Acá, aunque hay algo más que matizable, se da un dato interesante:
CORONEL BOBES
LA EPOPEYA DE UN INFANTE DE MARINA
Por José A. Fernández-Acero.
omo casi todos aquéllos que van contra corriente de la propaganda, arte fino y exquisito donde los haya, nuestro coronel José Tomás Bobes, Comandante General que fue de la División de Barlovento (1) allá por el año 1814, cayó en el olvido histórico, olvido injusto en la mayoría de los casos, como no había de serlo en éste.
o es mi intención rescatar de aquel olvido ideas que puedan cobrar actualidad dada la época de conmemoraciones que corre, sino recordar momentos gloriosos por medio de los cuales podamos obtener medida de la dimensión del ser humano, medida que desborda cualquier patrón cuando alguien es sometido a situaciones extremas de acuerdo con sus conceptos y dignidad y que da lugar a hechos de lo más alto y de lo más bajo en la escala de valores del comportamiento humano. No queremos juzgar, solamente exponer unos actos que sobrepasan los límites de lo "normal" y que, en mi opinión, deben ser rememorados para que, cualquier interesado en estos temas históricos, pueda obtener el contrapunto de aquel otro sector de acontecimientos que históricamente, se deslizó a favor de la corriente de la propaganda, ocultando en muchos casos alguna parte de lo sucedido y, por ende, desvirtuando los hechos.
ace en Oviedo y es bautizado en la parroquia de San Isidoro el Real, donde es inscrito y su partida de nacimiento figura en el folio 26 del año 1872; dice literalmente: ""En esta parroquia a 18 de septiembre de 1872 se bautizó un niño, nacido dicho día, con el nombre de José Tomás Millán, hijo legítimo de Manuel de Bobes, natural de Oviedo, y de Manuela de la Iglesia; firma Dn. José Agustín de Lago"".
uérfano de padre a los cinco años y dependiendo de su humilde madre, la cual dotada de excelentes cualidades y laboriosidad, obtiene fuerzas de la adversidad para sacar a su hijo adelante.
Dn. José Ambrosio Llamozas, Tesorero de la Santa Iglesia Metropolitana, Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica, como Vicario y Capellán del Ejército de Su Majestad de Barlovento, certifica en forma debida que Dn. José Tomás Bobes, coronel de los Reales Ejércitos y Comandante General de la División de Barlovento falleció en acción en las inmediaciones de Urica, Venezuela, a primeros de diciembre de 1814, cuyo cadáver condujo el citado capellán desde el campo de batalla y se le dio sepultura en presencia de Andrés Tomé, Juan Esteban Blázquez y José Sánchez Correa en el primer tramo de la iglesia parroquial de Urica. Firmado por el capellán, en Caracas a 4-12-1816.
ólo 32 años de corta pero intensa vida que comienza realmente cuando la abnegada madre se traslada a Gijón con toda la familia ante las mejores posibilidades de conseguir un empleo. Allí, en Gijón, se desarrolla su niñez con grandes estrecheces, pero sin problemas serios. Las correrías del niño Bobes por el puerto y la playa de San Lorenzo, de esta ciudad marinera, le marcan y templan el espíritu del joven que da un paso definitivo al finalizar sus estudios básicos e incorporarse a los de piloto náutico mercante, según nos informa Dn. Diego Cayón, profesor del Real Instituto Asturiano de Náutica en Gijón, al manifestar ""que conoció a Bobes durante sus estudios acabándolos con las mejores notas, a satisfacción de todos sus profesores por su aplicación y talento ..."".
or consejo de sus profesores, se desplaza a Ferrol para optar al examen de pilotos de la real Armada, donde, tras superar brillantemente las pruebas, el Arsenal le concede el empleo de Piloto de segunda clase con grado de Oficial, categoría intermedia entre los Oficiales propiamente dichos y la Marinería, embarcando en un bajel-correo de Su Majestad que hacía la carrera de Acapulco.
o conseguimos más noticias pensando lo peor, sobre todo después de los combates de cabo San Vicente y Trafalgar, pero gracias a un documento del arcipreste de la diócesis de Oviedo, Dn. Benito Martínez Sornomonte, en el que éste afirma haber sido capellán en los correos de S.M., en los que conoció a Bobes, añadiendo que se licenció en La Coruña del Servicio Real con el título de Piloto primero, tomando a continuación el mando de un mercante, el "Ligero", perteneciente a la casa armadora Pla y Portal, y dedicado al comercio con Tierra Firme, Puerto Rico, Cuba, Curaçao y Trinidad, en cuyo mercante llevó como segundo al tortosino Dn. Vicente Calderó, quien sucedió a Bobes en el mando del "Ligero" después de dos años de navegación, cuando éste desembarcó en La Guaira dejando la navegación y estableciéndose en la localidad de Calabozo, también en Venezuela, donde abrió un almacén y empezó a comerciar con los nativos del Llano, de quienes era bien conocido con el sobrenombre de Taita, que expresa la idea de jefe, señor o padre. Toda esta información la obtiene el mencionado arcipreste por medio de Dn. Vicente Calderó, ya que el "ligero" rinde viaje semestral en Gijón.
