Re: El YouCat
No conozco este YouCat, pero no deja de ser sorprendente la colección de graves errores que se afirma que contiene.
Primero, me gustaría disponer de un ejemplar para poder analizarlo yo mismo. Pienso solicitar a mi ahijada, interviniente colaboradora de la JMJ, que me facilite uno.
Segundo. Me sorprende que SSBXVI conteniendo tales errores lo haya prologado. he procedido a ir comparando el texto del enlace y los artículos correspondientes del CATECISMO de la Iglesia Católica y, en efecto, lo que se dice de los contenidos del YouCat suponen una serie de errores graves.
Tercero. Pero también he detectado alguna manipulación del Dr. en Teología Robert Sugenis respecto a alguno de los errores citados. No sé si tal manipulación es intencionada o se produce por ignorancia.
Del CATECISMO de la Iglesia Católica:
-. Métodos anticonceptivos.
Respuesta: art. 2370
-. Eutanasia.
Respuesta: art. 2276 y ss
-. Masturbación.
Respuesta: art. 2352
-. Homosexualidad.
Respuesta. art. 2357
Ninguno de estas cuestiones son admisibles, todas caen fuera de la Doctrina. La condena o la reprobación de cada una de ellas tienen mayor o menor intensidad en función de su mayor o menor gravedad. Resulta obvio que no es comparable la gravedad de la anticoncepción que la masturbación.
-. Pena de muerte.
Respuesta: art. 2266.
Es admitida en determinados casos.
-. Judíos.
Respuesta: art. 423, 439, 528, 575
Estos son, en mi opinión, los más necesarios.
-.Evolución.
Ni se menciona.
"EL TEXTO SAGRADO NO CONTIENE ERRORES
Ante todo, es cierto que el Texto Sagrado no enseña errores. Fue inspirado por Dios y no puede ser que Dios enseñe la falsedad. Por eso no podrá haber jamás contradicción entre el sentido cierto de la Sagrada Escritura y los resultados seguros de la ciencia, porque no es posible que Dios se contradiga a Sí mismo. Revelación y Naturalza proceden igualmente de Dios...
FINALIDAD DE LA BIBLIA
Finalidad de la Biblia es enseñarnos lo que es útil para nuestra salvación; esto es, las verdades de orden religioso que tienen por objeto regular nuestras relaciones con Dios y enseñarnos nuestros deberes en este punto. Las ciencias profanas, y, en particular, las físicas y naturales no entran dentro del objeto primario del relato bíblico...
Las palabras de LEÓN XIII son clarísimas en este respecto (Traducción del texto latino hecha por el canónigo lectoral de la S.I. Catedral de Madrid, D. Salvador Muñóz Iglesias, en Doctrina Pontificia. Documentos bíblicos (B.A.C., Madrid, 1955, pág., 232)
In consideratione sit primum scriptores sacros, seu verius Spiritum Dei, qui peripsos loquebatur, noluisse ista (videlicet intimanm aspectabilium rerum constitutionem) docere homines, nulli saluti profutura.
"Se ha de considerar, en primer lugar, que los escritores sagrados, o mejor, el Espíritu Santo, que hablaba por ellos, no quisieron enseñar a los hombres estas cosas (la íntima naturaleza o constitución de las cosas que se ven) puesto que en nada les habían de servir para su salvación."
El escritor sagrado habla de las cosas naturales, algunas veces en sentido figurado y otras de acuerdo con el lenguaje de su tiempo, que corresponde más a menudo a las apariencias sensibles que a la íntima naturaleza de las cosas.
Y la Comisión Bíblica, creada deliberadamente por LEÓN XIII, en octubre de 1902, para dirigir y promover los estudios de la Sagrada Escritura, declara a propósito del Hexaemeron (los seis días de la Creación) del Génesis, lo que sigue:
"No habiendo sido la mente del autor sagrado, al escribir el primer capítulo del Génesis, enseñar de manera científica la íntima constitución de las cosas visibles y el orden completo de la creación, sino más bien proporcionar a su gente una noticia popular en el lenguaje común de aquellos tiempos, acomodada a los sentimientos y capacidad de los hombres, no se ha de buscar en su interpretación escrupulosamente y siempre la propiedad del lenguaje científico".
Sin embargo, por esto, no se deben considerar los tres primeros capítulos del Génesis como relatos de cosas que realmente no han sucedido, esto es, sin correspondencia objetiva con la realidad y la verdad histórica. La naturaleza histórica de los once primeros capítulos del Génesis remachada asimismo en una carta de la Comisión Bíblica ("Acta Apostilicae Sedis", vol., XL, 28 enero-27 febrero 1948) la cual al mismo tiempo se cuida de determinar el sentido en que debe entenderse la "naturaleza histórica" de esos capítulos. No ya en el sentido clásico o moderno, como si el Libro del Génesis se hubiese escrito según los criterios histórico-científicos de nuestros días o de los historiadores clásicos, que se preocupan de narrar los hechos puntualmente, disponiéndolos, lo mejor que se pueda, en el orden y el espacio de ellos, sino a la manera de los antiguos semitas, que recubrían muy a menudo con una vestidura literaria los hechos verdaderamente acaecidos, refiriéndolos en un estilo sencillo y figurado, adaptado a la inteligencia de una humanidad menos desarrollada.
De esto no se sigue que semejantes relatos no tengan un contenido verdaderamente histórico, sino sólo que, para separar ese contenido de los elementos nacidos del modo de exponerlo, empleado entre los antiguos, se necesita, no pocas veces, mucha paciencia y, sobre todo, un amplio y profundo conocimiento de la mentalidad, de la lengua y de los conocimientos literarios y científicos de aquellos lejanos pueblos.
Algo semejante se debe decir del relato de El Génesis. Trata éste de referir los hechos "históricos", esto es, verdaderamente acaecidos. Pero esos hechos verdaderamente acaecidos se presentan según la mentalidad e inteligencia de aquellos antiguos pueblos. Tarea de los exegetas es entresacar ese contenido histórico de la forma polícroma y fascinadora que los cubre. Esa tarea para sabios de mentalidad y cultura tan diversas de las de los antiguos semitas no es fácil. "No ha de perderse por eso el ánimo --advierte el Padre Santo--; no se olvide que ocurre en los estudios humanos como en las cosas naturales: que las obras crecen lentamente y no se consiguen frutos sino después de muchas fatigas." ( Acta Apostolicae Sedis, 1943)
FUENTE: Los Orígenes del Hombre. Según la Ciencia, la Filosofía y la Religión Víctor MARCOZZI, S.J. de la Pontificia Universidad Gregoriana. Ediciones STUDIUM, Madrid 1957, pp 167-171
Creo que la respuesta, al menos por ahora, al modo de ver las cosas del teólogo Robert Sugenis, es más que meridiana. Queda al criterio de cada cual el interpretar el Génesis de un modo "creacionista" al estilo evangelista y similares, o desde un punto de vista más racional y científico. Los católicos somos "creacionistas", naturalmente y así lo manifestamos en nuestra profesión de fe contenida en El Credo, pero también podemos, en función de nuestra formación, hacer uso de una auténtica hermeneútica del Génesis al lenguaje de nuestros días, pues una interpretación no excluye a la otra, más aún, las complementa, nos permite ver lo extraordinario del relato pues se aprecia perfectamente que está escrito para los hombres de todos los tiempos. Si a este teólogo no le gusta, es su problema. Por mi parte pienso indagar quién es, no vaya a ser que haya "trampa y cartón..."
Última edición por Valmadian; 29/08/2011 a las 19:34
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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