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Tema: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

  1. #21
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Si Cataluña no es una nación, digo yo que habrá que justificarlo, empezando por definir qué es una nación.

    Según la RAE, actualmente se entiende por nación:

    1. f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo Gobierno.
    2. f. Territorio de una nación.
    3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
    4. f. coloq. p. us. nacimiento (‖ acto de nacer). Ciego de nación.

    La primera acepción de "nación" es ambigua (compárese con la primera y segunda acepción de "país") y la segunda redundante, ¿pero acaso la tercera no es perfectamente aplicable a Cataluña? Pues Prada tiene razón y punto.

    Los separatistas no hacen más que seguir la lógica liberal, pues el liberalismo es revolucionario por naturaleza y no se entiende sin la revolución. El enemigo no es el que reconoce las cosas por su nombre, sino el que dice que los catalanes no se pueden separar de España porque lo dice un papel que han hecho "unos tíos" dándole la espalda a Dios. Y no es solo que la Constitución de 1978 sea ilegítima, por atea, sino que todo el constitucionalismo español se basa en el "trágala", en la rebelión contra el rey legítimo, ya fuese Fernando VII o sus legítimos sucesores, Carlos V, Carlos VI y Carlos VII, o incluso la ilegítima Isabel (II), contra la que tampoco tuvieron reparo en rebelarse, después de haberla encumbrado ellos mismos.

    ¿Quienes celebran que en 1820 un masonazo se alzara en Las Cabezas de San Juan contra el rey permitiendo que se separase de la Corona nada menos que un continente van a darnos lecciones sobre la unidad de España y la sujeción a la ley? ¡Venga, hombre! El liberalismo es lo contrario al acatamiento de la ley, empezando por la ley natural y la ley de Dios. ¿Quienes se enorgullecen de que se haya roto la unidad católica, base de nuestra nacionalidad, van a hablarnos de españolismo? ¡Por el amor de Dios! Los peores enemigos de España son los liberales españoles. Los separatistas catalanes y vascos sólo son sus aprendices. Y luego pretenderán vincularlos de algún modo al carlismo. Cree el ladrón que todos son de su condición...
    Última edición por Rodrigo; 20/02/2019 a las 01:41
    Hyeronimus dio el Víctor.
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  2. #22
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    Los catalanes son un pueblo, pero no por ello los españoles dejan de ser un pueblo del que también forman parte los catalanes.
    Veo ahí una contradicción. A menos que se use la palabra "pueblo" en dos sentidos diferentes: el catalán en sentido figurado y el español, el auténtico.

    No olvidemos que el sentido de la palabra nación aparece unido en la Europa renacentista y barroca a grandes realidades geográficas, político-culturales: francesa, alemana, italiana, inglesa, española... (Así en el Concilio de Constanza aparece reconocida la nación española frente a la alemana, francesa e inglesa).

    En ese contexto, apelar a Cataluña, Borgoña, Gales, como naciones etc. no tuvo sentido. ¿Qué "nación catalana"o vasca enviaba embajadores al Imperio alemán, a Inglaterra? ¿Qué conciencia hubo en la Inglaterra o Alemania del XVII de haber una nación catalana o similares en la Península? ¿Qué naciones eran esas, sin rey propio al frente, a quien dirigirse?

    Así que alguna trascendental diferencia histórica hubo entre la nación española y la "catalana".
    Última edición por ALACRAN; 20/02/2019 a las 14:18
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

  3. #23
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    Si Cataluña no es una nación, digo yo que habrá que justificarlo, empezando por definir qué es una nación.

    Según la RAE, actualmente se entiende por nación:

    1. f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo Gobierno.
    2. f. Territorio de una nación.
    3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
    4. f. coloq. p. us. nacimiento (‖ acto de nacer). Ciego de nación.

    La primera acepción de "nación" es ambigua (compárese con la primera y segunda acepción de "país") y la segunda redundante, ¿pero acaso la tercera no es perfectamente aplicable a Cataluña? Pues Prada tiene razón y punto.
    Basándonos en el punto tercero
    3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
    ... ¿De qué nación serían esa buena parte de catalanes que son castellanoparlantes? ¿Y los que llegaron a Cataluña emigrados con tradiciones españolas y no catalanas? ¿Y qué "tradición común" guardan los catalanes de esteladas y lacitos con sus opuestos españolistas?
    (Yo creo que esa definición se adaptaría mejor a judíos o gitanos, a pueblos dispersos...)

    Pero sería más propio dejar de lado el actual diccionario de la RAE, ideologizado y adulterado y remontarnos a los tiempos de los Austrias, caracterizados por todo tipo de exuberancias y grandilocuencias.

    Y hete aquí que el más famoso de ellos, el "Tesoro de la Lengua española" de Covarrubias (1611) contempla a Cataluña como simple provincia española:
    " Cataluña: Provincia de la España Tarraconense". (pág. 459)
    Tesoro de la lengua castellana o española - Fondos Digitalizados de la Universidad de Sevilla

    A Andalucía la define dicha obra también como:
    "provincia en España más fértil, etc". (pág. 176)
    Sin distinguirla de Cataluña o a Castilla en rango de ningún tipo.

    Ese mismo diccionario (1611) define por nación:
    "Reino o provincia extendida, como la nación española". (pág 1158)
    Conclusión: para bastantes gentes de entonces ya España era nación en 1611, mientras Cataluña era simple "provincia" equiparable a Andalucía o a Castilla.

    Y de paso se comprueba que en la antigüedad hubo definiciones territoriales de Cataluña no rendidas a ningún tipo de ínfulas. Y eso, pese a que se escribía en aquella España de Felipe III, ávida de proclamar y realzar todo tipo de clases, alcurnias, fueros, prebendas, noblezas... etc.
    Última edición por ALACRAN; 20/02/2019 a las 14:15
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

  4. #24
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    El término nación forma parte de ese conjunto de palabras de difícil definición y acuerdo: amor, cultura, enfermedad, y una considerable lista conforman una serie de categorías en las que nunca se logra unidad de criterios. Y no sólo hay dificultades a la hora de las definiciones, sino que éstas se incrementan cuando hay otros factores asociados, a la nación se asocia en el acto el nacionalismo, siendo éste un fenómeno surgido a raíz de las revoluciones políticas e industrial. En resumen, el nacionalismo es liberalismo.

    "(...) La dinámica que los intelectuales inician con los sectores populares es absolutamente necesaria para lograr su apoyo, su seguimiento, su entusiasta adfirmación nacionalista.
    A cambio tienen que sensibilizar el espíritu popular exaltando -e idealizando-, la cultura popular. Para ello tienen que HABLAR su lengua, incluso si en épocas anteriores ésta fue calificada de dialecto de paletos. Tienen que compartir sus tradiciones, sus costumbres, olvidadas en la homogenización de la cultura...

    La extensión del capitalismo como un ordenamiento de la sociedad racional y universal conduce así a una fragmentación extrema, a la exageración de las diferencias étnico-culturales...

    La recuperación de la propia historia es aquí la herramienta fundamental. La búsqueda de la memoria colectiva, retaceada y diluida en las tradiciones ancestrales... Lo que se busca no es el parecido o la contigüidad entre los miembros del grupo, sino la comunidad de intereses y pensamientos que quedó plasmada, con el paso del tiempo, en los hábitos, en los lugares, en las fechas conmemorativas de acontecimientos significativos, en las palabras, los lenguajes. Vale decir, en la plenitud de la vida material y moral de una sociedad arraigada en un espacio material...

    El nacionalismo está así dotado de un alto grado de VOLUNTARISMO político e ideológico, gracias a la alianza entre grupos dirigentes de la sociedad, económicos, intelectuales y artistas. Es necesariamente populista, empuja a la movilización constante de los sectores populares exacerbando sus ánimos, avivando implacablemente su vitalidad interna, animando a una unidad comunitaria interclasista."


