sus principios como digo, es la mejor forma de caminar hacia el bien común. Al igual que ocurre en un monasterio, el gobierno del Abad y toda la estructura de poder del mismo no habría de ser vistos jamás por nadie como el monstruoso leviatán que todo lo controla, porque en un lugar como ese, esta presunción carecería de sentido (salvo bajo la visión intencionada y malévola de la famosa novela de Umberto Eco).

    Por eso, y según lo ya expuesto, la cuestión clave, a mi entender, no es si el gobierno es grande o pequeño, y ni siquiera si está regido o no por una dictadura de tipo caudillista. La cuestión clave es si el gobierno es católico o no lo es, por muy fuerte y poderoso que éste sea...

    Dios quisiera que en España tuviéramos un gobierno fuerte, social, valiente en su firmeza y poderoso que ejerciera su poder anclado en fuertes principios católicos. Con un gobierno así, a mi no me harían falta para nada la existencia de sociedades intermedias. Es mas, éstas me parecerían un estorbo inutil que entorpecería el buen gobierno. Sinceramente yo no le tengo miedo al poder del Estado centralista. Le tengo miedo al poder de un mal modelo de estado asentado sobre bases ideológicas y políticas no católicas, por muy descentralizado y foralista que éste fuera. Porque una cosa no quita la otra, ni tampoco ningún Papa ha hablado nunca de fueros...


    Un saludo en Xto.
    Última edición por jasarhez; 09/01/2013 a las 21:39
    Kontrapoder y Trifón dieron el Víctor.

  4. #4
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Estimado Rodrigo: Sinceramente, ni idea, para qué te voy a engañar.


    Estimado Martin:

    Yo, en la Comunión, jamás he visto divisiones en mi círculo. Son varias generaciones de carlistas (Y javieristas) y sin ningún problema. Más bien la división vino después y por otros, justo al poco tiempo de limar asperezas. Es al revés de cómo vd. lo cuenta. Pero incluso obviando esto (Que sería mucha tela) y el bagaje posterior, ¿vd. no se da cuenta de la edad de S.A.R. y que no tiene sucesión? ¿Vd. no se da cuenta de cómo está lo que queda de la Casa de Borbón-Parma?

    Por otra parte, hay todavía "hechos históricos" candentes que los carlistas no sabemos y que creo que ya es hora. Pero vuelvo a repetir: Legitimidad, ¡claro! Pero si el tema es otro....

  5. #5
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Yo, en la Comunión, jamás he visto divisiones en mi círculo. Son varias generaciones de carlistas (Y javieristas) y sin ningún problema
    En su círculo no. Pero yo me refería a toda la Comunión. La Comunión, por definición, siempre está encabezada por el Rey o en su defecto por el Regente (que al mismo tiempo, por ley, es quien detenta la potestad política legítima de todos los españoles). Ese es el elemento de unidad al que me refería, y que a día de hoy está encarnado en la persona de Don Enrique de Borbón (sin solución de continuidad desde 1977).

    Más bien la división vino después y por otros, justo al poco tiempo de limar asperezas. Es al revés de cómo vd. lo cuenta
    Y yo le digo que la Comunión, por definición, nunca puede estar dividida porque siempre está encabezada por el Rey o el Regente, que es el que le da siempre unidad a la Comunión. Otra cosa es que haya gente que se haya separado de la Comunión y encabecen otras organizaciones políticas por su cuenta.

    Pero incluso obviando esto (Que sería mucha tela) y el bagaje posterior, ¿vd. no se da cuenta de la edad de S.A.R. y que no tiene sucesión? ¿Vd. no se da cuenta de cómo está lo que queda de la Casa de Borbón-Parma?
    Bueno, ¿y qué? ¿Acaso el Rey Alfonso Carlos no era un octogenario y ahí le veíamos dando la orden de movilización de los Requetes sin los cuales no habría empezado ni se habría ganado la Cruzada del ´36 (cosa que por cierto, dicho sea de paso, muchos entusiastas franquistas parecen olvidar rápidamente)?

    La cuestión importante ahora es ¿es Juan Carlos o Don Enrique de Borbón el que detenta la potestad legítima de los españoles actualmente? Los dirigentes de la CTC dicen que Juan Carlos es ilegítimo. Muy bien, de acuerdo. Entonces, teniendo en cuenta que no puede haber vacío de poder entre los españoles, ¿quién es el que detenta según los dirigentes de la CTC la potestad legítima si rechazan a Don Enrique de Borbón?

    ¿Vé usted Ordóñez el callejón sin salida en que se meten los dirigentes de la CTC al desdeñar la cuestión legitimista?

  6. #6
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Para Jasarhez y Alacran.

    Estamos de acuerdo que el Estado debe informar toda su legislación, administración y judicatura en los principios de la Religión verdadera. El fin de la historia no fue en 1991 como decía Francis Fukuyama sino en el año 33, y en el caso particular de los españoles el 589. Sobre esto, obviamente no hay discusión ninguna.

    El problema está en si es bueno que el poder político legítimo pueda invadir o no competencias de manera innecesaria que vayan más allá de sus legítimas regalías.

