Toda propaganda, aunque mala, es buena. Además, a los progres les fastidia mucho más ver que resucita un movimiento de casi 200 años de antigüedad por el que luchaban catalanes, vascos, campesinos, etc. que tiene algo de entrañable, de romántico y de sublime. Les fastidia más porque saben como combatir a los racistas, a los "skinjes", a los franquistas, a los yugos y las flechas y a los brazos en alto. Lo que no saben es como hacer frente a un movimiento popular intrínseco a nuestra alma española de siglos que reúne nuestras mejores virtudes (basta con leer el artículo de Sopena). ¡Viva el Tradicionalismo!