Re: Hernán Cortés; Conquistador de la Nueva España
Aunque yo respete profundamente la figura de Cortés, no puedo coincidir con usted en algunas cuestiones: Cortés NO fundó México, lo que estableció fue el Virreinato de Nueva España. Y, por supuesto, la devoción a la Virgen de Guadalupe fue llevada por los españoles, pero no sólo a Nueva España, sino a otros muchos lugares, pues era la Patrona de España, además de ser una advocación extremeña, la tierra de Cortés.
En cuanto a la mortandad de indígenas que menciona usted, es un disparate de principio a fin. Para hacer esas afirmaciones hay que aportar documentación acreditativa. A la vista y lectura de los post que usted publica, me ratifico en que usted tiene un severo problema, usted no acepta la realidad histórica, étnica y política de México.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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