    Para que nos entendamos, ¿es lícito que en un estado confesionalmente católico como el de los Reyes legítimos Carlos III, Carlos IV y Fernando VII los ministros déspotas ilustrados se dediquen a invadir campos político-sociales y eclesiásticos que no les pertenecen? ¿es lícito que en un estado confesionalmente católico encabezado ilegítimamente por Franco se invadan de manera innecesaria competencias político-sociales y eclesiásticas que están fuera de su ámbito de competencia o de las cuales no es necesario que se ocupen pues pueden hacerlo las comunidades y sociedades que conforman la comunidad política española, al margen del poder político y su Administración?

  7. #7
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    He leído hasta aquí:
    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    ¿es lícito que en un estado confesionalmente católico encabezado ilegítimamente por Franco...
    ¿Podría Vd. explicarme por qué considera ilegítimo el poder que tuvo el Caudillo?. ¿Podría detallarnos un poco mas los planteamientos en los que Vd. basa el concepto de legitimidad política?.

  8. #8
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    ¿Podría Vd. explicarme por qué considera ilegítimo el poder que tuvo el Caudillo?. ¿Podría detallarnos un poco mas los planteamientos en los que Vd. basa el concepto de legitimidad política?.
    Con mucho gusto Jasarhez.

    De acuerdo a las leyes de sucesión de la Monarquía hereditaria española (Ley se Sucesión de 1713, y leyes concomitantes sobre matrimonios desiguales y causas de exclusión), que NUNCA HAN SIDO ABROGADAS, la legitimidad, durante el gobierno efectivo pero ilegítimo de Franco (Octubre de 1936-Noviembre de 1975) correspondía a:

    1. El Regente legítimo Javier de Borbón desde el 29 de Septiembre de 1936 (antes de que Franco tomara el poder efectivo pero ilegítimo el 1 de Octubre de 1936) hasta el año 1952.

    2. El Rey Javier I desde 1952 hasta 1977 (después de la muerte de Franco).

    Franco no ignoraba este hecho de su ilegitimidad pues Fal Conde (jefe delegado de Don Javier) le hizo llegar (por conducto seguro militar) numerosos documentos en el que se lo explicaba clarísimamente, reclamándole, a su vez, por tanto, el poder político efectivo (Manifestación de los ideales Tradicionalistas de marzo de 1939 -es decir, antes de terminar la Cruzada-, Fijación de orientaciones de 1940, Reclamación del poder de 1943, La lección de los hechos de 1944, La única solución de 1947, etc...).

    Franco no quiso entrar en razones, y como buen revolucionario que era, hizo todo lo posible (repito para que se entienda bien la gravedad de las palabras que estoy escribiendo): HIZO TODO LO POSIBLE POR DESTRUIR a toda aquella porción del pueblo español que desde 1833 se habían levantado en continua Cruzada ininterrumpida durante un siglo para la restauración en el poder de los Reyes legítimos expulsados del poder político por la Revolución.

    Por supuesto esta persecución y este terror contra los católicos legitimistas incluía también a aquél por el que luchaban, es decir, el legítimo poseedor del poder político: Don Javier de Borbón.

    Un saludo en Cristo.

  9. #9
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Estimado Martin_Ant: El único que está en un callejón romántico-academicista sin salida es vd. Repito: Está contando, como otros (Y otros que nada quisieron saber de D. Javier cuando estaba vivo) la historia al revés. Pero bueno, se refuerza lo que digo. Cada día que pasa, le doy más la razón al general Cabrera, salvo en lo de reconocer a la usurpación puigmoltiana.

    Por mi parte no voy a entrar más en este pseudo-debate.
    Última edición por Ordóñez; 10/01/2013 a las 20:20

  10. #10
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Estimado Martin_Ant: El único que está en un callejón romántico-academicista sin salida es vd. Repito: Está contando, como otros (Y otros que nada quisieron saber de D. Javier cuando estaba vivo) la historia al revés. Pero bueno, se refuerza lo que digo. Cada día que pasa, le doy más la razón al general Cabrera, salvo en lo de reconocer a la usurpación puigmoltiana.

    Por mi parte no voy a entrar más en este pseudo-debate.
    La cuestión legitimista no es asunto romántico-academicista, sino que va, de manera realista, al corazón del problema que llevamos sufriendo desde 1833.

    Repito las mismas palabras con las que comencé este hilo: "Sinceramente, no entiendo esa trivialización de la cuestión legitimista. La legitimidad es lo más importante, pues es lo que hace que un Gobierno sea justo y favorable a los intereses de la comunidad política."

    Y añado la declaración autorizadísima de D. Jose María Alsina Roca:


    El carlismo tuvo arraigo popular gracias a su legitimismo dinástico, de tal modo que sin este hecho difícilmente hubiera aparecido en la historia española un movimiento político semejante, aunque su principal y más profunda motivación fuera religiosa. Podríamos encontrar semejanzas con otros movimientos antirrevolucionarios como la Vendée, los tiroleses de Austria o los cristeros de México. Pero estos casos, después de haber fracasado su levantamiento militar desaparecen como movimientos políticos. El carlismo, por el contrario, reaparece en la vida política española tras varias derrotas militares y largos períodos de paz en que se afirma que ha perdido toda su virtualidad. Se explica esta diferencia por el hecho de que la defensa de los principios político y religioso está íntimamente unida con la causa dinástica. Por ello Cuadrado puede afirmar que si ésta desapareciera su presencia se refugiaría “en las regiones inofensivas del pensamiento”.
    Si se tratara de encontrar el medio para que desapareciera definitivamente el carlismo de la escena política española, habría que seguir aquella política que se propone desde El Conciliador. Hacer que desaparezcan las motivaciones dinásticas y de este modo se habrá conseguido que el carlismo no represente un permanente peligro de desestabilización política”.

