Es verdad que no se puede meter a todos los musulmanes en mismo saco. Pero eso es porque no todos los musulmanes se toman muy en serio lo que dice el Corán. Es cierto que son muy devotos y fieles, ojalá la mayoría de los católicos fueran tan comprometidos como ellos; pero los católicos que de verdad se lo toman en serio y viven su religión con todas sus consecuencias son esos raros especímenes que alcanzan la santidad (a la que de cualquier manera estamos llamados todos). En cambio, el musulmán que vive su religión con todo su empeño y aplicando el Corán al pie de la letra es el yihadista. La mayoría no llegan a eso, aunque si a los imanes les da por azuzarlos en los sermones que pronuncian en las mezquitas pueden volverse más peligrosos. Muchos son lo que se llamaba en tiempos de la Reconquista moros de paz, bastante inofensivos. Y no olvidemos que muchos, como Assad, o en su día Sadam Hussein, protegen a los cristianos. Luego llegan los anglosionistas y, so pretexto de liberarlos, instalan en el poder a islámicos más radicales todavía. Así ha pasado en Irak, en Libia, etc.