Hasta aquí nada hace pensar en el héroe, sólo en un arrojado e intrépido marino, pero aún sin el divino toque del heroísmo.
in embargo, los hilos de la historia y del destino se cruzan y entrecruzan formando un tejido inconcebible. Debemos volver a Dn. Vicente Calderó, de Tortosa como dijimos, quien después de ganar una pequeña fortuna en los viajes a América, se convierte en propietario de un falucho de cabotaje y casa en Tortosa con María Griñó, viuda y madre nada menos que de Dn. Ramón Cabrera, primer conde de Morella y tres veces laureado de San Fernando, el cual, en aquella época, era un exseminarista a quien el obispo aconsejó no ordenarse dado lo violento de su carácter.
o existían fricciones entre ambos, Calderó fue realmente un segundo padre para Cabrera, con quien salía todas las noches para frecuentar la tertulia del Capitán del puerto, viejo lobo de mar. Más que probablemente, Dn. Vicente Calderó pormenorizara a su hijastro todos los detalles aventureros del "León de los Llanos", ya finalizados a la sazón, sin que podamos conocer el grado de influencia que posiblemente tuvieran sobre el "Tigre del Maestrazgo", pero existe un evidente paralelismo en sus vidas.
a astucia y habilidad en la táctica, la afición al riesgo personal, la organización de sus respectivas tropas manteniendo siempre grupos de relevo, la altísima disciplina y, por qué no decirlo, aquella crueldad fraguada y tomada de la no menor de sus enemigos.
l arranque inesperado y furibundo de la hazaña militar igualmente; en Cabrera, el bárbaro fusilamiento de su anciana madre; en Bobes, el coraje causado por el hostigamiento físico y psíquico, la ruina y consiguiente pérdida de tantos años de trabajo y privaciones sin número. En ambos la guerra a muerte declarada por Espoz y Mina y Bolívar, respectivamente.
a causa y bandera de Bobes, como buen asturiano, fue la integridad de la Patria. A partir de aquí cesa el paralelismo, ya que Cabrera rectificó en el término de su vida, mientras Bobes vivió como español y murió defendiendo a España.
n plena revuelta independentista venezolana, una milicia mandada por un tal Escalona entra en el pueblo de Calabozo reclutando a Bobes por la fuerza y aherrojándolo. Ante el aspecto cambiante que tomaban los acontecimientos y, sobre todo, ante el horror de los actos que cometía la milicia de Escalona, durante un enfrentamiento con las tropas Realistas, Bobes es liberado, confiriéndosele en el acto el grado de capitán y el encargo de reclutar un escuadrón de leales al Rey. A partir de este momento es cuando surge el genio militar que nuestro protagonista llevaba oculto; en una semana un escuadrón de 800 lanceros vuelve sobre el enclave de Calabozo, que al igual que casi todo el resto del territorio bajo el mando del Realista Monteverde y casi sin lucha, se pronuncia por España.
obes es nombrado comandante de Calabozo; era el año 1813. Después de un tiempo cumpliendo esta misión y, según parece, a petición del vecindario de Calabozo (!) se consigue que el entonces capitán General, Cagigal, le destine al ejército de Barlovento a las órdenes del mismo Capitán General. Nada se conoce de la estancia de Bobes en este destino, salvo que duró tres meses en el mismo y que, por una serie de problemas y tras varios desastres militares, el ejército de Cagigal se deshace, teniendo que encerrarse sus restos en Puerto Cabello, donde quedan sitiados. Bobes, mediante una magistral marcha, logra burlar el cerco y despista a sus perseguidores, desapareciendo en los Llanos; Venezuela se somete a Bolívar victorioso.
n los Llanos, en el lugar de Guarico, Bobes se dedica a reconstruir el ejército de Barlovento, con el que, utilizando una técnica logística y táctica no aprendida, innata, ha de batir en toda la línea al Libertador Bolívar.
n el año 1814 le toca conocer la gloria a Bobes; los jefes del ejército Real no le entorpecen en la tarea autoimpuesta: Cagigal, con una pequeña parte del ejército continúa sitiado en Puerto Cabello; Ceballos sostiene como puede el enclave de Coro; Antoñanza muerto en acción; Salomón defiende con los restos de su ejército, a base de continuas cargas a la bayoneta, las fortificaciones de Puerto Cabello; Barreiros muere fusilado por el ejército del Libertador.
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