    (José Mª Alsina Roca. El Tradicionalismo Filosófico en España)


    Un saludo en Cristo Rey

  11. #11
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Gracias por sus explicaciones, Sr. Martin Ant. Verá yo no soy precisamente un experto en materia de legislación monárquica sucesoria (en realidad soy un completo ignorante). Por esta razón, mucho me temo que, en ese terreno, no voy a poder aportar nada nuevo que Vd. no haya ya dicho.

    En relación al problema sucesorio en España, leo por internet:
    A la muerte de Fernando VII, por una aparente paradoja, su viuda y su hija, Isabel II (1833–1868) se vieron obligadas a apoyarse precisamente en los mismos liberales a los que el rey Fernando había combatido, mientras que los antiguos partidarios de éste se agrupaban en torno al infante Carlos María Isidro, el pretendiente "Carlos V", iniciando una sangrienta guerra civil que duraría siete años, –la primera guerra carlista– (1833-1840). Posteriormente se desencadenaron dos nuevas guerras civiles, con el mismo resultado negativo. Isabel II consiguió conservar el trono hasta 1868, fecha en la que fue derribada por un movimiento revolucionario, uno de cuyos objetivos era expulsar para siempre a "la espuria raza de los Borbones" (sic).

    Seis años más tarde, un pronunciamiento militar llevaba al trono a su hijo Alfonso XII (1874-1885). El sucesor de éste, su hijo póstumo Alfonso XIII (1886-1931), acabó apoyándose en la dictadura militar del general Primo de Rivera, a cuya caída se desmoronó sin resistencia el régimen monárquico, dando paso a la II República española.


    Pocos meses después del destronamiento de Alfonso XIII se produjo la muerte del pretendiente carlista, Jaime de Borbón y Borbón, que no dejaba descendencia. Los carlistas proclamaron sucesor a su anciano tío Alfonso Carlos, que tampoco tenía descendencia. La muerte de Alfonso Carlos el 29 de septiembre de 1936, atropellado en Viena por un camión de la policía, dejaba la trama carlista extinguida en cuanto a la sucesión por línea masculina, y creaba un grave problema a sus partidarios, tanto más acuciante por cuanto los carlistas formaban parte de las fuerzas que habían de resultar vencedoras en la guerra civil española (1936-1939).

    Pocos meses antes de su muerte, Alfonso Carlos había firmado un decreto por el que nombraba regente a su sobrino, Javier de Borbón Parma (hijo de Roberto I, último duque reinante de Parma, y de una hermana de su esposa), a quien se encomendaba que se ocupase de resolver el problema de designar sucesor. La búsqueda de un nuevo pretendiente condujo a una multiplicidad de propuestas, más o menos basadas en argumentos legales, entre ellas la de designar a un hijo de la infanta Blanca (hija mayor de "Carlos VII"), que adoptó el nombre de Carlos VIII, pero que murió pocos años más tarde sin dejar descendencia masculina. Por su parte, el regente Javier de Borbón Parma dejó transcurrir el tiempo sin adoptar decisión alguna, si bien un grupo de carlistas tomó la iniciativa de proclamar su propia candidatura a la sucesión en mayo de 1952, durante el Congreso Eucarístico de Barcelona.

    También para la rama isabelina se presentaban problemas sucesorios; el príncipe de Asturias, Alfonso, renunció a sus derechos el 11 de junio de 1933 en razón de su matrimonio morganático, y lo mismo hizo diez días más tarde el infante Jaime, a causa de su sordomudez. Quedaba con ello designado sucesor el tercer hijo de Alfonso XIII, en quien renunció también su padre (15 de enero de 1941), poco antes de morir. Juan, que adoptó el título de Conde de Barcelona, prosiguió los contactos que su padre venía manteniendo con los carlistas desde 1931, con la esperanza de dar por terminada la escisión dinástica.

    Estas negociaciones se precipitaron de súbito, cuando el primogénito de Javier de Borbón Parma, el príncipe Carlos Hugo, insistió en proclamar en Montejurra que su padre era el soberano legítimo, y reivindicó para sí el título de príncipe de Asturias (5 de mayo de 1957). Sin embargo, tras una serie de reuniones preparatorias, un grupo de 44 delegados carlistas marchó a Estoril, residencia del conde de Barcelona, para reconocerle como rey (diciembre de 1957), previa la aceptación por parte de éste de los principios fundamentales de la ideología política tradicionalista. El llamado "Pacto de Estoril" no fue aceptado por los elementos intransigentes del carlismo, quienes, alegando la equívoca trayectoria política de Juan, conde de Barcelona, reafirmaron su adhesión a Javier de Borbón Parma. Ello venía a confirmar, una vez más, que los fundamentos de la disidencia carlista deben buscarse en su contenido político, no en las razones de legitimidad dinástica que le sirve de pretexto.

