Fuente: El Pensamiento Navarro, 10 de Marzo de 1971, página 11.
¡¡Mártires de la Tradición!!
Por Antonio de Iciar
Navarro, ¡carlista!, ¡¡español!!, ¡¡¡católico!!!, a ti me dirijo en estos momentos apocalípticos que te ha tocado vivir, desde las líneas de este querido PENSAMIENTO NAVARRO, para que refresques un poco tu memoria y te acuerdes de una fecha y un título gloriosos: 10 de Marzo, fiesta nacional de LOS MÁRTIRES DE LA TRADICIÓN. Quiero que pienses y medites sobre la trascendencia de lo que esto significa en estos tiempos en los que tratan de lavarte el cerebro desde la prensa y los medios audiovisuales, queriendo planificar tu pensamiento unidireccionalmente hacia la anti-España.
Fue Carlos VII, el Rey de las queridas Españas, quien tuvo la feliz idea de instituir esta honrosa fiesta en una carta que dirigió al Marqués de Cerralbo. He aquí sus palabras:
“Propongo que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que desde el principio del siglo XIX han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey en los campos de batalla y en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarlo el 10 de Marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V.
Nadie mejor que aquel inolvidable antepasado mío personifica la lucha gigantesca sostenida contra la Revolución por la verdadera España durante un siglo”.
Y en su inolvidable Testamento Político vuelve a referirse a dicha fiesta con estas frases:
“Inmenso es mi agradecimiento a los vivos y a los muertos de nuestra Causa. Para probarlo y perpetuar su memoria, instituí la fiesta nacional de nuestros mártires. Continuadla religiosamente los que hayáis de sobrevivirme”.
SON TIEMPOS DE CLAUDICACIÓN Y DESERCIÓN
Ya lo has oído, mi querido lector: ¡perpetúa!, con todos los medios a tu alcance, la inolvidable memoria de los mártires antepasados tuyos, en estos tiempos en que las claudicaciones y deserciones están a la orden del día. No permitas que traten de hacerte olvidar lo que representa de tu catolicidad y españolismo.
Pero este recuerdo no debe ser meramente pasivo sino activo y lleno de vitalidad, luchando por la causa que ellos defendieron hasta derramar la última gota de su sangre española.
Por tus venas corre sangre de mártires, ¡defiende con todo tu ímpetu los ideales por los que ellos murieron!; ¡lucha! por defender nuestra sacrosanta unidad católica española, que nuestros tecnócratas europeizantes, cuya competencia parece sólo extenderse a las “rentas per capita” y planificaciones económicas, intentan destruir. Éstos no han entendido nunca, a pesar de sus muchos títulos, de lo que es y ha sido España, y se avergüenzan de la sangre vertida por nuestros mártires.
¡Estudia y fórmate! en la doctrina de los Santos, de los Papas y doctores de la Santa Madre la Iglesia, así como de los grandes pensadores que defendieron con su pluma los grandes ideales de Dios, Patria y Rey, para que no te dejes engañar por esos “doctores” progresistas de teología barata, que te los encontrarás debajo de cada piedra, y que han bebido en las fuentes pestilentes de los Marcuse, los Teilhard de Chardin, los Ortega y Gasset, los “Ches”, los Camilo Torres, y demás secuaces, que ensucian el rostro de España con sus herejías, teniendo demasiadas veces a su favor la complicidad de los que debían reprimirlas.
SÉ ASTUTO COMO SERPIENTE
¡Sé astuto como la serpiente! para darte cuenta, en cada momento, dónde se encuentra y por dónde quiere infiltrarse el enemigo, cuyo nombre es Satanás, pero que en el mundo adopta el nombre de marxismo, progresismo, “puesta al día”, “apertura al Este”, “vientos de la historia”, etc.; y, sobre todo, fíjate que la batalla la libra fundamentalmente en el orden de las ideas. En el 36, el marxismo tuvo la osadía de pretender vencernos a nosotros, los españoles, por las armas; pero se dio cuenta que no tenía nada que hacer con el coraje y valentía españolas. Ahora, ha aprendido la lección, y trata de minar tu Fe, anestesiar tu inteligencia, y acabar con tu capacidad de resistencia física y moral; cuenta para ello con unos satánicos “panfletos para el diálogo”, con una revista que tiene un nombre muy “triunfalista”, y con poderosos medios audiovisuales.
