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Tema: ¿Sínodo o tifón?

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  1. #1
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Mensaje Sinodal previo al documento Final


    Reafirma implícitamente la ruta torcida


    ¡No tienen lo que hay que tener!

    En una conferencia de prensa se ha presentado el texto del Mensaje emitido por el Sínodo sobre los desafíos pastorales en el contexto de la nueva evangelización; que no es el Documento Final a conocerse más tarde.

    Lo ponemos a consideración de nuestros lectores, indicando solamente que, si el empeño de la Asamblea es corregir el grave daño que hizo Bergoglio con la publicación de la Relatio, no lo conseguirán con estas aspirinas conciliatorias. Sobre todo cuando se vuelve a insistir que es posible, si no necesario, que los adúlteros comulguen:


    La cima que recoge y unifica todos los hilos de la comunión con Dios y con el prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con toda la Iglesia la familia se sienta a la mesa con el Señor. Él se entrega a todos nosotros, peregrinos en la historia hacia la meta del encuentro último, cuando Cristo ''será todo en todos''. Por eso, en la primera etapa de nuestro camino sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.



    Mensaje de la Asamblea del Sínodo sobre
    los desafíos pastorales de la familia
    en el contexto de la evangelización


    Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2014 (VIS)

    Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la conferencia de presentación del Mensaje de la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a ''Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización'' (5-19 de octubre).
    Han intervenido los cardenales Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil), Presidente delegado; Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Presidente de la Comisión para el Mensaje y Oswald Gracias, arzobispo de Bombay (India).
    Sigue el texto integral:

    ''Los Padres Sinodales, reunidos en Roma junto al Papa Francisco en la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, nos dirigimos a todas las familias de los distintos continentes y en particular a aquellas que siguen a Cristo, que es camino, verdad y vida. Manifestamos nuestra admiración y gratitud por el testimonio cotidiano que ofrecen a la Iglesia y al mundo con su fidelidad, su fe, su esperanza y su amor.

    Nosotros, pastores de la Iglesia, también nacimos y crecimos en familias con las más diversas historias y desafíos.Como sacerdotes y obispos nos encontramos y vivimos junto a familias que, con sus palabras y sus acciones, nos mostraron una larga serie de esplendores y también de dificultades.

    La misma preparación de esta asamblea sinodal, a partir de las respuestas al cuestionario enviado a las Iglesias de todo el mundo, nos permitió escuchar la voz de tantas experiencias familiares. Después, nuestro diálogo durante los días del Sínodo nos ha enriquecido recíprocamente, ayudándonos a contemplar toda la realidad viva y compleja de las familias.

    Queremos presentarles las palabras de Cristo: ''Yo estoy ante la puerta y llamo, Si alguno escucha mi voz y me abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo''. Como lo hacía durante sus recorridos por los caminos de la Tierra Santa, entrando en las casas de los pueblos, Jesús sigue pasando hoy por las calles de nuestras ciudades. En sus casas se viven a menudo luces y sombras, desafíos emocionantes y a veces también pruebas dramáticas. La oscuridad se vuelve más densa, hasta convertirse en tinieblas, cundo se insinúan el mal y el pecado en el corazón mismo de la familia.

    Ante todo, está el desafío de la fidelidad en el amor conyugal. La vida familiar suele estar marcada por el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el stress de una ansiedad que descuida la reflexión serena. Se asiste así a no pocas crisis matrimoniales, que se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana.

    Entre tantos desafíos queremos evocar el cansancio de la propia existencia. Pensamos en el sufrimiento de un hijo con capacidades especiales, en una enfermedad grave, en el deterioro neurológico de la vejez, en la muerte de un ser querido. Es admirable la fidelidad generosa de tantas familias que viven estas pruebas con fortaleza, fe y amor, considerándolas no como algo que se les impone, sino como un don que reciben y entregan, descubriendo a Cristo sufriente en esos cuerpos frágiles.

    Pensamos en las dificultades económicas causadas por sistemas perversos, originados ''en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano'', que humilla la dignidad de las personas. Pensamos en el padre o en la madre sin trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su familia, o en los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así pueden ser presa de la droga o de la criminalidad.

    Pensamos también en la multitud de familias pobres, en las que se aferran a una barca para poder sobrevivir, en las familias prófugas que migran sin esperanza por los desiertos, en las que son perseguidas simplemente por su fe o por sus valores espirituales y humanos, en las que son golpeadas por la brutalidad de las guerras y de distintas opresiones.

    Pensamos también en las mujeres que sufren violencia, y son sometidas al aprovechamiento, en la trata de personas, en los niños y jóvenes víctimas de abusos también de parte de aquellos que debían cuidarlos y hacerlos crecer en la confianza, y en los miembros de tantas familias humilladas y en dificultad. Mientras tanto, ''la cultura del bienestar nos anestesia y […] todas estas vidas truncadas por la falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera''. Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común.

    Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie. Agradecemos a los pastores, a los fieles y a las comunidades dispuestos a acompañar y a hacerse cargo de las heridas interiores y sociales de los matrimonios y de las familias.

    También está la luz que resplandece al atardecer detrás de las ventanas en los hogares de las ciudades, en las modestas casas de las periferias o en los pueblos, y aún en viviendas muy precarias. Brilla y calienta cuerpos y almas. Esta luz, en el compromiso nupcial de los cónyuges, se enciende con el encuentro: es un don, una gracia que se expresa –como dice el Génesis– cuando los dos rostros están frente a frente, en una ''ayuda adecuada'', es decir semejante y recíproca. El amor del hombre y de la mujer nos enseña que cada uno necesita al otro para llegar a ser él mismo, aunque se mantiene distinto del otro en su identidad, que se abre y se revela en el mutuo don. Es lo que expresa de manera sugerente la mujer del Cantar de los Cantares: ''Mi amado es mío y yo soy suya… Yo soy de mi amado y él es mío''.

    El itinerario, para que este encuentro sea auténtico, comienza en el noviazgo, tiempo de la espera y de la preparación. Se realiza en plenitud en el sacramento del matrimonio, donde Dios pone su sello, su presencia y su gracia. Este camino conoce también la sexualidad, la ternura y la belleza, que perduran aun más allá del vigor y de la frescura juvenil. El amor tiende por su propia naturaleza a ser para siempre, hasta dar la vida por la persona amada. Bajo esta luz, el amor conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de las múltiples dificultades del límite humano, y es uno de los milagros más bellos, aunque también es el más común.

    Este amor se difunde naturalmente a través de la fecundidad y la generatividad, que no es sólo la procreación, sino también el don de la vida divina en el bautismo, la educación y la catequesis de los hijos. Es también capacidad de ofrecer vida, afecto, valores, una experiencia posible también para quienes no pueden tener hijos. Las familias que viven esta aventura luminosa se convierten en un testimonio para todos, en particular para los jóvenes.

    Durante este camino, que a veces es un sendero de montaña, con cansancios y caídas, siempre está la presencia y la compañía de Dios. La familia lo experimenta en el afecto y en el diálogo entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas. Además lo vive cuando se reúne para escuchar la Palabra de Dios y para orar juntos, en un pequeño oasis del espíritu que se puede crear por un momento cada día. También está el empeño cotidiano de la educación en la fe y en la vida buena y bella del Evangelio, en la santidad. Esta misión es frecuentemente compartida y ejercitada por los abuelos y las abuelas con gran afecto y dedicación. Así la familia se presenta como una auténtica Iglesia doméstica, que se amplía a esa familia de familias que es la comunidad eclesial. Por otra parte, los cónyuges cristianos son llamados a convertirse en maestros de la fe y del amor para los matrimonios jóvenes.

    Hay otra expresión de la comunión fraterna, y es la de la caridad, la entrega, la cercanía a los últimos, a los marginados, a los pobres, a las personas solas, enfermas, extrajeras, a las familias en crisis, conscientes de las palabras del Señor: ''Hay más alegría en dar que en recibir''. Es una entrega de bienes, de compañía, de amor y de misericordia, y también un testimonio de verdad, de luz, de sentido de la vida.