    Todo esto ha llevado la disputa sucesoria a extremos de retorcimiento bizantino casi increíbles, y los partidarios de una u otra rama se dedican a discutir cuestiones tales como el posible origen ilegítimo de los Borbón-Busset (lo que significa discutir la legitimidad del matrimonio de un príncipe francés de mediados del siglo XV), para calibrar si los hijos de Javier de Borbón Parma tienen o no derecho a ocupar el trono español.

    Para complicar más el panorama, hay que tener en cuenta que el infante Jaime, que renunció a sus derechos en 1933 a causa de su sordomudez, superó este defecto físico, por lo que podría considerarse nula aquella renuncia, una vez desaparecidas las causas que la justificaron. Se tenían entonces tres candidatos a la corona española (los infantes Jaime y Juan, hijos de Alfonso XIII, y el príncipe Javier de Borbón Parma), a los que había que añadir aún a los hijos de éstos; los príncipes Juan Carlos (hijo del conde de Barcelona, nacido en 1938), Carlos Hugo (hijo de Javier de Borbón Parma, nacido en 1930) y Alfonso (hijo del infante Jaime, nacido en 1936).

    El refrendo de Juan Carlos por las Cortes como heredero a título de rey de la jefatura del Estado a propuesta de Franco (26 de julio de 1969) y de acuerdo con la ley de sucesión vigente, que sólo tenía en cuenta la sangre real de la persona designada para ocupar el trono, resolvió legalmente la incógnita sucesoria. A la muerte de Franco, Juan Carlos fue proclamado rey (22 de noviembre de 1975), y su hijo Felipe se convirtió en príncipe de Asturias en enero de 1977. El problema sucesorio, si bien no resuelto desde el punto de vista monárquico, quedó clarificado en beneficio del titular de la monarquía restaurada, después de la renuncia de Juan de Borbón a sus derechos al trono (mayo de 1977). Ya anteriormente había fallecido en Lausana el infante Jaime (1975), uno de los candidatos a la corona española, y el hijo mayor de éste, Alfonso de Borbón y Dampierre, emparentado con la familia de Franco, había acatado a Juan Carlos de Borbón, sin pronunciarse en beneficio de sus posibles, aunque remotas, aspiraciones.

    Por parte de la rama carlista tradicional, el príncipe Javier de Borbón Parma cedió, en 1972, los poderes a su hijo Carlos Hugo, dirigente del Partido carlista, quien derivó las pretensiones carlistas a un terreno menos legitimista, aun después de haberse declarado en 1972 heredero y no pretendiente. En 1980 renunció a la dirección del partido, después de haber declinado su posible sucesión dinástica.
    El problema de la cuestión sucesoria, repito, sin ser ni de lejos un experto, no mas que un mero aficionado a la historia, me parece una cuestión, no solamente complicada, sino además delicadísima.

    De todas maneras, la cuestión de la legitimidad en el poder se puede obtener (al menos eso explica la ciencia política) de muy diversas maneras. Los republicanos también acusan de "ilegítimo" al régimen de Franco por haber surgido de un Alzamiento Militar en oposición a lo que ellos denominan "el legítimo gobierno republicano del Frente Popular". Gobierno que llegó al poder tras unas elecciones amañadas... La misma segunda república se implanta en España de una manera completamente ilegítima (esa es mi particular opinión), ya que unas elecciones municipales no están concebidas para cambiar algo tan importante como la forma de estado, sino para elegir alcaldes y concejales (independientemente del resultado, que ganaron las opciones monárquicas...). Todo el mundo reclama a "su gobierno" como "el legítimo" y descalifica a los demás como "ilegítimos", basándose cada cual en razones de legitimación distintas...

    También es verdad que Alfonso XIII abdica... lo cual produce un vacío de poder. Bueno, primero suspende deliberadamente el ejercicio de su poder en 1931, tras conocer el resultado de las elecciones municipales, y mas tarde, en 1941, abdica definitivamente, renunciando a todos sus derechos dinásticos en la persona de su hijo, el príncipe Don Juan. Y de don Juan a Juan Carlos... ya sabemos... Y hasta aquí la cuetión monárquica, según la entiende la línea isabelina. El problema es que, en la línea carlista, como vemos, la cuestión sucesoria tampoco parece estar del todo clara. Le ruego disculpe mis errores, si los he cometido, pero le repito que mis conocimientos en esta materia, no son en absoluto los de ningún experto. Ni siquiera los de una persona medianamente entendida en esta materia.

    El hecho indiscutible es que el Ejército Nacional obtuvo la victoria en la Cruzada contra la barbarie de la II República, y las Cortes Españolas, en 1947, aprobaron el Proyecto de Ley para la Sucesión a la Jefatura del Estado, aprobado después en Referendum por la Nación el 6 de julio de ese mismo año, y además (según las cifras oficiales) por una amplísima mayoría.

    Lo que yo veo cierto es que todo el mundo parece tener su "propia razón legitimista" y que existen muy diversas formas de entender lo que en el ejercicio del poder se denomina "legitimidad". Y no voy a entrar en lo que dice la teoría de la ciencia política, pero desde Aristóteles hasta Max Weber el tema de la "legitimidad" ha sido un tema recurrente en el estudio de la denominada ciencia política.

    Un saludo en Cristo
    Última edición por jasarhez; 11/01/2013 a las 00:15

  12. #12
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Jasarhez. Entiendo que muchos españoles hoy en día puedan estar confundidos con el tema de la legitimidad española. A fin de cuentas, toda esa escoria liberal de los isabelinos, alfonsinos y actualmente juancarlistas han estado haciendo propaganda masiva continuamnete intentando justificar por todos los medios la supuesta legitimidad que tenían ellos.