    Ángela LÖPEZ. Prof., titular de Sociología en la Universidad de Zaragoza.

    Y redundando en el tema:

    "El nacionalismo t6al vez sea el concepto más resbaladizo con que topa un análisis sereno de la realidad social de hoy. Ya es asaz revelador que al hablar de nación se tenga que hablar también, casi sin solución de continuidad, de nacionalismo. Y es que la nación NO EXISTE más que en función del nacionalismo: las etnias podrán tal vez ser <<naciones>> en si, pero lo son plenamente SOLO cuando sus miembros cobran conciencia de ellas y se ponen en movimiento para darles sustancia política. Por ello puede decirse que LA NACIÓN MODERNA ES INVENCIÓN DEL NACIONALISMO."

    Salvador GINER, Catedrático de Sociología. Director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (CSIC)

    Ambos autores en: LOS NACIONALISMOS Seminario de Investigación para la Paz. Centro PIGNATELLI, Colección ACTAS, nª 24; 496 pág., Zaragoza 1994.

    Si bien, ciertamente, en siglos medievales y aún antiguos, se habla de nación, el término estaba más bien referido al lugar de nacimiento, o a un espacio geográfico más o menos delimitado en el que reposaban los antepasados. El término usado más común era el de pueblo, incluso es el empleado por la Historiografía, hasta donde yo sé no conozco a nadie que hable de la nación egipcia, o la nación babilónica, por supuesto los romanos hablaban de si mismos como pueblo de Roma Senātus Populusque Rōmānus ('El Senado y el Pueblo Romano'), no había una nación visigoda, sino Reino visigótico, o Reino Tolosano. Alguien mencionaba más arriba que Cervantes hablaba de la nación vizcaína, pero en el sentido que le dan los dos Fueros, el "Viejo" y el "Nuevo" de "repúblicas".

    Y no cabe hablar de diferencias en este caso que ha dado lugar a esta polémica entre un significativo tradicional, o tradicionalista, y el moderno liberal de nación.

    135. Patria

    Para el Carlismo las regiones no son naciones, sino los pueblos varios aunados en la única "nación" española, la patria que invoca el lema sagrado de la causa. Por eso regionalismo forista significa que las Españas son al mismo tiempo unidad y variedad. Las Españas son una unidad, porque sólo hay una nación que es España. Mas son también variedad regional, porque su personalidad, acuñada por la historia, solamente vale en función de la integración de cada región en la patria común. De donde no se puede confundir el regionalismo foralista con los nacionalismos regionales.

    Los nacionalismos catalanistas, galleguistas o bizcaitarras, por ejemplo, otorgan a las regiones del Principado de Cataluña, del Reino de Galicia o del Señorío de Vizcaya consideración de naciones. Tal tesis no la puede compartir el Carlismo. Para el Carlismo, tales regiones son entidades históricas, sociológicamente diferenciadas en sus peculiaridades culturales o lingüísticas, centros de autarquía política o de autonomía administrativa, pero siempre integradas en las Españas unas, patria común de todos los españoles."


    ¿QUÉ ES EL CARLISMO? VVAA, Edición de Francisco Elías de Tejada, Rafael Gambra Ciudad y Francisco Puy Muñóz. Centro de Estudios Históricos y Políticos "GENERAL ZUMALACÁRREGUI". Madrid 1971. Parágrafo 135 página 148.

    El señor De PRADA, por mucho que se empeñen algunos, se ha equivocado. Primero porque no se puede ser experto en todo, segundo porque el sitio, momento y oportunidad no eran los adecuados y es que hacer tal afirmación tajante y sin dejar espacio a la discusión, de que Cataluña es ujna nación como una catedral, es un disparate en términos, además también yerra al suponerse que los lectores son expertos politólogos, historiadores, juristas o sociólogos, capaces de diferenciar una pretendida disparidad de conceptos entre nación en sentido tradicional, y nación en sentido liberal. Y es que hasta en este mismo sentido, el concepto liberal puede ser tomado como tradicional (lo que se transmite de generación en generación), dado que tal se da desde hace ya más de dos siglos. Y admitir esa expresión de que España es una nación de naciones, eso si que es liberalismo.
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #25
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    En una entrevista para el periódico digital eldiario.es Juan Manuel de Prada dice "cualquier persona culta y de sentido común sabe que Cataluña es una nación". Reproduzco a continuación la entrevista.
    ______________________

    Si algún adjetivo cuadrara como anillo al dedo a Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) sería el de inclasificable. Desde que en 1995 publicara La máscara del héroe, la crítica y los lectores saludaron al entonces joven escritor como un enfant terrible y una de las grandes promesas de la literatura española. A día de hoy, con diez novelas y otros tantos ensayos a sus espaldas, con una presencia constante como columnista en la prensa, De Prada no defrauda las expectativas y se presenta como un intelectual de otra época, de un tiempo pasado que, sin embargo, él reivindica.

    Cerca ya de cumplir 50 años se declara tradicional, pero no conservador; fustiga tanto a las derechas como a las izquierdas; y se permite nadar contra la corriente al defender que Catalunya es una nación o al criticar a sus colegas por traicionar al pueblo y plegarse a los intereses del poder, ya sea político, económico o cultural.

    Juan Manuel de Prada, licenciado en Derecho de formación, ha ganado multitud de premios literarios y se ha dedicado en cuerpo y alma a su oficio de escritor, tal como hicieran Camilo José Cela o Francisco Umbral, dos de sus referentes. En la charla con eldiario.es este escritor y periodista, con criterio propio y que no se casa con nadie (no le gusta la expresión políticamente incorrecto), despliega una vasta cultura que abarca desde el cine hasta la literatura anglosajona pasando por los clásicos. Ahora acaba de publicar Lucía en la noche (Espasa), una novela de amor e intriga con algo de proyección personal en la que resuenan los ecos de Vértigo, uno de los títulos clásicos de Alfred Hitchcock que llevaba este revelador subtítulo, De entre los muertos.

    Su novela es, sobre todo, una apasionada historia de amor y misterio en busca de una mujer que vuelve de entre los muertos. ¿Existen esas historias tan fuertes? ¿Es un homenaje a Vértigo?

    Sobre el amor a todos nos pesa una visión idealizada. De hecho, todos fantaseamos con una gran historia de amor mientras descuidamos las historias normales. Es cierto que el anhelo de encontrar el amor verdadero forma parte de nuestra razón de ser como personas. En cualquier caso, mientras buscamos las quimeras románticas descuidamos los amores de serie. En la idea inicial de Lucía en la noche confluyen la huella que me dejó Vértigo con el relato de una persona cercana que se vio involucrada en un lío descomunal y, por ello, se vio obligada a desaparecer como le ocurre a la protagonista de mi novela.

    El protagonista masculino de su novela podría ser su alter ego, es decir, un escritor que triunfa siendo muy joven y más tarde sufre una crisis creativa.

    Pero usted no ha dejado de publicar y de tener éxito con sus libros desde hace más de dos décadas.

    Bueno, yo también sufrí una crisis personal profunda y estuve cinco años sin publicar ninguna obra de ficción. Este periodo coincidió con un divorcio que me dejó destruido y que resultó una experiencia devastadora porque las musas dejaron de visitarme. O sea, que he pasado por la situación del protagonista de mi novela, aunque Lucía en la noche tiene apenas una proyección personal. Pero no es, en modo alguno, autobiográfica.

    De todos modos es usted un escritor muy vocacional que no ha dejado de escribir literatura o de ejercer el periodismo desde muy joven.

    Es cierto que he tenido una visión desaforada de mi vocación fruto de mi admiración por escritores que se volcaron en el oficio literario como Camilo José Cela o Francisco Umbral. Ellos hicieron bandera de la dedicación absoluta a la literatura. Ahora bien, la literatura ha de ser también un medio de vida y hoy la sociedad está orillando la literatura, el oficio literario-periodístico. Antes un escritor ocupaba un lugar central en la vida social, pero hoy ya no representa un referente y la gente que se supone culta está más interesada por la última serie de Netflix o HBO que por una obra literaria.