    La cima que recoge y unifica todos los hilos de la comunión con Dios y con el prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con toda la Iglesia la familia se sienta a la mesa con el Señor. Él se entrega a todos nosotros, peregrinos en la historia hacia la meta del encuentro último, cuando Cristo ''será todo en todos''. Por eso, en la primera etapa de nuestro camino sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.

    Nosotros, los Padres Sinodales, pedimos que caminen con nosotros hacia el próximo Sínodo. Entre ustedes late la presencia de la familia de Jesús, María y José en su modesta casa. También nosotros, uniéndonos a la familia de Nazaret, elevamos al Padre de todos nuestra invocación por las familias de la tierra: Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida. Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.

    Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.

    Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.

    Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia''.

    Página Católica: Mensaje Sinodal previo al documento Final

  2. #2
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    A ver si maduran, che


    Dentro de pocos días se realizará en Madrid un congreso sobre "La hermenéutica de los gestos del Papa Francisco". Se trata, por cierto, de una completa pérdida de tiempo, aunque vendría bien una hermenéutica del discurso que pronunció el pontífice en la clasura del sínodo sobre la familia el día de ayer. No tengo ganas de hacerla, pero hay una frase muy significativa que pinta su pensamiento. Dice en el último párrafo: "Tenemos un año para madurar las ideas propuestas". Veamos:1. ¿Quiénes son los que necesitan madurar? No él, ciertamente, sino aquellos a quienes llama "tradicionalistas" que se considerar "dueños y patrones del depositum fidei", incapaces de "dejarse sorprender por Dios", y que tieran "pesados fardos" a los fieles.
    2. ¿Por qué digo esto? Muy fácil. Porque los "tradicionalistas" sostienen la doctrina de la Iglesia, doctrina que ya está madura hace dos mil años. Yo me pregunto si es necesario madurar la idea acerca de que los adúlteros puedan recibir la eucaristía, o de que la práctica del sexo sodomítico pueda ser considera un valor para las comunidades cristianas. Los católicos hace veinte siglos que tenemos claras las respuestas a esas cuestiones y no necesitamos un año, ni siquiera un día, para "madurarlas".
    3. En el fondo, toda esta cháchara de la maduración, no es más que otra de las expresiones de la particular teología pontificia. Recuerdo que en la homilía de su primera misa como pontífice romano, la mañana del 14 de marzo de 2013, se la pasó hablando de que la Iglesia era movimiento. Pero esa no es la idea católica, sino que es justamente la contraria. La Iglesia es roca en la que los hombres se guarecen mientras arrecia el vendaval en los peligrosos mares del mundo. Ahora resulta que Bergoglio quiere someter a la Iglesia a los vientos y tempestades, idas y vueltas, y mareas y reflujos del mundo. Esas serían para él las "sorpresas divinas".
    4. Bajando a la práctica, ¿cómo se dará esa maduración de 365 días? Estimo que habrán dos procesos: la incubadora plebiscitaria, en la que las "ideas" pontificias pasaran por la maceración de los diálogos y discusiones en el seno de las "comunidades cristianas", y la maduración a los golpes, en la que el pontifice romano se deleitará misericordiando a los padres sinodales que fueron críticos de sus propuestas. No nos extrañemos si, dentro de algunas semanas, nos enteramos el cardenal Napier es transferido desde su sede sudafricana de Durban a la sede rusa de Vladivostok.

    The Wanderer

  3. #3
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    EL INMINENTE POST-SÍNODO

    Salvo sorpresas no previstas, no parece que haya que esperar otra cosa, concluido el Sínodo, que una continuidad en la indisciplina bogante en lo relativo a la práctica sacramental. Bautismo y comunión para todos y todas, sin requisitos, con profusión de escándalos y fandangos, según el estilo impuesto por la mugrienta política local e increíblemente exportado cabe el Tíber. Y es que bajo el auspicio del Papa que no cree en un Dios católico pero sí en un Dios peronista (es más: que considera incompatible la profesión de fe trinitaria con la proposición «Dios existe»), bajo la mirada del pontífice que confunde a la Iglesia con una Unidad Básica, hoy se firmó, luego de encendidas disputas en el aula sinodal tras el matorral de despropósitos consumados en los últimos días, una especie de «alto el fuego» entre los obispos. Fórmula de compromiso si las hay, incapaz de convencer a quien aún conserve un hálito de sensu fidei, fue la carta blandida después de barajar y dar de nuevo a expensas de la pestilencial Relatio post disceptationem del pasado lunes, que urgió la lima por razones obvias.

    Pero acá no era cuestión de limas ni de emplastos. A la Relatio, definida con razón por algunos -aun en su condición de "borrador" exhibido con sospechosa generosidad- como el documento más desgraciado emitido por la Iglesia en los dos mil años de sus existencia, en lugar de repudiarla con inequívoco rigor se le dio lo que entre nosotros y prosaicamente suele llamarse el "baño del polaco", esto es: un lavaje somero, sin mayores exigencias, como para hacerla apenas presentable a la vista de todos. Constan, en el así titulado Mensaje de la Asamblea del Sínodo sobre los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización, pasajes tan inquietantes como los que siguen (las cursivas y los paréntesis son nuestros):

    - Los fracasos [matrimoniales] dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana.
    - Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie. (Ni la menor alusión a la parábola de los invitados a la boda (Mt 22, 1 ss), en la que el que asistió sin el vestido de fiesta fue atado de pies y manos y arrojado afuera, a las tinieblas)
    - ...en la primera etapa de nuestro camino sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.
    La propuesta que debía ser definitivamente aventada, a lo que indica este último pasaje, sigue en pie. Y las inexactitudes en los términos (cosa que empece gravemente a la misión docente de la Iglesia), por supuesto que también. Caemos en la cuenta de que, pese a la resistencia que provocó la inverecunda Relatio en la mayoría de los obispos presentes (que se muestran aún moderadamente capaces de distinguir el gato de la liebre y no se dejan imponer un escabeche adulterado así no más), la lucha sigue siendo favorable a los más malos, porque no sirve oponerse al modernismo con armas liberales -esto es, con pólvora mojada.

    Menos mal que salieron al ruedo algunos de los participantes laicos en la magna asamblea, como la pediatra argentina Zelmira Bottini de Rey, a reconocer que en la malparida Relatio «no fue muy feliz» la redacción de párrafos como el que sostiene (n. 50) que «las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana» porque, asegún la doctora, «en primer lugar (...) se habla de personas homosexuales y, en realidad, la homosexualidad no es algo ontológico en una persona, sino que se tendría que haber dicho personas con tendencia homosexual», siendo «muy importante dejar en claro (...) que todas las personas con orientación homosexual tienen la misma dignidad que todas las personas, porque la dignidad no pasa por la orientación sexual». Era menester, para hablar claro de una buena vez, que la dignidad es, en principio, común a todos los hombres, pero que ésta se pierde, o al menos se vulnera, a instancias del pecado. Y que no hay una irrestricta admisión de todas las "tendencias" en el seno de la sociedad de los elegidos. Para no abundar en que la fumosa categoría de "personas homosexuales" empleada maliciosamente por los autores del pérfido texto está tomada literalmente del Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2359) promulgado bajo Juan Pablo II, que usa de notoria discriminación cuando en los parágrafos pertinentes no aplica la misma deferencia para con las "personas homicidas" o las "personas idólatras".


    Con razón cierto político italiano se quejó últimamente de las reticencias que su partido encontraba para tratar el asunto de los "matrimonios" homosexuales: «el debate que se está sosteniendo es más bien humillante, y ciertamente no podemos permanecer un paso atrás respecto del Sínodo y el Papa». A la vanguardia de las proclamas más aberrantes: así la han dejado a la Iglesia ante la opinión pública. Capitanes de este cambio abrupto de fachada, una recua de obispos perversos con nombre y apellido; lansquenetes de los mismos sin acaso saberlo, los prelados emasculados por el post-concilio.