    El único criterio en el que los españoles debemos basarnos para conocer quién ostenta la legitimidad política española es el de las leyes españolas que regulan la sucesión de nuestra Monarquía hereditaria española y que nunca han sido abrogadas y, por lo tanto, a día de hoy, siguen vigentes (Ley de sucesión de 1713 y leyes correlativas sobre matrimonios desiguales y sobre causas de exclusión).

    Yo tampoco tenía ni idea de todas estas cosas, pero basta leer unos pocos libros que tratan el tema para salir por completo de dudas. En este sentido le recomiendo el libro de Fernando Polo ¿Quién es el Rey?


    La obra de Polo, publicada en 1949, una vez fallecido prematuramente su autor, fue escrita pensando en las circunstancias concretas de la sucesión en aquel momento. Sin embargo, como ofrece una síntesis muy bien hecha de las leyes sucesorias de la monarquía española, explica el carácter «automático» de la designación del heredero a la Corona y da cuenta de las profundas razones en que se fundan esas leyes, tiene extraordinaria vigencia en la actualidad. Porque hoy es fácil percibir, entre quienes se tienen por carlistas, la penetración de un cierto espíritu liberal que lleva a confundir la monarquía hereditaria con una monarquía poco menos que electiva. En esta tesitura conviene resaltar el sabio y realista sentido que anima a las leyes sucesorias para percatarse de que el heredero, el abanderado o el regente, no tienen nada en común con un candidato electoral o con un caudillo. Y así, de paso, se vendrá entre los carlistas a tener por insensato el decidido deseo de mantenerse indefinidamente en la ficción de una monarquía abstracta, a la espera de que algún aspirante satisfaga difusas exigencias que, en el fondo, ocultan una concepción voluntarista de la sucesión.

    Para acceder al libro, pulse en el siguiente enlace:


    Fuente: COMUNIÓN TRADICIONALISTA
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  13. #13
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Pues, créame Sr. Martin Ant que soy un completo iletrado en esta materia de la legitimidad política emanada de las leyes que regulan la cuestión sucesoria de nuestra Monarquía hereditaria. Y por lo tanto, le aseguro que voy a leerme ese libro de Fernando Polo que me recomienda. Se lo agradezco... porque yo también, me temo, soy uno de esos muchísimos españoles intoxicados por la propaganda emanada de la "escoria liberal isabelina, alfonsina y juancarlista intentado justificar su supuesta legitimidad...". Nada que argumentar ante esta cuestión, al menos hasta que haya terminado de leerme y haber reflexionado un poco sobre el libro del Sr. Polo que Vd. gentilmente me recomienda.

    Ahora bien, después de leerme la respuesta que Vd. le da al Sr. ALACRAN, he tenido la sensación de que, al menos (y eso sí tendrá que admitírmelo) existieron algunos errores estratégicos por parte de la jefatura delegada de Don Javier en España. Quizás, como Vd. dice, fuera debido a las circunstancias internacionales que "desaconsejaban" cualquier otra vía de oposición distinta a la meramente testimonial o política... aunque, como Vd. afirma, por no favorecer a la Revolución Internacional, quizás (si su hipótesis fuera cierta...) se correría el riesgo de haberla "consentido" en el interior. Pero, el hecho indiscutible es que nadie durante todo éste tiempo, aquí, nadie se alzó contra el supuesto gobernante "revolucionario" del Ferrol que se había instalado en el Pardo.

    Y para colmo, cuando Franco nombró a Juancarlitos como sucesor, a Carlos Hugo no se le ocurrió otra cosa que mezclarse con comunistas y nacionalistas. Es decir, y siendo demasiado benévolos, constituiría al menos otro grave error estratégico mas que sumar a los anteriores. Lo cierto es que durante el franquismo, y ese es un dato constatable que no admite discusión alguna, la mayoría de las gentes en España, y no solamente los integrantes de esa mayoría sociológica del carlismo de la que habla el Sr. ALACRAN, se encontraba bastante cómoda con el Caudillo... recordemos que la única verdadera oposición al Régimen que exitía venía de la mano de los pocos comunistas que habían, y de los nacionalismos periféricos (sobretodo los vascos de la recien nacida ETA). Ahh..!! bueno, y algunos niños bien que estudiaban en la universidad (no mas de cuatro o cinco docenas a lo sumo...) que les gustaba de vez en cuando montar algún que otro "sarao" de esos callejeros, a la salida de clase, para jugar un ratito al mayo del 68 (...que quedaba muy molonguis) para después ligarse, si había suerte, a alguna chavala guapa de la facul, mientras se le cantaba con la guitarra alguna que otra canción de moda de George Brassens o del Moustaki ese de las barbas (por cierto, que bonita la melodía de su canción "Le Métèque", y cuánto la ponían por la radio por aquellos días...).