    Pero usted puede vivir de la literatura y el periodismo, ¿no es así?

    Es así, pero en la actualidad el escritor que pretende vivir del oficio literario se ve obligado al final a chapotear en el barro, es decir, participar en tertulias de televisión y cosas por el estilo. Hace 20 años no eran actividades necesarias para vivir de la literatura.

    ¿Quiere decir que la cultura ha perdido todo su prestigio social?

    Por supuesto. Desde que comencé a publicar en 1995 hasta hoy la pérdida de la gente de letras como referente social resulta apabullante. Pero en parte la culpa es nuestra. Los escritores españoles han traicionado al pueblo porque se han plegado al poder, han acatado los dictados culturales, económicos y políticos del poder. En definitiva, los intelectuales están hoy al servicio del sistema y, por tanto, mucha gente pierde su confianza en los escritores. Por otra parte, al poder le interesan seres desarraigados, átomos sin el acervo de la tradición. Así se empuja a los jóvenes a que estudien informática e inglés para ser explotados igual en Shangai que en Albacete. En definitiva, al sistema no le gusta que se estudie literatura o filosofía para que los alumnos aprendan a pensar con criterio propio.

    Hoy no encontramos ya la figura de un escritor ególatra, pero gallardo como Miguel de Unamuno. Nadie demuestra tener las agallas de Unamuno que fue desterrado por la dictadura de Primo de Rivera y que se atrevió, en plena Guerra Civil, a denunciar la barbarie del franquismo. Unamuno representa para mí el ejemplo de un escritor libre y original, es el gran autor español del siglo XX.

    Se define como tradicionalista, pero no conservador. ¿Puede explicar la diferencia?

    Estoy a favor de una tradición vivificadora en el sentido de que una persona conservadora solamente quiere conservar la cáscara de las cosas, pero el meollo le importa un pito. En cambio, un tradicionalista defiende que el meollo transmita su savia a la cáscara.

    Yo no estoy en contra del progreso. Pero como decía mi admirado Chesterton se trata de que las almas impongan sus normas al progreso y no de que el progreso cambie las almas. Además, el pensamiento tradicional no participa de las divisiones ideológicas y deviene en un disolvente del capitalismo.

    Podríamos decir que es usted políticamente incorrecto.

    No me gusta nada esa expresión porque denota una burricie empoderada, un mensaje rompedor por rompedor al que no le veo sentido. Porque al discurso dominante hay que combatirlo con una buena formación filosófica y política y con argumentos racionales y coherentes. Mantengo un discurso antimoderno frente a las ideologías modernas establecidas. De todos modos, en ocasiones este discurso se convierte en ininteligible para alguna gente.

    Al hilo de sus reflexiones y en su doble condición de escritor y periodista, ¿el periodismo ha desaparecido como género literario? ¿Podrían surgir hoy un Julio Camba, un Chaves Nogales o un Josep Pla?

    En la era del clic resulta realmente difícil mantener el periodismo como un género literario. La relación entre el periodista y el lector en el sentido de que el primero intentaba hacer pensar y reflexionar al segundo se ha hecho añicos. En la actualidad se busca a un lector compulsivo que responda a las burradas que se publican. En la práctica, las redes sociales sirven para lanzar consignas y para fomentar un pensamiento esquemático y superficial.

    Para sorpresa de muchos que lo sitúan como un conservador, ha declarado usted públicamente que "Cataluña es una nación como una catedral". ¿Qué vías de solución ve al conflicto? ¿Han de jugar los intelectuales un papel de puente de diálogo?

    Cualquier persona culta y de sentido común sabe que Cataluña es una nación, aunque no cuente con un Estado. Se trata de algo obvio, ni de derechas ni de izquierdas. De otro lado, creo que los catalanes deberían volver a su histórico pactisme que practican desde la Edad Media y abandonar la quimera de la autodeterminación. El sector independentista debería centrar su diálogo en cosas concretas.

    Por otro lado están locos aquellos que desde la derecha plantean una aplicación del artículo 155 de forma indefinida. Aparte de que ese artículo es absolutamente discrecional, su aplicación significaría el odio para varias generaciones porque no conviene olvidar que dos millones de catalanes sienten rechazo hacia España. Como diría Unamuno, se trataría de convencer y no de vencer ofreciendo otro rostro de España.

    Por supuesto que los intelectuales podrían jugar un papel de puente. Sin embargo, ¿cómo no va a haber desinterés hacia la cultura catalana en el resto del país si no leemos a Cervantes o a Quevedo? Yo amo y estudio la literatura catalana. Cabe recordar que hace más de un siglo alguien tan conservador como Menéndez Pelayo leyó en catalán, en unos juegos florales, un discurso de homenaje a Jacint Verdaguer. Buena anécdota, ¿eh?

    https://www.eldiario.es/cultura/libr...870013950.html

  6. #26
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Y no cabe hablar de diferencias en este caso que ha dado lugar a esta polémica entre un significativo tradicional, o tradicionalista, y el moderno liberal de nación.

    135. Patria

    Para el Carlismo las regiones no son naciones, sino los pueblos varios aunados en la única "nación" española, la patria que invoca el lema sagrado de la causa. Por eso regionalismo forista significa que las Españas son al mismo tiempo unidad y variedad. Las Españas son una unidad, porque sólo hay una nación que es España. Mas son también variedad regional, porque su personalidad, acuñada por la historia, solamente vale en función de la integración de cada región en la patria común. De donde no se puede confundir el regionalismo foralista con los nacionalismos regionales.

    Los nacionalismos catalanistas, galleguistas o bizcaitarras, por ejemplo, otorgan a las regiones del Principado de Cataluña, del Reino de Galicia o del Señorío de Vizcaya consideración de naciones. Tal tesis no la puede compartir el Carlismo. Para el Carlismo, tales regiones son entidades históricas, sociológicamente diferenciadas en sus peculiaridades culturales o lingüísticas, centros de autarquía política o de autonomía administrativa, pero siempre integradas en las Españas unas, patria común de todos los españoles."

    ¿QUÉ ES EL CARLISMO?
    VVAA, Edición de Francisco Elías de Tejada, Rafael Gambra Ciudad y Francisco Puy Muñóz. Centro de Estudios Históricos y Políticos "GENERAL ZUMALACÁRREGUI". Madrid 1971. Parágrafo 135 página 148.
    Tratándose de una obra colectiva, desconozco quién se encargaría de redactar este punto nº 135.

    Yo no apostaría por Rafael Gambra, uno de los mayores críticos del distorsionado concepto absolutivizado o hipostasiado de nación (con independencia de cuál sea el área territorial, cultural o socio-política a la que se quiera aplicar dicho concepto en su sentido ideológicamente contaminado).

    Pero lo que no me cabe ninguna duda, es que a Francisco Elías de Tejada no le habrían entrado remilgos o escrúpulos de ningún tipo para aplicar el concepto histórico de nación al área territorial, cultural y socio-política del Principado de Cataluña: Francisco Elías Tejada y la nación catalana.pdf.