    Cundirá ahora, a no ser que Dios nos depare un insospechado giro en los acontecimientos, un adensarse los más fétidos abusos, el desbocamiento de una demencia inclusivista sin reparos. Y el ascenso imparable de aquellos mismos prelados a los que debiera penarse con la portación del sambenito. Una agonía, en fin, que sigue prolongándose, justo cuando esperábamos del Sínodo -pese a toda la impostura de su convocatoria- la criba purificadora. Aunque ellos se quedaran con los templos.

    Y es increíble el camino que hizo, como ariete de la entronización del hombre, el remozado concepto de misericordia, desde aquella vidriosa devoción de sor Faustina Kowalska hasta la manipulación definitivamente soez que Francisco procuró del término, refundiéndolo. Si la monja polaca sentó una disonancia doctrinal, haciendo de la misericordia el principal de los atributos de Dios, lo que hace a su vez a Dios ontológicamente dependiente de su criatura, que es el objeto de su misericordia (Dios debió crear necesariamente al hombre para actuación de ese atributo «principal»), la Iglesia post-conciliar, junto con la rehabilitación de este mensaje que Pío XII y el propio Juan XXIII habían colocado en el Índex, vio en la misericordia el más eficaz salvoconducto de todos los desmanes pastorales y, por ello, doctrinales, mirantes todos a la mayor gloria del hombre. Lo explica inmejorablemente Thibaud Collin: «este concepto de la misericordia se asemeja extrañamente a la tolerancia en cuyo nombre la mayoría de las sociedades civiles de Occidente han roto el amarre, en las últimas décadas, de la ley política con la ley moral. En buena lógica, la legitimación de la excepción arruina simplemente toda norma. La norma, rebautizada "ideal", ya no estorba más a la persona desde el mismo momento en que aparece como reservada para una élite. El llamado universal a la santidad proclamado por el Concilio Vaticano II se convierte en una opción entre otras. Este texto, que introduce un nuevo método, desestabiliza la doctrina cambiando su estatuto. La doctrina pastoral desconectada de la doctrina se identifica con el arte de hacer excepciones a una ley vista como impedimento de la misericordia.»


    In exspectatione
    Tropo dio el Víctor.

  4. #4
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Acoger a los Fariseos

    Fray Gerundio de Tormes


    Iniciado y desarrollado este Sínodo de la Vergüenza, llegaremos este sábado al documento final. La batalla ha sido cuidadosamente planteada entre dimes, diretes, entrevistas que no se han dado, pero que se han dado y que han sido grabadas, aunque las niegue con desenfado y desenvoltura el que ha sido grabado. Aquí, más que pillarlos con las manos en la masa, se les pilla con la voz en el micrófono. Se hacen su propio photoshop, que en este caso es entrevistashop: una vez acabada y grabada, se la puede dar la vuelta y manipular con todo descaro. Quitar unas sílabas por aquí y unas expresiones por allá, como si fueran ojeras o granos en la oreja en una foto comprometedora. Toda una portentosa organización revolucio-sinodal, ha puesto en claro que lo que se pretendía era precisamente eso: enredar, manipular y embrollar en una doctrina suficientemente asumida por la Iglesia en tiempos anteriores y ahora puesta en duda por la fuerza de los hechos, por la situación real, como nos están diciendo insistentemente todos los actores de este Drama organizado desde arriba, apoyado por la prensa más enemiga de la Iglesia y sofisticadamente presentado como un deseo de muchos Obispos, que no tienen más remedio que luchar contra otros conservadores que impiden el avance de la Iglesia. Cualquier que sea el documento final, el mal ya está hecho. Las opiniones y discusiones están hasta en la barbería de la aldea más pequeña. Y el resultado es el que han querido que piense el pueblo desde el principio: esto tiene que cambiar. Hay que tener en cuenta la situación de hecho (esta expresión es muy importante para ellos) y mirar con otros ojos las normas, mandatos y leyes. Sí, -se nos dice-, por supuesto que las leyes son importantes, pero hay que acoger con cuidado a los que no las cumplen, porque comprendemos que están en una situación delicada. Vamos que esto es como si la Policía de Tráfico, viendo pasar el automóvil a 200 kilómetros por hora -cuando hay una prohibición máxima de 120-, nos detuviera el coche para decirnos que nos comprenden, nos acogen, no nos ponen la multa -¿quién soy yo para multar?- y nos llevan a un centro de acogida para darnos una merienda que no se debe entender como algo que es un premio para los perfectos, sino un aliciente para los que han alterado la ley. Algo así, si se me entiende el símil. Echo en falta en el Evangelio, alguna frase en la que el Señor acogiera a los fariseos y les diera palmaditas en la espalda. Más bien veo por doquier palos, repalos y estacazos del Señor, que no soportaba la hipocresía y el pecado de estos sujetos. Raza de víboras, sepulcros blanqueados, estais muertos en vuestro pecado, sois hijos del Diablo, podredumbres, guías ciegos… son los calificativos acogedores que el Señor les dedicaba con esa gracia tan humana que tenía el Hijo de Dios. Sí. El Señor repartía varapalos y bastonazos con los pecadores que se enorgullecían de sus pecados. Misericordia y amor con los pecadores que venían a decirle que por favor les perdonara y que prometían no hacerlo nunca más. Claro que el Señor todavía no había leido la Evangelii Gaudium ni escuchaba a Lombardi. Esa ventaja tuvo respecto a nosotros. Dios no tuvo ningún respeto por las personas achicharradas en Sodoma porque ellos estaban cómodamente instalados en sus sodomíticas prácticas. Y no querían cambiar. Y eso que no tenían parroquias a las que acudir en aquella época, como ocurre ya en tantos lugares del mundo. Me gustaría saber qué diría algún Obispo que yo me sé y algún cardenal que yo me imagino, si se le presentaran unos cuantos gays pidiendo la Misa Tridentina y sus derechos a aplicar el motu proprio Summorum Pontificum. Seguro que lo primero que les dirían es que no tienen derecho a eso, pero que les pueden nombrar algún capellán arco-íris para alguna misa que responda mejor a la acogida que ellos se merecen.
    “En primer lugar se mira la persona, no su orientación sexual. Cuando el catecismo o el sínodo hablan de “acogida” se refieren a un comportamiento humano y cristiano básico. Cada persona humana tiene una dignidad que va más allá de todo lo demás. Pero eso no significa, ni significará, que la Iglesia diga que el respeto por cada persona signifique respeto por todo comportamiento”.
    Ya lo saben. Según Schönborn, cardenal de Viena (qué vergüenza para la Orden Dominicana), la dignidad de la persona va más allá de todo lo demás. Incluso del pecado. Creo que el Señor no respetó a las personas de los Fariseos. Claro que a juzgar por los Sermones de Santa Marta, los fariseos a los que el Señor vapuleaba eran justamente los tradicionalistas de hoy. Y a esos, hay que darles caña: porque no son personas.

    Fray Gerundio de Tormes
    NovoHispano y Tropo dieron el Víctor.