    Admitámoslo, hoy en día todo el mundo parece haber tenido un "brillante" pasado antifranquista o reivindica motivos suficientes para haberlos tenido "si hubiera podido". Parece una moda, al igual que hace unos años también estaba de moda decir aquello de: "yo estuve en el mayo francés levantando adoquines para que saliera la hierba de las aceras..." y todas esas cosas. Pero la realidad es que muy pocos estuvieron en aquellos poquísimos "saraos" que de vez en cuando algunos organizaban por aquellos días. Porque, aquí, en España, a pesar de los pesares que cada cual tuviera (carlistas "descontentos", falangistas "antifranquistas", liberales instalados en el contubernio, pseudo-socialistas de salón, etc, etc...) en el fondo, todo el mundo vivía(mos) a las mil (y una...) maravillas.

    Es curioso como la memoria colectiva de los españoles ha ido perdiendo los correctos elementos de referencia histórica que jamás debiéramos de haber olvidado. Creo que ni fué tanto el descontento que existía, ni fueron tantísimos los "indignados" (carlistas o no carlistas) de aquellos días, para haber conseguido el número suficiente de "adeptos", para haber podido "rodear", al menos con la imaginación... el Palacio del Pardo; como sí ocurre hoy en día con el Congreso a pesar de tantísima policía como tenemos hoy en día.

    Pero, regresando al tema sucesorio, le prometo leerme el libro que me recomienda.


    Un abrazo en Cristo





    Última edición por jasarhez; 11/01/2013 a las 18:54

  14. #14
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje

    Franco no ignoraba este hecho de su ilegitimidad pues Fal Conde (jefe delegado de Don Javier) le hizo llegar (por conducto seguro militar) numerosos documentos en el que se lo explicaba clarísimamente, reclamándole, a su vez, por tanto, el poder político efectivo (Manifestación de los ideales Tradicionalistas de marzo de 1939 -es decir, antes de terminar la Cruzada-, Fijación de orientaciones de 1940, Reclamación del poder de 1943, La lección de los hechos de 1944, La única solución de 1947, etc...).

    Franco no quiso entrar en razones, y como buen revolucionario que era, hizo todo lo posible (repito para que se entienda bien la gravedad de las palabras que estoy escribiendo): HIZO TODO LO POSIBLE POR DESTRUIR a toda aquella porción del pueblo español que desde 1833 se habían levantado en continua Cruzada ininterrumpida durante un siglo para la restauración en el poder de los Reyes legítimos expulsados del poder político por la Revolución.

    Por supuesto esta persecución y este terror contra los católicos legitimistas incluía también a aquél por el que luchaban, es decir, el legítimo poseedor del poder político: Don Javier de Borbón.

    Bien. Pues si eso fue así, nada se oponía a haber continuado la cruzada contra la Revolución, como sucedía desde 1833. A echarse al monte de nuevo, y esta vez contra Franco.... A continuar la lucha secular... Pero hete aquí que no se alzó nadie...

    Y si es como Vd dice, tampoco se entiende tanto documento y tanta palabrería de Fal Conde dirigido al “Revolucionario del Pardo”; lo que hubiera tenido que hacer sería –como en los buenos tiempos- menos bla bla bla al “Revolucionario del Pardo” y proclamar un bando de guerra movilizando a los españoles contra Franco.
    ¿Quién se lo hubiera impedido? ¿O acaso estaban más reprimidos los carlistas con Franco que con Isabel II o Alfonso XII para no batallar contra él?

    ¿Por qué no le pide Vd cuentas a Fal Conde, a sus superiores, y al carlismo en general de la época de Franco?
    ¿Cuándo se vieron carlistas “aterrorizados” y pasmados ante la “Revolución”? Yo pensaba que el miedo ante el "terror" solo era cosa de rojos, de mujeres y de demócratas, no de hombres-hombres como se supone a los carlistas.

    ¿O será que Vd lo cuenta de una forma tendenciosa y que la mayoría del carlismo sociológico estaba, digamos, "cómodo" con Franco? Algo falla en sus argumentos, de eso no cabe duda.


    Última edición por ALACRAN; 11/01/2013 a las 13:34
    raolbo dio el Víctor.
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  15. #15
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Bien. Pues si eso fue así, nada se oponía a haber continuado la cruzada contra la Revolución, como sucedía desde 1833. A echarse al monte de nuevo, y esta vez contra Franco.... A continuar la lucha secular... Pero hete aquí que no se alzó nadie...

    Don Javier, creyendo que Franco no estaba en contra de los tradicionalistas legitimistas y que nunca pretendería Franco entenderse con la rama revolucionaria liberal, utilizó en los primeros años del gobierno de Franco la vía de la oposición política no militar (además, las circunstancias internacionales desaconsejaban la vía militar, pues siempre la Comunión suspendía hostilidades militares contra los que en ese momento gobernaban ilegítimamente siempre que ello -es decir, la oposición por vía militar- pudiera favorecer a la Revolución Internacional, la cual en ese momento realizaba una campaña brutal contra los españoles desde la ONU: retirada de los embajadores, bloqueo comercial, etc...).

    En 1955, cambió esta política cesando a Fal Conde y poniendo al frente de su jefatura delegada a Jose María Valiente, con el que realizó una política todavía más suave con Franco de amigable colaboración, pues Don Javier seguía creyendo que Franco no se atrevería a dejar el poder efectivo otra vez en manos de la rama liberal causante, en última instancia, de los desastres que los españoles veníamos sufriendo durante un siglo desde 1833 hasta la Cruzada del ´36.

