A mi me parece que demonizar a los empresarios es algo muy negativo. Se ha asociado la imagen de éstos con la imagen con la que los nazis representaban al banquero judío: un tipo gordo y desagradable, con un enorme puro en la boca y una cadena de oro al bolsillo del pantalón.
Una familia muy amiga mía tiene una empresa de congelados. Empezaron hace una generación, destripando peces en una nave alquilada. Ahí por supuesto no había horarios ni convenios sindicales. Si hacía falta la familia entera se estaba hasta las dos de la mañana limpiando el pescado.
Como gente trabajadora que son, la empresa empezó a ir para arriba. A día de hoy tienen dos fábricas y unas 400 personas en nómina. A diferencia de otras empresas del sector, que no supieron o no tuvieron la visión de adelantar la crisis, ellos no se comían los beneficios en gastaos superfluos sino que los ahorraban como capital de la empresa para prevenirse frente a las vacas flacas. Esto ha hecho posible que no hayan despedido ni a uno solo de sus trabajadores, muchos de los cuales han quedado como único miembro de sus respectivas familias con un ingreso mensual.
Ahora bien, muchos trabajadores no saben agradecer esto. Algunos fingen lesiones para recibir la baja. Las fábricas están ubicadas en localidades pequeñas, por lo que es fácil enterarse de los chanchullos. Muchas veces han tenido que contratar a detectives privados para que tomen fotos de los supuestos lesionados yéndose a esquiar o haciendo alguna obrita en casa. Y aún con esas pruebas en la mano no es tan sencillo como echar al tío a la calle, tienen que ir a juicio y mil historias más. Incluso alguna vez se han visto obligados a mantener en plantilla a sinvergüenzas de tal calaña, como también a agitadores sindicales que lo único que hacen es envenenar la mente de los trabajadores.
A esta gente nadie les ha regalado nada, y sin embrago tienen que tragar con cosas como esta en su propia casa. El grueso de sus trabajadores están más que contentos con su sueldo y su situación laboral, y muchísimos de ellos les aprecian en lo personal. Ya está bien de tanto cliché hombre, el que tiene una empresa y le va bien es porque ha tenido que trabajar mucho, y sino pues que cada uno monte su propio negocio y ya está.
Yo de momento no tengo una empresa, ni siquiera un trabajo. Estoy en el extranjero buscando una oportunidad que alguien tendrá que darme. Y tengo muy claro que cuando alguien me la de no le voy a defraudar. Si tengo que salir 2 horas más tarde del trabajo porque la situación lo requiera lo haré, y si me apuras lo haré hasta agradecido.
Habláis de que en tiempos del caudillo el paisaje laboral era bien distinto. Pues claro, reinaba otra ética y otra moral; a ver quién fingía una enfermedad para irse a esquiar.
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