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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Volverán a las andadas

    Fray Gerundio de Tormes






    El final del Sínodo y el correspondiente discurso del Papa este último fin de semana, ha tranquilizado a muchos que ya andaban nerviosos por las barbaridades de las semanas anteriores. En medio de alguna otra ambigüedad, pero con mucha suavidad y evitando expresiones y palabras que puedan molestar al mundo verdaderamente preocupado con la auténtica doctrina católica, todos hablaron de la importancia de la familia. Me llamaron poderosamente la atención, las palabras tan firmes del Santo Padre sobre su papel como custodio del depósito de la fe, insistiendo en que no es dueño del depósito, sino siervo de lo que la Iglesia nos ha transmitido. Yo estaba francamente admirado y asombrado. Quién diría que estas palabras las estaba pronunciando la misma persona que lleva año y medio conmoviendo las estructuras de la verdadera doctrina, con sus discursitos populacheros, sus intrigas palaciegas (por mucho que diga que las odia), su estilo principesco renacentista de promover a amiguetes (por mucho que exponga de boquilla su rechazo a estos sistemas) y sus empujoncitos a todo obispo que sea progresista y cuanto más hereje, mejor. Decía mi abuela que nunca es tarde si la dicha es buena, pero creo que en este tema tan grave, sí que es tarde. Se ha propugnado un estilo de Iglesia completamente embobada por el pecado y la moral de siempre. Y se han recogido los frutos en la calle, por mucho que ahora se intente dar algo de marcha atrás. Fue tan grave el escándalo de los documentos presentados, de las opiniones de algunos de los obispos, de las propuestas para una Iglesia más adaptada a la cultura dominante, que al final han tenido que disimular y suavizar el último capítulo. Ahora bien, yo no me fío. Tras los disparates mayúsculos, la teoría de la piel de oveja ha tenido que funcionar para que no haya un cisma descomunal y para acallar protestas. Prefieren disimular, pero insisto en que el mal ya está hecho. No creo que ningún divorciado vuelto a casar vaya a comprobar si al final se ha aprobado que pueden acceder a la Comunión: comulgarán y ya está. Estos Obispos Sinodales que se habían propuesto saltarse la moral, volverán a las andadas en cuanto puedan. Ahora, de forma más subrepticia y con nuevas propuestas misericordinosas. A estos ya no los para nadie, y por muchas bellas palabras del Papa sobre la custodia del depósito de la fe, mi postura es que si no lo vemos en el día a día y de forma constante, yo desde luego no me lo creo. Tendré que ver otro estilo en Santa Marta, otro estilo en el gobierno y otro estilo en los gestos. Tendrá que dejar de ser un incordio para la Doctrina Cristiana. Y me da la impresión de que no va a ser fácil. Cuando alguien me ha robado mucho dinero durante mucho tiempo, por más que me jure que ya no lo volverá a hacer más, no tendré más remedio que verlo con mis ojitos. Ya lo dijo el Señor: Si hay malos frutos, es porque el árbol es malo. He estado recordando estos días el Salmo 1 y no sé por qué mi mente lo aplicaba automáticamente al Sínodo Maldito que acabamos de sufrir.
    Bienaventurado el hombre que no sigue el consejo de los impíos (non sequitur consilium impiorum), ni va por la senda de los pecadores (viam peccatorum non ingreditur), ni se sienta en la reunión de los cínicos (in conventu protervorum).
    Así que ya lo saben. Bienaventurados los Obispos que hayan peleado por rescatar la ley divina de las manazas de los cínicos. De lo otros, no me fío. Volverán a las andadas, porque no hay cosa peor que poner a las zorras a guardar el gallinero. Se abren las apuestas.




    Fray Gerundio de Tormes

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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Murmullos en el Palacio Apostólico

    Luego de unas largas vacaciones, el corresponsal embozado del Wanderer en Roma, ha comenzado nuevamente su servicio de noticias.




    Retorsiones postsinodales. (Roma - Palacio Apsotólico) Los activos servicios de prensa respecto a la actividad de la Santa Sede le prestan mucha atención a las noticias que, sobre ese tópico, se publican en la Argentina. Casi todos los artículos de E. Piqué y S. Rubin son reproducidos. En los análisis sobre el Sínodo muchos reflectores de los vaticanistas se posaron sobre mons. Victor Fernández, en cambio nada sobre mons. Arancedo, los dos obispos argentinos participantes. Todos saben la predilección del papa por el riocuartense (de Alcira Gigena, donde no goza de buen recuerdo), pero porteño de adopción. Todos saben que lo apodan Tucho, pero en la jerga vaticana también lo llaman il coccolato ("el niño mimado"). Un obispo latinoamericano, que no sabe mucho italiano, le preguntó a un colega español qué significaba esa palabra aplicada al obispo argentino: "Un valido, como Floridablanca", fue la respuesta. Por la expresión de su rostro, parece que la cultura histórica del latinoamericano no lo ayudaba: la respuesta no le aclaró nada.
    Hoy los medios de prensa y alguna gacetilla traducen unas declaraciones del coccolato Fernández [Se refiere a este artículo de La Nación]. No cayeron bien sus chismeríos sobre que algún padre sinodal se durmió o que otro se quejaba de dolor de espaldas en las sesiones. Todo con cierta inquina para descalificar a los sinodales de mayor edad y de pensamiento más tradicional. Pésimamente fueron tomadas sus indiscreciones respecto a que en aula sinodal y fuera de ella algunos obispos y cardenales criticaban al Papa con palabras fuertes. Ya se conocían declaraciones suyas anteriores, respecto a críticas de algunos obispos argentinos al entonces cardenal Bergoglio cuando se preveía su jubilación en Buenos Aires. El coccolato participa en los círculos de crítica, escucha calladito, y luego sale a anunciarlo desde los tejados mediáticos.
    En todo grupo humano hay críticas. Una de las cargas anejas a la autoridad es ser blanco de ellas. Pero tener la costumbre de bocinar a quienes disienten del poder ..... no parece de buena persona. Un prelado gordito decía al respecto esta mañana en una oficina de la Secretaría de Estado: "A ese Tucho, pariente de la Presidenta argentina, hay que regalarle los escritos de Santa Catalina de Siena cuando les pedía a los obispos que sean viriles ...". Para eso tal vez haga falta otro Sínodo, dijo el dueño de la oficina y ofreció caramelos.


    Dell'Ombra der Cuppolone

    The Wanderer

  7. #7
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Siniestro personaje


    Si confunde (y promiscua) la Caja de Pandora con los Establos de Augias, si conoce la teología como la mitología, el tal debe de desenvolverse en un penumbroso universo de enredos mal deslindados y proyectos desenfocados.

    El tal a quien me refiero es ese que dicen que es la eminencia gris de PP Franciscus, que en una entrevista, a propósito del Sínodo estridente, se desvela un engendro digno de vigilancia, dada su privilegiada situación/relación, sub umbra Petri.

    No sólo se enreda con la mitología cuando dice que "...Si no se abre la caja de Pandora, lo que se hace es esconder la mugre debajo de la alfombra..."; no sólo parece que no sabe quien era Pandora, ni qué era su caja, sino que, con suma desconsideración, arremete contra los sinodales rebeldes (i. e. ortodoxos) con incontenible displicencia/violencia, y anima a la jerarquía a practicar el nihilismo moral, pues según este privilegiado prelado argentino "...lo que faltó fue que los obispos se preguntaran, como hizo Francisco, '¿quiénes somos nosotros para juzgar a los gays?' (...) ".

    Además del malestar por sus declaraciones, confieso que hago esta crítica afectado por la repugnancia del tipo somático del personaje, que me resulta visceralmente antipático, quizá por similitud con un conocido (indeseable), también clérigo, moreno cetrino, cabeza ovoide, mirada lánguida y vestimenta clergyman poco creíble.

    Su foto me ha recordado, como en un flash, al vampiro de la peli de Murnau, el abominable Nosferatu.

    En suma, digamos que ha aparecido en la escena un siniestro personaje de la corte-camarilla francisquista.

    Si prospera, como medre, vamos listos.


    +T.