  7. #27
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Pues lo que a mi me parece es que estamos ante interpretaciones personales basadas en opiniones, que no en ciencia política o sociológica. Es más, dudo muchísimo, todo, que estos autores firmasen como "editores", un trabajo compilatorio elaborado por 23 teóricos del Carlismo si no estuviesen de acuerdo con los contenidos. A ver si usamos el sentido común, pero desde que ha resurgido una especie de neo-nocedalismo, el Carlismo empieza a ser algo desconocido, particularmente por elementos jóvenes que carentes de una tradición familiar han sido reclutados en ambientes universitarios con resultados aún por comprobar. Por lo demás, habrá quienes sigan haciendo el caldo gordo al separatismo catalán con afirmaciones tan sumamente peligrosas y espurias como la del propio Sr. De Prada, del que he de recordar dos cuestiones: lo que afirma es puramente subjetivo según su propio entender, o sea, desde su ideología personal, y no un dogma. Y, segundo, ya en una ocasión dije, y lo vuelvo a reiterar, ese señor no es mi padre.
    Última edición por Valmadian; 21/02/2019 a las 22:44
    ALACRAN y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  8. #28
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    De la misma obra citada más arriba, ¿QUÉ ES EL CARLISMO?, recojo el parágrafo siguiente nº 136 a la vista de que hay quien duda de las intenciones de sus autores.

    El regionalismo carlista

    La causa de esa diferente consideración de la región que representa el regionalismo foralista y el nacionalismo regionalista estriba en la CONCEPCIÓN CARLISTA de las Españas, unidas por dos lazos de la acción misionera y de la fidelidad al mismo rey. Concepción de las gestas que han edificado la irreversible unidad española. El regionalismo carlista, fiel a la historia y españolísimo hasta la médula, es exactamente lo contrario de los nacionalismos regionales. que nacieron de la desazón decimonónica y de la pérdida de la ilusión en el quehacer universal hispano. Lo explicó con absoluta claridad Juan VÁZQUEZ DE MELLA.


    "Hay dos conceptos opuestos de regionalismo, en cuanto refieren la nación a las regiones, o las regiones a la nación... Los que refieren la nación a las regiones, las consideran como todos independientes, con vida y personalidad de tal manera propias y exclusivas, que las mantienen y reservan íntegras, no compartiendo y enlazando una parte de ellas en una vida superior y común a todas las regiones. Los que refieren las regiones a la nación, las consideran como todos relativamente independientes, con vida propia y peculiar por una parte, pero enlazada y compartida, por otra, en la unidad de un espíritu nacional común. Para los primeros, las regiones son sustancias completas que no necesitan el concurso de otras para existir y obrar. Y, para los segundos, son las regiones como las almas humanas, sustancias incompletas que no pueden ejercer su actividad total sin el concurso de otras sustancias incompletas también, como los cuerpos, pero que, aun separadas de ellas, pueden existir y ejercer por sí facultades específicas. Los que consideran a las regiones como todos independientes, como sustancias completas, las convierten en naciones."


    Cita extraída por los autores de LA PERSECUCION RELIGIOSA Y LA IGLESIA INDEPENDIENTE DEL ESTADO ATEO, Juan VÄZQUEZ DE MELLA, págs., 302-303


    "Se levantará nación contra nación y reino contra reino..." (MATEO 24-7)


    "El que tenga oídos, que oiga... (MATEO 13 9-17)

    Desde que España abandonó su misión universal y su fidelidad al rey.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  9. #29
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    ¿Dónde dice aquí Rafael GAMBRA CIUDAD que Cataluña sea una nación?



    Fuente: Iglesia-Mundo, Nº 180, 2ª quincena Mayo 1979. Página 18.



    Hijas rebotadas del Gobierno constitucional

    NACIÓN QUIERE DECIR UNIDAD



    RAFAEL GAMBRA


    Los malos planteamientos, sea por ignorancia, por error, por malicia o por debilidad, dan lugar a menudo a problemas y consecuencias sin solución, absurdas.

    Tal es el caso cuando se acepta, como punto de partida en política, el concepto de nación, tal como lo acuñó la Revolución Francesa; es decir, el racionalismo político. De él deriva el nacionalismo, que se emplea en sentidos diferentes y confusos, pero relacionados todos con aquel concepto de nación. Cuando en lenguaje moderno se habla de la nación se hace referencia a una como «primera realidad», una e indivisible, origen del poder, con una sola autoridad y estructura (el Estado), con unas solas leyes, incluso con una sola lengua. Para el nacionalismo moderno, toda diferencia de legislación o costumbres o de lengua es, a lo sumo, «tolerada» o aceptada como un «artículo transitorio» dentro de un reglamento uniforme. Esta mentalidad ha alcanzado hoy incluso a aquellos que poseen el concepto de «patria» (tierra «de los padres»), y que con esta mezcolanza se organizan unos enredos mentales inextricables.

    Hoy vivimos dos de las consecuencias absurdas de ese planteamiento racionalista y totalitario en su base.

    Una se pone de manifiesto cuando se quiere «ceder» de algún modo a eso que se llama, sin precisar demasiado, «regionalismo». Para la mentalidad nacionalista las regiones o «provincias» no son más que partes de un todo, con poderes puramente delegados, uniformes y, deseablemente, de configuración cuadrada y nominación numérica. Cuando se reivindican con fuerza las peculiaridades históricas y jurídicas de las llamadas regiones, el gobernante actual cede a regañadientes ciertas competencias a la administración regional, y se arma un barullo sin solución sobre lo que sean esas «regiones», confundiendo en un mismo saco a países históricos, con regiones naturales y con países de reconquista.

    La cuestión se enerva cuando un «honorable» Tarradellas exige que Cataluña sea «una nación». (Es preciso no disgustarle, puesto que suficiente honor nos ha hecho con volver del exilio a codearse con nosotros). Entonces resulta que en la Constitución única de una única Nación –que es España– aparecen otras «naciones» que contradicen el principio de identidad, el de contradicción y el de tercio excluido.


    ¿QUÉ ES…?

    Ningún nacionalista, sea liberal o totalitario, ha sabido nunca responder a esta sencilla pregunta: ¿Qué es Cataluña? Si es una región (como región o zona del cuerpo humano) será meramente una parte de un todo, y sus poderes y estructura habrán de ser delegados y orgánicos. Si es una nación, deberá entonces ser independiente, soberana y autónoma, por definición, y reconocérsele tales atributos.

    Cualquier español pre-revolucionario o cualquier tradicionalista responde a esas o a análogas preguntas con toda naturalidad: Cataluña es un principado, como Navarra es un reino, y un reino es Castilla. Por encima de ellos existe, como lazo de unión, alcanzado en un largo proceso, Su Majestad Católica, que es Rey de Castilla y de León, de Aragón y de Navarra, y príncipe de Cataluña, etcétera. Y, por supuesto, un ancestral sentimiento de comunidad en saberse españoles todos (en la unidad y diversidad «de las Españas»), con la misma naturalidad con que se es ampurdanés y catalán al mismo tiempo.

    ¿Y qué es «Euskadi»? La respuesta «nacionalista vasca» sería la misma de cualquier nacionalismo: una unidad primigenia, soberana, independiente e indivisible. La verdadera respuesta es que «Euskadi es una noche de insomnio de Sabino Arana, y un delirio de sus seguidores.» Estrictamente eso. Vizcaya –esto sí– es un señorío, cuyo señor es el mismo Rey de Castilla y de las demás Españas, al igual que Guipúzcoa y Álava son provincias forales del mismo reino de Castilla. Y Navarra es de por sí un reino, cuyo rey es el Rey de las Españas.

    ¿Y Andalucía? Andalucía no tuvo jamás unidad política, si no es bajo los moros con califato y reinos diversos y fluctuantes. Andalucía es una parte de Castilla, por más que posea características culturales muy acusadas.


    ESPAÑOL Y CASTELLANO

    Otro problema sin solución bajo una óptica nacionalista es el que se ha levantado con el nombre del idioma que hablamos. ¿Español o castellano? Si decimos que castellano parece como si lo empequeñeciéramos, sobre todo, considerando su proyección ultramarina. Si decimos que español, resultará que no son españoles quienes posean otra lengua como idioma materno (catalanes, gallegos, vascos, etcétera).