¡POR DIOS, POR LA PATRIA Y POR EL REY!
Empieza desde ahora, si no lo ha hecho antes, a luchar por la salvación de España; no tienes tiempo que perder, te lo dijo ya el Papa Pío XII hace unos cuantos años, escúchale:
“Ya no hay tiempo que perder. El tiempo de la reflexión y de los proyectos ha pasado; es la hora de la acción. ¿Estáis dispuestos? Los frentes contrarios en el campo religioso y moral se van delineando siempre con claridad creciente cada día; es la hora de la prueba. La dura batalla de la que habla San Pablo, ya está empeñada; es la hora del esfuerzo intenso. Hasta unos pocos instantes pueden decidir la victoria”.
Y Pablo VI, más recientemente, te dice que debes tener una gran fortaleza de espíritu:
“Sin una fortaleza de espíritu y acción cada día más profunda y operante, podemos vernos arrastrados por culpa de nuestra inercia de creer que las causas del bien se defienden por sí solas. Los tiempos actuales son fuertes, y exigen hombres fuertes”.
Y también Carlos VII, el valeroso Rey de nuestros antepasados, nos dice:
“¡Adelante, mis queridos carlistas! ¡Adelante, por Dios y por España! Sea ésta vuestra divisa en el combate, como fue siempre la mía; y los que hayamos caído en el combate, imploraremos de Dios nuevas fuerzas para que no desmayéis.
Mantened intacta vuestra Fe, y el culto a nuestras tradiciones, y el amor a nuestra bandera…”.
“… Y aun así, si apuradas todas las amarguras, la Dinastía Legítima, que ha servido de faro providencial, estuviera llamada a extinguirse, la dinastía vuestra, la dinastía de mis admirables carlistas, los españoles por excelencia, no se extinguirá ¡jamás!”.
ANTE DIOS NUNCA SERÁS HÉROE ANÓNIMO
Pero no sólo basta combatir; es necesario que alimentes este espíritu de lucha por Dios y por España inflamando tu alma con una auténtica vida de oración. Pídele a la Virgen del Pilar, Patrona de las Españas, a nuestro Santo Patrono Santiago, y al glorioso San Miguel, para que te dé fuerza, valentía y coraje para defender, con todos los medios a tu alcance, los derechos de la Santa Causa. ¿Qué mayor gloria puedes desear que vivir y morir por estos ideales? ¿Qué sentido puede tener tu vida de católico y español sin esta inquietud? ¿Y qué mejor herencia puedes dar a tus hijos sino el ejemplo de una vida abnegada y entregada totalmente a la Causa? Pero, sobre todo, no desesperes, aunque te encuentres solo; aunque todos te abandonen; aunque nadie vea tu esfuerzo; piensa que, ante Dios, no serás nunca héroe anónimo, y Él nunca se dejará vencer en generosidad.
Pídele también a los gloriosos Mártires de la Tradición, antepasados tuyos, para que su recuerdo siga inflamando los corazones de quienes, sin desmayos ni claudicaciones, caminan por las rutas que sus sacrificios dejaron abiertas, y para que se pueda transmitir también a las generaciones futuras la Bandera inmaculada de las Santas Tradiciones.
Pídele, por último, al Todopoderoso, para que algún día llegue el Rey, seguidor de Carlos VII, y con él reine Cristo en España y se le dé el culto que merece; y todo esto para una mayor gloria, alabanza y honor de Dios y de las Españas inmortales.
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