    EX ORBE

  8. #8
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    El regreso de los gays


    Poco a poco se está conociendo lo que los fieles laicos no debíamos conocer por orden del papa Francisco: quién y qué dijo cada padre en el tumultuoso sínodo que finalizó la semana pasada en Roma. Y así, hoy nos enteramos que los que quisieron abrirle las puertas de la misericordia a los homosexuales fueron solamente tres miembros sobre los ciento ochenta que integraban el cuerpo: el cardenal von Schönborn, el P. Antonio Spadaro s.j., director de la revista oficialista “La Civiltà Cattolica” y nombrado por el Papa Francisco expresamente integrante del sínodo y Mons. John Ha Tiong Hock, presidente de la Conferencia Episcopal de Malasia y que ilustra esta entrada.
    Conocidos estos datos, que reporta en su columna de hoy Sandro Magister, cae de maduro quién es el que está fogoneando el tema trolo: el Papa Francisco en persona. Ya sabemos de los devaneos del cardenal vienés hacia todo lo que tenga que ver con cualquier tipo “caminos sexuales particulares” y no nos asombra entonces su posición. No es secreto para nadie que el jesuita Spadaro es el portavoz del Papa Francisco a través de su revista y, esta vez también, lo es también a viva voce en el aula sinodal. Pero lo que llama la atención es la argumentación que utilizó el obispo malasio para proponer que la Iglesia revise su doctrina sobre la sodomía: las mismísimas palabras que el Romano Pontífice le dijo al P. Spadaro en la famosa entrevista. El círculo perfecto.
    Bergoglio dijo en esa ocasión: “San Vicente de Lerins compara el desarrollo biológico del hombre con la transmisión del depositum fidei de una época a la otra, que crece y se consolida con el paso del tiempo. Ciertamente la comprensión del hombre cambia con el tiempo y su conciencia de sí mismo se hace más profunda. Pensemos en cuando la esclavitud era cosa admitida y cuando la pena de muerte se aceptaba sin problemas. Por tanto, se crece en comprensión de la verdad. Los exegetas y los teólogos ayudan a la Iglesia a madurar su propio juicio. Las demás ciencias y su evolución ayudan también a la Iglesia a aumentar en comprensión. Hay normas y preceptos eclesiales secundarios, una vez eficaces pero ahora sin valor ni significado. Es equivocada una visión monolítica y sin matices de la doctrina de la Iglesia”.
    Mons. John Ha Tiong Hock expresó en el Sínodo que, así como la Iglesia fue capaz de madurar y reformular sus propios juicios sobre la comprensión del hombre en el pasado y, por ejemplo, cambió su doctrina sobre la esclavitud, así también debe hacerlo ahora con respecto a la homosexualidad. Por supuesto, nadie, ni siquiera el autor de semejante máxima –es decir, Bergoglio-, salieron a explicarle al asiático que una cosa son las peras y otras muy distintas las ardillas.
    Como dice Magister, los homosexuales que quieren una doctrina católica que acepte sus particulares pulsiones sexuales, salieron por una puerta pero están por entrar por otra. Y adivinen ustedes quién se las va a abrir…

    The Wanderer

  9. #9
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Un cuento de ovejas

    José Juan Escandell


    Érase una vez una oveja. Una oveja normal y corriente, que salía del redil con todas las demás y que volvía siempre para dormir tranquila y protegida. Era una entre noventa y nueve. Porque, desde luego, había una oveja especial, una que iba siempre a su aire, que nunca hacía lo que las demás, es decir, que nunca hacía lo que el pastor quería. Era como cualquier otra oveja, pero se la conocía como «la oveja negra». El pastor se pasaba casi todo el tiempo vigilándola y buscándola cuando se iba del rebaño.

    La otra oveja, la normal y corriente, a veces se ponía terca o se despistaba. A diferencia de lo que le pasaba a la «oveja negra», a ella el pastor le daba una pedrada y asunto resuelto. A otras ovejas les pasaba lo mismo. Con la pedrada, volvían al rebaño mansamente.

    No es que fueran muy espabiladas, pero con tanto repetirse lo de la pedrada, y viendo cómo trataba el pastor a «la oveja negra» comenzaron a tener la impresión de que a ellas el pastor no las quería demasiado. Quizás fueran celos. De hecho, el pastor vendía siempre otras ovejas, pero nunca a «la oveja negra».

    A la oveja normal y corriente le entró complejo de hermano mayor del hijo pródigo. Por un lado, veía con claridad la preferencia del pastor hacia «la oveja negra». Por otro, comprendía perfectamente que ella era una simple oveja y que, de vez en cuando, echaba una canita al aire. Esto último era lo que más le preocupaba, porque ella, en el fondo, siempre quería ser una oveja como Dios manda. Y no se atrevía a ir más lejos en sus reflexiones. Las pedradas le causaban, por eso, dolor y perplejidad.

    Es el caso que el Papa Francisco ha abierto la caja de Pandora en el Sínodo sobre la familia. Tanto la preparación como el desarrollo de este Sínodo constituyen un permanente mimo hacia «la oveja negra» y una constante pedrada hacia la oveja normal y corriente. Parecen romperse los diques y desvanecerse las fronteras de la buena doctrina. En España, por nuestra parte, con las convulsiones políticas recientes, en especial la renuncia del PP al cambio de la legislación sobre el aborto, se ha caído por fin la máscara que cubría la infidelidad de obispos, sacerdotes y laicos provida.

    Parece que todo se está poniendo patas arriba, que el pastor está decidido a demoler el redil, para que «la oveja negra» no se sienta discriminada ni distinta de las demás. Mientras tanto, las ovejas normales y corrientes vivimos entre el dolor y la perplejidad.

    DESDE MI CAMPANARIO
    Tropo dio el Víctor.

  10. #10
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    LOS MODERNISTAS REDOBLAN LA APUESTA

    Se equivocan de medio a medio quienes piensan que las sesiones preparatorias del Sínodo terminaron: los modernistas siguen más desafiantes que nunca y no se conformarán con lo que consiguieron hasta ahora, que no es poco.
    Véase lo que dijo el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster:
    El impulso del Papa Francisco para hacer que la Iglesia sea más acogedora con los gays no debe ser interrumpido por la violenta reacción de los obispos conservadores. Es preciso ir más lejos.”
    Estoy decepcionado porque no se usó un lenguaje más fuerte acerca de la necesidad de respetar, recibir y valorar a quienes mantienen relaciones homosexuales
    “Este retroceso no es de ninguna manera algo definitivo y espero que el Sínodo del año próximo reinstale la actitud más acogedora hacia los gays”.
    “El Papa Francisco rompió las normas como parte de un proceso de diálogo y discernimiento para el futuro de la Iglesia”
    http://www.telegraph.co.uk/news/worl...nt-Nichols.htm
    Tiene razón Nichols: Francisco rompió las normas y está rompiendo a la Iglesia.
    Notas catapúlticas
    1) Nichols es un abierto defensor del putimonio. Esto decía en Noviembre de 2011: “We would want to emphasise that civil partnerships actually provide a structure in which people of the same sex who want a lifelong relationship [and] a lifelong partnership can find their place and protection and legal provision… As a Church we are very committed to the notion of equality so that people are treated the same across all the activities of life. The Church holds great store by the value of commitment in relationships and undertakings that people give…
    Archbishop Nichols says he is in favour of gay civil unions: but that legally includes the right to adopt. So why did we lose our adoption agencies? | CatholicHerald.co.uk
    2) Y en su plan de acogida a los homosexuales decidió retirar a los guardias antigays que custodiaban los templos de Londres para impedir los escándalos.
    http://thatthebonesyouhavecrushedmay...=1413809707099
    3) Sobre Nichols ver Post del 17 de enero de 2014: “UN PAR DE EMINENTÍSMOS DESCARRIADOS” PEQUEÑO APUNTE DEL DÍA « CATAPULTA


    PEQUEÑO APUNTE DEL DÍA « CATAPULTA

  11. #11
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Quizá sea salirse mucho del tema, y que me perdone el moderador por la posible digresión, pero esos "guardias" mazas que aparecen en las fotos del artículo anterior con aspecto chuletilla no me parece que sean la mejor opción como Cuerpo de Seguridad para los templos. Tampoco me gusta en absoluto que de eso se ocupen vigilantes de seguridad privada.

    Supongo que lo que voy a decir levantaría ampollas y polémicas para todos los gustos, pero: ¿No sería bueno que las Órdenes Militares de la Iglesia (Santo Sepulcro y Malta), se ocuparan de la vigilancia y protección de templos y museos catedralicios?. Lo digo, porque me asaltó la idea con el robo del Código Calixtino y la oleada de latrocinios que se dan actualmente en España (y el mundo) por el enorme mercado negro de obras de arte sacro.