    Este problema tampoco existió jamás para los españoles anteriores a la revolución, por más que las diferencias políticas e idiomáticas fueran hace un siglo más acusadas que hoy. La solución es muy sencilla: si hablamos con un extranjero (no-español) decimos naturalmente el idioma español (o español por antonomasia). Así, al contraponerlo al francés, inglés, alemán, etcétera. Y un diccionario bilingüe será en estos casos francés-español, o inglés-español. Si hablamos, en cambio, con un español de otra lengua (catalán, gallego, incluso portugués, por razón de la historia) diremos siempre castellano. Y un diccionario de la Lengua debe decirse «de la Lengua castellana». ¿Qué efecto haría a alguien que visitase a una persona conocida en Cataluña el que ésta iniciase la conversación preguntándole si era él de lengua catalana o «española»? Se estaría en presencia de un separatista. Los catalanes han tenido siempre la práctica espontánea de establecer la disyuntiva entre catalán y castellano, como es correcto.

    Todos estos embrollos surgen –obsérvese bien– de partir de un planteamiento nacionalista, es decir, de la nación como «protorrealidad» una y absoluta.


    Problema común de la mentalidad nacionalista:tanto la españolista como la separatista
    ALACRAN dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  10. #30
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Y por si lo expuesto hasta ahora no fuese suficiente, es preciso destacar de la misma obra citada (obra elaborada ex-profeso para enseñar los principios doctrinales del Carlismo, tal como lo indica hasta el título), lo siguiente:

    Capítulo 5

    LA TRADICIÓN

    A) Concepto de Tradición.

    61. Los pueblos no son "naciones"


    "El lenguaje actual emplea el vocablo nación para distinguir los pueblos, definiendo a la nación por rasgos físicos o como expresiones de voluntad: la geografía, la raza, el idioma, el plebiscito cotidianamente renovado...

    Frente a estas explicaciones, la tradición define a los pueblos como historia acumulada, considerando dichos factores físicos en la medida en que hayan repercutido en la trayectoria histórica por lo que son: mas nunca como elementos válidos por si, directa y exclusivamente.

    Tal discrepancia en el vocabulario no es baladí. Tiene sus raíces en algo muy importante: que el pensamiento tradicional arranca de la concepción cristiana del hombre, mientras que el decir vulgar está impregnado de ideología positivista. La tradición se funda en la doctrina de las Españas clásicas. El positivismoen los desquciados planteamientos ideológicos del siglo XIX. Por eso manejan solamente el concepto de nación, el derecho y la ciencia política en boga, ignorando lo que la tradición significa como asunción de la historia viva en las problemáticas políticas."


    Antes que afirmar que Cataluña es una nación como una catedral, el Sr. De Prada debería leer este pequeño tratado del Carlismo en lugar de coquetear con él en debates y conferencias. Y tal vez, en algunos círculos y medios carlistas o afines, se deberían mencionar menos ciertas publicaciones de este señor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  11. #31
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Pero lo que no me cabe ninguna duda, es que a Francisco Elías de Tejada no le habrían entrado remilgos o escrúpulos de ningún tipo para aplicar el concepto histórico de nación al área territorial, cultural y socio-política del Principado de Cataluña: Francisco Elías Tejada y la nación catalana.pdf.
    Bueno, eso de "histórico", tan historia es el catalanismo decimonónico, como el "medieval" que es al que se refiere Elías de Tajada (léase el contenido del pdf, bien breve por otro lado y escasamente explicativo salvo como referencia de datos) y anterior, en cualquier caso, a la unidad de los reinos españoles encarnada en los Reyes Católicos. Además, no importa esa valoración suya acerca de que esa Cataluña medieval fuese algo así como una nación moderna superando la base etnicista del concepto. Yo también puedo hacer esa valoración sobre el reinado del emperador romano Tiberio Claudio César Augusto Germánico​, más conocido por Claudio a secas, a causa de sus reformas modernas más propias de un Estado actual, que de un Estado antiguo, ¿y qué? ¿Qué significa eso sino que yo sostenga que las estructuras que dio a Roma se ajustan a los requisitos que los administrativistas actuales atribuyen a los modernos estados? ¿Pero qué más significa, acaso que Roma pasó ya a ser un Estado moderno? ¿Y entonces por qué esos mismos administrativistas no lo reconocen así y elevan hasta el siglo XIII el surgimiento del mismo con la Constitución dada para Melfi? Del mismo modo, todo este tema está más que investigado y discutido desde todos los ángulos, tanto desde posiciones académicas, como políticas, y siempre surge el mismo problema: la ciencia en historia como la ciencia en politología, son discutibles por interpretables, aun a pesar de que los acontecimientos históricos no se pueden cambiar jamás, pero pesando la ideología (subjetivismo en estado puro) más que otras consideraciones objetivas.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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  12. #32
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    No creo que sea importante lo que diga ese señor sobre lo que es Cataluña. ¿Quién lo lee?¿Quién lo entiende?¿En quién influye? Sus opiniones no alimentan al separatismo, los separatistas se autoalimentan. Los separatistas son guerracivilistas y les da igual. Solo buscan su destrucción y la de los demás.

  13. #33
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    ¿Dónde dice aquí Rafael GAMBRA CIUDAD que Cataluña sea una nación?
    No lo dice.

    Pero viene a afirmar otra cosa mucho más importante, y que está en el meollo de toda la cuestión: que quienes tienen realmente la culpa del embrollo o confusión que se ha formado en la época contemporánea en torno al concepto de nación son aquéllos que defienden la deformadora concepción revolucionaria de dicho término, concepción ideológica causante del origen de los diversos nacionalismos contemporáneos, con independencia de que se aplique a los Reinos de la Monarquía española tomados por separado (nacionalismo catalanista, nacionalismo galleguista, nacionalismo vizcainista, etc...), o de que se aplique a todos esos Reinos tomados en su conjunto (nacionalismo españolista).

    En cambio, la concepción histórica de nación (cuando digo "histórica" me refiero a tal y como se entendía el término a lo largo de todos los siglos del régimen de Cristiandad, antes de que viniera el racionalismo revolucionario a desvirtuarlo y desorbitarlo) se aplicaba, sin ningún problema, indistintamente, ya sea a los Reinos de la Monarquía española tomados por separado (nación catalana, nación portuguesa, nación vizcaína, nación castellana, etc., etc.), ya sea a todos ellos tomados en su conjunto o para denominarlos de forma abreviada (nación española).
    Última edición por Martin Ant; 22/02/2019 a las 17:48

  14. #34
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    «Las palabras de la tribu» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 23/II/2019.
    ______________________

    Muchos lectores y amigos queridos me preguntan por qué razón me inmolo, defendiendo el concepto genuino de «nación», que mucha gente obcecada ya no puede comprender, intoxicada por las distorsiones modernas. A ellos dedico este artículo.

    La misión de un escritor es, como nos enseña Mallarmé en su célebre poema ante la tumba de Poe, «dar sentido más puro a las palabras de la tribu». Cuando dejamos que ese sentido puro sea oscurecido hemos brindado la victoria al enemigo. Cuando era niño, me sorprendía mucho que los curas cursis llamasen a las hostias «pan eucarístico», «formas consagradas» y otras expresiones relamidas, dejando que los enemigos de la fe impusieran entretanto la acepción malsonante. Así, con el paso del tiempo, se ha llegado a enfangar por completo el sentido originario de esta hermosa palabra, hasta el extremo de que hoy ya casi ningún católico la usa sin rubor, aunque en ella se cifre la naturaleza sacrificial y milagrosa de la misa y, por lo tanto, el corazón mismo de la fe católica. Algo semejante ocurre con el término «nación», que durante siglos aludió a los pueblos ligados por tradiciones propias, por una lengua y literatura propias, por leyes e instituciones propias, que en un largo y providencial proceso histórico se fundieron, gracias a la amalgama de una fe común. Esta España entendida como «nación de naciones» varias y hermanas (a la que nuestros clásicos, empezando por Cervantes, tantas veces llaman «las Españas») que se acogen a una común paternidad divina, es la España (hoy reducida a escombros) en la que me reconozco; pero también -como nos han recordado pensadores como Menéndez Pelayo o Unamuno- la única España posible. Pues, como nos enseña Chesterton, cuando se pierde la idea de aquel cristianismo que dio lugar a las naciones, se acaba perdiendo la conciencia nacional.