    Cuando Franco puso a Juan Carlos como sucesor (es decir al representante de la rama liberal revolucionaria causante de todos nuestros desastres) en 1969, Carlos Hugo, que por entonces ya hacía y deshacía a su antojo dentro de la Comunión sin que Don Javier -de naturaleza débil y poco enérgica-, pudiera hacer nada para impedirlo, comenzó una tercera política de oposición a Franco, pero esta vez mezclándose con los elementos irrisorios de la oposición revolucionaria antifranquista (Partido Comunista, Nacionalismo, etc...).

    El Príncipe de Asturias Carlos Hugo cayó en ilegitimidad en 1975 al no querer jurar ni reconocer los principios inmutables que debe defender todo dententador de la Legitimidad política española (auténticamente compendiados en el Real Decreto del Rey Alfonso Carlos de 1936) y al reconocer a Juan Carlos como su Rey en 1979. Don Enrique de Borbón es el que actualmente ostenta la Legitimidad española desde 1977 como Regente.

    Y si es como Vd dice, tampoco se entiende tanto documento y tanta palabrería de Fal Conde dirigido al “Revolucionario del Pardo”; lo que hubiera tenido que hacer sería –como en los buenos tiempos- menos bla bla bla al “Revolucionario del Pardo” y proclamar un bando de guerra movilizando a los españoles contra Franco.
    ¿Quién se lo hubiera impedido? ¿O acaso estaban más reprimidos los carlistas con Franco que con Isabel II o Alfonso XII para no batallar contra él?

    ¿Por qué no le pide Vd cuentas a Fal Conde, a sus superiores, y al carlismo en general de la época de Franco?
    Contestado en la respuesta anterior.

    ¿Cuándo se vieron carlistas “aterrorizados” y pasmados ante la “Revolución”? Yo pensaba que el miedo ante el "terror" solo era cosa de rojos, de mujeres y de demócratas, no de hombres-hombres como se supone a los carlistas.
    Cierre de círculos, cierre de periódicos y órganos de propaganda, atentados terroristas contra tradicionalistas legitimitas (por ejemplo el atentado de Begoña), encarcelamientos, internamientos en campos de concentración (Nanclares de Oca, etc...), prohibición del grito "Viva el Rey", multas exhorbitantes por cualquier fútil causa, expulsión de Don Javier y de la Familia Real (la de Don Javier, se entiende) del territorio español, etc., etc. etc.

    Puede consultar usted para mayor información si lo desea los Apuntes y Documentos para la Historia del Tradicionalismo Español de Manuel de Santa Cruz o el libro Retorno a la Lealtad de Manuel Martorell.

    ¿O será que Vd lo cuenta de una forma tendenciosa y que la mayoría del carlismo sociológico estaba, digamos, "cómodo" con Franco? Algo falla en sus argumentos, de eso no cabe duda.

    Yo lo cuento como lo cuentan los documentos, libros y testimonios que tratan de la época revolucionaria franquista. Nada más.

    Un saludo en Cristo Rey.
    Última edición por Martin Ant; 11/01/2013 a las 21:51

  16. #16
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Por cierto ya perdimos de vista el tema del hilo; sin embargo, junto unos pocos matices más.

    La legitimidad es la conformidad de un poder, de un titular de un poder, o del ejercicio de un poder ante un cuadro legislativo vigente. Martín lleva toda la razón cuando afirma que, en monarquía y si la Ley de Sucesión de 1713 nunca ha sido abrogada, es esa ley la que determina cual la sucesión legítima. Lo mismo es decir que si hoy España es un reino, o bien que aplica la ley a su soberano como al más humilde sus súbditos o no entonces es un estado de derecho por tolerar la ilegalidad.

    Pero, es que España era un reino en el consulado de Franco? La ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, en su artículo primero, dice lo siguiente:

    España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo, que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino.
    Parece claro. A ver el artículo siguiente:

    La Jefatura del Estado corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, don Francisco Franco Bahamonde.
    Pues no. Nada claro. Si España retornaba a ser un reino -y al mismo tiempo un estado de derecho - se habría de cumplir la Ley de Sucesión de 1713 y sólo el soberano legitimo, reuniendo Cortes, podría firmar la abrogación de la misma ley. Sino, siendo España un reino, Franco sería jefe de estado ilegítimo; o entonces Franco sí que era legítimo desde 1947 y España no era un reino, sino de nombre. No hay más.

    A mi me parece que, al tiempo España, no era un reino, sino de nombre. Un reino sin monarquía no es políticamente un reino; y la verdad es que Franco no quiso restaurar la monarquía. Así que Franco ha sido legítimo jefe del estado franquista como lo ha sido Manuel Azaña de la república española: pero ni uno ni otro del Reino de España.

    No quiso Franco restaurar la monarquía precisamente porque no aceptaba el primado de la legitimidad monárquica. Esa legitimidad no depende de la aceptación o aprobación de unos cuantos - que sea de la mayoría - como es la legitimidad democrática; pero tan sólo de las leyes de sucesión vigentes. A Franco no le gustaba D. Javier de Borbón-Parma y no más D. Juan de Borbón y Borbón, como a mucha gente no le gustará D. Sixto Enrique de Borbón-Parma; pero la ley de sucesión vigente y la ilegitimidad de ejercicio de D. Carlos Hugo - que me parece ser unánime mismo en la CTC - colocaron a D. Sixto Enrique en la regencia de jure, por lo menos en la menor edad de los hijos de D. Carlos Hugo, de nacimiento anterior a la defección de su padre.