    De ese modo recuperarían parte de las importantes funciones de custodia y seguridad que tenían esas instituciones en el pasado, y que hoy se han reducido sólo a la dimensión hospitalaria (o caritativa).
    Última edición por DOBLE AGUILA; 23/10/2014 a las 23:42

  12. #12
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    UN LÍO SINODAL

    JUAN MANUEL DE PRADA





    A los católicos se nos pidió que hiciéramos lío, pero de momento sólo han conseguido que nos liemos; y un cachondo podría añadir incluso (y no le faltaría razón) que nos han hecho la picha un lío. En la relación del sínodo sobre la familia y otras finas hierbas se leen perogrulladas y sofismas de este jaez: «Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana». Para descubrir la naturaleza a la vez perogrullesca y sofística de la afirmación, basta sustituir «homosexuales» por «gordas», «negras», «rubias», «dedicadas al cultivo del champiñón» o «con úlcera gástrica»; cualquier epíteto o sintagma, en fin, que complemente al sustantivo «personas» sirve, de donde se desprende que cualquier persona puede tener (¡para dar y tomar!) dones y cualidades muy provechosos para la comunidad cristiana; y muy especialmente para sus obispos, que antaño tenían visión de águila (como su etimología indica), pero que hogaño parecen cegatos como topos, o tal vez sea que estén lanzando patéticos guiños de puta vieja a la corrección política. A esto, en el lenguaje del Apocalipsis, se le llama fornicar con los reyes de la tierra; en lenguaje evangélico, dar al César lo que es de Dios; y, en román paladino, rendir pleitesía al mundo.
    Puesto que todas las personas, como criaturas de Dios, tienen dones y cualidades valiosos, ¿a qué se debe esa mención especial a los homosexuales? ¿Acaso se insinúa que, por el hecho de serlo, son personas más dotadas y cualificadas que el resto de los mortales? ¿Se pretende afirmar que, por ser homosexual, una persona se libra de ser envidiosa, soberbia, vulgar, aburrida, soplagaitas o tonta del culo? Una frase tan perogrullesca y sofística, tan meliflua y delicuescente, sólo revela un afán majadero, como de gozquecillo que menea el rabo, por halagar servilmente la mentalidad de la época, por ofrendar incienso al César; y, además, elude de forma blandulosa y pusilánime la llamada a la conversión de Cristo, que sin duda descubrió cualidades y dones valiosísimos en la mujer adúltera, a la que sin embargo dijo: «No peques más».
    Pero, ¡vaya si hay homosexuales llenos de dones y cualidades! Por la pluma de algunos habla el Espíritu Santo; y convendría que los obispos, en lugar de leer mamarrachadas kasperosas, se dedicaran a leer a estos homosexuales egregios, para liberarse de la degradante esclavitud de la corrección política. Pier Paolo Pasolini, por ejemplo, en sus Escritos corsarios, se revuelve contra los cínicos y los moderaditos que han pretendido adulterar el sentido radical de la célebre frase evangélica «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»: «Porque lo que Cristo quería decir no podía ser, de ningún modo, “complácelos a ambos, no te busques problemas, concilia los aspectos prácticos de la vida social con tu vida religiosa, procura nadar y guardar la ropa estando a bien con los dos, etcétera”». También podrían leer estos obispos del sínodo aquel pasaje sublime del De profundis en que un Oscar Wilde arrepentido de sus pecados pretéritos afirma: «Claro está que el pecador ha de arrepentirse. Pero, ¿por qué? Sencillamente porque de otro modo no podría comprender lo que ha hecho. El momento del arrepentimiento es el momento de la iniciación. Todavía más: es el medio por el que uno altera su pasado. Los griegos lo tuvieron por imposible. A menudo dicen en sus aforismos: “Ni los dioses pueden alterar el pasado”. Cristo demostró que el pecador más vulgar podía hacerlo. Que era justo lo que podía hacer».
    Pasolini y Wilde: dos homosexuales llenos del don divino de decir verdades como puños. Algunos liantes con solideo deberían aprender de ellos.






    Histrico Opinin - ABC.es - sbado 25 de octubre de 2014

  13. #13
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Synodi relatio factorum


    Se trató de un sínodo raro. “Un pequeño Vaticano II”, lo llamaron algunos y, probablemente, con su segunda parte que se espera para el año próximo, constituirá un punto axial para la Iglesia. Aquí propongo un breve y esquemático relato de los hechos, para que quede documentado (y en esto sigo a Sandro Magister):
    ¿Qué tuvo de raro este sínodo si lo comparamos con los anteriores? Que se introdujeron escandalosamente temas que no estaban previstos o que estaba previsto que se introdujeran de otro modo. Tanto la apertura a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil – y, por lo tanto, la admisión por parte de la Iglesia de las segundas nupcias – como el impresionante cambio de paradigma en el tema de la homosexualidad introducido en la Relatio post disceptationem, no habrían sido posibles sin una serie de pasos hábilmente calculados por quien tenía, y tiene, el control de los procedimientos. Para entenderlo, basta recorrer las etapas que han llevado a este resultado, aunque el final provisional del sínodo - como se verá - no ha cumplido las expectativas de sus directores:
    1) El primer acto tiene por protagonista al Papa Francisco en persona. El 28 de julio de 2013, en la rueda de prensa en el avión que lo llevaba de vuelta a Roma después de su viaje a Brasil, él lanza dos señales que tuvieron un impacto fortísimo y duradero en la opinión pública, y que han provocado un daño difícilmente calculable (y por el que Pontífice deberá dar cuenta al Juez Supremo cuando lleguen los “días de ira”): a) El primero, sobre el trato a los homosexuales: “Si una persona es homosexual y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”. El segundo, sobre la admisión de las segundas nupcias: “Un paréntesis: los ortodoxos siguen la teología de la economía, como la llaman, y dan una segunda posibilidad [de matrimonio], lo permiten. Creo que este problema - cierro el paréntesis - se debe estudiar en el marco de la pastoral matrimonial”.
    2) Sigue en octubre de 2013 la convocatoria de un sínodo sobre la familia, primero de una serie de dos sínodos sobre el mismo tema en el arco de un año, con decisiones pospuestas al final del segundo de ellos. Como secretario general de esta especie de sínodo permanente y prolongado el Papa nombra a un nuevo cardenal con ninguna experiencia al respecto, pero muy cercano a él: Lorenzo Baldisseri, al lado del cual, como secretario especial, nombra al obispo y teólogo Bruno Forte, anteriormente exponente de relieve de la línea teológica y pastoral que había tenido su faro en el cardenal jesuita Carlo Maria Martini y a sus mayores adversarios en Juan Pablo II primero y en Benedicto XVI después: una línea declaradamente abierta a un cambio en la enseñanza de la Iglesia en campo sexual.
    3) A la convocatoria del sínodo se asocia el lanzamiento de un cuestionario a nivel mundial con preguntas específicas sobre las cuestiones más controvertidas, incluidas la comunión a los que se han vuelto a casar y las uniones homosexuales. Gracias a este cuestionario - al que seguirá la publicación intencionada de las respuestas por parte de algunos episcopados de lengua alemana - se genera en la opinión pública la idea de que se trata de cuestiones que ya hay que considerar “abiertas”, no sólo en la teoría, sino también en la práctica.
    4) Da prueba de esta huida hacia adelante, por ejemplo, la archidiócesis de Friburgo, en Alemania, dirigida por el presidente de la conferencia episcopal alemana, Robert Zollitsch el cual, en un documento de su oficina pastoral, anima al acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar sobre la simple base de una “decisión de conciencia”. Desde Roma, el prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, el cardenal Gerhard L. Müller, reacciona publicando el 23 de octubre de 2013 en L'Osservatore Romano una nota suya, que ya había sido publicada en Alemania, con la que vuelve a confirmar y explica la prohibición de la comunión. Sin embargo, su recordatorio no hace que la archidiócesis de Friburgo retire ese documento; al contrario, tanto el cardenal alemán Reinhard Marx como, con palabras más groseras, el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga critican a Müller por su “pretensión” de troncar la discusión en materia. Tanto Marx como Maradiaga forman parte del consejo de ocho cardenales llamados por el Papa Francisco para asistirlo en el gobierno de la Iglesia Universal. El Papa no interviene en apoyo de Müller.