    A perder esa idea y esa conciencia contribuyó enormemente, desde luego, el concepto liberal de nación, que adulteró el sentido originario de la palabra, inyectándole el veneno de la soberanía y la autodeterminación. Este veneno disolvió la amalgama que hasta entonces había garantizado la unidad de aquella vieja nación de naciones, mandando a Dios al cuarto trastero; y los hombres endiosados (autodeterminados) necesitaron desde entonces, para ser nación, constituirse como Estado. Este veneno es el que alimenta los postulados del independentismo, que no concibe la existencia de naciones sin Estado, porque considera que toda nación que se precie debe proclamarse soberana y autodeterminarse. Este veneno, en fin, ha desbaratado España, cuyas naciones desde entonces ya sólo pueden permanecer malamente pegadas mediante lo que Unamuno llama la liga aparente de los intereses (o sea, mediante conveniencias coyunturales y pasajeras), porque la amalgama que las mantenía auténticamente unidas ha sido corroída y suplantada.

    Me siento muy orgulloso de haber puesto sobre el tapete el sentido genuino de la palabra nación, asumiendo la encomienda de Mallarmé. Y me ha resultado instructivo y paradójico que sean los paladines del concepto venenoso de nación que ha arruinado la unidad histórica de España quienes han reaccionado como posesos. Como nos enseña Cernuda, hay insultos que son «formas amargas del elogio»; y no hay insulto más honroso que el de quienes están imbuidos de odio teológico. Pues en el intento de oscurecer el sentido más puro de ciertas palabras hay (aunque los furiosos o posesos no lo sepan) odio teológico. Y no hay mayor bienaventuranza que ser insultado, perseguido y calumniado por causa de quien quiso que España se constituyese como una nación de naciones. Por esa razón me inmolo.

    https://www.abc.es/opinion/abci-pala...8_noticia.html.

  15. #35
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por putifar Ver mensaje
    No creo que sea importante lo que diga ese señor sobre lo que es Cataluña. ¿Quién lo lee?¿Quién lo entiende?¿En quién influye? Sus opiniones no alimentan al separatismo, los separatistas se autoalimentan. Los separatistas son guerracivilistas y les da igual. Solo buscan su destrucción y la de los demás.
    En líneas generales coincido. No sé cuánta gente lo lee y aún menos cuánta gente lo entiende, pero que ha metido la pata hasta el corvejón es una evidencia objetiva y más abajo voy a exponer mis razones.

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    No lo dice.

    Pero viene a afirmar otra cosa mucho más importante, y que está en el meollo de toda la cuestión: que quienes tienen realmente la culpa del embrollo o confusión que se ha formado en la época contemporánea en torno al concepto de nación son aquéllos que defienden la deformadora concepción revolucionaria de dicho término, concepción ideológica causante del origen de los diversos nacionalismos contemporáneos, con independencia de que se aplique a los Reinos de la Monarquía española tomados por separado (nacionalismo catalanista, nacionalismo galleguista, nacionalismo vizcainista, etc...), o de que se aplique a todos esos Reinos tomados en su conjunto (nacionalismo españolista).

    En cambio, la concepción histórica de nación (cuando digo "histórica" me refiero a tal y como se entendía el término a lo largo de todos los siglos del régimen de Cristiandad, antes de que viniera el racionalismo revolucionario a desvirtuarlo y desorbitarlo) se aplicaba, sin ningún problema, indistintamente, ya sea a los Reinos de la Monarquía española tomados por separado (nación catalana, nación portuguesa, nación vizcaína, nación castellana, etc., etc.), ya sea a todos ellos tomados en su conjunto o para denominarlos de forma abreviada (nación española).
    Imaginemos una escena, más propia de los Hermanos Marx que otra cosa, en la que tres navíos españoles con bandera de Castilla arriban al puerto de Nueva York y allí ante el pasmo de sus habitantes en la playa plantan el pabellón real y toman posesión de las nuevas tierras en nombre de la Corona castellana y su Reina Isabel. Como argumento disparatado para una comedia estaría muy bien, en especial si el papel del nuevo Colón lo interpretase ese histriónico pirado de Sr. Recio de la más irreverente y disparatada serie de televisión, "La que se avecina". Pues eso, que a nadie con dos dedos de frente se le puede ocurrir querer descubrir y trasplantar la cosmovisión medieval que de si mismos tenían los diferentes pueblos, a un escenario del Siglo XXI sin correr el riesgo de que como mínimo lo pelen.

    El problema arranca de ahí, de la permanente creencia que tienen algunos que se llaman a si mismos "tradicionalistas" de que con sus opiniones, que suelen resultar de lo más extravagante, se pueda cambiar la cosmovisión actual. En aquellos siglos la gente también se trataba de "vuesa merced", y se reconocía la casi absoluta impermeabilidad de los estamentos, si había ofensas se soltaba un guantazo al agresor y se le retaba a un duelo a espada... Seamos serios, cada época tiene unos rasgos ineludibles que si no son aceptables y aceptados pueden ponerse en solfa, pero a la gente hay que explicarle las cosas.

    El Sr De Prada es un erudito, pero su verdadero campo es el cine y, desde luego, como pedagogo es un desastre. Hace años a un grupo de alumnos yo les dictaba que los pueblos íberos construían unos poblados llamados "oppidum", que "estaban amurallados, con cañones en las murallas y que en los fosos de alrededor gustaban de plantar flores en primavera". Así hasta que pasadas unas cuantas líneas de disparates, terminé por decirles que parasen, porque casi todo era falso. No tenían ni el más mínimo sentido de la crítica, no sabían nada de nada, es decir, que no sabían ni cuando se había inventado la pólvora.

    En otro grupo diferente, un individuo me pregunto si "¿esos romanos no eran unos tíos muy raros que siempre estaban borrachos?" . En otra ocasión, una señorita muy ufana me dijo que el político más importante de los Reyes Católicos (de su reinado) había sido Franco. Por supuesto antes de que el habitante del franquista Palacio de la Moncloa fuese "okupado" por su actual parásito. Y estos grupos de alumnos no eran niños, sino mozalbetes y mozas bien desarrollados ya. Hasta hubo quien me dijo en una ocasión que él leía periódicos.

    Pues bien, a ese tipo de gente explícales que no es igual la idea de nación que se tenía en los siglos anteriores al que se tiene hoy, que éste procede de los procesos revolucionarios desde el XVIII y que es totalmente distinto. Que así es como se aclaran las ideas y también el lenguaje, y yo me pregunto ¡ya! ¿y qué más?
    Última edición por Valmadian; 23/02/2019 a las 14:01
    ALACRAN y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Y ahora, ante el aluvión de críticas recibidas por el costurón realizado, el Sr. De Prada nos viene con justificaciones y con el manido "donde dije digo, dije Diego". Vaya por delante que este señor es muy libre de pensar y decir lo que le parece, pero este señor incurre en una falacia "ad verecundiam" cuando afirma que "cualquier persona culta y de sentido común sabe que Cataluña es una nación". Porque resulta que hay muchas personas que siendo cultas y usando su sentido común afirman lo opuesto, y creo haber demostrado ya que las fundamentos doctrinales del Carlismo así lo proclaman (ver mis anteriores post), estando resumidas y elaboradas por un grupo de profesores de prestigio en su día y momento. Y esto por hacer una mención y sin entrar en más detalles en los que solemos perdernos con facilidad.

