Continuamos desmitificando:
3. La veneración de ángeles y de “santos” muertos cerca de 375 d.C.Primeramente: la comunión de los santos, es algo que si es practicado en el cristianismo de todos los tiempos, desde la Iglesia primitiva hasta la actualidad.9. La Biblia enseña que debemos orar a Dios solamente en el nombre de Jesús. En la iglesia primitiva nunca usaban los rezos dirigidos a María o a los santos muertos. Esta práctica comenzó en la iglesia romana cerca del 600 d.C. (Mateo 11:28; Lucas 1:46; Hechos 10:25-26; 14:14-18).
San Pablo habla de la santa familia de Dios, que está en el cielo y en la tierra:
Ef 3,15… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra…
Esa familia es la misma Iglesia de Cristo, tanto la militante como la Triunfante y la purgante son una sola...
En segundo lugar: los Santos cristianos, no está muertos, están más vivos cielo que nosotros, ellos ya alcanzaron la victoria y la glorificación en el cielo. Cristo Jesús lo dice: "Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos. Están muy equivocados" (Mc. 12: 27). Si los muertos están descansando o dormidos entonces: El rico de Lc 16, no parece nada dormido entre tormentos. ¿Para qué quería ir San Pablo con Cristo a estar dormido?
Claro está que quería estar en el gozo del cielo (Fil 1,21-23). Los mártires que piden justicia (Ap 6,10) no parecen nada dormidos, un dormido no puede estar pidiendo justicia. Tampoco creemos que Jesús fue a predicar a los muertos si hubiesen estado dormidos (1 Ped 3,19-20), no me imagino a Jesús hablando como perico a alguien a quien no lo va a escuchar. Mucho menos podemos decir que Moisés y Elías estaban dormidos y platicando con
Jesús (Mc 9,4). No hay motivos para decir que los vivos en el cielo nada saben de nosotros, pues al estar con Dios, se acabó el tiempo, se acabó el espacio, pero No se acabó la vida.
No nos dirigimos a un muerto, sino a alguien vivo que está en el cielo, los primeros cristianos así lo entendieron, incluso los judíos, quienes creían en esta comunión, así hallamos que:
En el antiguo testamento:
Moisés pide a Dios por la intercesión de Abraham ya muerto (Ex 32,13).
Dios dejó muy claro que Moisés y Samuel ya muertos podían interceder por Judá, pero no quiso (Jer 15,1).
En los deuterocanónicos:
El Arcángel San Rafael, presentaba ante Dios, las oraciones de Sara y Tobías (Tobías 12:11-12).
Onías y el profeta Jeremías ya muertos, oran ante Dios sin cesar por el pueblo judío (2 Macabeos 15).
En el Nuevo Testamento:
El mismo apóstol Pablo nos habla de esa enorme nube de testigos (Hb 12,1.)
Ahora bien, los primeros cristianos, siempre creyeron en la comunión de los Santos, En la Iglesia primitiva abundó el fervor por los hombres de la Iglesia que mostraban mucha santidad, sobre todo cuando eran martirizados. Hay testimonios de sus plegarias pidiendo intercesión, y también de procesiones con sus reliquias, como pasó con las reliquias de san Ignacio de Antioquia (siglo II), que tuvo lugar desde su martirio (Roma) hasta Antioquia. En las catacumbas de la Iglesia primitiva se ven decenas de inscripciones con plegarias por el alma del cristiano muerto, inclusive hay unas que piden la intercesión de María y de algunos cristianos.
Policarpo de Esmirna (siglo II) antes de ser martirizado aparte de invocar a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, invocó a los Ángeles y a los santos mártires, y despues de su martirio los cristiano con justa razón proclamaron: "Nos concederá el Señor celebrar el aniversario de su martirio, reuniéndonos todos cuantos nos sea posible con júbilo y alegría”. (Acts. Mart. Sn. P.)
San Cirilo de Jerusalén (año 350 d.C.) en sus “Lecturas Catequistas” para los cristianos prontos al bautismo escribe:
Cap. XXIII, 9: "Recordamos también a todos los que ya durmieron: en primer lugar, los patriarcas, los profetas, los apóstoles, los
mártires, para que, por sus preces y su intercesión, Dios acoja nuestra oración."
Y sin duda san Agustín también nos da testimonio de esta Comunión de los santos, fe que transmitida desde la era apostólica nos ha llegado hasta hoy: "...Es un error orar por un mártir ya que nosotros debemos encomendarnos a sus oraciones". (Serm. 159:1 [año 411]).
Si con la llegada de Lutero los protestantes o evangélicos han negado esta realidad bíblica y transmitida también por los primeros cristianos desde la era apostólica hasta hoy, eso no significa que no sea cierto que nuestros hermanos que han sido glorificados en el cielo, estén muertos, y sobre todo la plena comunión que hay entre los siervos de Dios de la tierra con los del cielo.
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