    5) El 20 y el 21 de febrero de 2014, los cardenales se reúnen en Roma en consistorio. El Papa Francisco les pide debatir sobre la familia y delega la relación de introducción al cardenal Walter Kasper, combativo defensor en los primeros años ´90 de superar la prohibición de la comunión a los casados en segundas nupcias pero derrotado, en esa época, por Juan Pablo II y Joseph Ratzinger. En el consistorio, a puertas cerradas, Kasper vuelve a relanzar las tesis de entonces. Numerosos cardenales se oponen, pero Francisco lo gratifica con grandes elogios. A continuación, Kasper dirá que había "concordado" con el Papa sus propuestas. Además, Kasper recibe del Papa el privilegio de romper la reserva sobre cuanto dicho por él en el consistorio, a diferencia de los otros cardenales. Cuando el 1 de marzo su relación sale publicada por sorpresa en el diario italiano Il Foglio, la misma relación está de facto ya en proceso de impresión en la editorial Queriniana. El eco de la publicación es inmenso.
    6) A inicios de la primavera, para equilibrar el impacto de las propuestas de Kasper, la Congregación para la Doctrina de la Fe programa la publicación en L'Osservatore Romano de una intervención de signo opuesto de un cardenal de primer plano. Pero contra la publicación de este texto es prohibida por el Papa.
    7) Sin embargo, las tesis de Kasper son objeto de unas críticas severas y razonadas por parte de un buen número de cardenales, que intervienen en distintas ocasiones en los órganos de prensa. En la vigilia del sínodo, cinco de estos cardenales vuelven a publicar en un libro sus intervenciones anteriores, complementadas con ensayos de otros estudiosos y de un alto dirigente de la curia, jesuita, arzobispo, experto en la praxis matrimonial de las Iglesias orientales. Kasper, con un amplio consenso de los medios de comunicación, deplora la publicación del libro como afrenta cuyo fin es atacar al Papa.
    8) El 5 de octubre inicia el sínodo. Contrariamente a lo que se hacía en el pasado, las intervenciones en el aula no se dan a conocer al público. El cardenal Müller protesta contra esta censura. Pero en vano. “Una prueba más”, dice, de que “no formo parte de la dirección”. La central operativa del sínodo la forman los secretarios general y especial, Baldisseri y Forte, flanqueados por los que se ocuparán de la redacción del mensaje y la Relatio finales, elegidos por el Papa y todos ellos pertenecientes al “partido” del cambio, con a la cabeza su “negro” de confianza Víctor Manuel Fernández, arzobispo y rector de la Universidad Católica de Buenos Aires.
    9) Que esta es la verdadera cabina de dirección del sínodo es algo que se hace patente de manera clamorosa el lunes 13 de octubre, cuando ante más de doscientos periodistas de todo el mundo, el cardenal delegado que figura como el autor formal de la Relatio post disceptationem, el húngaro Péter Erdõ, preguntado sobre los párrafos concernientes a la homosexualidad, se niega a responder y cede la palabra a Forte diciendo: “Quien ha redactado este pasaje debe saber qué decir”. A la petición de aclarar si los párrafos sobre la homosexualidad pueden ser interpretados como un cambio radical en la enseñanza de la Iglesia en materia, de nuevo el cardenal Erdõ responde: “¡Ciertamente!"”, marcando también aquí su desacuerdo. Efectivamente, estos párrafos reflejan no una orientación expresada en el aula por un número consistente de padres – como uno espera leer en una Relatio – sino las cosas dichas por no más de tres de ellos, sobre casi doscientos, en especial por el jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica, nombrado miembro del sínodo personalmente por el Papa Francisco.
    10) El martes 14 de octubre, en rueda de prensa, el cardenal sudafricano Wilfrid Napier denuncia con palabras cortantes el efecto de la prevaricación llevada a cabo por Forte incluyendo en la Relatio esos explosivos párrafos. Esos, dice, han puesto a la Iglesia en una posición “irredeemable”, irreversible. Porque “el mensaje ya ha salido: esto es lo que dice el sínodo, esto es lo que dice la Iglesia. A este punto no hay corrección posible, todo lo que podemos hacer es intentar limitar los daños”. En realidad, en los diez círculos lingüísticos en los que los padres sinodales prosiguen la discusión, la Relatio sale al encuentro de una masacre. Empezando por su lenguaje touffu, filandreux, excessivement verbeux et donc ennuyeux ("denso, enrevesado, excesivamente verboso y, por lo tanto, aburrido"), como denuncia el despiadado relator oficial del grupo Gallicus B de lengua francesa, a pesar de que incluye dos ases de dicho idioma – y de sus contenidos igualmente vagos y equívocos – como los cardenales Christoph Schönborn y Godfried Danneels.
    11) El jueves 16 se retoman las sesiones en el aula y el secretario general Baldisseri, que tenía a su lado al Papa, da el aviso de que las relaciones de los diez grupos no se harán públicas. Explota la protesta. El cardenal australiano George Pell, con físico y temperamento de jugador de rugby, es el más intransigente a la hora de exigir la publicación de los textos. Baldisseri cede. El mismo día, el Papa Francisco se ve obligado a integrar el pool encargado de escribir la relación final, e incluye al arzobispo de Melbourne Denis J. Hart y, sobre todo, al combativo cardenal sudafricano Napier. El cual, sin embargo, había acertado. Porque cualquiera que sea la desembocadura de este sínodo programáticamente privado de una conclusión, el efecto deseado por sus directores ha sido, en buena medida, alcanzado. De hecho, tanto sobre la homosexualidad como sobre el divorcio y las segundas nupcias, el nuevo verbo reformador incluido a pesar de todo en el circuito mundial de los medios de comunicación vale más que el favor que las propuestas de Kasper o de Spadaro han efectivamente recogido entre los padres sinodales.
    12) Las votaciones del documento final no alcanzan la mayoría requerida para los párrafos más controvertidos. Y, en general, el documento suma muchísimos votos en contra. Esta situación, que en la votación parlamentaria de cualquier país, podría parecer intrascendente, para la Iglesia tiene un significado profundo. Como lo ha explicado el Prof. De Mattei, implica, al menos a nivel de votos, una profunda derrota del Papa y, en el fondo, un “cisma silencioso”.


    El partido podrá durar mucho. Pero el Papa Francisco es paciente. En la Evangelii gaudium ha escrito que “el tiempo vence al espacio.

    The Wanderer
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  14. #14
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Entrevista al Superior de la FSSPX sobre el Sínodo y la beatificación de Pablo VI.

    Habíamos publicado una nota de Vatican Insider basada en una entrevista al Superior General de la FSSPX. Pues bien, RORATE CÆLI, 12-Nov-2014, hace una traducción de dicha entrevista que, a continuación, reproducimos:





    Entrevista sobre el Sínodo y beatificación Pablo VI


    También para los registros de los acontecimientos en curso, una traducción del Superior de la Fraternidad San Pío X, Bp. Bernard Fellay, concedió a la página web del Distrito francés y publicada ayer:


    La Porte Latine – Hola, Su Excelencia. Gracias por responder a las preguntas de La Porte Latine para los fieles de Francia, que no pudieron asistir a esta magnífica peregrinación ¿Cómo resumir esta peregrinación?


    Monseñor Fellay – De hecho, “magnífica” es la palabra correcta. Una muy, muy, muy hermosa peregrinación, con una convergencia perfecta: la ayuda de la organización central de la peregrinación, que puso todo lo que necesitábamos a nuestra disposición, el Buen Dios, que se aseguró de que tuviéramos un hermoso clima, hermosos días finales de otoño, realizado las ceremonias con serenidad como debía ser… Creo que esa es la palabra que yo usaría: serenidad. Todo era muy tranquilo y hermoso. Creo que las almas fueron capaces de elevarse hasta Dios, unirse a Dios, gracias a la Santísima Virgen, y pedirle por todas las gracias que necesitan, y que necesitamos. Verdaderamente una hermosa peregrinación de acción de gracias.