    Y ya que habla de sentido común, empecemos por él. Si el Sr. De Prada hubiese planteado este tema en su ya finalizado programa Lágrimas en la lluvia", hubiésemos tenido un interesante debate con profesores como Ayuso, Negro Pavón, y otros similares (por cierto, no conozco la opinión de los mencionados al respecto del asunto). Pero resulta que no, que es de sentido común -según lo entiende el sr. De Prada-, plantar el tema en un diario como La Vanguardia, en un momento en el que dentro de un proceso de enorme complejidad y alto riesgo para España, su unidad está en cuestión, en el que simultáneamente se está juzgando a los protagonistas de un golpe de Estado, y ante uno lectores que sostienen que la culpa de todo la tiene Franco (a cuyo régimen llama disparate, pero no explica por qué dejando de lado a la II República tan bondadosa ella, tan idílica como genocida, ilegal y criminal. O sea, que al parecer no hay causalidad alguna). Y yo ante semejante dislate me pregunto si el Sr. De Prada sabe sabe realmente qué es el sentido común.

    En este mismo sitio se ha mencionado muchas veces, con la consiguiente crítica, eso de los separadores por oposición, aunque en perfecta "armonía" con los separatistas, unos se quieren ir y otros empujan para que se vayan. Y resulta que el Sr. De Prada, de quien no sé cuántos lo leen y entienden, va y les da la razón afirmando que Cataluña es una nación como una catedral, por así es como ha sonado. Un tipo de la extrema derecha española, por que eso es lo que piensan de él, aunque se crea otra cosa, dándoles la razón. ¡Vamos la bicoca, las campanas al vuelo! Y en un medio separatista catalán, y derribando toda la labor que realizan algunos grupos tradicionalistas en la propia Cataluña. Bueno, pues encima él tiene razón y quienes lo criticamos somos liberales...¡manda huevos! Por supuesto, yo le creo, y habrá habido muchos "nacionalistas" españoles (que no tienen derecho a existir, y por tanto a pensar y decir, mientras los separatistas si, esos lo tienen todo) que lo habrán crucificado, estoy convencido de ello. Pero resulta que otros que no somos nacionalistas, al menos en ese sentido, tampoco estamos por la labor. Este señor se ha equivocado, ha metido la pata hasta el fondo y punto pelota.

    Como ya he dicho en mi anterior post, vivimos en el Siglo XXI, no en el XV, el IV o el XLII, y la cosmovisión actual de la sociedad es la que es. No gusta, eso es muy legítimo y toca el lado amargo y la resistencia del quintacolumnismo, o sea, de mantener en alto el pabellón sin rendirlo. Pero eso es una cuestión y otra muy diferente pretender cambiar las cosas contracorriente y en franca y minúscula minoría. A nadie con dos dedos de frente se le ocurriría cruzar un río caudaloso y en plena crecida, así en líneas recta de una orilla a otra, porque no hacen falta muchas luces para saber que la corriente arrastrará, hundirá y ahogará al loco que se le ocurra semejante disparate. Se cruza siguéndola, aprovechando su fuerza, y diagonalmente.

    El lenguaje y las ideas de hoy, gracias a los medios de comunicación generalizados, son esa corriente y no hay modo por ahora de transformarlos. Por tanto, no se puede caer en errores de bulto tan clamorosos. Afirma que se ha inmolado, bien allá él, pero no creo que vaya a recuperar su prestigio tan fácilmente, así se agarre a las citas de unos y otros, como que cuente con el apoyo de algunos, porque ha caído en el desprestigio ante muchos. Y que se deje de que no me han entendido,o que si opinan lo contrario a mi es porque son liberales. La suya, ya lo he dicho muchas veces, no es dogma, sino opinión, y no hace falta ser liberal para llevarle la contraria, hasta ahí podíamos llegar.

    En lo que mi respecta y en lo sucesivo, el Sr. De Prada "requiest cant in pace". Amén.
    Última edición por Valmadian; 23/02/2019 a las 14:49
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  17. #37
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Si el Sr. De Prada hubiese planteado este tema en su ya finalizado programa Lágrimas en la lluvia", hubiésemos tenido un interesante debate con profesores como Ayuso, Negro Pavón, y otros similares
    Lágrimas en la lluvia - 021 - La nación
    -Invitados: Andrés Gambra, Fernando García de Cortázar, Miguel Ayuso y Emilio de Diego
    https://www.youtube.com/watch?v=LExZ-uVuu3k

    Lágrimas en la lluvia - 042 - El nacionalismo catalán
    -Invitados: Miguel Ayuso, Xavier Pericay, Jordi Canal, Jorge Trías Sagnier
    https://www.youtube.com/watch?v=FNEgHY2s_fw
    (por si la versión en video no funciona):
    https://www.youtube.com/playlist?lis...n0AH5Top3tY0-r
    Última edición por pozinho; 23/02/2019 a las 16:16 Razón: enlaces
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.

  18. #38
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por pozinho Ver mensaje
    Lágrimas en la lluvia - 021 - La nación
    -Invitados: Andrés Gambra, Fernando García de Cortázar, Miguel Ayuso y Emilio de Diego
    https://www.youtube.com/watch?v=LExZ-uVuu3k

    Lágrimas en la lluvia - 042 - El nacionalismo catalán
    -Invitados: Miguel Ayuso, Xavier Pericay, Jordi Canal, Jorge Trías Sagnier
    https://www.youtube.com/watch?v=FNEgHY2s_fw
    (por si la versión en video no funciona):
    https://www.youtube.com/playlist?lis...n0AH5Top3tY0-r

    Vaya, debería haber dicho que si hubiese rememorado el asunto tal como se trató en su programa "Lágrimas en la lluvia", en lugar de lo que dije. Agradeciendo previamente los enlaces, y después de escuchar al Prof. Ayuso que le lleva la contraria a García de Cortázar, jesuíta liberal y abiertamente anti-carlista, también hay un instante en el que corrige al propio señor De Prada. Ahora bien, en dicho programa se trató el tema de la nación como concepto, aunque se produce la lógica referencia a Cataluña. La cuestión es que De Prada ha predicado que es una nación, y lo ha hecho en sentido moderno, nos pongamos como nos queramos poner, y eso es así por la sencilla razón de que lo ha hecho en un medio nacionalista, en un momento absolutamente inoportuno, y ante un público lector que no diferencia sutilezas, ni está dispuesto a escucharlas. Una cosa es la discusión académica, tal como se hacía en aquél programa de televisión gracias a la presencia de expertos que debatían los temas programados, y a los que yo no tenía la suerte de poder asistir, y otra muy distinta hacer aseveraciones periodísticas -tampoco se trata de ensayos-, que van a traer consecuencias y no siempre las mejores. De todos modos, me sigue faltando el juicio ponderado del Sr. Dalmacio Negro Pavón, profesor titular, en su día y por muchos años, de "Historia de las Ideas y las Formas Políticas" en la Facultad de CC Políticas y Sociología de la Complutense.
    ALACRAN y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  19. #39
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Vaya, debería haber dicho que si hubiese rememorado el asunto tal como se trató en su programa "Lágrimas en la lluvia", en lugar de lo que dije. Agradeciendo previamente los enlaces, y después de escuchar al Prof. Ayuso que le lleva la contraria a García de Cortázar, jesuíta liberal y abiertamente anti-carlista, también hay un instante en el que corrige al propio señor De Prada. Ahora bien, en dicho programa se trató el tema de la nación como concepto, aunque se produce la lógica referencia a Cataluña. La cuestión es que De Prada ha predicado que es una nación, y lo ha hecho en sentido moderno, nos pongamos como nos queramos poner, y eso es así por la sencilla razón de que lo ha hecho en un medio nacionalista, en un momento absolutamente inoportuno, y ante un público lector que no diferencia sutilezas, ni está dispuesto a escucharlas. Una cosa es la discusión académica, tal como se hacía en aquél programa de televisión gracias a la presencia de expertos que debatían los temas programados, y a los que yo no tenía la suerte de poder asistir, y otra muy distinta hacer aseveraciones periodísticas -tampoco se trata de ensayos-, que van a traer consecuencias y no siempre las mejores. De todos modos, me sigue faltando el juicio ponderado del Sr. Dalmacio Negro Pavón, profesor titular, en su día y por muchos años, de "Historia de las Ideas y las Formas Políticas" en la Facultad de CC Políticas y Sociología de la Complutense.
    Creo estimado Valmadian desde mi humilde opinión que se equivoca. En la entrevista de La Vanguardia que podemos leer en la apertura de este hilo el escritor dice que se refiere al concepto tradicional de nación y acto seguido dice que "Cataluña no tiene derecho a la autodeterminación porque no ha sido invadida ni ha lugar a una restitución de una independencia anterior" y que "la independencia de Cataluña no responde a su ser histórico, que es encajarse como una nación plena dentro de España". Esto es lo realmente trascendental y lo demás son puras disquisiciones de las que se alimenta la demogresca.