    Ahora pregunto yo a Martín (y a los otros foristas): D. Carlos Javier, hijo mayor de D. Carlos Hugo cuenta ya casi 43 años. Por qué no se ha concluido todavía el proceso de sucesión de D. Javier I? Es que la legitimidad monárquica carece de otro respaldo que no el de la ley? Veinte y cinco años no es tiempo suficiente para verificar la legitimidad de ejercicio de D. Carlos Javier y, si necesario fuere, también de su hermano D. Jaime? La carta que les ha dirigido D. Sixto hace 3 años y medio sigue sin respuesta: qué espera o por quien espera el regente?

    A mi me parece que D. Sixto espera una mayor unidad y consenso en la Comunión. Una Comunión que no puede ignorar a la CTC. No que la necesite para legitimarse como regente y probablemente como rey; pero porque el carlismo desde hace mucho tiempo que es mucho más que una mera lealtad dinástica y esa ha sido la razón de su longa y ininterrumpida vida política, al contrario de otros movimientos legitimistas como el miguelismo. Sin un mínimo de coincidencia sobre qué se abriga sobre el tetralema Dios-Patria-Fueros-Rey y como pugnar por su defensa, el capital de afirmación política del carlismo no se transmitirá a las generaciones futuras como hasta la fecha.

    Infelizmente, creo que el presente clima de crispación entre la Secretaría Política de D. Sixto y la CTC imposibilita una tal unión y una tal coincidencia. Una lástima.
    Última edición por Irmão de Cá; 11/01/2013 a las 18:59
    Reke_Ride y Xaxi dieron el Víctor.
    res eodem modo conservatur quo generantur
    SAGRADA HISPÂNIA
    HISPANIS OMNIS SVMVS

  17. #17
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Para Jasarhez y Alacran.

    En primer lugar aclaremos qué entendemos por Estado.

    1. Si por Estado entendemos la persona que detenta el poder político...

    ...2. Si por Estado entendemos, en segundo lugar, una oligarquía partidista o una dictadura caudillista que se eleva por encima de las personas y sus asociaciones libremente organizadas al margen del poder político, y que se dedica a crear un aparato administrativo monstruo "que extiende sus brazos, sus ojos y sus oídos..." (
    El Estado no ni una cosa ni otra; sino un ente abstracto de gobierno presidido por el monarca y a su servicio.
    Antes que a las polémicas de la literatura política hay que remitirse a la Historia, que nos dice que el Estado moderno tuvo su origen en la España de los Reyes Católicos y a continuación en Francia e Inglaterra. En España continuó bajo los Austrias y Borbones, antes de que apareciera el Estado liberal.

    Monarquía autoritaria y nacimiento del Estado moderno son inseparables;el Estado creado por los Reyes Católicos trajo a España: los Consejos Reales, las Audiencias para ventilar juicios, los Secretarios Reales, los Virreyes para los territorios aragoneses y americanos; la creación de la Hacienda; la Santa Hermandad contra los delincuentes (equivalente a lo que sería la Guardia Civil) y el Ejército permanente, y algunas cosas más; todo ello con la aparición de funcionarios y consejeros especializados y dejando de lado en gran medida a obispos y nobles, que monopolizaban el entorno político medieval. Por supuesto, nada de ello incidió en el catolicismo y España fue hasta muchísimo más católica que antes.

    Todo esto es tan evidente que parece ocioso recordarlo. El que quiera más, que lo busque en Google, sin ir más lejos.

    Las polémicas sobre el Estado propiamente dichas aparecen desde el siglo XIX al socaire de los intereses políticos ventilados y solo sobre el Estado liberal, al que los acaloramientos alaban o denigran de tal modo que se hace perder la perspectiva del Estado de siglos pasados. Algo de eso me parece que pasa aquí.
    Kontrapoder y raolbo dieron el Víctor.
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  18. #18
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Entrevista a Javier Garisoain

    Cita Iniciado por ALACRAN Ver mensaje
    El Estado no ni una cosa ni otra; sino un ente abstracto de gobierno presidido por el monarca y a su servicio. [.../...] El Estado creado por los Reyes Católicos trajo a España: los Consejos Reales, las Audiencias para ventilar juicios, los Secretarios Reales, los Virreyes para los territorios aragoneses y americanos; la creación de la Hacienda; la Santa Hermandad contra los delincuentes (equivalente a lo que sería la Guardia Civil) y el Ejército permanente, y algunas cosas más; todo ello con la aparición de funcionarios y consejeros especializados y dejando de lado en gran medida a obispos y nobles, que monopolizaban el entorno político medieval. Por supuesto, nada de ello incidió en el catolicismo y España fue hasta muchísimo más católica que antes.- (el subrallado es mío)
    Claro, es que cuando el Estado está orientado la consecución del bien común y cumple su misión regido por ideas y planteamientos católicos, la existencia del mísmo no supone ningún problema, sino incluso puede llegar a convertirse en una bendición por la que España podría llegar a ser mucho más católica que lo sería sin su existencia. La cuestión clave es que el Estado sea católico o no lo sea... mucho antes que ponerse a analizar lo fuerte, lo burocrático o lo centralizado que estuviera.
    Última edición por jasarhez; 09/01/2013 a las 22:14

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