Revista FUERZA NUEVA, nº 534, 2-Abr-1977
El accidente aéreo y el MPAIAC
La catástrofe aérea de Los Rodeos no ha sido provocada por fallos humanos, al parecer. Ni tampoco por el exceso de tráfico en el aeropuerto tinerfeño. Todo ha tenido un comienzo trágico, con un atentado terrorista sucedido con anterioridad en el aeropuerto de Gando, en Las Palmas, que además de aeropuerto civil también lo es militar. Los dos aviones Jumbo, de compañías extranjeras, tuvieron que dar una pasada sobre las pistas y continuar a la isla más próxima con instalaciones adecuadas, ya que el terrorismo anarco-separatista canario había hecho explotar un artefacto en una floristería de las dependencias anejas a los vestíbulos de pasajeros, y allí, por razones de seguridad, no se podía aterrizar.
No podemos dejar de comentar el hecho desde estas columnas. La catástrofe no estaba prevista por los que accionaron e indujeron el primer atentado, aunque también hubo víctimas. Pero no tenemos que apartarnos de unas motivaciones previas que, además de producir cientos de muertos posteriormente -aunque por otras circunstancias-, están poniendo en aquellas islas tan queridas el sello del odio en el corazón y en el espíritu de los auténticos canarios.
El ya tristemente famoso MPAIAC, dirigido desde Argel por Cubillo, un guanche de trasplante, está llevando a las islas a un callejón sin salida. La versión ETA de este señor, auspiciado por el Gobierno argelino, es mucho más grave que cualquier otra faceta separatista. Allí se cuenta con el factor lejanía y con otros aditamentos administrativos y políticos, que en muchos casos han sido presas del abandono en mayor medida que los demás por parte de nuestra Administración. De todas formas, y aunque se comprendan muchas dejaciones, no se puede justificar el nacimiento de una virulenta llama que este Gobierno de la Corona no se ha preocupado nunca en atajar. Cubillo se ha asomado en alguna ocasión -con despliegue- a las páginas de los periódicos peninsulares –“El País” y “Cambio 16” lo han popularizado a niveles de héroe de su “nacionalidad”-. Y este Gabinete jamás, que sepamos, ha levantado la voz con autoridad para extirpar ese quiste inoculado desde un país con el que mantenemos relaciones diplomáticas formales.
Hoy va a ser muy difícil parar a quienes están alimentados por la demagogia imperante en España. Hemos dejado hacer de todo, parapetados en el grito de ¡libertad! Y ésta se emborracha con facilidad pasmosa (...)
Volviendo a la tragedia aérea, ese líder del “pueblo guanche”, que todos los días salta a las antenas nacionales con extraordinario nivel técnico de audición, es lo que es porque lo quiere nuestro Gobierno. Cuando la debilidad asola nuestras células vitales, de nada hay que extrañarse. Cubillo es el hombre que amparó en todo momento al GRAPO y que colaboró en la maniobra de despiste policial en los días de los secuestros de Oriol y Villaescusa. Además, ese pequeño movimiento, alimentado por una inquina visceral contra todo lo español, va a ir cobrando adeptos amparándose en las apologías que a diario hacen de sus cabezas los periódicos interesados. Por eso ya no hay ninguna barrera para que Cubillo, protegido tras la pasividad gubernamental, haga suyas todas las reivindicaciones, lo mismo si es defender el idioma de los primitivos habitantes de aquellas islas que si se trata de colaborar con “El Rubio” para que no lo encuentra la Policía. Todas las porquerías que puedan surgir allí, y en otras partes, serán abanderadas por este señor que se hincha a llamar “bandolero” a todo el mundo y a decir que las Canarias son presa del “colonialismo español”.
En tiempos normales, cuando los resortes políticos e institucionales funcionan, el acabar con algo que destruye el ser nacional es cosa de segundos. Pero cuando el Gobierno de España no cuenta ni con fe en sí mismo, ni con esperanza de establecer la justicia, ni con valentía para defender el honor de sus ciudadanos, ni con agallas para evitar que la nación se parta en dos, no se puede vivir con ninguna garantía. (…)
Luis F. VILLAMEA
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