    Estoy de acuerdo con Vd. en que hubiese sido preferible utilizar otro término y que no era el momento adecuado para decir tales palabras pues actualmente existe un juicio a quiénes dieron un golpe de Estado y es una palabra que provoca confusión y malinterpretación (como así ha sido y hemos podido comprobar), pero de ahí a decir que Juan Manuel de Prada se refiere a Cataluña como nación en un sentido liberal hay un trecho.

  20. #40
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    <<¿Habrá quien aduzca como realidades nuevas, sin palabra correspondiente, la nación y el estado? Pero la palabra nación y la palabra estado han existido siempre desde la vieja polis, la vieja urbe, la vieja ciudad... usándose en ellas. Nadie podrá creer que las formas de expresión han podido preceder a las realidaqdes que expresan...; de donde viene a producirse esta gran preocupación: que el uso moderno de las palabras nación y estado sean una deformación más, de conceptos y precisos y seguros.

    III. "De nación vizcaíno" -decía Cervantes sin asomo de separatismo, ni escándalo de nadie. Júzguese, por el efecto que hoy causa la misma frase, el abuso que se hace de la palabra. Porque no son las realidades naturales, las que han cambiado en algunos de sus caracteres esenciales: hoy, como ayer, se nace, y ayer como hoy, Vizcaya existe.

    La confusión continúa cuando se pretende alegar la novedad de las nacionalidades. Unos dicen con referencia a la época moderna: formación de las nacionalidades; o bien, desenvolvimiento de las nacionalidades. Si se atiende a la realidad histórica a que aluden, no hay formación,aparición, ni desenvolvimiento nacional alguno, propiamente dicho. Todo queda definido con exactitud en mudanzas o intentos de mudanzas de la extensión territorial de algunas soberanías. Pi y Margall, en su obra Las nacionalidades, no encuentra con facilidad un atisbo definidor del concepto de nación y no distingue claramente los términos de nación, patria, estado y soberanía.

    IV. Un regalo más de la Revolución, que, en su condición hostil y contraria a la tradición, de cualquier motivo toma pretexto para erigirlo en principio de perturbación social. La nación ha sido uno de tantos pretextos. A su cuenta, revoluciones, guerras, crímenes, traiciones y discordias han llenado el Siglo XIX y el nuestro...

    No aparecen, se forman, ni se desenvuelven las naciones; se inquieta y perturba su desenvolvimiento tradicional por estímulos y prejuicios impolíticos...

    ...Como que nacer -y nación significa tanto como nacimiento-. Nacen los humanos y las fieras. Hasta ahí no se diferencian.

    V. Así ocurre que para motivar ese concepto de la nación, hay muy diversas opiniones.

    Para unos es la raza. En este matiz el fundamento de la nación es la raza. Pero ¿qué es la raza?¿Se han puesto siquiera alguna vez de acuerdo los antropólogos sobre la clasificación de las grandes razas? En lo único que concuerdan es en que raza y nación no son materias de analogía; con lo que quieren decir que la raza no es concepto político y la nación si...

    VI. Para otros el idioma. Y este fundamento es más político. Pero no excluye que una nación tenga dos idiomas naturales, seculares, simultáneos y voluntarios ... aunque merecerá, como todas las realidades de la sociedad, una debida atención política, y refleja vicisitudes políticas, no es fundamento político excluyente y por si sólo obligadamente constitutivo de unidad y soberanía distintas.

    VII. Otros se fijan en el territorio y las fronteras naturales. Pero el territorio, por si sólo, es tan común a los hombres como a los irracionales, y la posesión, con todos sus requisitos, es ya otra historia mucho más compleja... En cuanto a las fronteras naturales no requieren serlo de una nación como condición obligada para que ésta exista...

    VIII. Las vicisitudes de la historia no son siempre legítimas, ni legitimables para constituir la nacionalidad.

    IX. (...) no falta quien estima la nación como un grado de sociedad, capaz de realizar todos los fines humanos, en territorio determinado y con independencia política. Pero tampoco. Ya los antiguos conocieron las "naciones bárbaras" y a los judíos, fundándose en definiciones deliberadamente forjadas podrá negárseles que son nación; pero lo cier4to es que, disfrazados con todas las nacionalidades, hablando todos los idiomas, diseminados por todos los tiempos y países, sin formar sociedad regular aparente, sin territorio determinado, olvidados ellos mismos a menudo de su raza, mezclándose con todas, sin independencia política colectiva, conservan su naturaleza y carácter y resisten salvo rara excepción, a fundirse y desaparecer identificados con los demás pueblos. ¡Han nacido así! De nación, ¿son judíos! Algo aparte de todo.
    Ocurre, y nada se opone en principio al hecho, que una soberanía recoja una nación íntegra y exclusivamente; pero no sólo esas son, ni solamente así, existen las naciones.

    X. La acepción moderna de la palabra Estado era desconocida antes. Los traductores de las obras clásicas las emplean regalándosela graciosamente a los viejos autores, y, cuando efectivamente, los textos la utilizan, es en una acepción diferente, que sólo la deformación intelectual puede llegar a confundir y hasta no saber discriminar. Se cree traducir el pensamiento antiguo y se traiciona sustituyéndolo con el del día.

    El Estado -estado significa la situación, orden o modo de estar-, en la política moderna es el instrumento de la inquietud constante y de la inestabilidad perfecta. Síntesis de las diversas definiciones de Estado a la moderna y como más general y genuina expresión del concepto, puede ser la enunciación siguiente: es la sociedad nacional organizada para realizar el derecho.

    Pero el derecho de ese Estado es cada minuto diferente puesto que en cada instante tiene un matiz diverso la opinión pública, voz del soberano multitudinario que es el "demos", el pueblo. En el instante en que se vota y se promulga una ley, ya no se sabe si responde a la opinión pública de donde ha nacido, porque ha podido mudar ésta y existir una mayoría actual diferente. Aparte de que las minorías la impugnarán desde el primer momento para atraer la opinión, alcanzar la mayoría y promulgar una ley distinta: ¿puede haber nada menos "estable" que el derecho que nace así?

    XI. Pero ¿es que no existen las naciones? ¿Es que no existen los estados? De siempre se ha entendido por nación el acto de nacer, y en sentido lato o extenso, la colección de hombres de alguna provincia, país o reino. Se ha usado de antiguo la palabra colección.

    Se trata, pues, de realidades notorias, pero no hechas a molde; ligadas de algún modo por circunstancias fisiológicas modificativas, con el nacimiento, y que diferencian unas de otras colecciones humanas.>>



    Cristiandad, Tradición, Realeza Luis HERNANDO DE LARRAMENDI. Edic. CÁLAMO. Madrid 1952. Págs 64-69
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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