Tras la caída del bloque del este, las palabras de José Antonio vuelven a estar de rabiosa actualidad. Sin los abusos ni la barbarie del capitalismo, jamás hubiera triunfado en el mundo ninguna revolución de carácter marxista. A unos tipos como bakunin o Carlos Marx, hablando en cualquier plaza pública repleta de gentes contentas con sus vidas, paseando con sus hijos en cualquier tarde de domingo... conminándoles a tomar el palacio de invierno, jamás nadie les hubiera escuchado. Ahora bien, muchos de estos obreros, como los que describe este discurso de José Antonio, viviendo en las condiciones tan infames como las que describe José Antonio, y aprisionados en la mas indigna miseria, sí que le prestaron oídos, y después también le dieron sus brazos dispuestos a la guerra.
¡¡Que se anden con cuidado hoy en día los capitalistas liberales porque sus desmanes están empezando nuevamente a alimentar a la misma bestia de aqullos días, quizás bajo una apariencia mas terrible todavía!!.
"...era el capitalismo el que señalaba las condiciones, y los obreros tenían que aceptar estas condiciones o resignarse a morir de hambre. Así se vio cómo el liberalismo, mientras escribía maravillosas declaraciones de derechos en un papel que apenas nadie leía, nos hizo asistir al espectáculo más inhumano que se haya presenciado nunca: en las mejores ciudades de Europa, en las capitales de Estados con instituciones liberales más finas, se hacinaban seres humanos, hermanos nuestros, en casas informes, negras, rojas, horripilantes, aprisionados entre la miseria y la tuberculosis y la anemia de los niños hambrientos, y recibiendo de cuando en cuando el sarcasmo de que se les dijera que eran libres y, además, soberanos.Claro está que los obreros tuvieron que revolverse un día contra esa burla, y tuvo que estallar la lucha de clases... Por eso tuvo que nacer, y fue justo su nacimiento, el socialismo. Los obreros tuvieron que defenderse contra aquel sistema, que sólo les daba promesas de derechos, pero no se cuidaba de proporcionarles una vida justa".
La solución a ambos problemas nos la daba José Antonio. Y ésta era el Estado Sindical.
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"Viva, viva, la revolución
viva, viva Falange de las JONS
muera, muera, muera el capital
viva, viva el Estado Sindical"
(y aquí lo dejo...)
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