Sí, estoy en creer que Dios no crió razas... pero ellas no se han formado mediante mestizajes, todo el contrario, antes por la endogenía de las poblaciones que se adaptaron evolutivamente a su entorno. Más melanina en la piel para protección de la agresión solar - en el caso de los negros - menor superficie epidérmica, menores canales de pierda de calor (orejas, narices, ojos, labios) para protección de la agresión del frío - en el caso de los pueblos polares, etc, etc.
Esta evolución (y identidad endogenica) no hace ninguna etnia (o raza como quieran llamarle) superior o inferior a niguna otra, antes más adaptada a su entorno de origen. Un don de Dios para mejor sobrevivir ante los desafíos de la naturaleza. Por eso la visión racista de apología de que "mi raza es mejor que las demás" es anticristiana y contranatural. Opiniones como las citadas del Padre Hillaire (los negros descienden de Cam, de allí su inferioridad) son totalmente improcedentes y insostenibles. No menos la afirmación de TRADICION:Todos los hombres y mujeres, de todas las etnias y razas tienen igual condición para recibir a Jesucristo en sus corazones. La voluntad para tal (fe) no depende de sus rasgos raciales, antes de la fuerza de su carácter y de la bondad de su corazón. Porque Dios, Nuestro Padre, quiere por igual a todos sus hijos.La tarea evangelizadora entre los negros se enfrenta a la propensión de estas gentes a volver a su fondo chamánico y hoy vemos la proliferación de sectas de tipo pentecostal que no son es más que ese retorno al vudú, el candomblé, etc.
Tal no contradice lo que matiza Donoso, cuando defiende la identidad étnica o racial hispana. Pero eso es asunto de los hombres y de las naciones, no de Dios. Decir, como Gessele ha dicho, que el mestizaje es un acto contra Dios es un solemne disparate, a la luz de Nuestra Fe. Hasta porque mucha de la evangelización hecha por los españoles y portugueses, mucho de nuestra presencia en el mundo se solidificó por casamientos mixtos que fueron, al tiempo, promovidos al más alto nivel.
Limitar el mestizaje racial a la escala peninsular podrá ser importante, pero no como un objetivo en si mismo; antes como una consecuencia directa de se limitar la inmigración a un nivel sostenible económica, social y culturalmente, cualquiera que sea la raza de los inmigrantes. Sin olvidar en el proceso, que para mayor gloria de Cristo, España y Portugal se hicieron naciones transcontinentales con la responsabilidad que tal implica - y que es la de haber hispanos de todos los colores y formas, provenientes de los cuatro cantos del mundo, que no podemos renegar.
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