La tolerancia no es un valor cristiano. Yo prefiero el respeto, y a veces la paciencia. Esos si son virtudes cristianas. El concepto de tolerancia viene de Locke, de su "Carta sobre la tolerancia", y nada menos que Voltaire también escribió un "Tratado sobre la tolerancia". A los masones no se les cae la palabra tolerancia de la boca. Para ellos es un valor. Un valor es algo bastante relativo, depende de la apreciación o el concepto de cada uno. Ese concepto de valor viene de Scheler, que en algún momento de su vida abandonó el catolicismo y formuló una filosofía basada en la ciencia según la cual los valores religiosos son una sublimación de los instintos básicos. Nadie ha hablado de gritar histéricamente a los que no piensan como uno. Por supuesto que, con caridad y respeto, se corrige al que yerra y se enseña al que no sabe, que son obras de misericordia. Y desde luego, no se puede decir que el dulcísimo Jesús fuera muy tolerante. No hay más que ver cómo se las cantaba claras a los fariseos, o el trato que dio a los mercaderes del templo. Y aquí nadie habla de coger como él un látigo y tumbarles el chiringuito a los que no piensan igual.
El mal no se tolera. ¿Vamos a tolerar el asesinato, el secuestro, el terrorismo, el narcotráfico, la pedofilia y otros males? Claro que no. La tolerancia es una de tantas palabra-talismán con que se deslumbra a la masa aborregada.
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