    LPL – Hemos tenido varias consagraciones durante esta peregrinación. ¿Se puede hablar de ellos, ya que también incluyen a todos los fieles de la Sociedad?


    Monseñor Fellay – De hecho, eran las renovaciones. No creo que hubiera consagraciones directas, excepto tal vez hoy, en lo que era realmente más de una petición a San Pío X. Pero, por supuesto, él es nuestro patrón, y todo lo que ya está en sus manos. La renovación de la consagración de la Sociedad y del Distrito de Francia al Inmaculado Corazón de María, es el mismo que el de Fátima. Desde Lourdes, en todo lugar de las apariciones de la Virgen, los mensajes son en realidad los mismos: insisten en una devoción muy profunda y muy íntima a la Santísima Virgen, al Inmaculado Corazón. Aquí, es el Inmaculado Corazón; en Fátima, es el Corazón Doloroso e Inmaculado; pero es la misma Virgen. Así que es una consagración importante para nosotros, ya que es claramente la manera con que nos muestra los medios para encontrar protección y ayuda en los momentos difíciles que estamos viviendo a través de los cielos; el Inmaculado Corazón es verdaderamente el medio señalado por Dios, por el Cielo. Hubo también una consagración al Sagrado Corazón, y para Cristo Rey. Es muy querido para nosotros, y muy importante.
    Esto me recuerda a algo muy esclarecedor que el Arzobispo Lefebvre dijo sobre el combate y los problemas actuales en la Iglesia; él hizo una conexión con Cristo Rey, diciendo: “Es porque los prelados, nuestros prelados, los jefes de la Iglesia, ya no tienen ningún cuidado o preocupación por el reino y reinado de Nuestro Señor Jesucristo cuando las cosas van mal”, y él incluso, fue tan lejos como para decir que no podemos seguirlos. Y es cierto que se trata de un lenguaje que ya no es entendido hoy en absoluto. Creo que es una de las mayores desgracias; es una manera de hacer de la realeza de Nuestro Señor Jesucristo una especie de teoría de que ya no deseamos poner en práctica – posiblemente para los individuos, pero para las sociedades, reconociendo que las sociedades, países, naciones, pertenecen a Nuestra Señor- simplemente se considera hoy en día como una idea de Marte, incluso en la Iglesia. Se trata de una profunda tragedia porque el mismo Señor de las Naciones es nuestro Salvador; Él está a la cabeza de todas las naciones y de la Iglesia, y Él es al mismo tiempo el Salvador, el único que nos puede salvar. Para quitar una parte – la parte que incluye la vida humana, es decir, el mundo; pues tenemos un alma y un cuerpo – esto es muy grave, de hecho, es lo que los enemigos de la Iglesia querían: quitarle el cetro de Nuestro Señor. Este combate ha sido abandonado, y siguiendo los pasos del arzobispo, que siempre ha visto esto como algo muy, muy serio, estamos convencidos de que tenemos razón. Así que la renovación de esta consagración, solicitada por Pío XI, es muy importante; se trata de una protesta enviada al Cielo, diciendo: ¡Muchos Te han dado la espalda, pero no a nosotros! Deseamos estar contigo.



    LPL – Los medios de comunicación hablan mucho sobre el Sínodo de la Iglesia Católica. ¿Qué debemos pensar en ello? ¿Qué debemos esperar?


    Monseñor Fellay – No hay nada que esperar. No hay necesidad de esperar. La dirección se ha dado, y está claro. Simplemente hay que decirlo: es claro. Es obvio que quieren trivializar la situación de los que viven en adulterio, cuando verdaderamente es un estado de pecado. Desean trivializar, y eso es muy, muy grave. Cuando jugamos con la moral, estamos jugando con los mandamientos de Dios. Haberse atrevido, durante dos semanas, a dejar hacer hasta preguntas de opinión, ¡Cuando no dejan lugar para la opinión! Es la palabra de Dios. Todo lo que tenemos que decir es “Amén.” Debemos, por supuesto, pensar en cómo ayudar a estas personas; siempre hay que pensar en eso. Pero ciertamente no les ayudamos, diciéndoles que hay una puerta abierta cuando no la hay. ¡La puerta que se está abriendo es una puerta al infierno! Estos prelados que han recibido el poder de las llaves, es decir, de la apertura de las puertas del cielo, las están cerrando, y abriendo las puertas del infierno. ¡Es increíble! ¡Es una locura! ¡Absolutamente loco! Y como ya he dicho, la dirección ha sido diseñada. Es cierto que este sínodo no se suponía que debía tomar una decisión; se supone que es un primer paso, pero se han dado los primeros pasos, la dirección ha sido diseñada, y no es difícil de adivinar lo que hará el siguiente sínodo. A menos que haya una reacción mucho más fuerte que la que vemos hoy, y por desgracia, dudo que la habrá ¡Por desgracia, no habrá!


    LPL – ¿Qué debemos pensar de la beatificación de Pablo VI?


    Monseñor Fellay – Simplemente no es serio. La conclusión es que ¡Cualquier persona puede ser un santo, sobre todo si son pro-Vaticano II! Algo que ver con el Vaticano II es ahora santo, beatificado, canonizado. Una vez más, es una forma de banalizar la santidad. Ya no es grave, ¡Simplemente no es serio! Me duele, nos duele profundamente. La religión está siendo ridiculizada. Un santo debe brillar por sus virtudes, sus virtudes heroicas; él debe ser un ejemplo a seguir. Y es triste decirlo, pero lo que están haciendo aquí no es serio.


    LPL –Vamos a terminar con lo que la prensa publicó de su sermón de ayer: “¡No temas!” Para los fieles que no estaban en esta Misa, ¿puedes decirles lo que deben saber de ella (la homilía)?


    Monseñor Fellay – Lo que dije debe ser entendida de la manera correcta. No dije, simplemente, “¡no temas!”, así como así. Dije que humanamente hablando, hay razones muy graves en todos los lados para tener miedo, sino que debemos responder a este temor humano con un punto de vista sobrenatural, al escuchar a Nuestro Señor, que sabía que los apóstoles tenían miedo: el miedo no es nada nuevo.
    Este miedo ha existido desde los Apóstoles. Es una de las armas más poderosas de los enemigos de la Iglesia, sobre todo al diablo, para paralizar la acción apostólica de la Iglesia. Él trata de asustar, de aterrorizar. Debemos vencer este miedo, pero no a través de medios humanos. Los hombres son tentados ya sea a dejarse asustar por la realidad, o para tratar de arreglar los problemas por sí mismos. Para ambos, la verdadera respuesta es la dada por Nuestro Señor cuando dijo: “No temas,” porque tenemos que buscar ayuda en Él. “Nostrum in nomine Domini adjutorium”, nuestra ayuda está en el Nombre del Señor. Tenemos que mirar a Dios. Y en una crisis tan terrible como ésta, es lo único que nos queda. En lo que a hombres se refiere, es más, es inútil. La situación de la Iglesia es una catástrofe sin nombre. Así que realmente hay razón para tener miedo. Pero nosotros no tenemos el derecho de dejarnos paralizados, tenemos que seguir adelante, tenemos que reconquistar, y que sólo se puede hacer en el Nombre del Señor. En cuanto a Dios y buscar la ayuda prometida por Dios.
    Cuando Dios ordenó a los apóstoles a salir a todo el mundo, Él dejó dicho a ellos “no tengan miedo”, pero también dijo, “Siempre estaré con vosotros”. Ese es el mensaje verdadero, del “no temas”.


    La Porte Latine - Jean-Paul et Jacques bufé, 27 de octubre 2014 - en francés; Alimentación Traducción Inglés.] [Traductor: Rigoberto Ortiz] Artículo original



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